© 2010 Chris Ragetly
© 2010 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
¿Podemos considerarnos embajadores del reino como Jesús anunció a los doce después de su ordenación?
Los doce eran apóstoles, fueron específicamente ordenados embajadores por Jesús, incluso los discípulos no eran embajadores. … El Maestro y sus apóstoles-discípulos continuaron de esta sencilla manera hasta el domingo 12 de enero 27, cuando los reunió y los ordenó formalmente como embajadores del reino y predicadores de sus buenas nuevas. (%%0% %)
Jesús no nos confirió tal honor, sólo podemos considerarnos lectores mortales de la quinta revelación y como tales debemos tratar de comunicar las enseñanzas del Libro de Urantia a nuestros hermanos y hermanas que buscan la verdad.
El primer mandato de Jesús es:…"Cuando encontréis a algunos de mis hijos en apuros, habladles animándolos, diciéndoles: ‘Bienaventurados los pobres de espíritu, los humildes, porque de ellos son los tesoros del reino de los cielos’. _ Aquí está el desarrollo de esta frase: LU 140:5.7… _Los pobres de espíritu buscan metas de riqueza espiritual —buscan a Dios. Estos buscadores de la verdad no necesitan esperar sus recompensas en un futuro lejano; ahora son recompensados. Encuentran el reino de los cielos en sus propios corazones y experimentan esta felicidad ahora. Experimentar encontrar el reino de los cielos en el propio corazón y que un buscador de la verdad lo encuentre ahora es la recompensa inmediata que se puede experimentar aquí en Urantia. Es una satisfacción incomparable anunciar esta revelación a un sincero buscador de la verdad, e inmediatamente sentimos esta satisfacción que nos calienta el corazón.
«2. «Bienaventurados los que tienen hambre y sed de rectitud, porque ellos serán saciados». Sólo aquellos que se sienten pobres de espíritu tienen sed de rectitud. Sólo los humildes buscan la fuerza divina y anhelan el poder espiritual. Sin embargo, es sumamente peligroso practicar a sabiendas el ayuno espiritual con el fin de aumentar nuestro apetito de los dones espirituales. El ayuno físico se vuelve peligroso después de cuatro o cinco días; uno puede perder todo deseo de alimentarse. El ayuno prolongado, tanto físico como espiritual, tiende a destruir el apetito.» (LU 140:5.8)
«3. «Bienaventurados los mansos, porque ellos heredarán la Tierra». La mansedumbre auténtica no tiene ninguna relación con el miedo. Es más bien una actitud del hombre cooperando con Dios —«Hágase tu voluntad»{36}. Engloba la paciencia y la indulgencia, y está motivada por una fe imperturbable en un universo justo y amistoso. Domina todas las tentaciones de rebelarse contra el gobierno divino. Jesús fue el hombre manso ideal de Urantia, y heredó un vasto universo.» (LU 140:5.11)
Intentemos definir las palabras «bondadoso» y «longanimista». Para el primero es la bondad llevada al extremo y para el segundo es la paciencia con la que soportamos las ofensas, las faltas que podríamos castigar. Tenemos aquí, pues, una indulgencia (dulzura e indulgencia), unida a una bondad llevada al extremo y acompañada de una paciencia que nos permite soportar las ofensas y faltas que podríamos castigar. Ésta es la actitud del hombre cooperando con Dios. De hecho, es una actitud que sólo puede estar motivada por una fe inquebrantable en un universo amigo dominado por un Padre cuyo amor nos invade y envuelve. Una vez más, el ejemplo de Jesús nos demuestra el urantiano bondadoso ideal.
En estas condiciones, la idea misma de rebelarse contra el gobierno divino nos parece inconcebible, pero para lograr tal actitud, me parece que es imprescindible una experiencia sólida en la práctica del buen carácter, y eso es parte del secreto de la evolución y de la progresión experiencial finita.
«1. «Bienaventurados los afligidos, porque ellos serán consolados». El llamado sentido común o la lógica más superior nunca sugerirían que la felicidad puede surgir de la aflicción. Pero Jesús no se refería a la aflicción externa u ostentatoria. Hacía alusión a una actitud emotiva de ternura de corazón. Es un gran error enseñar a los niños y a los jóvenes que no es varonil mostrar ternura{41} o, por otra parte, dar testimonio de sentimientos emotivos o de sufrimientos físicos. La compasión es un atributo valioso tanto en el hombre como en la mujer. No es necesario ser insensible para ser varonil. Ésta es la manera equivocada de crear hombres valientes. Los grandes hombres de este mundo no han tenido miedo de afligirse. Moisés, el afligido{42}, fue un hombre más grande que Sansón o Goliat. Moisés fue un guía extraordinario, pero también estaba lleno de mansedumbre. Ser sensible y reaccionar antes las necesidades humanas crea una felicidad auténtica y duradera, y al mismo tiempo estas actitudes benévolas protegen el alma contra las influencias destructivas de la ira, el odio y la desconfianza.» (LU 140:5.16)
Estas actitudes emocionales son preciosas e imprescindibles para comprender y alcanzar esta auténtica felicidad, que nada tiene que ver con la felicidad puramente material o física que representa para la mayoría de los mortales el objetivo de su vida. Cuando experimentamos esta auténtica felicidad, sentimos dentro de nosotros, en nuestro corazón, una alegría y una plenitud que no se encuentran en ningún otro lugar. Estos momentos son preciosos para nosotros y cada vez refuerzan nuestra motivación para intentar hacerlo aún mejor la próxima vez.
«2. «Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos conseguirán misericordia». La misericordia denota aquí la altura, la profundidad y la anchura de la amistad más sincera —la bondad. A veces, la misericordia puede ser pasiva, pero aquí es activa y dinámica— la ternura paternal suprema. Un padre amoroso tiene pocas dificultades para perdonar a su hijo, incluso muchas veces. En un niño no mimado, el impulso de aliviar el sufrimiento es natural. Los niños son normalmente bondadosos y compasivos cuando tienen la edad suficiente para apreciar las situaciones reales.» (LU 140:5.17)
«3. «Bienaventurados los pacificadores, porque ellos serán llamados hijos de Dios». Los oyentes de Jesús deseaban ardientemente una liberación militar, no unos pacificadores. Pero la paz de Jesús{45} no es de tipo pacífico y negativo. En presencia de las pruebas y de las persecuciones, decía: «Mi paz os dejo». «Que vuestro corazón no se perturbe, y no tengáis miedo»{46}. Ésta es la paz que impide los conflictos ruinosos. La paz personal integra la personalidad. La paz social impide el miedo, la codicia y la ira. La paz política impide los antagonismos raciales, las desconfianzas nacionales y la guerra. La pacificación es el remedio para la desconfianza y la sospecha.» (LU 140:5.18)
Chris Ragetly