Volver a la experiencia personal.
1 Fui librado de mis ataduras y hacia ti, Dios mío, huí:
2 Porque tú eres la diestra de mi salvación y mi ayuda.
3 Tú has frenado a los que se levantan contra mí,
4 Y no lo veré más, porque estuvo conmigo tu rostro, que me salvó por tu gracia.
5 Pero yo era despreciado y rechazado a los ojos de muchos, y a sus ojos yo era como plomo,
6 Y de ti me fue posible la fuerza y el auxilio.
7 Me pusiste una lámpara a mi derecha y a mi izquierda, y no habrá en mí nada que no brille.
8 Y fui revestido con la envoltura de tu Espíritu, y me quitaste mi vestido de piel;
9 Porque tu diestra me levantó y quitó de mí la enfermedad:
10 Y me hice poderoso en la verdad y santo en tu justicia; y todos mis adversarios tuvieron miedo de mí;
11 Y fui admirable por el nombre del Señor, y fui justificado por su mansedumbre, y su reposo es por los siglos de los siglos. Aleluya.