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Nota del traductor: El Apéndice VIII (Técnicas transformativas) de «Un estudio del universo maestro» de Bill Sadler (es un apéndice muy largo, con 30 páginas en total), trata de todas las técnicas que se utilizan en el universo actual para dar nacimiento a un nuevo ser. Sadler dice lo siguiente:
Hay más de una forma en que las cosas y los seres surgen de los potenciales para convertirse en reales —para volverse actuales— pero, en todos los casos, es un proceso transformativo. Para nosotros que vivimos en un mundo evolutivo, no debería resultar demasiado difícil imaginar la creación por decreto, en contraste con la lenta evolución. Hay otras diversas técnicas transformativas (además de la evolución y la creación) en virtud de las cuales las cosas y los seres son traídos a la existencia, y a través de las cuales se forjan los cambios y las modificaciones en las cosas y los seres ya existentes.
En este Apéndice tan largo, Sadler desarrolla los estudios siguientes:
Los Documentos sólo mencionan tres órdenes que procrean: los seres humanos (LU 49:0.1), los Hijos Materiales (LU 45:6.3) y la orden midsonita (LU 36:4.2). La capacidad de estas tres órdenes de criaturas para reproducir a los de su misma especie no debería confundirse con un acto de creación. La creación y la procreación tienen significados muy diferentes:
La creación es una técnica transformativa para traer nuevas cosas y nuevos seres a la existencia. La procreación es una técnica transmisiva para reproducir a los de la propia especie, para transmitir el plasma germinativo de una generación a la siguiente. Dicho de otra manera: la creación es un proceso productivo; la procreación es un proceso reproductivo. (Desde un punto de vista estrictamente genético, un pollo es el método que emplea un huevo para producir otro huevo).
Cuando un creador crea nuevos seres, su intención creativa determina —dentro de ciertos límites muy amplios (LU 21:2.3)— la naturaleza, el carácter y los atributos de esas nuevas criaturas. En contraposición, cuando dos procreadores engendran a los de su misma especie, su intención personal y su deseo parental no tienen absolutamente nada que ver con la naturaleza, el carácter y los atributos de la progenie resultante. La intención procreativa de los seres parentales determina simplemente el hecho de la procreación.
Los Creadores pueden crear una amplia variedad de seres; los procreadores están limitados a la reproducción de su propia especie. Los humanos sólo engendran humanos; los Adanes sólo engendran Adanitas.
La creación y la trinitización tienen como resultado el traer nuevas órdenes de seres a la existencia. La creación está limitada a los niveles subabsolutos; la trinitización no lo está.
El origen del Espíritu Infinito es el ejemplo original y perfecto de un acto de «trinitización limitada». El Espíritu Infinito es el igual en deidad del Padre y del Hijo (LU 22:7.6). Nunca podrá haber otro Espíritu Infinito; sólo uno es posible (LU 22:7.3). Cuando el Padre y el Hijo se unen posteriormente para engendrar un creador, logran dar nacimiento a un Hijo Creador; un Hijo así es realmente un creador, pero es subinfinito en el campo de la acción creativa.
La trinitización original. Se nos ha indicado, en relación con esto, que la «técnica de la trinitización» es el método a través del cual el Padre Universal se escapa de las limitaciones absolutas inherentes a la «Personalidad Absoluta» que se convierte en el Hijo Eterno (LU 6:7.1). El Padre se despoja de esa «…personalidad espiritual incalificada que es el Hijo…» mediante la técnica de la trinitización (LU 10:2.2). Esto no lo consideramos como un acto de trinitización iniciado y consumado por el pre-Padre en solitario. Es una operación que parece tener tres pasos conceptualmente secuenciales —pero simultáneos de hecho: duplicación, trinitización y formación de una trinidad. En primer lugar, el Padre duplica la personalización inicial de la deidad —él mismo y el Hijo Eterno. En segundo lugar, los dos trinitizan la personalización total de la deidad existencial —el Espíritu Infinito. Finalmente, consuman su unión como deidades en la Trinidad Paradisiaca. Aventuramos la opinión de que la deidad no está dividida en ningún momento de esta triple operación. La deidad permanece en todo «momento» indivisa en la simultaneidad de esta triple acción. En el mismo momento en que el Padre se separa del Hijo, él y el Hijo trinitizan al Espíritu; y también en el mismo momento las tres Deidades Paradisiacas se unen como Trinidad Paradisiaca (LU 0:3.22). Parece ser un acto triple y simultáneo. Cuando el pre-Padre se retira (como persona) de su estado difuso por la Totalidad de la Deidad, sustituye su presencia por la de la Trinidad Paradisiaca, la presencia de la Deidad indivisa-existencial; y en esta operación se encuentran contenidas la duplicación del Hijo y la trinitización del Espíritu.
«Eventuation» («conclusión») es un término que se utiliza para designar la manera en que se originan los seres trascendentales (absonitos) (LU 30:1.93-99, LU 30:1.93). El origen de estos seres es conocido, pero a los autores de los Documentos les prohibieron revelarlo (LU 31:9.2).
Definición de «eventuate» (concluir) y «event» (suceso, acontecimiento). Al analizar el origen de la orden de los Trascendentales, los autores de los Documentos escogieron utilizar la palabra inglesa «eventuate», «…con el fin de evitar utilizar un nuevo término —una denominación arbitraria y sin sentido…» (LU 31:8.3) Pero los autores conjuntos del Documento 31 debieron tener alguna razón especial para elegir esta palabra particular entre todas las palabras disponibles en la lengua inglesa. Eligieron esta palabra para evitar una «denominación sin sentido». Sin embargo, su elección debió ser «significativa». Si se supone que esta palabra era significativa, entonces deberíamos ver qué significado se le concede en el lenguaje inglés.
Eventuate, como verbo intransitivo, está definido en parte (en el Webster) de la manera siguiente: «Salir finalmente o en conclusión; llegar a pasar; ser la consecuencia de; resultar». Como verbo transitivo se define como: «Llevar a un resultado o conclusión».
Este verbo, «eventuate», se deriva obviamente del sustantivo-raíz «event» («suceso»).
Veamos pues los significados ligados al uso de este sustantivo en inglés:
Event (suceso) está definido en parte (en el Webster) de la manera siguiente: «El hecho de tener lugar u ocurrir… Aquello que pasa, sucede u ocurre… Aquello que acontece…»
Y ahora, ¿cómo se utiliza la palabra «eventuate» en los Documentos?
Designa el origen de unos seres que «no son ni creadores ni criaturas» (LU 30:1.92-93). También se les designa como «no creadores increados» (333-1).
Dios, como persona, crea; como superpersona, concluye (LU 30:1.99). Los seres concluidos son superpersonalidades absonitas (LU 31:7.4). Son llamados «…los hijos concluidos de la divinidad, la ultimacía y la eternidad». (LU 30:1.92).
También deducimos, por otros usos de la palabra «eventuate» en los Documentos, que se trata de una acción superfinita relacionada con el «origen» de ciertos seres absonitos (trascendentales). Dios debe concluir seres en el nivel trascendental de la realidad y en la eternidad; esto es algo muy diferente a la creación de criaturas en el nivel finito y en el tiempo.
Proponemos la teoría de que cuando Dios hace planes, se producen ciertas repercusiones que son inherentes a, e inseparables de, la formación de esos planes. Cuando Dios hace planes, todo lo que es eternamente necesario para el inicio, la realización y la culminación de esos planes hará su aparición de manera inherente e inevitable (en la eternidad); sucederá, llegará a pasar, saldrá finalmente, será la consecuencia de, tendrá lugar, ocurrirá —en resumen, «concluirá». Si no sucediera así, Dios no estaría haciendo unos verdaderos planes; estaría «soñando despierto».
Cuando Dios concibe el universo maestro, esta concepción debe separarse de la realidad total y, en consecuencia, emerge del nivel estático como un potencial estructurado, como un plan definido; y en la concepción de este plan está inherente la aparición, la conclusión, de los Arquitectos del Universo Maestro —esos seres que personifican los planes de Dios para la creación maestra. Si este razonamiento es válido, entonces los seres concluidos tienen un origen pre-creativo, porque están relacionados con, y su aparición es una consecuencia de, el acto de Dios consistente en separar y definir ciertos potenciales.
Esta forma de razonar es coherente con la afirmación de que los Trascendentales no son ni creadores ni criaturas (LU 30:1.92). Nunca fueron creados —son repercusiones conceptuales de los planes de Dios y, por consiguiente, no son criaturas. No son creadores porque no crean—son «iniciadores» (los que empiezan las cosas, los que inician las cosas) y, como «iniciadores», efectúan su trabajo mucho antes de que aparezcan los «creadores» en el escenario del espacio.
Creemos que Dios inicia el origen, directa o indirectamente, de todos los seres absonitos —los Trascendentales y su cuerpo gobernante, los Arquitectos del Universo Maestro. Pero Dios no «crea» estos seres; parece ser que «idea» su existencia como una parte natural y necesaria de la formación de unos planes serios y de la expresión de unos potenciales separados —unos potenciales que emergerán como actuales en el desarrollo del universo maestro.
El mecanismo de la conclusión.- Dependemos de la lógica especulativa en un esfuerzo por comprender el método de la conclusión. Cuando Dios hace planes, «piensa». Puede planear sucesos futuros en el tiempo y el espacio, pero debe «pensar» muy por encima de lo finito, del nivel espacio-temporal de existencia; probablemente «piense» por encima del nivel absonito, del nivel del espacio-tiempo trascendido. Creemos que «piensa» en la eternidad. En consecuencia, los planes de Dios deben repercutir (a través de la Trinidad Paradisiaca) en el Absoluto Modificado. El Absoluto Modificado debe reaccionar a esos planes arrojando fuera de los potenciales de la infinidad aquellos factores, fuerzas, entidades y seres que son indispensables para el inicio (la puesta en marcha y el comienzo) de los planes en cuestión. En otras palabras, los seres deben salir concluidos (directa o indirectamente) del Absoluto Modificado como consecuencia (directa o indirecta) de la concepción de unos planes por parte de Dios.
Para resumir nuestros hallazgos y conclusiones sobre la técnica transformativa designada como «conclusión», Dios «crea» tanto a los creadores como a las criaturas; Dios «idea» la existencia de los Trascendentales como parte de su «pensar» cuando hace planes para el universo maestro, y que estos seres concluidos aparezcan o no de esta manera, no importa demasiado. Creemos que este estudio sobre la posible manera de su aparición mejorará nuestro «sentido» de la palabra «eventuate», y hará que el origen insondable de los Trascendentales sea menos misterioso.
La evolución es una técnica transformativa que se podría definir como «creatividad en el tiempo». Está tan relacionada con el tiempo, está tan rota en secuencias por el tiempo, que toda criatura que esté implicada en este proceso de crecimiento puede percibir cómo los cambios tienen lugar, puede comprenderlos parcialmente, y puede participar personalmente en ellos. Tal como sucede con la trinitización y las fragmentaciones, la evolución también tiene sus «secretos» —son los secretos de Ascendington, y entre ellos se encuentra el secreto de la evolución del alma inmortal de un ascendente. (LU 13:1.22)
La evolución significa que el plan creativo se desarrolla gradual y progresivamente mediante la atención a las necesidades, y el fomento, del lento crecimiento de las capacidades de las criaturas interesadas (LU 32:0.2). Un ser creado empieza con un estatus original que no se ha ganado; le fue concedido por el acto de un Creador pre-existente (LU 3:5.16). En contraste con esto, un ser evolutivo se lo gana todo —«…incluso su estatus como candidato a la ascensión». Para dejar muy claro este punto, examinemos tres ejemplos de creación en contraste con evolución:
La singularidad de la evolución. Los seres evolutivos abarcan valores y significados que no se pueden crear. Los expertos legales, los Consejeros Técnicos, «no podrían ser creados» (LU 25:4.16). Los Perfeccionadores de la Sabiduría personifican la sabiduría existencial de la Trinidad Paradisiaca (LU 19:2.3), pero también necesitan el complemento de la sabiduría experiencial que les aportan los Hijos de la Consecución Trinitizados (LU 19:2.5). Y hay otros ejemplos más.
La mecánica de la evolución. Hablamos de evolución y de crecimiento evolutivo, pero ¿de qué estamos hablando? ¿Qué ocurre exactamente en este proceso evolutivo? En los mundos habitados, la evolución se pone en marcha como un proceso mecánico que desarrolla la capacidad para el ministerio de la mente. Con el desarrollo de la vida humana, la dirección de esta técnica de crecimiento se vuelve potencialmente espiritual (LU 65:0.2-6). Nos han informado que el yo intelectual se origina en la mente cósmica, al igual que las nebulosas se originan en la fuerza cósmica. En el nivel humano, esta evolución puede volverse espiritual mediante la cooperación entre el Ajustador y la personalidad del hombre (LU 111:1.2).
¿Cómo evoluciona exactamente el hombre, en esta vida y en la siguiente? En los Documentos nos informan que «las llaves del reino» son la sinceridad y aún más sinceridad, y que hacemos progresos en esto mediante las decisiones y aún más decisiones (LU 39:4.14). Los Documentos dicen en otra parte que «la acción es la consumación de las decisiones» (LU 110:6.17). ¿Qué significa esto? Parece querer decir que el crecimiento de la criatura tiene su comienzo en la honradez, se lleva a cabo mediante la valentía, y culmina haciendo algo.
Sin la decisión y la acción, la criatura permanecería relativamente inactiva con relación al entorno, el mismo entorno que contiene los potenciales (el sustento) para el crecimiento experiencial-evolutivo. Nos han informado que la fe determina el estatus cualitativo (la supervivencia) del alma, pero su estatus cuantitativo depende de la acción.
(Traducido del inglés por Antonio Moya)
Junio de 2006