© 2004 Chris Ragetly
© 2004 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
La razón, el razonamiento, proviene de la mente. La fe puede manifestarse tanto a nivel mental como espiritual. “…La razón crea la probabilidad de que la fe pueda transformarse en certeza moral, e incluso en experiencia espiritual…” (LU 102:6.6). Esta función o deberíamos decir esta posibilidad de transformar una probabilidad (siempre que sea compatible con el razonamiento divino del Ajustador) en certeza moral o incluso en experiencia espiritual, es uno de los canales que permite que nuestra experiencia evolutiva espiritual progrese.
Pero antes de convertirse en una experiencia espiritual, esta etapa debe pasar por la fase moral de certeza. Necesitamos esta certeza en el plano mental antes de que podamos transformar esta realidad mental en una experiencia espiritual. Pero ¿qué representa exactamente la fe? El Libro de Urantia nos ofrece una pregunta definitoria sobre la fe: “¿Es deseable la fe, la afirmación suprema del pensamiento humano? Entonces la mente del hombre debe encontrarse en esta situación embarazosa donde siempre sabe menos de lo que puede creer._« (LU 3:5.9) Primero, la definición: »la fe es la afirmación suprema del pensamiento humano” El pensamiento humano, que funciona gracias a la mente, alcanza aquí el máximo de su afirmación, debemos “alimentarnos” mentalmente al 100%, para que podamos pasar a la etapa espiritual, es decir, transformar una certeza mental en una experiencia espiritual ( con la ayuda indispensable del Ajustador) y así poder soportar esta extraña situación donde siempre sabemos menos de lo que podemos creer! En otras palabras: tengo una fe viva en Dios (pero ¿qué es exactamente una fe viva? Es una fe que se practica y se vive a diario) y esta creencia nos da un punto de apoyo esencial para la continuación de nuestra evolución. tanto mental como espiritual, pero lo que sé de Dios se reduce a pocas cosas, las sucesivas revelaciones nos enseñan cada vez un poco más, teniendo en cuenta los nuevos niveles que alcanzó la mente humana en una determinada época de un planeta evolutivo.
La razón se une aquí a la lógica subjetiva. Este último funciona tanto a nivel mental como espiritual. Es decir, poco a poco desarrollamos una mente semimaterial y semiespiritual. El alma morontial es la ilustración y prueba de esto. Pero dirás, en nuestro estado actual no somos conscientes de nuestra alma, entonces, ¿cómo podemos desarrollar una experiencia espiritual? Consultemos el Libro de Urantia: “…El inmenso abismo entre la experiencia de la verdad de Dios y la ignorancia de la acción de Dios sólo puede salvarse mediante una fe viva…” ( LU 102:6.6) La fe viva es esto puente, este medio divino, que Dios nos ofrece.
Cuando estemos en los Mundos Mansión, tendremos todas las oportunidades para hacer funcionar nuestra alma morontial; en verdad, entonces solo la tendremos como nuestra mente. La transición entre lo morontial y lo espiritual será mucho más sencilla, especialmente porque nuestra fe estará aún más viva.
Pero no nos engañemos, los esfuerzos que Dios nos pedirá hacer siempre estarán acorde a nuestras posibilidades, ¡pero al 100%! En otras palabras, nuestro potencial es y será siempre aprovechado al máximo. Depende de nosotros hacer el esfuerzo, la recompensa de Dios siempre será una gran sorpresa, superando con creces nuestras expectativas.
“…Podemos conocer a Dios como verdad, pero para entender a Dios —para explicarlo— debemos explorar el hecho del universo de universos…” (LU 102:6.6) Esta frase se resume en algunas palabras la gran dificultad que tenemos para explicar a Dios una vez que lo conocemos, o creemos conocerlo. La exploración del universo de universos es la aventura de las aventuras, se lleva a cabo en los tres niveles experienciales evolutivos finitos (material, mental y espiritual) en los que existimos. En cada experiencia participamos de la evolución del Ser Supremo, por tanto de la evolución de lo finito. Esta participación en la evolución del nivel de supremacía nos permite registrarnos en la ciudadanía cósmica, para acercarnos un poco más al Padre. Así, con cada nuevo paso somos un poco más capaces de describir nuestras experiencias para satisfacción y edificación de las personas que comparten nuestras convicciones.
Cris. Sr. Ragetly