© 2000 Catherine Jones
© 2000 Asociación Urantia Internacional (IUA)
Todos Tenemos Lo Que Se Necesita Para Vivir De Acuerdo A La Voluntad De Dios | Journal — Septiembre 2000 — Índice |
Catherine Jones, Phoenix, Arizona, EE.UU.
Qué tal si yo os dijera esta mañana que vosotros tenéis un mensaje personal y especial de una personalidad espiritual, uno que fue creado por el Espurritu Infinito, el Origen-Centro Tercero. Esta personalidad espíritu es un Mensajero Solitario, parte del cuerpo de Mensajeros Solitarios que fueron creados para poseer los medios más eficientes y más rápidos de comunicación dentro del universo maestro, y tener la capacidad de viajar 1.354.458.739.000 kilómetros por segundo de nuestro tiempo. Y que este Mensajero Solitario fue conectado a la comisión mandada a nuestro mundo, Urantia, alrededor de 1934 para ampliar la revelación de la verdad en nuestro mundo.
¿Obtendría esto su atención? Obtuvo la mía.
Este mensaje es el capítulo 111, El Ajustador y el alma, comenzando en LU 111:0.1 de El Libro de Urantia.
¿Qué sabe el mundo acerca de los Ajustadores del Pensamiento, la personalidad y el alma evolutiva? Por muchos años, los científicos y filósofos han tratado de dar respuestas satisfactorias a estas preguntas. Las respuestas sólo vendrán a través de nuestra penetración cósmica y el descubrimiento espiritual.
Del estudio de El Libro de Urantia hemos aprendido que
Cuando miramos las religiones evolutivas, ambas orientales y occidentales, nosotros vemos que ellos comparten una creencia común, de que el hombre tiene una naturaleza divina y reside en un cuerpo humano. Ellas se dan cuenta de que hay algo creciendo dentro de la mente del hombre que continuará a vivir después de su muerte, y reconocen que hay una presencia de Deidad fuera del cuerpo.
La mayoría de los hombres modernos en Urantia creen que su alma proviene de algún tipo de espíritu divino. A través de los años la gente ha creído que el alma del hombre vivió en órganos diferentes del cuerpo —los ojos, el hígado, el riñón, el corazón, y posteriormente, el cerebro. No hace mucho tiempo que el hombre asoció el alma con la sangre, el aliento, las sombras e incluso su reflejo en el agua.
Cuando miramos a las tribus indias, chinas, egipcias y africanas, observamos que reconocían la presencia del Ajustador, con interpretaciones diferentes.
Los hindúes, al aceptar el concepto del atman fallaron en reconocer que también había una alma evolucionaria y potencialmente inmortal.
Los chinos aceptaron dos aspectos del ser humano el yang (el alma) y el yin (el espíritu).
Los egipcios y muchas tribus africanas creían en dos factores —el ka (el alma) existia antes que ellos, pero no el ba (el espíritu).
Muchas esculturas del antiguo del Valle del Nilo han sido descubiertas por los arqueólogos. Un relieve hecho en el siglo quince antes de Cristo representó el nacimiento de un príncipe en el brazo del dios del Nilo, y cerca del niño está otro niño, idéntico en la apariencia: un espíritu que protege que es un símbolo de esa entidad que los egipcios llamaron el ka.
Los egipcios creyeron que este ka los guió por mejores senderos de la vida e influyó especialmente en sus fortunas en la otra vida. Al llegar la muerte, se contaba con que este genio espíritu estuviera esperando en el otro lado del Gran Río. Al principio, sólo reyes estaban supuestos a tener el ka, pero luego se creyó que todos los hombres justos lo poseyeran.
Un gobernante egipcio, al hablar del ka dentro de su corazón dijo: «No bice caso omiso de sus palabras; temía transgredir su guía. Por ello prosperé grandemente; asi que triunfé en virtud de lo que se me indujo que biciera; fui distinguido por su guía». LU 111:0.6
Muchos creian que el ka era un oráculo del Dios en todos. Muchos creían que tenían «que transcurrir la eternidad con el regocijo del corazón en el favor del Dios que está en ti.» LU 111:0.6
¿Habéis oído hablar del «mal ojo»? Este término continúa en uso hoy. Era creído por muchos de nuestros antepasados de ser el alma asomándose por sobre el mundo por ojos humanos. Ellos temían la malevolencia del mal ojo.
¿Cuán importantes son nuestras elecciones?
El cerebro es material —la mente es su producto y es la tierra humana sobre la cual el Monitor espíritu hace el trabajo de desarrollar el alma morontial. Esto sólo puede realizarse con la cooperación de la personalidad habitada.
Para entender completamente el trabajo de la mente, nosotros debemos entender los siete espíritus ayudantes de la mente. Cuando los Portadores de la Vida inician la vida en un planeta, el Espíritu Infinito, por el Espíritu Madre del Universo, manda siete circuitos. Ellos son:
Sólo a los mortales les son dados los espíritus de la adoración y el de la sabiduría. Estos dos circuitos nos separan del reino animal más bajo.
Entonces, en unión con la mente, el alma puede evolucionar. La mente material es la arena en la cual viven las personalidades humanas, tienen autoconsciencia, toman decisiones, eligen a Dios o lo abandonan, se eternizan o se destruyen a si mismos. [LU 111:1.3].
Hemos evolucionado como una raza humana, nos han sido dados una máquina de vida (nuestro cuerpo). El Padre Eterno nos ha dado una parte de él mismo en la forma de los Ajustadores del Pensamiento. En nuestras manos, estando sujetos a nuestras decisiones, hemos sido dados la mente y es por nuestras propias manos es que vivimos o morimos! Nosotros, y nosotros solos, dentro de nuestras mentes, podemos hacer esas decisiones morales que nos habilitan a lograr a ser como un Ajustador — y eso es ser como Dios.
Pensamos alguna vez que este cuerpo que alimentamos, vestimos y conservamos es nuestro. No, los cuerpos son prestados durante nuestra vida material. Y de la forma en que usamos esta mente material nosotros estamos aceptando o rechazando el potencial de una existencia eterna. Mirad, la mente es todo lo que tenemos de la realidad del universo, que está sujeto a nuestras decisiones, y el alma — el yo morontial tomará consigo la cosecha de las decisiones del día a día que nuestros seres mortales están haciendo. ¿Esto te hace parar y pensar antes hacer las decisiones rápidas e irracionales?
Nuestra forma física es operada por un mecanismo electroquímico y toca delicadamente el sistema de la energía espíritu-morontial, el mundo superior. Estamos casi completamente inconscientes de estos sistemas en nuestra vida mortal, entonces debemos trabajar en nuestra mente, en la que estamos conscientes.
Y no es tanto lo que la mente comprende, sino más bien lo que desea comprender, aquello que asegura la supervivencia; no es tanto cómo es la mente, sino cómo está tratando de ser la mente lo que constituye la identificación espiritual. No es tanto que el hombre esté consciente de Dios cuanto que el hombre anbele a Dios lo que resulta en la ascensión en el universo. Lo que eres boy no es tan importante como lo que llegues a ser día a día y en la eternidad. [LU 111:1.5]
Te deas cuenta de que podemos decidir permitir que el espíritu nos ilumine cuando hacemos las decisiones de día a día, que nuestra vida puede llegar a ser noble, hermosa, verdadera y buena —verdaderamente insensible al mal e incapaz de pecar. O tenemos el libre albedrío para permitir que nuestra mente mortal sera torcida, deformada y rendida al mal y a lo feo por las maquinaciones pecadoras de una perversa voluntad humana que vela solamente por sus intereses. ¡La elección es nuestra!
Los Ajustadores nunca manipularán ni dominarán la mente del hombre contra su voluntad. Para ellos la mente humana reina supremo. Mientras respectan nuestro libre albedrío, ellos se esfuerzan constantemente por ayudarnos a lograr las metas espirituales de ajuste del pensamiento y transformación del carácter en la arena casi ilimitada de nuestro intelecto humano evolutivo.
La mente es tu buque, el Ajustador es tu piloto, la voluntad humana es el capitán. El dueño del barco mortal debería tener la sabiduría de confiar en el piloto divino para guiar a su alma ascendente a los puertos morontiales de la supervivencia eterna. Sólo mediante el egoísmo, la pereza y el pecado puede la voluntad del hombre rechazar la guía de un piloto tan amante y finalmente naufragar su carrera mortal en los acantilados malignos de la misericordia rechazada y contra las rocas del pecado aceptado. Con tu consentimiento, este piloto fiel te conducirá con seguridad a través de las barreras del tiempo y de los obstáculos del espacio a la fuente misma de la mente divina y aún más allá, hasta el Padre Paradisiaco de los Ajustadores. [LU 111:1.9]
Aún cuando somos imprudentes en nuestras acciones y decisiones, nuestra mente se esfuerza por la unidad con el espíritu que procura para siempre unificar el espíritu y la mente.
La mente material de hombre mortal es el telar cósmico que lleva el tejido morontial sobre el cual el Ajustador del Pensamiento residente teje los diseños espirituales de un carácter universal de valor duradero y significados divinos — un alma sobreviviente de destino ültimo y carrera sin fin, un finalista potencial. [LU 111:2.2]
Así pues la personalidad —combinada con la mente y el espíritu— juntados por el cuerpo material forma un nuevo valor en el universo, un valor original y extraordinario, que tiene el potencial de fortaleza eterna: el alma.
Los seres intermedios [medianos], esas personalidades que están más cerca a nosotros que cualquier otro ser espiritual, nacidas del espíritu y el hombre, han llamado el alma la mente intermedia porque existe entre lo material y lo espiritual. Esto es porque tenemos el deseo de conocer a Dios y alcanzar la divinidad, mientras que queremos todavía atravesar las experiencias de la vida.
Esto todo es posible porque nuestra mente es personal y estamos en contacto con realidades encima del nivel de los animales. La maravilla de todo esto es que trabajamos con el fragmento del verdadero Dios de toda la creación, el Monitor Misterioso.
Consideremos un poco más el alma creciente.
Aunque nosotros sinceramente decidimos seguir a nuestro Ajustador interior, hay momentos en los cuales todo a nuestro alrededor puede estar en confusión y a pesar de todos los esfuerzos, nosotros hacemos las decisiones y los errores imprudentes. Estos errores no entorpecerán nuestra sobrevivencia a menos que, en alguna vez antes de la muerte mortal, decidiremos el rescindir nuestra elección y rechacemos la sobrevivencia. E incluso después de sobrevivencia, mantenemos todavía el derecho de escoger el rechazar la vida eterna hasta el tiempo de la fusión con nuestro Ajustador. La fusión señala el hecho de que el mortal ascendente ha elegido perdurablemente, y sin ninguna reserva, a hacer la voluntad del Padre. [1219.0]
¡El alma no hace las elecciones! Ella sólo es capaz de reforzar las decisiones supermateriales de la mente mortal, con el poder de grabación del Ajustador del Pensamiento, almacena nuestros pensamientos y actos. El Ajustador del Pensamiento está completamente consciente del alma que evoluciona y la mente está parcialmente consciente de su presencia. Así, la realidad material y mortal del yo trasciende las limitaciones temporales de la máquina de vida física y alcan za una nueva expresión y una nueva identificación en el vehículo en evolución para la continuidad del yo: el alma morontial e inmortal. [LU 111:2.10]
La esencia de la religión es la fe en la sobrevivencia de valores supremos. La mente conoce cantidad, realidady significados. Pero la cualidad — los valores — se sienten. [LU 111:3.6]
Siempre y cuando el alma morontial evolutiva del hombre se satura de verdad, belleza y bondad como valor-realización de la conciencia acerca de Dios, el ser resultante se volverá indestructible. Si no hay supervivencia de los valores eternos en el alma evolutiva del hombre, entonces la existencia mortal no tiene significado, y la vida misma es una ilusión trágica. Pero es por siempre verdad: lo que comeñáis en el tiempo, terminaréis indudablemente en la eternidad — si es que vale la pena terminarlo. [LU 111:3.7]
Pocos (si cualesquiera) mortales que entienden completamente el milagro de la mente humana y cómo las impresiones sensoriales y sus modelos de memoria han llegado a ser organizados en una red dinámica de principios. Los significados y los valores son inexistentes en un mundo enteramente sensorial o material. Ellos sólo son percibidos en el interior o en las esferas supermateriales de la experiencia humana.
Todos los avances de la verdadera civilización nacen en este mundo interior de la humanidad. Las civilizaciones difúcilmente podrán progresar si la mayoría de la juventud de cualquier generación dedica sus intereses y energías al perseguimiento materialista del mundo sensorial exterior. [LU 111:4.3]. Sólo en el reino del espíritu de la experiencia humana podrás encontrar esos conceptos más altos que contribuirán a la construcción de una mejor y más duradera civilización.
Las ideas pueden originarse en los estímulos del mundo exterior, pero los ideales nacen sólo en los reinos creadores del mundo interior. Parece que el mundo actual está con una pobreza en ideales. Ésta es la explicación de la pobreza, divorcio, guerra y odios raciales. [LU 111:4.10].
Y cuándo la creatividad se torna destructividad, os enfrentais con la devastación del maly del pecado; la opresión, la guerra y la destrucción. [LU 111:4.11]
El pasado es incambiable; tan sólo el futuro puede ser cambiado por el ministerio de la creatividad presente del yo interior. [LU 111:4.12]
Dicho simplemente:
Hacer la voluntad de Dios es ni más ni menos que una exbibición de la disposición de la criatura a compartir la vida interior con Dios. [LU 111:5.1]
La imitación de Dios es la clave para la perfección; hacer su voluntad es el secreto de la sobrevivencia y de la perfección en la supervivencia. [LU 111:5.2]
Los mortales viven en Dios, y asi Dios ha querido vivir en los mortales. [LU 111:5.3]
La paz en esta vida, supervivencia en la muerte, la perfección en la vida próxima, el servicio en la eternidad — todos éstos se logran (en el espíritu) a bo ra cuando la personalidad de criatura consiente —elige- someter la voluntad de la criatura a la voluntad del Padre. [LU 111:5.4]
No rendimos nuestra voluntad. Es una consagración de la voluntad, una expansión de la voluntad, una glorificación de la voluntad, un perfeccionamiento de la voluntad; tal elección eleva la voluntad de la criatura del nivel de significado temporal a ese estado, tanto más elevado en el que la personalidad del hijo criatura comulga con la personalidad del Padre espíritu: el nacimiento de otra unión eterna de la voluntad del hombre y la voluntad de Dios. (LU 111:5.5).
El dilema mortal consiste en el doble hecho de que el hombre está encadenado a la naturaleza mientras que al mismo tiempo posee una libertad única: la libertad de la elección y acción espiritual. En los niveles materiales el hombre se encuentra subsirviente a la naturaleza, mientras que en los niveles espirituales triunfa sobre la naturale za y sobre todas las cosas temporales y finitas. Dicha paradoja es inseparable de la tentación, del mal potencial, de los errores de decisión, y cuando el yo se vuelve orgulloso y arrogante, es posible que evolucione el pecado. [LU 111:6.2]
De todos los peligros que acechan la naturaleza mortal del hombre y arriesgan su integridad espiritual, el orgullo es el peor. La valentía es valerosa, pero el egocentrismo es vanaglorioso y suicida. Una autoconfiaña razonable no ha de ser deplorada. La habilidad del hombre de transcenderse a sí mismo es lo que lo distingue del reino animal. [LU 111:6.9]
El orgullo es engañoso, intoxicante y originador del pecado tanto en el individuo como en el grupo, en raza o en la nación. Es literalmente verdad: «Antes del quebrantamiento es la soberbia». [LU 111:6.10]
En LU 111:7.1 de El Libro de Urantia un guardián del destino nos habla de el problema del Ajustador. Ésta es una de las secciones más hermosas y personales del libro. Por favor, tomad el tiempo de leerlo en su totalidad. Yo os daré apenas un vislumbre. Él nos dice:
Las razas humanas más elevadas de Urantia están mezcladas en forma compleja; son una combinación de muchas razas y cepas del orígenes diferentes. Esta naturaleza compuesta hace extremadamente difícil el trabajo eficiente de los Monitores durante la vida y aumenta indudablemente los problemas tanto del Ajustador como del serafín guardián después de la muerte. No hace mucho estuve presente en Salvington y escucbé a un guardián del destino presentar una declaración formal como disculpa de las dificultades de ministrar a su sujeto mortal. Este serafin dijo:
«Muchas de mis dificultades se debieron al conflicto interminable entre las dos naturalezas de mi sujeto: el impulso de la ambición opuesto a la indolencia animal; los ideales de un pueblo superior mezclados con los instintos de una raza inferior; los altos propósitos de una gran mente antagonizados por el impulso de una herencia primitiva; la visión a largo plazo de un Monitor perspicaz contrapuesta a la miopía de una criatura del tiempo; los planes progresivos de un ser ascendente modificados por los deseos y anbelos de una naturaleza material; los destellos de la inteligencia universal cancelados por los mandatos químicoenergéticos de la raza en evolución; el impulso de los ángeles opuesto por las emociones de un animal; el adiestramiento de un intelecto anulado por las tendencias del instinto; la experiencia del individuo opuesta por las propensidades acumuladas de la raza, los fines de los mejores sobrecogidos por la corriente de los peores; el destello de genio neutralizado por la gravedad de mediocridad; el progreso de lo bueno retardado por la inercia de lo malo; el arte de lo hermoso manchado por la presencia del mal; la fuerza de la salud neutralizada por la debilidad de la enfermedad; la fuente de la fe contaminada por los venenos del temor; el manantial del regocijo amargado por las aguas del dolor; la felicidad de la anticipación desilusionada por la amargura de la realización; los regocijos del vivir constantemente amenazados por los dolores de la muerte. iQué vida y en qué planeta! Y sin embargo, debido a la ayuda e impulso constantemente presentes del Ajustador del Pensamiento, esta alma alcañó un justo grado de felicidad y éxito y aún ahora ha ascendido a los salones de juicio de los mundos de estancia». [LU 111:7.4-5]
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