© 2023 Claude Flibotte
© 2023 Asociación Urantia de Quebec
Claude Flibotte
Sainte-Julie
Dr. William S. Sadler, MD
La composición de este texto se basa en el libro «The Urantia Book Workbooks, Volume III» del Dr. William S. Sadler, MD. Aquí tenéis el resto del texto de Reflectividad del mes de octubre de 2023.
1- Los archivos de la cantera del universo local.
Nada escapa al conocimiento de los seres celestiales, porque todo está archivado.
Los Mundos de los Arcángeles. El séptimo grupo de mundos que rodea a Salvington, con sus satélites asociados, está asignado a los arcángeles. La esfera número uno y sus seis satélites tributarios están ocupados por los conservadores de los registros de la personalidad. Este inmenso cuerpo de registradores se ocupa de mantener en orden la historia de cada mortal del tiempo desde el momento de su nacimiento, pasando por su carrera universal, hasta que esa persona o bien deja Salvington para incorporarse al régimen superuniversal, o es «tachada de la existencia registrada» por mandato de los Ancianos de los Días. (LU 37:3.7)
En estos mundos es donde los informes sobre la personalidad y las garantías de la identidad son clasificados, archivados y conservados durante ese período que media entre la muerte física y el momento de la repersonalización, la resurrección después de la muerte. (LU 37:3.8)
2- Una ascensión espiritual en constante evolución.
En los mundos morontiales, los ascendentes morontianos aprenden a hacer sociales sus deseos anteriormente puramente personales y sus ambiciones egoístas.
Antes de que los mortales ascendentes dejen el universo local para emprender su carrera espiritual, serán saciados en todos sus anhelos o verdaderas ambiciones intelectuales, artísticas y sociales que hayan podido caracterizar sus planos de existencia mortales o morontiales. Es conseguir la igualdad en lo que respecta a satisfacer la expresión y la realización de sí mismo, pero no es alcanzar un estado experiencial idéntico ni eliminar por completo la individualidad característica en las áreas de la habilidad, la técnica y la expresión. Pero el nuevo diferencial espiritual de consecución experiencial personal no llegará a nivelarse ni a equilibrarse así hasta después de que hayáis terminado en el último círculo de la carrera de Havona. Y los residentes del Paraíso se enfrentarán entonces a la necesidad de ajustarse a ese diferencial absonito de experiencia personal, que sólo se podrá nivelar alcanzando en grupo el estado último de las criaturas —el destino de los finalitarios mortales como espíritus de la séptima fase. (LU 44:8.5)
3- Las visiones de Juan y Pablo.
Jean y Paul, dos humanos dedicados a una importante función humanitaria, fueron bendecidos con una rara oportunidad de clarividencia.
Juan el Revelador tuvo una visión de la llegada de una clase de mortales que avanzaban desde el séptimo mundo de las mansiones hasta su primer cielo, hasta las glorias de Jerusem. Dejó escrito: «Y vi como un mar de cristal mezclado con fuego; y a aquellos que habían logrado vencer a la bestia que al principio estaba en ellos y en la imagen que subsistía a través de los mundos de las mansiones y finalmente en la última marca y huella, que se hallaban en el mar de cristal, con las arpas de Dios, y cantando la canción de la liberación del temor y de la muerte humanos». (A todos estos mundos llegan las comunicaciones perfeccionadas del espacio; y estas comunicaciones las podéis recibir en cualquier parte si lleváis el «arpa de Dios», un aparato morontial que compensa la incapacidad para adaptar directamente el mecanismo sensorial morontial inmaduro a la recepción de las comunicaciones espaciales). (LU 47:10.2)
Pablo también tuvo una visión del cuerpo de ciudadanos ascendentes de mortales en vías de perfeccionarse en Jerusem, pues escribió: «Pero habéis llegado hasta el Monte Sión y hasta la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y hasta una innumerable compañía de ángeles, hasta la gran asamblea de Miguel, y hasta los espíritus de los hombres justos que se han hecho perfectos». (LU 47:10.3)
1- Pasando por el superuniverso.
Hay exactamente doscientas diez Perfecciones de Días y presiden los gobiernos de los diez sectores mayores de cada superuniverso. Han sido trinidizados para la misión especial de asistir a los directores de los superuniversos y reinan como vicegerentes inmediatos y personales de los Ancianos de los Días.
Veréis pronto a los Perfecciones de los Días cuando avancéis hasta la sede de Splandon después de vuestra estancia en los mundos de vuestro sector menor, ya que estos elevados gobernantes están estrechamente asociados con los setenta mundos de los sectores mayores dedicados a la formación superior de las criaturas ascendentes del tiempo. Los Perfecciones de los Días en persona le toman juramento colectivo a los graduados ascendentes de las escuelas de los sectores mayores. (LU 18:4.7)
El trabajo de los peregrinos del tiempo en los mundos que rodean a la sede de un sector mayor es principalmente de naturaleza intelectual, en contraste con el carácter más físico y material de la enseñanza en las siete esferas educativas de un sector menor, y con las empresas espirituales en los cuatrocientos noventa mundos universitarios de la sede de un superuniverso. (LU 18:4.8)
Aunque sólo estaréis inscritos en el registro del sector mayor de Splandon, que engloba al universo local de vuestro origen, tendréis que pasar por cada una de las diez divisiones mayores de nuestro superuniverso. Veréis a los treinta Perfecciones de los Días de Orvonton antes de llegar a Uversa. (LU 18:4.9)
2- Los logros del superuniverso.
Los Ayudantes Peregrinos, que operan en el séptimo círculo de los mundos de Havona, organizan su trabajo para los mortales ascendentes en tres divisiones principales: primero, la comprensión suprema de la Trinidad del Paraíso; en segundo lugar, la comprensión espiritual de la asociación Padre-Hijo; y en tercer lugar el reconocimiento intelectual del Espíritu Infinito.
Éste es pues el curso primario o elemental con el que se enfrentan los peregrinos del espacio cuya fe ha sido probada y que tanto han viajado. Pero mucho antes de llegar a Havona, estos hijos ascendentes del tiempo han aprendido a deleitarse con las incertidumbres, a enriquecerse con las decepciones, a entusiasmarse con los fracasos aparentes, a estimularse en presencia de las dificultades, a mostrar un valor indomable frente a la inmensidad, y a ejercer una fe invencible cuando se enfrentan con el desafío de lo inexplicable. Hace mucho tiempo que el grito de guerra de estos peregrinos se ha vuelto: «En unión con Dios, nada —absolutamente nada— es imposible». (LU 26:5.3)
3- Ascendentes patrocinados por los Siete Espíritus Rectores.
Las múltiples funciones del Séptimo Espíritu Rector comienzan así con un retrato que combina las naturalezas personales del Padre, del Hijo y del Espíritu, pasan por una representación de la actitud personal de Dios Supremo, y llegan hasta revelar la actitud de deidad de la Trinidad del Paraíso. Y, en ciertos aspectos, este Espíritu que preside expresa de manera similar las actitudes del Último y del Supremo-Último.
Con sus múltiples aptitudes, el Espíritu Maestro Número Siete es el que patrocina personalmente el progreso de los candidatos a la ascensión procedentes de los mundos del tiempo en sus intentos por conseguir comprender la Deidad indivisa de la Supremacía. Dicha comprensión implica que los candidatos captan la soberanía existencial de la Trinidad de Supremacía, coordinada de tal manera con un concepto de la soberanía experiencial creciente del Ser Supremo como para constituir la comprensión que adquieren las criaturas de la unidad de la Supremacía. La comprehensión por parte de las criaturas de estos tres factores equivale a la comprehensión havoniana de la realidad de la Trinidad, y dota a los peregrinos del tiempo de la capacidad de penetrar finalmente en la Trinidad, de descubrir a las tres personas infinitas de la Deidad. (LU 16:3.18)
1- Los peregrinos llegan con perfección de intención.
Después de habernos formado en nuestro sistema, nuestro universo, nuestro sector menor, luego mayor y finalmente nuestro superuniverso, aterrizamos en el mundo receptor de Havona.
Cuando sois finalmente depositados en el mundo receptor de Havona gracias al ministerio de todas las huestes de ayudantes relacionadas con el plan universal de supervivencia, llegáis con un solo tipo de perfección —la perfección de propósito. Vuestro propósito ha sido completamente demostrado; vuestra fe ha sido probada. Se sabe que estáis a prueba de decepciones. Ni siquiera el fracaso en discernir al Padre Universal puede hacer vacilar la fe ni perturbar seriamente la confianza de un mortal ascendente que ha pasado por la experiencia que todos deben atravesar para alcanzar las esferas perfectas de Havona. Cuando lleguéis a Havona, vuestra sinceridad se habrá vuelto sublime. La perfección de vuestro propósito y la divinidad de vuestro deseo, junto con la firmeza de vuestra fe, han asegurado vuestra entrada en las moradas permanentes de la eternidad; vuestra liberación de las incertidumbres del tiempo es plena y completa; ahora tenéis que enfrentaros con los problemas de Havona y con las inmensidades del Paraíso, para cuyo encuentro os habéis entrenado durante tanto tiempo en las épocas experienciales del tiempo y en las escuelas de los mundos del espacio. (LU 26:4.13)
2- Ejecución de la orden de mejora.
Ahora, armados con esta perfección de intención, nos preparamos para las otras lecciones de Havona.
El peregrino aterriza en el planeta receptor de Havona, en el mundo piloto del séptimo circuito, con una sola dotación de perfección, la perfección de propósito. El Padre Universal ha decretado: «Sed perfectos como yo soy perfecto». Ésta es la asombrosa orden-invitación transmitida a los hijos finitos de los mundos del espacio. La promulgación de este mandato ha puesto en movimiento a toda la creación en un esfuerzo cooperativo de los seres celestiales por ayudar a llevar a cabo el cumplimiento y la realización de este mandato extraordinario de la Gran Fuente-Centro Primera. (LU 26:4.12)
3- Somos guiados a través de Havona.
Nuestro viaje a Havona, no lo haremos solos, Guías Graduados nos están esperando para realizar el viaje.
Los Guías de los Graduados se ocupan de dirigir a los peregrinos del tiempo a través de los siete circuitos de los mundos de Havona. El guía que os acoja a vuestra llegada al mundo receptor del circuito exterior de Havona permanecerá con vosotros durante toda vuestra carrera en los circuitos celestiales. Aunque os asociaréis con otras innumerables personalidades durante vuestra estancia en los mil millones de mundos, vuestro Guía de los Graduados os seguirá hasta el final de vuestra progresión en Havona y presenciará vuestra entrada en el sueño final del tiempo, el sueño de transición a la eternidad hacia la meta del Paraíso, donde, cuando os despertéis, seréis recibidos por el Compañero Paradisiaco encargado de daros la bienvenida y quizás de permanecer con vosotros hasta que seáis aceptados como miembros del Cuerpo de los Mortales de la Finalidad. (LU 24:6.3)
4- Experiencias en el segundo circuito de Havona.
Los consejeros y consultores superáficos del segundo círculo son los instructores de los hijos del tiempo en la carrera de la eternidad.
Para los peregrinos que han tenido éxito en el segundo circuito, el estímulo de la incertidumbre evolutiva ha terminado, pero la aventura de la tarea eterna aún no ha empezado, y aunque la estancia en este círculo es totalmente agradable y muy provechosa, le falta una parte del entusiasmo esperanzador de los círculos anteriores. Son muchos los peregrinos que en esos momentos contemplan retrospectivamente la larguísima lucha con una envidia gozosa, deseando realmente poder regresar de algún modo a los mundos del tiempo y empezarlo todo otra vez, al igual que vosotros los mortales, cuando os acercáis a una edad avanzada, a veces miráis retrospectivamente las luchas de vuestra juventud y de vuestros primeros años de vida, y desearíais verdaderamente poder vivir vuestra vida otra vez. (LU 26:10.5)
5- Encuentro con los ayudantes de Havona y los peregrinos del Paraíso.
Los Ayudantes Peregrinos, que operan en el séptimo círculo de los mundos de Havona, organizan su trabajo para los mortales ascendentes en tres divisiones principales: primero, la comprensión suprema de la Trinidad del Paraíso; en segundo lugar, la comprensión espiritual de la asociación Padre-Hijo; y en tercer lugar el reconocimiento intelectual del Espíritu Infinito.
El primero de los siete grupos de supernafines secundarios que encontraréis es el de los ayudantes de los peregrinos, esos seres que poseen una comprensión rápida y una amplia simpatía, y que dan la bienvenida a los ascendentes del espacio, que tanto han viajado, a los mundos estabilizados y a la economía asentada del universo central. Estos elevados ministros empiezan simultáneamente su trabajo para los peregrinos paradisiacos de la eternidad, el primero de los cuales llegó al mundo piloto del circuito interior de Havona al mismo tiempo que Grandfanda aterrizaba en el mundo piloto del circuito exterior. En aquella época tan lejana, los peregrinos del Paraíso y los peregrinos del tiempo se encontraron por primera vez en el mundo receptor del circuito número cuatro. (LU 26:5.1)
6- La llegada de Grandfanda a Havona.
Esta es la historia del primer ser humano que llegó a Havona y cambió para siempre el destino de este universo central.
««Y Malvorian, el primero de esta orden, acogió e instruyó al peregrino que descubrió Havona y le condujo desde los circuitos exteriores de experiencia inicial, paso a paso y circuito tras circuito, hasta que se halló en la presencia misma de la Fuente y Destino de toda personalidad, cruzando posteriormente el umbral de la eternidad hacia el Paraíso».» (LU 24:6.6)
En aquella época tan lejana yo estaba vinculado al servicio de los Ancianos de los Días en Uversa, y todos nos regocijamos en la seguridad de que, con el tiempo, los peregrinos de nuestro superuniverso llegarían a Havona. Durante eras nos habían enseñado que las criaturas evolutivas del espacio alcanzarían el Paraíso, y la emoción de todos los tiempos recorrió las cortes celestiales cuando el primer peregrino llegó realmente. (LU 24:6.7)
El nombre de este peregrino que descubrió Havona es Grandfanda, y procedía del planeta 341 del sistema 84 de la constelación 62 del universo local 1.131 situado en el superuniverso número uno. Su llegada fue la señal para establecer el servicio de transmisión del universo de universos. Hasta entonces sólo habían funcionado las transmisiones de los superuniversos y de los universos locales, pero el anuncio de la llegada de Grandfanda a las puertas de Havona señaló la inauguración de los «informes espaciales de gloria», llamados así porque la transmisión universal inicial informó de la llegada a Havona del primer ser evolutivo que había logrado entrar en la meta de la existencia ascendente. (LU 24:6.8)
1- Contacta al Supremo.
Al llegar al sexto círculo de Havona, además de los Guías de Graduados, seremos enseñados por los Guías de Supremacía.
A los ascendentes del espacio los denominan «graduados espirituales» cuando los trasladan del séptimo al sexto círculo y los colocan bajo la supervisión directa de los guías de la supremacía. A estos guías no hay que confundirlos con los Guías de los Graduados —que pertenecen a las Personalidades Superiores del Espíritu Infinito— y que, con sus asociados servitales, ejercen su ministerio en todos los circuitos de Havona con los peregrinos tanto ascendentes como descendentes. Los guías de la supremacía sólo desempeñan su actividad en el sexto círculo del universo central. (LU 26:6.1)
En este círculo es donde los ascendentes consiguen una nueva comprensión de la Divinidad Suprema. Durante su larga carrera en los universos evolutivos, los peregrinos del tiempo han experimentado una conciencia creciente de la realidad de un supercontrol todopoderoso de las creaciones espacio-temporales. Aquí, en este circuito de Havona, están a punto de encontrarse con la fuente de la unidad espacio-temporal residente en el universo central —con la realidad espiritual de Dios Supremo. (LU 26:6.2)
2- Encuentra el Espíritu Infinito.
En el quinto círculo de Havona, serán los guías de la Trinidad quienes actuarán.
Los guías de la Trinidad son los ministros incansables del quinto círculo de instrucción havoniana para los peregrinos progresivos del tiempo y del espacio. A los graduados espirituales los denominan aquí «candidatos a la aventura de la Deidad», puesto que es en este círculo, y bajo la dirección de los guías de la Trinidad, donde los peregrinos reciben una enseñanza avanzada sobre la Trinidad divina como preparación para intentar conseguir reconocer la personalidad del Espíritu Infinito. Aquí, los peregrinos ascendentes descubren el significado que tiene el verdadero estudio y el auténtico esfuerzo mental cuando empiezan a discernir la naturaleza del esfuerzo espiritual aún más agotador y mucho más arduo que necesitarán hacer para satisfacer las exigencias de la elevada meta que tienen que alcanzar en los mundos de este circuito. (LU 26:7.1)
3- Prepárate para encontrarte con el Hijo Eterno.
Es en este cuarto círculo de Havona donde visitaremos el Paraíso para descubrir al Hijo Eterno.
Al cuarto circuito de Havona se le llama a veces el «circuito de los Hijos». Desde los mundos de este circuito, los peregrinos ascendentes van al Paraíso para conseguir un contacto comprensivo con el Hijo Eterno, mientras que en los mundos de este circuito los peregrinos descendentes consiguen una nueva comprensión de la naturaleza y de la misión de los Hijos Creadores del tiempo y del espacio. En este circuito hay siete mundos en los que el cuerpo de reserva de los Migueles Paradisiacos mantienen escuelas especiales de servicio que ofrecen un ministerio mutuo a los peregrinos ascendentes y descendentes; en estos mundos de los Hijos Migueles es donde los peregrinos del tiempo y los peregrinos de la eternidad llegan por primera vez a una verdadera comprensión mutua. Las experiencias de este circuito son en muchos aspectos las más fascinantes de toda la estancia en Havona. (LU 26:8.1)
4- Prepárate para reconocer al Padre Universal.
Al llegar al tercer círculo de Havona, serán los guías del Padre quienes entrarán en acción por nosotros.
Cuando el alma del peregrino alcanza el tercer círculo de Havona, llega bajo la tutela de los guías del Padre, los ministros superáficos más antiguos, más cualificados y más experimentados. Los guías del Padre mantienen en los mundos de este circuito sus escuelas de sabiduría y sus facultades técnicas, donde todos los seres que viven en el universo central sirven como educadores. No se descuida nada que pueda ser de utilidad para una criatura del tiempo en esta aventura trascendente de conseguir la eternidad. (LU 26:9.1)
Alcanzar al Padre Universal es el pasaporte para la eternidad, a pesar de los circuitos que queden por atravesar. Por eso se produce un acontecimiento de gran importancia en el mundo piloto del círculo número tres cuando el trío de transporte anuncia que la última aventura del tiempo está a punto de comenzar; que otra criatura del espacio trata de entrar en el Paraíso por las puertas de la eternidad. (LU 26:9.2)
5- Consejos en estas excursiones al Paraíso.
Hasta que alcancemos el estatus de residencia en el Cielo, allí seremos bienvenidos como visitantes.
Cuando un alma ascendente sale realmente hacia el Paraíso, sólo va acom-pañada por el trío de transporte: el asociado superáfico del círculo, el Guía de los Graduados y el siempre presente asociado servital de este último. Estas excursiones desde los círculos de Havona hasta el Paraíso son viajes de prueba; los ascendentes no poseen todavía el estado paradisiaco. No consiguen el estado residencial en el Paraíso hasta que no han pasado por el descanso final del tiempo, que tiene lugar después de haber alcanzado al Padre Universal y de haber recibido la acreditación final de los circuitos de Havona. No comparten la «esencia de la divinidad» y el «espíritu de la supremacía» hasta después del descanso divino, y entonces empiezan a trabajar realmente en el círculo de la eternidad y en presencia de la Trinidad. (LU 26:7.4)
Los compañeros del trío de transporte del ascendente no son necesarios para permitirle que localice la presencia geográfica de la luminosidad espiritual de la Trinidad, sino más bien para proporcionar toda la ayuda posible a un peregrino en su difícil tarea de reconocer, discernir y comprender suficientemente al Espíritu Infinito como para efectuar el reconocimiento de su personalidad. Cualquier peregrino ascendente que se encuentre en el Paraíso puede discernir la presencia geográfica o localizada de la Trinidad; la gran mayoría es capaz de ponerse en contacto con la realidad intelectual de las Deidades, especialmente de la Tercera Persona, pero no todos pueden reconocer o ni siquiera comprender parcialmente la realidad de la presencia espiritual del Padre y del Hijo. Y todavía es más difícil obtener siquiera un mínimo de comprensión espiritual del Padre Universal. (LU 26:7.5)
1- El entendimiento constituye el pasaporte al Paraíso.
Bien equipado con una mente cósmica, el ascendente ahora es capaz de comprender a la Deidad para finalmente acceder al Paraíso.
La capacidad de comprender es el pasaporte de los mortales para el Paraíso. La buena voluntad para creer es la clave para Havona. La aceptación de la filiación, la cooperación con el Ajustador interior, es el precio de la supervivencia evolutiva. (LU 26:4.15)
2- Prepárate para el viaje al Paraíso.
Desde el tiempo y el espacio, debemos atravesar la última etapa, la de la eternidad, para tener estatus residencial en el Paraíso.
Hacia el final de su estancia en el primer círculo, los peregrinos ascendentes encuentran por primera vez a los instigadores del descanso de la orden primaria de los supernafines. Son los ángeles del Paraíso que salen para dar la bienvenida a aquellos que se hallan en el umbral de la eternidad y para completar su preparación con vistas al sueño de transición de la última resurrección. No sois realmente hijos del Paraíso hasta que no habéis atravesado el círculo interior y habéis experimentado la resurrección de la eternidad después del sueño final del tiempo. Los peregrinos perfeccionados empiezan este descanso, se duermen, en el primer círculo de Havona, pero se despiertan en las orillas del Paraíso. De todos aquellos que ascienden a la Isla eterna, sólo los que llegan de esta manera son los hijos de la eternidad; los demás van como visitantes, como invitados, sin tener la condición de residentes. (LU 26:11.6)
3- El último sueño previo al Paraíso.
No haremos esta prueba del último sueño del tiempo solos, estaremos acompañados por nuestro asociado del primer circuito de Havona.
Y ahora, en la culminación de la carrera de Havona, cuando vosotros los mortales os dormís en el mundo piloto del circuito interior, no emprendéis a solas vuestro descanso como lo hicisteis en los mundos de vuestro origen cuando cerrasteis los ojos en el sueño natural de la muerte física, ni como lo hicisteis cuando entrasteis en el largo trance de transición antes de viajar hacia Havona. Ahora, mientras os preparáis para el descanso de la consecución, vuestro asociado de tantos años del primer círculo, el majestuoso complemento del descanso, se coloca a vuestro lado, se prepara para emprender el descanso junto a vosotros, como garantía de Havona de que vuestra transición ha concluido y de que sólo estáis a la espera de los toques finales de la perfección.
Vuestra primera transición fue en verdad la muerte; la segunda fue un sueño ideal, y ahora la tercera metamorfosis es el verdadero descanso, la relajación de todos los tiempos. LU 26:11.7-8
4- El resto terminal del tiempo.
La transición del nivel de tiempo y espacio al de la eternidad sin tiempo ni espacio representa un paso importante en el acercamiento a la naturaleza de la deidad.
Pero el último sueño metamórfico es algo más que los sueños de transición anteriores que marcaron la obtención de los estados sucesivos de la carrera ascendente; gracias a él las criaturas del tiempo y del espacio atraviesan los límites más interiores de lo temporal y de lo espacial para conseguir el estado residencial en las moradas sin tiempo y sin espacio del Paraíso. Los instigadores y los complementos del descanso son tan esenciales para esta metamorfosis trascendente como los serafines y los seres asociados lo son para que la criatura mortal sobreviva a la muerte. (LU 27:1.3)
5- El último gran esfuerzo de fe.
Este último sueño del tiempo hacia la eternidad es nuestra acción final de fe en nuestro Padre Celestial.
Emprendéis el descanso en el circuito final de Havona y sois resucitados eternamente en el Paraíso. Y cuando os repersonalizáis espiritualmente allí, reconocéis inmediatamente que el instigador del descanso que os da la bienvenida a las orillas eternas es el mismo supernafín primario que provocó vuestro sueño final en el circuito más interior de Havona; y os acordaréis de vuestro último gran esfuerzo de fe cuando os preparasteis para confiar una vez más la custodia de vuestra identidad en las manos del Padre Universal. (LU 27:1.4)
6- La llegada de la eternidad al Paraíso.
Ahora ha tenido lugar en nosotros una transformación inimaginable: somos espíritus divinamente eternos.
El último descanso del tiempo se ha disfrutado; el último sueño de transición se ha experimentado; ahora os despertáis a la vida perpetua en las orillas de la morada eterna. «Y ya no habrá más sueño. La presencia de Dios y de su Hijo están ante vosotros y sois eternamente sus servidores; habéis visto su rostro y su nombre es vuestro espíritu. Allí ya no habrá más noche; y no necesitan la luz del Sol porque la Gran Fuente-Centro les da luz; vivirán para siempre jamás. Y Dios enjugará todas las lágrimas de sus ojos; ya no habrá más muerte, ni tristeza ni llanto, y tampoco habrá más dolor, porque las antiguas cosas han desaparecido». (LU 27:1.5)
1- El alcance del destino del Paraíso.
Desde la simple naturaleza animal fusionada con la naturaleza divina más elevada del Centro de la Primera Fuente y perfeccionada en espíritu, nuestra misión será administrar mundos en el primer nivel del espacio exterior.
¡Qué aventura! ¡Qué gesta! Una creación gigantesca que será administrada por los hijos del Supremo, esos Ajustadores personalizados y humanizados, esos mortales eternizados y unidos a sus Ajustadores, esas combinaciones misteriosas y esas asociaciones eternas entre la manifestación más elevada que se conoce de la esencia de la Fuente-Centro Primera, y la forma más humilde de vida inteligente capaz de comprender y de alcanzar al Padre Universal. Pensamos que estos seres amalgamados, estas asociaciones entre el Creador y la criatura, se convertirán en unos gobernantes magníficos, unos administradores incomparables y unos directores comprensivos y compasivos para todas y cada una de las formas de vida inteligente que puedan llegar a existir en todos esos futuros universos del primer nivel del espacio exterior.
Es verdad que vosotros, los mortales, sois de origen terrestre, de origen animal; vuestro cuerpo es ciertamente de polvo. Pero si queréis realmente, si verdaderamente lo deseáis, es seguro que la herencia de los siglos será vuestra, y que algún día serviréis en todos los universos en vuestra verdadera condición —la de hijos del Dios Supremo de la experiencia e hijos divinos del Padre Paradisiaco de todas las personalidades. LU 112:7.18-19
2- Compañerismo celestial para los ascendentes.
¡Los Creadores nunca nos dejan solos en este largo viaje hacia la perfección!
Los mortales proceden de unas razas que son muy sociables. Los Creadores saben muy bien que «no es bueno que el hombre esté solo» y, en consecuencia, toman sus disposiciones para que esté acompañado, incluso en el Paraíso.
Si vosotros, como mortales ascendentes, llegarais al Paraíso en compañía de la compañera o íntima asociada de vuestra carrera terrestre, o si vuestro guardián seráfico del destino llegara por casualidad con vosotros o bien os estuviera esperando, entonces no se os asignaría ningún compañero permanente. Pero si llegáis solos, un compañero os dará con toda seguridad la bienvenida cuando os despertéis del sueño final del tiempo en la Isla de Luz. Aunque se sepa que llegaréis acompañados de algún asociado ascendente, se designarán a unos compañeros temporales para que os den la bienvenida a las orillas eternas y para acompañaros hasta el lugar preparado para recibiros a vosotros y a vuestros asociados. Podéis estar seguros de que seréis cálidamente recibidos cuando experimentéis la resurrección para la eternidad en las orillas perpetuas del Paraíso.
Durante los días finales de la estancia del ascendente en el último circuito de Havona se designan a los compañeros que lo van a recibir, y éstos examinan cuidadosamente los datos relacionados con su origen mortal y su agitada ascensión a través de los mundos del espacio y de los círculos de Havona. Cuando reciben a los mortales del tiempo, ya están bien versados en las carreras de estos peregrinos que llegan, y demuestran ser enseguida unos compañeros comprensivos y fascinantes.
Durante vuestra estancia prefinalitaria en el Paraíso, si por alguna razón tuvierais que separaros temporalmente del asociado —mortal o seráfico— de vuestra carrera ascendente, se os asignaría inmediatamente un Compañero Paradisiaco para aconsejaros y acompañaros. Una vez que ha sido asignado a un mortal ascendente que reside solitariamente en el Paraíso, el compañero permanece con esa persona hasta que ésta se reúne con sus asociados ascendentes o es enrolada debidamente en el Cuerpo de la Finalidad. LU 25:8.4-7
1- Ingresa al Cuerpo de Finalidad.
Después de este largo viaje a través del tiempo y el espacio, luego de este comienzo hacia la eternidad, se alcanza la meta del nivel finito del hombre, la entrada al Cuerpo de la Finalidad.
Después de conseguir la satisfacción suprema de la plenitud de la adoración, estáis cualificados para ser admitidos en el Cuerpo de la Finalidad. La carrera ascendente casi ha terminado, y se prepara la celebración del séptimo jubileo. El primer jubileo señaló el acuerdo del mortal con su Ajustador del Pensamiento cuando se selló la intención de sobrevivir; el segundo fue el despertar en la vida morontial; el tercero fue la fusión con el Ajustador del Pensamiento; el cuarto fue el despertar en Havona; el quinto celebró el descubrimiento del Padre Universal; y el sexto jubileo fue el acontecimiento del despertar en el Paraíso después del sueño de tránsito final del tiempo. El séptimo jubileo señala la entrada en el cuerpo finalitario de los mortales y el comienzo del servicio en la eternidad. Cuando un finalitario alcance la séptima fase de su realización espiritual, este hecho señalará probablemente la celebración del primer jubileo de la eternidad. (LU 27:7.8)
2- Juramentación del finalista.
Los Trascendentales están sujetos a Dios Último, y su actual estancia en el Paraíso está dirigida y supervisada en todos los sentidos por la Trinidad.
Aunque todos los mortales que alcanzan el Paraíso fraternizan a menudo con los Trascendentales, tal como lo hacen con los Ciudadanos del Paraíso, sucede que el primer contacto formal de un hombre con un Trascendental se produce durante el acontecimiento memorable en el que, como miembro de un nuevo grupo finalitario, el ascendente mortal se encuentra en el círculo de recepción finalitario donde el jefe de los Trascendentales toma el juramento trinitario de la eternidad; este jefe es el que preside a los Arquitectos del Universo Maestro. (LU 31:8.4)
3- Comienzo del final del largo ascenso.
Ahora es el momento de contemplar el propósito del programa del Padre de hacernos seres de perfección.
Paso a paso, vida tras vida, mundo tras mundo, la carrera ascendente ha sido superada y la meta de la Deidad ha sido alcanzada. La supervivencia es completa en su perfección, y la perfección está llena de la supremacía de la divinidad. El tiempo se pierde en la eternidad; el espacio queda engullido en una identidad y una armonía adoradora con el Padre Universal. Las transmisiones de Havona emiten los informes espaciales de gloria, la buena nueva de que en verdad las criaturas concienzudas de naturaleza animal y de origen material se han convertido real y eternamente, por medio de la ascensión evolutiva, en los hijos perfeccionados de Dios. (LU 26:9.4)
4- El destino de los finalistas en espacios exteriores.
El Ser Supremo revelará Su función terciaria no revelada en estas regiones actualmente inexploradas del espacio exterior y nosotros somos finalitarios del cuerpo paradisíaco, hijos experienciales del Supremo. Entonces, ¡preparémonos para otra gran aventura!
Creemos que los mortales fusionados con su Ajustador, así como sus asociados finalitarios, están destinados a ejercer su actividad de alguna manera en la administración de los universos del primer nivel del espacio exterior. No tenemos la menor duda de que, a su debido tiempo, estas enormes galaxias se convertirán en universos habitados. Y estamos igualmente convencidos de que entre sus administradores se encontrarán los finalitarios paradisiacos, cuyas naturalezas son la consecuencia cósmica de la mezcla de la criatura y del Creador. (LU 112:7.17)
5- El elevado destino de los finalitarios.
Si superaremos a los Perfeccionadores de la Sabiduría en sabiduría administrativa, ¡sólo el futuro lo dirá!
Los Perfeccionadores de la Sabiduría necesitarán siempre este complemento de sabiduría experiencial para completar su sagacidad administrativa. Pero se ha presupuesto que los finalitarios del Paraíso quizás podrían conseguir un alto nivel de sabiduría no alcanzado hasta ahora después de que inicien algún día la séptima fase de la existencia espiritual. Si esta deducción es correcta, entonces estos seres perfeccionados de la ascensión evolutiva se convertirían sin duda en los administradores universales más eficaces que se haya conocido nunca en toda la creación. Creo que este es el alto destino de los finalitarios. (LU 19:2.5)