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Obligaciones para con las iglesias cristianas y otras religiones | Volumen 9 - No. 1 — Índice | Todas las cosas obran juntas para bien, aunque no lo parezca |
¡Qué servicio trascendente prestaría la presente revelación si, a través de ella, el Hijo del Hombre fuera rescatado de la tumba de la teología tradicional, y fuera presentado como el Jesús vivo a la iglesia que lleva su nombre y a todas las demás religiones! La hermandad cristiana de creyentes no dudará seguramente en reajustar su fe y sus costumbres de vida para poder «seguir» al Maestro en la manifestación de su vida real de devoción religiosa a la tarea de hacer la voluntad de su Padre, y de consagración al servicio desinteresado de los hombres. (LU 196:1.2)
Si el cristianismo tan sólo pudiera captar una mayor cantidad de enseñanzas de Jesús, podría hacer mucho más para ayudar al hombre moderno a resolver sus problemas nuevos y cada vez más complejos. (LU 195:10.19)
La esperanza del cristianismo moderno consiste en dejar de patrocinar los sistemas sociales y las políticas industriales de la civilización occidental, e inclinarse humildemente ante la cruz que ensalza tan valientemente, para aprender allí otra vez de Jesús de Nazaret las verdades más grandes que el hombre mortal pueda escuchar jamás —el evangelio viviente de la paternidad de Dios y de la fraternidad de los hombres. (LU 195:10.21)
Asímismo, las iglesias cristianas del siglo veinte se alzan como enormes obstáculos, aunque enteramente inconscientes, para el progreso inmediato del verdadero evangelio —las enseñanzas de Jesús de Nazaret. (LU 195:10.8)
El cristianismo se enfrenta seriamente con la sentencia incluida en uno de sus propios lemas: «Una casa dividida contra sí misma no puede subsistir». El mundo no cristiano difícilmente capitulará ante una cristiandad dividida en sectas. El Jesús vivo es la única esperanza de una posible unificación del cristianismo. La verdadera iglesia —la fraternidad de Jesús— es invisible, espiritual y está caracterizada por la unidad, pero no necesariamente por la uniformidad. (LU 195:10.11)
Pero incluso el cristianismo del siglo veinte no debe ser despreciado. Es el producto del genio moral combinado de los hombres que conocían a Dios pertenecientes a muchas razas y durante muchas épocas; ha sido realmente uno de los más grandes poderes benéficos de la Tierra, y por consiguiente nadie debería considerarlo a la ligera, a pesar de sus defectos inherentes y adquiridos. El cristianismo continúa ingeniándoselas para incitar, con poderosas emociones morales, la mente de los hombres reflexivos. (LU 195:10.12)
La gran esperanza de Urantia reside en la posibilidad de una nueva revelación de Jesús, con una presentación nueva y ampliada de su mensaje salvador, que uniría espiritualmente en un servicio amoroso a las numerosas familias de sus seguidores declarados de hoy en día. (LU 195:10.16)
«El reino de Dios está dentro de vosotros» fue probablemente la proclamación más grande que Jesús hiciera nunca, después de la declaración de que su Padre es un espíritu vivo y amoroso. (LU 195:10.4)
El Jesús vivo es la única esperanza de una posible unificación del cristianismo. La verdadera iglesia —la fraternidad de Jesús— es invisible, espiritual y está caracterizada por la unidad, pero no necesariamente por la uniformidad. (LU 195:10.11)
Hay una gloria del sol, y otra gloria de la luna, y otra gloria de las estrellas: porque una estrella difiere de otra estrella en gloria.
1 Corintios 15:41
Sabemos lo que le sucede a la gente que se queda en medio del camino. Los atropellan.
Aneurin Bevan
No paséis por alto el valor de vuestra herencia espiritual, el río de verdad que fluye a través de los siglos, incluso hasta la época estéril de una era materialista y laica. En todos vuestros esfuerzos meritorios por desembarazaros de los credos supersticiosos de las épocas pasadas, aseguraos de conservar firmemente la verdad eterna. ¡Pero tened paciencia! Cuando la sublevación actual contra la superstición haya terminado, las verdades del evangelio de Jesús sobrevivirán gloriosamente para iluminar un camino nuevo y mejor. (LU 195:9.1)
Pero el cristianismo paganizado y socializado necesita un nuevo contacto con las enseñanzas no comprometidas de Jesús; languidece por falta de una visión nueva de la vida del Maestro en la Tierra. Una revelación nueva y más completa de la religión de Jesús está destinada a conquistar un imperio de laicismo materialista y a derrocar un influjo mundial de naturalismo mecanicista. Urantia se estremece actualmente al borde mismo de una de sus épocas más asombrosas y apasionantes de reajuste social, de reanimación moral y de iluminación espiritual. (LU 195:9.2)
La religión necesita nuevos dirigentes, hombres y mujeres espirituales que se atrevan a depender únicamente de Jesús y de sus enseñanzas incomparables. Si el cristianismo insiste en olvidar su misión espiritual mientras continúa ocupándose de los problemas sociales y materiales, el renacimiento espiritual tendrá que esperar la llegada de esos nuevos instructores de la religión de Jesús que se consagrarán exclusivamente a la regeneración espiritual de los hombres. Entonces, esas almas nacidas del espíritu proporcionarán rápidamente la dirección y la inspiración necesarias para la reorganización social, moral, económica y política del mundo. (LU 195:9.4)
El desafío religioso de la época actual es para aquellos hombres y mujeres previsores, con visión de futuro y con perspicacia espiritual, que se atrevan a construir una nueva y atrayente filosofía de la vida a partir de los conceptos modernos ampliados y exquisitamente integrados de la verdad cósmica, la belleza universal y la bondad divina. Una visión así nueva y justa de la moralidad atraerá todo lo que hay de bueno en la mente del hombre y desafiará lo que hay de mejor en el alma humana. (LU 2:7.10)
La religión cristiana es la religión acerca de la vida y las enseñanzas de Cristo, basada en la teología del judaísmo, modificada además por la asimilación de algunas enseñanzas de Zoroastro y de la filosofía griega, y formulada principalmente por tres personalidades: Filón, Pedro y Pablo. Ha pasado por muchas fases en su evolución desde los tiempos de Pablo, y se ha occidentalizado tanto que muchos pueblos no europeos consideran naturalmente al cristianismo como la extraña revelación de un Dios extraño, destinada a los extraños. (LU 92:6.18)
Cuando llegaron las enseñanzas de Jesús (a la India), el cristianismo ya se había occidentalizado tanto que era una «religión de hombres blancos», por lo tanto extraña y ajena a la mente hindú. (LU 94:4.1)
Siddharta enseñó muchas más verdades de las que han sobrevivido en los cultos modernos que llevan su nombre. El budismo moderno no refleja las enseñanzas de Siddharta Gautama mucho más de lo que el cristianismo lo hace con las enseñanzas de Jesús de Nazaret. (LU 94:7.8)
Cuando conozcas a alguien mejor que tú, dirige tus pensamientos a convertirte en su igual. Cuando conoces a alguien que no es tan bueno como tú, mira dentro y examínate a ti mismo.
Confucio
Aprender sin pensar es trabajo perdido; pensar sin aprender es peligroso.
Confucio
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