© 2015 Demetrio Gómez
© 2015 Asociación Urantia de España
[Presentación dada en el XIV Encuentro de lectores de El libro de Urantia en España, del 30 de abril al 3 de mayo de 2015]
[Nota: debido a la extensión de este artículo también ha aparecido en forma resumida en la revista «Luz y Vida». Podéis leerlo aquí.]
En el siglo I E.C., Yahshúa ben Yosef, el carpintero de Nazaret, dedicó parte de su año 28 y todo su año 29 a recorrer casi toda la zona de la cuenca mediterránea del Imperio Romano. Este fue un periodo fascinante de su vida. Posiblemente, la más cautivadora aventura de su experiencia humana. Y por muchas razones en aquel tiempo, fue conocido como «EL ESCRIBA DE DAMASCO».
Yahshúa ben Yosef trabajaba como carpintero de barcas en un astillero de Cafarnaúm con el constructor, Zebedeo, hasta que en marzo del año 22 E.C. se despidió de él para pasar la Pascua Judía de ese mismo año, en Jerusalén. Durante la semana que duraba la pascua, aparentemente por casualidad, conoció a un rico mercader de la India y a su hijo, un joven de unos 17 años de edad.
Como Yahshúa además del idioma hebreo y del arameo de galilea, hablaba bien el griego, y se defendía bastante bien con la lengua que hablaban Gonod y Ganid (que así se llamaban estos ricos viajeros), pronto se hicieron amigos y Gonod le pidió a Yahshúa que les acompañara, contratado como traductor para sus negocios y de paso como tutor para el muchacho. Gonod enseguida se percató de haber contratado a valioso y culto profesor.
Yahshúa había aprendido los rudimentos del idioma que hablaban Gonod y Ganid cuando estuvo cuatro meses en Damasco trabajando, haciendo traducciones del griego a una de las lenguas de la India, con la ayuda de un nativo de la región donde vivían Gonod y Ganid. [LU 128:4.1] [LU 132:0.3]
El motivo principal de tan largo viaje era conocer personas del mundo de manera directa en sus propios países. Conoció a muchos hombres y mujeres: ricos, pobres, poderosos, humildes, esclavos, religiosos, ateos, filósofos y de muchas otras profesiones. Todo ello antes del ministerio de vida pública. [LU 129:3.8]
Salieron de Jerusalén el domingo por la mañana el día 26 de Abril del año 22 E.C. El viaje duró 19 meses y 14 días.
Desde Jerusalén se dirigieron a Cesárea, la capital de Palestina, parando en Jope. En Cesárea se embarcaron para Alejandría. Desde Alejandría navegaron hasta Lasea en la isla de Creta. Desde Creta, siguieron por mar hasta Cartago, haciendo escala en Cirene. En Cartago tomaron otro barco hacia Nápoles, deteniéndose en Malta. Siracusa y Mesina. Desde Nápoles fueron a Capua, y desde allí viajaron por la Vía Apia hasta Roma (primera parte de la travesía).
El joven Ganid aprendió mucho con su tutor, ya que pudo observar como este, en cada oportunidad que se le presentaba, hacía amistad con la gente que encontraba en el camino. También su Maestro aprendió mucho sobre la civilización y la cultura de la India con Gonod y Ganid.
Durante la parada en Jope entablaron amistad con un joven filisteo buscador de la verdad y, como el Maestro era un dador de la verdad, un día después de cenar el joven filisteo, sin saber que este «escriba de Damasco» estaba bien versado en la cultura hebrea, le preguntó: «¿Tú crees realmente que el gran pez se tragó a Jonás?» LU 130:1.2.
«Amigo mío», respondió el escriba, «todos somos a veces como Jonás, con una vida que vivir de acuerdo con la voluntad de Dios. Cada vez que tratamos de esquivar el deber de la vida diaria para ir en busca de tentaciones lejanas, nos ponemos bajo el dominio de influencias que no están dirigidas por el poder de la verdad ni por la fuerza de la rectitud. Huir del deber es sacrificar la verdad. Huir del deber del servicio de la luz y la vida, solo puede llevar a esos conflictos angustiosos con las temibles ballenas del egoísmo; que al final conducen a las tinieblas de la muerte.»
«A menos que esos Jonases que abandonan a Dios, aun estando en lo más profundo de la desesperación, deseen volver su corazón hacia la búsqueda de Dios y su bondad con hambre de verdad y sed de rectitud, no hay nada que pueda retenerlas por más tiempo en su cautiverio. Por más profundos que sean los abismos donde puedan haber caído, cuando buscan la luz de todo corazón, el espíritu del Señor Dios de los cielos las libera de sus cadenas. Las tribulaciones de la vida las arroja a la tierra firme de las nuevas oportunidades para un servicio renovado y una vida más sabia.»
Esto no fue todo lo que Gadía (que así se llamaba el joven filisteo) quería saber, de manera que continuó hablando con el amable escriba hebreo. El joven, al igual que a mucha gente de hoy en día, se pregunta: ¿por qué Dios, si es tan infinitamente bueno, permite el mal y la injusticia? ¿Cómo puede permitir que suframos tantas penas a causa del mal? Me imagino la mirada bondadosa del escriba al responder a esta pregunta. LU 130:1.5-6
«Hermano mío: Dios es amor, por lo tanto debe ser bueno, y su bondad es tan grade que no puede contener las cosas irreales del mal… El mal es la elección inmadura e irreflexiva de los que se resisten a la bondad, y rechazan la belleza del bien y traicionan la verdad… El mal es la inevitable oscuridad que sigue de cerca al rechazo imprudente de la luz. El mal es lo falso y lo tenebroso; cuando se elige hacer el mal conscientemente y se aprueba voluntariamente, se convierte en pecado.»
«Al dotarte de la facultad de escoger entre la verdad del bien y el error del mal, tu Padre Celestial ha creado el potencial negativo de la vía positiva de la luz y la vida; los errores del mal no existen hasta el momento en que una criatura inteligente quiere que exista… Por eso nuestro Padre celestial que está en los cielos permite que el bien y el mal caminen juntos hasta el final de la vida, al igual que la naturaleza permite que el trigo y la cizaña crezcan juntos hasta el momento de la siega.»
Cuando nuestros amigos viajeros arribaron a Cesarea tuvieron que permanecer allí más tiempo del que habían previsto, debido a que uno de los grandes remos que servía de timón al barco estaba a punto de romperse, por lo que el capitán decidió reemplazarlo por otro nuevo. Como en Cesarea no había carpinteros cualificados para la fabricación de remos tan enormes, Yahshúa, que era un buen carpintero, se ofreció para ayudar en su fabricación.
Las tardes las dedicaban a visitar la ciudad. La segunda tarde, los tres asistieron a un espectáculo en el enorme anfiteatro que podía acoger a unas veinte mil personas. Al tercer día, hicieron una visita al palacio real del gobernador.
Un joven griego que trabajaba de ayudante con el Maestro carpintero en la fabricación del remo del timón, cuando le oyó decir que el Padre que está en los cielos se interesa por el bienestar de sus hijos en la tierra le preguntó: «si los dioses se interesan tanto por mí, ¿por qué no quitan este capataz cruel e injusto que dirige este taller?» LU 130:2.4
El muchacho se quedo muy sorprendido cuando el Maestro carpintero le replicó: «Puesto que conoces los caminos de la bondad y valoras la justicia, tal vez los Dioses han puesto a este hombre equivocado para que puedas guiarlo a un camino mejor. Tal como están las cosas, este hombre te domina porque sus malos tratos te influyen desfavorablemente. Quizás tú eres la sal que puede hacer a este hermano más agradable, si es que no has perdido tu sabor. Puedo predecir que el bien que hay en ti podría vencer el mal que hay en él… Esto debería ser para ti un desafío… ¡Seguramente no serás un cobarde capaz de permanecer en la orilla del mar mirando como un compañero que no sabe nadar se ahoga! ¡Cuánto más valiosa es el alma de este hombre que se debate en las tinieblas, comparada con su cuerpo que está a punto de ahogarse!»
Ganid, se dio cuenta que su Maestro empleaba mucho tiempo de sus ratos libres en hablar y relacionarse con la gente que le iba saliendo al paso. El joven indio decidió averiguar el motivo de esta manera de actuar de su tutor, así que directamente le pregunto: «Maestro, ¿por qué te ocupas constantemente en hablar con extraños?». A lo que el Maestro le respondió: «Ganid, ningún hombre es extraño para el que conoce a Dios. En la experiencia de en encontrar al Padre que está en los cielos, descubres que todos los hombres son tus hermanos, ¿y no es normal que uno se sienta alegre al encontrar a un hermano recién descubierto? Conocer a nuestros hermanos y hermanas, comprender sus problemas y aprender a amarlos, es la experiencia suprema de la vida.» LU 130:2.6
Aquella tarde habían disfrutado jugando con un perro pastor muy inteligente, y Ganid quiso saber si el perro tenía alma. El Maestro le dijo: «El perro tiene una mente que puede conocer al hombre, su dueño, pero no puede conocer a Dios porque Dios es espíritu. Así pues, el perro no posee una naturaleza espiritual, y por eso no puede disfrutar de un experiencia espiritual…La mente del perro no es una mente reflexiva. La posesión del poder de discriminar los significados de los valores espirituales y eternos… el poder elegir la verdad, es lo que convierte al hombre mortal en un ser moral racional.» LU 130:2.8
Aquella tarde hablaron hasta bien entrada la noche, pues el joven también le había pedido al Maestro que le explicara la diferencia entre la voluntad de Dios y el acto humano de elegir, que también se llama voluntad. De manera resumida, Yahshúa le dijo: la voluntad de Dios es el camino de Dios, elegir asociarse con Dios frente a cualquier alternativa potencial. De hecho, hacer la voluntad de Dios es la experiencia progresiva de parecerse cada vez más a Él. Dios es la fuente y el destino de todo lo que es bueno, bello y verdadero. Hacer la voluntad de Dios es la elección deliberada de un ser auto-consciente, que le conduce a una decisión y aun comportamiento basado en una reflexión inteligente. La voluntad del hombre es hacer las cosas y tomar sus decisiones a su propio modo y manera. Es lo que un mortal escoge ser y hacer. La voluntad es esa manifestación de la mente humana que permite a la conciencia subjetiva expresarse objetivamente y experimentar el fenómeno de aspirar a ser semejante a Dios.
La travesía hasta Alejandría resultó muy agradable para los tres. Ganid mantuvo ocupado a su tutor todo el viaje contestando sus preguntas. Al acercarse a la ciudad, el muchacho se emocionó al contemplar el enorme faro. No en vano era una de las siete maravillas del mundo antiguo.
Al ver tan emocionado al joven, el Maestro de dijo:«Y tú, hijo mío, te parecerás a este faro cuando regreses a la India, incluso cuando tu Padre descanse en paz. Serás como la luz de la vida para los que estén a tu alrededor en las tinieblas, mostrando a todos los que lo deseen el camino seguro para llegar al puerto de la salvación». Estrechando la mano de su maestro, Ganid le dijo: «Lo seré».
A las cuatro horas de desembarcar, ya estaban acomodados cerca del extremo oriental de la gran avenida, de unos treinta metros de ancha y ocho kilómetros de larga. Alejandría era una enorme ciudad de un millón de habitantes, con muchos lugares atractivos para visitar: la universidad-museo, la biblioteca, el mausoleo real, el palacio, el templo de Neptuno, el teatro y el gimnasio.
Gonod se dedicó a sus negocios mientras que maestro y alumno se fueron a la biblioteca, la más grande del mundo. En esta biblioteca había cerca de un millón de manuscritos legados de todos los países civilizados: Grecia, Roma, Palestina, Partia, India, China e incluso Japón. Yahshúa contó a Ganid que las escrituras hebreas habían sido traducidas al idioma griego en este lugar (la Septuginta)
Bajo la dirección de su Maestro, Ganid hizo una recopilación de todas las religiones del mundo que reconocían a una Deidad Universal, aunque pudieron admitir también otras deidades subordinadas.
La universidad-museo era más bien una universidad de bellas artes, pintura, escultura, ciencia y literatura. Profesores eruditos daban allí conferencias diarias. Día tras día, el escriba de Damasco interpretaba las conferencias para Ganid. De repente, un día el joven exclamó: «Maestro: tú sabes más que todos estos profesores juntos; deberías levantarte y decirles las grandes cosas que me has enseñado. Yo creo que están confundidos porque piensan demasiado. Hablaré con mi padre para que arregle esto». Yashúa sonrió y le dijo:
«Eres un alumno admirativo, Ganid, pero estos maestros no están dispuestos a que tú y yo les enseñemos nada. El orgullo de la erudición no espiritualizada es una trampa en la experiencia humana. El verdadero maestro mantiene su integridad intelectual permaneciendo siempre como un alumno».
El Maestro elogió a Ganid muchos aspectos de la filosofía griega y de la doctrina de los estoicos, pero le inculcó la verdad de que estos sistemas de creencias, así como las enseñanzas imprecisas de algunos compatriotas de Ganid, solo eran religiones en el sentido de que inducían a los hombres a encontrar a Dios y a disfrutar la experiencia viviente de conocer al Eterno.
Una noche, antes de partir de Alejandría, tuvieron una larga conversación con uno de los profesores que daban conferencias en la universidad. Este profesor daba una conferencia sobre las enseñanzas de Platón. El escriba de Damasco hizo de intérprete para el erudito maestro griego, sin añadir o quitar nada de lo que el profesor había explicado. Yahshúa aprobaba de manera moderada alguna de las teorías acerca de que las cosas materiales del mundo eran vagos reflejos de las realidades espirituales invisibles, pero más sustanciales. No obstante, trató de poner cimientos más sólidos para la reflexión del joven.
El Maestro inició una larga charla sobre la realidad. En resumen, dijo:
La fuente de realidad es el Infinito. Las cosas materiales fintas son la repercusión en el espacio-tiempo del Arquetipo Paradisiaco y de la Mente Universal del Dios Eterno. La causalidad en el mundo físico, la conciencia de sí mismo en el mundo intelectual y el yo progresivo en el mundo espiritual. Estas realidades proyectadas a escala universal, combinadas en una conexión eterna y experimentadas con cualidades perfectas y valores divinos, constituyen la realidad del Supremo. El más alto nivel que las criaturas finitas pueden alcanzar es el reconocimiento del Padre Universal y el conocimiento del Supremo.
La criatura solamente puede unificarse con el Creador mediante la perfección, la armonía y la unanimidad de la voluntad. El deseo de hacer la voluntad del Padre siempre ha de ser supremo en el alma, y debe dominar la mente de un hijo ascendente de Dios. Una causación desprovista de mente no puede transformar lo rudimentario simple en elementos refinados y complejos; la experiencia sin el espíritu tampoco puede hacer que las mentes materiales de los mortales del tiempo se conviertan en caracteres divinos de supervivencia eterna.
Un tuerto nunca podrá percibir la profundidad de una perspectiva. De la misma manera, los científicos materialistas tuertos y los místicos alegóricos espirituales tuertos tampoco pueden tener una visión correcta ni pueden comprender adecuadamente las verdaderas profundidades de la realidad universal.
El único atributo del universo que caracteriza en total exclusiva a la Deidad Infinita es la perpetua donación creativa de la personalidad, que puede sobrevivir hasta alcanzar la divinidad. La personalidad es la dotación cósmica, es esa fase de la realidad universal que puede coexistir con unos cambios ilimitados y al mismo tiempo conservar su identidad indefinidamente por toda la eternidad.
La vida surge a la existencia mediante la acción de la Mente Universal y la activación de la chispa espiritual de Dios que es espíritu. El valor de la vida es su capacidad de progreso. Y su significado es su adaptabilidad armónica al entorno universal. La mala adaptación de la vida autoconsciente al universo, produce des-armonía cósmica. Si la voluntad de la personalidad diverge definitivamente de la tendencia del universo, termina en aislamiento intelectual y en la segregación de la personalidad. La pérdida del piloto espiritual interior sobreviene con el cese espiritual de la existencia.
El conocimiento es la capacidad de la mente material de discernir los hechos. La verdad es el dominio del intelecto espiritualmente dotado que es consciente de conocer a Dios. El conocimiento se puede demostrar, pero la verdad se experimenta. El conocimiento es una posesión de la mente; la verdad es la experiencia del alma, del yo que progresa.
El error (el mal) es la consecuencia de la imperfección. La presencia del mal constituye la prueba de las inexactitudes de la mente y de la inmadurez del yo en evolución. De manera que el mal también es una medida de la imperfección con la que se interpreta el universo. El error (el mal) no es una peculiaridad real del universo; es simplemente la observación de una relatividad en las relaciones, entre la imperfección de lo finito incompleto y los niveles ascendentes del Supremo y del Último.
El Maestro explico todo esto en un lenguaje que el joven pudiera comprender de manera apropiada, pero a Ganid se le cerraban los ojos y al final se quedó profundamente dormido.
La mañana siguiente se levantaron temprano para embarcar para Lasea, en la isla de Creta.
La parada en la isla de Creta solo hubo un par de ocasiones que merezca la pena recordar, debido a que nuestros viajeros habían pensado en descansar visitando la isla y pasear por sus montañas.
Cierto día durante la visita a Buenos Puertos se produjo un incidente que Ganid no Cierto día, durante la visita a Buenos Puertos, se produjo un incidente que Ganid no olvidaría nunca. Un borracho estaba agrediendo a una joven esclava en la vía pública. Cuando Yahshúa vio a la muchacha en apuros no lo dudó un instante y se abalanzó sobre la pareja, retirando a la joven al tiempo que sujetaba fuertemente al borracho con su poderoso brazo extendido, hasta que el borrachín se agotó pataleando y dando golpes al aire. Ganid tuvo deseos de ayudar a su tutor ante la posible pelea pero Gonod se lo impidió. Probablemente Yahshúa en toda su vida humana nunca estuvo tan cerca de pelearse con uno de sus semejantes como en esta ocasión.
La joven quedó enormemente agradecida por esta ayuda tan oportuna, y luego los tres la acompañaron hasta su casa. Aquella tarde le costó trabajo al Maestro, hacer entender a Ganid por qué no había golpeado al borracho. Ganid pensaba que este hombre merecía por lo menos tantos golpes como había dado a la joven esclava.
Al día siguiente, los tres amigos fueron a las montañas (las montañas Blancas) y mientras paseaban por las colinas se encontraron con un joven solitario, triste y abatido. Al verle Yahshúa en ese estado le saludó amablemente diciendo: «¡Saludos amigo mío!, ¿por qué estas tan triste en un día tan espléndido? Si ha sucedido algo que te aflija, quizás pueda ayudarte de alguna manera». Como el joven no decía nada, el Maestro continuó: "me gustaría saber si conoces bien estos lugares y, si es así, ¿podrías indicarme cual es el mejor camino para llegar a Fénix? Entonces el joven, que conocía muy bien aquellos parajes, se interesó tanto en responder al extranjero que le preguntaba, que dibujó en la tierra con todo detalle todos los caminos y atajos que conducían hasta la ciudad de Fénix.
El escriba de Damasco estaba decidido a sacar al joven de su desesperación y, como el joven seguía sin decir nada, continuó: «No sería justo por mi parte, ya que nos has prestado esta ayuda tan valiosa para encontrar el mejor camino a Fénix, y luego alejarme sin hacer el menor esfuerzo por responder a tu petición de de ayuda para que puedas encontrar el mejor camino hacia el destino que buscas en tu corazón. Lo mismo que tú conoces bien los caminos que conducen a Fénix por haberlo recorrido muchas veces, yo conozco bien el camino de la ciudad de tus esperanzas frustradas y de de tus ambiciones contrariadas, y puesto que me has pedido ayuda no te decepcionare».
El joven se quedó atónito y balbuceando contestó: «pero si yo no he pedido nada». Entonces el Maestro, poniéndole la mano en el hombro, le dijo: «no, hijo mío, no con palabras, pero con tu mirada apelaste a mi corazón. Anda, siéntate a mi lado mientras te hablo de los caminos del servicio y de los caminos de la felicidad que conducen desde las penas del yo a las alegrías de las actividades afectuosas en la fraternidad de los hombres y en servicio del Dios del cielo».
Luego el escriba de Damasco, realzando las cualidades físicas y mentales que poseía el joven, le instó a levantase y poner su mente a trabajar para resolver los problemas de la vida, a liberarse de sus miedos, a confiar en el espíritu interior que le serviría de guía hasta el punto de renacer en el espíritu restableciendo su fe perdida y a regresar rápidamente a sus deberes y vivir la vida en la carne como un hijo de Dios y como un mortal dedicado al servicio de los demás en la Tierra y en el más allá al destino magnifico y perpetuo servicio de Dios en la eternidad.
Este joven, llamado Fortunato, se convirtió más tarde en el líder de los cristianos de Creta y en el íntimo asociado de Tito en sus esfuerzos por elevar espiritualmente a los cretenses creyentes.
En Cirene, los viajeros hicieron otra parada de dos días cuando navegaban rumbo a Cartago, en el norte de África. Es aquí donde Yahshúa y Ganid prestaron sus primeros auxilios a un muchacho llamado Rufo que había resultado herido al volcarse una carreta de bueyes con carga. Lo llevaron a casa de su madre, y en cuanto a su padre Simón, jamás podía imaginar que el hombre a quien ayudó a llevar la cruz más tarde en Jerusalén por orden de un soldado romano era el mismo extranjero que en otro tiempo había socorrido a su hijo. (Mt.27:32, Marc.15:21, Luc 23:26)
Rumbo a Cartago, Gonod y Ganid se percataron de que el escriba de Damasco también era un buen narrador de historias, por eso le pidieron que les contara anécdotas de sus primeros años de su vida en Galilea. Ganid también notó que la mayoría de las personas con las que se habían encontrado por casualidad se sentían atraídas por su maestro, por eso le preguntó: «Maestro, ¿qué hay que hacer para ganarse amigos?» Su maestro le contestó: «Interésate por tus semejantes, aprende a amarlos y vigila la oportunidad de hacer algo más por ellos».
Allí, el Maestro tuvo una larga conversación con un sacerdote mitríaco sobre el tiempo y el espacio. En pocas palabras y resumido, le dijo: «el tiempo es la corriente de los acontecimientos temporales que fluyen periódicamente percibidos por la consciencia de la criatura. El tiempo es un nombre que se le ha dado al orden en que suceden los acontecimientos, que permite reconocerlos y separarlos. El movimiento del tiempo solo se revela en relación con algo que no se mueve en el espacio como fenómeno del tiempo. Hay siete conceptos diferentes del espacio tal como está condicionado por el tiempo. El espacio se mide por el tiempo y no el tiempo por el espacio. El espacio no está vacío y la mente es la única cosa que el hombre que conoce a Dios puede transcender, aunque sea parcialmente. Cuanto más se aproxima la consciencia a la noción de las siete dimensiones cósmicas el concepto del espacio potencial se aproxima más a la ultimidad».
La primera parada en el camino hacia Italia era la isla de Malta, donde el escriba consoló a un joven abatido y desanimado llamado Claudio. Este muchacho había pensado en suicidarse, pero cuando terminó de hablar con el escriba de Damasco dijo: «Voy a afrontar la vida como un hombre; basta ya de hacer el cobarde. Voy a volver con mi gente y empezar de nuevo» LU 130:8.1. Más tarde se unió a Pedro para proclamar el cristianismo en Roma y en Nápoles, y después de la muerte de Pedro fue a España a predicar el evangelio. Este fue otro de los muchos hombres que nunca supo que quien le había inspirado en Malta, era Yahshúa el carpintero de Nazaret, a quien posteriormente proclamó como el Salvador del mundo.
En Siracusa se relacionó con un tabernero judío descarriado llamado Esdras. Cuando conoció al escriba de Damasco, le pidió ayuda porque, aunque deseaba ser un buen judío, no conseguía encontrar a Dios. El escriba le respondió con unas cuantas preguntas, diciendo: «¿Acaso no has leído al profeta Jeremías cuando dice en su escritura ‘me buscarás y me encontrarás cuando me busques con todo tu corazón’. ¿Y no has leído también en las escrituras donde dice: Él mira a los hombres, y si alguno dijere: he pecado y he pervertido lo que era justo y no me ha aprovechado, entonces Dios liberará de las tinieblas el alma de ese hombre y verá la luz?» LU 130:8.2 Y fue entonces cuando realmente Esdras encontró a Dios para la satisfacción de su alma.
Ya en Nápoles, Yahshúa y Ganid dispusieron de bastante tiempo para pasear por la ciudad dando limosna a mucha gente ya que en aquellos días había mucha pobreza por las calles de Nápoles. Ganid se sorprendió mucho en una ocasión cuando su Maestro, después de dar unas monedas a un mendigo que estaba sentado en la calle, no se detuvo para consolar al pobre hombre. Cuando el Maestro notó la cara de sorpresa de Ganid, le dijo: «¿Por qué malgastar palabras con alguien que no puede percibir el significado de lo que dices?» LU 130:8.4 (dando a entender que ese hombre no tenía una mente normal.)
Desde Nápoles siguieron hacia Roma por el camino de Capua, donde permanecieron tres días. Desde allí, por la Vía Apia continuaron el viaje a Roma con sus animales de carga, ansiosos los tres por ver la ciudad más grande del mundo entero del siglo I. E.C.
En el siglo primero de la E.C. El Imperio Romano incluía todo el sur de Europa, Asia menor, Siria, Egipto y el norte de África. Gonod y Ganid traían los saludos de los príncipes de la India al taciturno emperador Tiberio. Ese día Tiberio estaba de buen humor y los recibió amigablemente. Cuando nuestros amigos se retiraron, refiriéndose a Yashúa comento: «Si yo tuviera el porte real y los modales agradables de ese individuo, sería un verdadero emperador, ¿verdad?» LU 132:0.1
La razón principal por la que el escriba de Damasco fue a Roma era la de estudiar a las personas de los diferentes países que se encontraban viviendo en o visitando Roma. Y sobre todo, establecer contacto con los principales dirigentes religiosos de la capital del imperio. Tal vez preveía que los judíos rechazarían su misión, pero con toda seguridad preveía que sus mensajeros no tardarían mucho en venir a Roma para anunciar su mensaje acerca del reino de los cielos.
Seleccionó a cinco dirigentes estoicos, once de los cínicos y a dieciséis del culto de los misterios, particularmente al grupo de los mitríacos. El método que utilizó para instruirlos era, sencillamente, seleccionar la verdad que había en sus enseñanzas y luego embellecerlas e iluminarlas de tal manera que en poco tiempo, la verdad desplazara eficazmente los errores de sus creencias. Pudo llevar a cabo esta gran obra de educación religiosa porque estos hombres y mujeres no estaban atados a las tradiciones y no eran víctimas de ideas preconcebidas.
Tres fueron las razones fundamentales que contribuyeron la preparación el terreno para la rápida propagación del cristianismo por toda Europa:
En Roma, el escriba de Damasco conoció a un tal Angamón, que era el líder religioso de los estoicos. Y tras una larga conversación, Angamón aprendió:
Cuando Pablo vino a Roma, se hizo amigo de Angamón, que llegó a ser uno de los apasionados seguidores de la religión cristiana en Roma.
Mardus, el dirigente de los cínicos en Roma, se hizo muy amigo del escriba de Damasco y ambos mantuvieron interesantes conversaciones Una noche. Mardus pregunto al Maestro sobre el bien y el mal. El Maestro le contestó:
«Amigo mío: el bien y el mal son simplemente unas palabras que simbolizan los niveles de comprensión humana del universo observable. Si eres espiritualmente indolente y moralmente estático, puedes escoger como modelo del bien las prácticas religiosas y tradiciones de tus contemporáneos. Pero el alma que sobrevive al tiempo y emerge en la eternidad debe efectuar una elección viviente y personal entre el bien y el mal, tal como estos están determinados por los verdaderos valores de las normas espirituales establecidas por el espíritu divino, que el Padre que está en los cielos ha enviado a residir en el corazón del hombre. Este espíritu interior es la norma de la supervivencia de la personalidad.»
«El individuo espiritualmente ciego que sigue la lógica de los dictados de la ciencia, las costumbres sociales y los dogmas religiosos, se encuentra en grave peligro de sacrificar su independencia moral y de perder su libertad espiritual. Un alma así está destinada a convertirse en un papagayo intelectual, en un autómata social y en un esclavo de la autoridad religiosa.»
«La posibilidad del mal es necesaria para la elección moral, pero la realidad del mal no lo es…El mal real no es necesario como experiencia personal. El mal potencial funciona igual de bien como estímulo para tomar decisiones en el ámbito del progreso moral, y en los niveles inferiores el desarrollo espiritual. El mal solo se vuelve una realidad de la experiencia personal cuando una mente moral lo escoge deliberadamente.» LU 132:2.2
Nabon, sumo sacerdote del culto mitriaco de Roma, era un judío-griego que conversó muchas veces con el escriba de Damasco pues no tenía muy claro el concepto de la fe, porque los judíos en realidad en la Torá no mencionan la fe como tal, sino más bien como una confianza. Su intención era convertir al Maestro al mitraismo sin sospechar que, a su vez, el escriba de Damasco lo estaba preparando para que fuera uno de los primeros convertidos al evangelio del reino.
Nabon quiso la opinión del Maestro acerca de la verdad y la fe. El Maestro le enseñó lo siguiente:
«La verdad no se puede definir con palabras, sino solo viviéndola. La verdad trasciende los niveles puramente materiales en el sentido de que se asocia la sabiduría y engloba unos conceptos de incalculable valor, tales como la experiencia humana y las realidades espirituales vivientes. El conocimiento trata de los hechos; la sabiduría de las relaciones, la verdad de los valores de la realidad.»
«La verdad revelada, la verdad descubierta personalmente, es la delicia suprema del alma humana. Es la creación conjunta de la mente material y del espíritu interior.»
«El hombre nunca puede poseer la verdad sin el ejercicio de la fe. Esto es así porque los pensamientos, la sabiduría, la ética y los ideales del hombre nunca se elevarán por encima de su fe, y de su esperanza sublime.»
«La fe es la inspiración de la imaginación creativa impregnada de espíritu. Toda verdadera fe debe estar basada en una reflexión profunda, en una autocrítica sincera y en una conciencia moral intransigente.»
«La fe actúa para liberar las actividades súper-humanas de la chispa divina, el germen inmortal que vive dentro de la mente del hombre y que es el potencial de la supervivencia eterna.»
«La vida humana continúa (sobrevive) porque tiene una función en el universo: la tarea de encontrar a Dios. El alma del hombre, activada por la fe, no puede detenerse nunca hasta haber alcanzado la meta de su destino y, una vez conseguida esta meta divina, ya no puede tener fin porque se ha vuelto eterna como Dios.» LU 132:3.2-10
Estas verdades que el escriba de Damasco le enseñó continuaron ardiendo dentro del corazón del sumo sacerdote Nabon, el cual prestó una gran ayuda a los predicadores del evangelio cristiano cuando estos llegaron a Roma. La idea central de su mensaje era que los hombres y las mujeres renacían de nuevo como hijos de Dios por la fe y que Dios es un Dios de Amor.
El Maestro tenía la misma habilidad para enseñar contestando preguntas como haciendo preguntas. Los que más beneficio obtuvieron de sus enseñanzas fueron las personas deprimidas, las agobiadas, porque tuvieron la posibilidad de desahogar sus almas con un oyente tan compasivo. Él era eso y mucho más. Yahshúa tuvo contacto afectuoso y edificante durante su estancia en Roma con más de quinientas personas.
Habló con un senador romano, con un rico propietario de esclavos, fue a cenar con un médico griego, conversó con todo tipo de personas de todos los ambientes y profesiones. El único lugar de Roma que no visitó fueron los baños públicos, debido a la promiscuidad sexual que se practicaba allí.
Mientras caminaba hablando con un soldado romano a lo largo del rio Tíber, le dijo: «que tu corazón sea tan valiente como tu brazo. Atrévete a hacer justicia y sé lo bastante noble para mostrar misericordia. Ama a tus semejantes y busca a Dios con todo tu corazón, porque Dios es tu Padre que está en los cielos.»
A un orador del foro le dijo: «Tu elocuencia es placentera, tu lógica es admirable, tu voz es agradable, pero tu enseñanza no refleja la verdad. Si pudieras tan sólo disfrutar de la satisfacción inspiradora de conocer a Dios como tu Padre espiritual, entonces podrías emplear tu capacidad de orador para liberar a tus semejantes de la servidumbre de las tinieblas y de la esclavitud de la ignorancia» LU 132:4.7 Este fue el mismo Marcos que escuchó predicar a Simón Pedro y se convirtió es su sucesor, predicando audazmente el nuevo evangelio del reino después de que los romanos crucificaran a Pedro.
Al encontrarse con un pobre hombre que había sido acusado falsamente, el escriba de Damasco le acompañó ante el magistrado y pronunció un magnifico discurso diciendo: «La justicia engrandece a una nación, y cuanto más grande es una nación, más cuidado pondrá en que la injusticia no alcance ni al más humilde de sus ciudadanos. ¡Pobre de la nación en la que sólo los que poseen dinero e influencia pueden obtener una justicia pronta de sus tribunales! (…) El gobierno civil está basado en la justicia, así como la verdadera religión está basada en la misericordia» LU 132:4.8 El juez reconsideró el caso y, después de examinar las pruebas, absolvió al acusado.
Cierto hombre rico, ciudadano romano y estoico, llegó a interesarse mucho por las enseñanzas del Escriba de Damasco, quien le había sido presentado por Angamón, el líder de los estoicos. Después de muchas conversaciones amistosas, este rico ciudadano preguntó al escriba qué haría él con la riqueza si la tuviera, a lo cual el Escriba le contestó:
«Dedicaría la riqueza material a mejorar la vida material, al igual que utilizaría el conocimiento, la sabiduría y el servicio espiritual para enriquecer la vida intelectual, para ennoblecer la vida social y hacer progresar la vida espiritual. Administraría la riqueza material como un depositario prudente y eficaz de los recursos de una generación, para el beneficio y el ennoblecimiento de las generaciones próximas y sucesivas»
«¿Pero qué crees que haría un hombre rico que estuviera en mi lugar? ¿Debería guardar su fortuna o repartirla?»
«Mi buen amigo», contestó el Maestro, «discierno que buscas la sabiduría y que amas honradamente la verdad; por eso mismo me propongo darte mi punto de vista al respecto. Hago esto porque tú me has pedido mi consejo. Al ofrecértelo no me intereso por tu riqueza ni por la de ningún otro rico; mi consejo es solo para ti y para tu buena conducta personal.»
«Te aconsejaría que hicieras el siguiente análisis de los orígenes de tu riqueza. Pregúntate y haz todo lo posible por encontrar la respuesta adecuada. ¿De dónde procede mi riqueza?»
- La riqueza heredada - los bienes recibidos de los padres y de otros antepasados.
- La riqueza descubierta - los bienes que proceden de los recursos no explotados de la madre Tierra.
- La riqueza comercial - los bienes obtenidos como un beneficio justo en el intercambio y el trueque de las mercancías materiales.
- La riqueza injusta - los bienes procedentes de la explotación injusta o de la esclavitud de nuestros semejantes.
- La riqueza del interés - el beneficio derivado de las posibilidades de una ganancia justa y equitativa por los capitales invertidos.
- La riqueza debida al talento - los bienes resultantes de las recompensas por los dones creativos e inventivos de la mente humana.
- la riqueza accidental - los bienes procedentes de la generosidad de nuestros semejantes o que tienen su origen en las circunstancias de la vida.
- La riqueza robada - los bienes obtenidos mediante la injusticia, la picardía, el robo o el fraude.
- Los fondos en depósito - El capital colocado en tus manos por tus semejantes para una utilidad específica, presente o futura.
- La riqueza ganada - los bienes que proceden directamente de tu propio trabajo personal, la recompensa justa y equitativa por tus propios esfuerzos.
«Así pues, amigo mío, si quieres ser un administrador fiel y justo de tu gran fortuna, ante Dios y al servicio de los hombres, debes dividirla aproximadamente en estos diez grandes grupos, y luego administrar cada porción de acuerdo con la interpretación sabia y honrada de las leyes de la justicia, de la equidad, de la honradez y de la verdadera eficacia.»
«Al ofrecerte nuevas sugerencias relativas a tu actitud hacia la riqueza, te animaría a que recibas mi consejo como destinado solo para ti y para tu conducta personal. Solo hablo por cuenta propia, para un amigo que busca información. Te ruego que no dictes a otros hombres ricos como deben estimar su riqueza.» LU 132:5.1-14
Un día que Yahshúa y Ganid iban de camino a la biblioteca, vieron a un niño que se había perdido al alejarse de su casa. Lo encontraron llorando desconsoladamente. Al verlo así, con mucha ternura le calmaron preguntándole por dónde podría estar su mamá. El niño les dio una descripción aproximada de dónde estaba su casa y los dos se dedicaron a llevar al muchacho a su casa, la cual que no quedaba lejos de allí, para devolverlo a su angustiada madre. Ganid nunca olvidó el comentario que le hizo su maestro:
«¿Sabes, Ganid? La mayoría de los seres humanos son como niños perdidos. Pasan mucho tiempo llorando de temor y sufren de aflicción, cuando en realidad encuentran muy cerca del amparo y de la seguridad, de la misma manera que este niño no estaba muy lejos de su casa. ¿Verdad que hemos disfrutado de manera suprema entregando este niño a su madre? De la misma manera los que conducen los hombres a Dios experimentan la satisfacción suprema del servicio humano.»
También había por allí una viuda con cinco hijos, cuyo marido había muerto en un accidente y fueron muchas veces a consolar a esta madre y a sus hijos, mientras que Ganid solicitó dinero a su padre para proporcionarles alimento y ropa y no pararon en sus esfuerzos hasta que encontraron un empleo para el hijo mayor, de manera que pudiera ayudar a mantener a su familia.
Aquella noche, mientras Gonod escuchaba el relato de estas experiencias, dijo cariñosamente al tutor: «me propongo hacer de mi hijo un erudito o un hombre de negocios, y ahora empiezas a hacer de él un filósofo o un filántropo». Jesús replicó, sonriendo: «quizás hagamos de él las cuatro cosas. Podrá gozar entonces de una cuádruple satisfacción en la vida, porque su oído hecho para reconocer la melodía humana podrá apreciar cuatro tonos en vez de uno.»
Entonces dijo Gonod: «percibo que eres realmente un filósofo. Debes escribir un libro para las futuras generaciones.» Y Jesús respondió: «No un libro… mi misión es vivir una vida en esta generación y para todas las generaciones». Se detuvo y le dijo a Ganid: «hijo mío, es hora de acostarse.»
Ya cerca del final su estancia en Roma, viajaron hasta Suiza para contemplar las fabulosas montañas de ese país. Allí fue donde Gonod preguntó al Maestro Yahshúa una pregunta directa acerca de Buda.
El Maestro le dijo: «vuestro Buda fue mucho mejor que vuestro budismo. Buda fue un gran hombre, fue un profeta pero fue un profeta huérfano. Su experiencia fue trágica, intento vivir y enseñar como mensajero de Dios, pero sin Dios. Ya ves, Gonod, Buda conocía a Dios en espíritu, pero no logró descubrir a Dios en la mente. Los judíos descubrieron a Dios en la mente, pero olvidaron ampliamente conocerlo en espíritu. Al no tener una visión de Dios como espíritu y como Padre, Buda no consiguió proporcionar en sus enseñanzas la energía moral y la fuerza motriz espiritual que debe poseer una religión para cambiar a una raza y elevar a una nación». LU 132:7.4
Entonces Ganid, al oír esto, exclamó: «Maestro, elaboremos tú y yo una nueva religión, que sea lo bastante buena para la India y lo bastante grande para Roma, y quizás podamos ofrecérsela a los judíos a cambio de Yahvé». LU 132:7.6
Aquella noche, Ganid no pudo dormir. Hablando con su padre, le dijo: «sabes, padre, a veces pienso que Yahshúa es un profeta». Su padre le contestó, en tono somnoliento: «hijo mío, hay otros…»
¡Qué escena para ser contemplada por las inteligencias celestiales, la de este joven indio proponiéndole al Creador de un universo que elaboraran una nueva religión! Aunque el joven no lo sabía, en aquel momento y lugar estaban elaborando una religión nueva y eterna - un nuevo camino de salvación, la revelación de Dios al hombre a través de Yahshúa. Lo que el joven más deseaba hacer en el mundo, lo estaba haciendo inconscientemente en ese momento. Siempre fue así y así será por siempre. Aquello que una imaginación humana iluminada y reflexiva, instruida y guiada por el espíritu, desea ser y hacer desinteresadamente y de todo corazón, se vuelve sensiblemente creativo, según el grado en que el mortal esté totalmente entregado a hacer divinamente la voluntad del Padre que está en los cielos.
En los años que siguieron después, Pedro, Pablo y los otros cristianos que enseñaron en Roma oyeron hablar muchísimas veces de este «escriba de Damasco» que los había precedido, y que tan evidentemente había preparado el camino (sin darse cuenta… suponían ellos) para su llegada con el nuevo evangelio. Pablo nunca adivinó realmente la identidad de este «escriba de Damasco,» pero poco tiempo antes de su muerte, debido a la similitud de las descripciones de la persona, llegó a la conclusión de que el «fabricante de tiendas de Antioquía» era también el escriba de Damasco.
En cierta ocasión, mientras predicaba en Roma, Simón Pedro sospechó, al escuchar una descripción del «escriba de Damasco», que este escriba podría haber sido Yahshúa ben Yoshef… pero rápidamente desechó la idea, sabiendo muy bien (eso creía él) que el Maestro nunca había estado en Roma.
Y así sucede y así debe ser…Cuando el hombre se asocia con Dios, grandes cosas pueden suceder, y de hecho suceden.