Judá describe algunos hallazgos arqueológicos, una ciudad con murallas de hierro y puertas de bronce. Tiene un encuentro con una aventurera.
1 Y dieciocho años mi padre estuvo en paz con su hermano Esaú, y sus hijos con nosotros, después que vinimos de Mesopotamia, de Labán.
2 Y cuando se cumplieron dieciocho años, en el año cuarenta de mi vida, Esaú, el hermano de mi padre, vino sobre nosotros con un pueblo poderoso y fuerte.
3 Y Jacob hirió a Esaú con una flecha, y fue llevado herido al monte de Seir, y yendo, murió en Anoniram.
4 Y perseguimos a los hijos de Esaú.
5 Tenían una ciudad con muros de hierro y puertas de bronce; y no pudimos entrar en ella, y acampamos alrededor, y la sitiamos.
6 Y como no nos abrieron después de veinte días, levanté una escalera a la vista de todos y con mi escudo sobre mi cabeza subí, soportando el asalto de piedras de más de tres talentos de peso; y maté a cuatro de sus valientes.
7 Rubén y Gad mataron a otros seis.
8 Entonces nos pidieron condiciones de paz; y habiendo consultado con nuestro padre, los recibimos como tributarios.
9 Y nos dieron quinientos cors de trigo, quinientos batos de aceite y quinientas medidas de vino, hasta que llegó el hambre y bajamos a Egipto.
10 Y después de estas cosas, mi hijo Er tomó por mujer a Tamar, de Mesopotamia, hija de Aram.
11 Er era malvado y tenía necesidad de Tamar, porque ella no era de la tierra de Canaán.
12 Y la tercera noche, un ángel del Señor lo hirió.
13 Y él no la había conocido según la malvada astucia de su madre, porque no quería tener hijos de ella.
14 En los días de las bodas le di a Onán en matrimonio; y él también en maldad no la conoció, aunque estuvo con ella un año.
15 Y cuando lo amenacé, él entró a ella, pero derramó la semilla en el suelo, según la orden de su madre, y él también murió a causa de la maldad.
16 Y quise darle también a Sela, pero su madre no lo permitió; porque hizo mal contra Tamar, por no ser hija de Canaán, como también lo era ella misma.
17 Y sabía que la raza de los cananeos era mala, pero el impulso de la juventud cegó mi mente.
18 Y cuando la vi derramando vino, a causa de la embriaguez del vino, me engañé y la tomé sin que mi padre me lo hubiera aconsejado.
19 Y mientras yo estaba fuera, ella fue y tomó para Sela una esposa de Canaán.
20 Y cuando supe lo que había hecho, la maldije en la angustia de mi alma.
21 Y ella también murió por su maldad junto con sus hijos.
22 Después de estas cosas, siendo Tamar viuda, al cabo de dos años oyó que yo iba a esquilar mis ovejas, se atavió con ropas nupciales y se sentó en la ciudad de Enaim, junto a la puerta.
23 Porque era ley de los amorreos que la que iba a casarse debía permanecer siete días en la puerta fornicando.
24 Entonces, ebrio de vino, no la reconocí; y su hermosura me engañó por la moda de sus adornos.
25 Entonces me volví hacia ella y le dije: Déjame entrar a ti.
26 Y ella dijo: ¿Qué me darás? Y le di en prenda mi cayado, mi cinto y la diadema de mi reino.
27 Y entré a ella, y ella concibió.
28 Y sin saber lo que había hecho, quise matarla; pero ella en secreto envió mis promesas y me avergonzó.
29 Y cuando la llamé, oí también las palabras secretas que hablé mientras yacía con ella en mi borrachera; y no pude matarla, porque era del Señor.
30 Porque dije: No sea que lo haya hecho con astucia, habiendo recibido la promesa de otra mujer.
31 Pero no volví a acercarme a ella mientras vivía, porque había cometido esta abominación en todo Israel.
32 Además, los que estaban en la ciudad dijeron que no había ninguna ramera en la puerta, porque venía de otro lugar, y se quedó un rato sentada a la puerta.
33 Y pensé que nadie sabía que me había unido a ella.
34 Después de esto, a causa del hambre, llegamos a Egipto donde José.
35 Yo tenía cuarenta y seis años y setenta y tres años viví en Egipto.