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Aparición en el escenario cósmico de la materia y de la energía | Luz y Vida — Núm. 40 — Junio 2015 — Índice | Nuestro universo y el universo de El Libro de Urantia |
[Nota de la redacción: debido a la extensión de este artículo, lo que aparece aqui es un resumen. Podéis leer el artículo completo en la sección «Trabajos», «cuarta parte»: http://urantia.es/node/49.]
En el siglo I E.C., Yahshúa ben Yosef, el carpintero de Nazaret, dedicó parte de su año 28 y todo su año 29 a recorrer casi toda la zona de la cuenca mediterránea del Imperio Romano. Este fue un periodo fascinante de su vida. Posiblemente, la más cautivadora aventura de su experiencia humana. Y por muchas razones en aquel tiempo, fue conocido como «EL ESCRIBA DE DAMASCO».
Yahshúa ben Yosef trabajaba como carpintero de barcas en un astillero de Cafarnaúm con el constructor, Zebedeo, hasta que en marzo del año 22 E.C. se despidió de él para pasar la Pascua Judía de ese mismo año, en Jerusalén. Durante la semana que duraba la pascua, aparentemente por casualidad, conoció a un rico mercader de la India y a su hijo, un joven de unos 17 años de edad, cuyos nombres eran Gonod y Ganid. Pronto se hicieron amigos y Gonod le pidió a Yahshúa que les acompañara, contratado como traductor para sus negocios y de paso como tutor para el muchacho.
El motivo principal de tan largo viaje era conocer personas del mundo de manera directa en sus propios países. Conoció a muchos hombres y mujeres: ricos, pobres, poderosos, humildes, esclavos, religiosos, ateos, filósofos y de muchas otras profesiones. Todo ello antes del ministerio de vida pública. [LU 129:3.8]
Salieron de Jerusalén la mañana del domingo día 26 de abril del año 22 E.C. El viaje duró 19 meses y 14 días.
El joven Ganid aprendió mucho con su tutor, ya que pudo observar como este, en cada oportunidad que se le presentaba, hacía amistad con la gente que encontraba en el camino. También su Maestro aprendió mucho sobre la civilización y la cultura de la India con Gonod y Ganid.
Durante la parada en Jope entablaron amistad con un joven filisteo buscador de la verdad y, como el Maestro era un dador de la verdad, un día después de cenar el joven filisteo, sin saber que este «escriba de Damasco» estaba bien versado en la cultura hebrea, le preguntó: «¿Tú crees realmente que el gran pez se tragó a Jonás?» LU 130:1.2. La respuesta del Maestro está en este mismo párrafo.
El joven, al igual que a mucha gente de hoy en día, se pregunta: ¿por qué si Dios que es tan infinitamente bueno permite el mal y la injusticia? ¿Cómo puede permitir que suframos tantas penas a causa del mal? Me imagino la mirada bondadosa del Escriba al responder a esta pregunta LU 130:1.5.
Cuando nuestros amigos viajeros arribaron a Cesarea tuvieron que permanecer allí más tiempo del que habían previsto, debido a que uno de los grandes remos que servía de timón al barco estaba a punto de romperse, por lo que el capitán decidió reemplazarlo por otro nuevo. Como en Cesarea no había carpinteros cualificados para la fabricación de remos tan enormes, Yahshúa, que era un buen carpintero, se ofreció para ayudar en su fabricación.
Un joven griego que trabajaba de ayudante con el Maestro, cuando le oyó decir que el Padre que está en los cielos se interesa por el bienestar de sus hijos en la tierra le preguntó: «Si los Dioses se interesan por mí, entonces ¿por qué no quitan al capataz cruel e injusto que dirige este taller?» LU 130:2.4. El muchacho se quedó muy sorprendido con la respuesta del Maestro, que está en ese mismo párrafo.
Ganid se dio cuenta que su Maestro empleaba mucho tiempo de sus ratos libres en hablar y relacionarse con la gente que le iba saliendo al paso. El joven indio decidió averiguar el motivo de esta manera de actuar de su tutor, y el Maestro le respondió: «Ganid, ningún hombre es un extraño para el que conoce a Dios. En la experiencia de encontrar al Padre que está en los cielos, descubres que todos los hombres son tus hermanos, y ¿no es normal que uno sienta alegría al encontrarse con un hermano recién descubierto? Conocer a nuestros hermanos y hermanas, comprender sus problemas y aprender a amarlos, es la experiencia suprema de la vida» LU 130:2.6
Aquella tarde habían disfrutado jugando con un perro pastor muy inteligente, y Ganid quiso saber si el perro tenía alma. El Maestro le dijo: «El perro tiene una mente que puede conocer al hombre material, su dueño, pero no puede conocer a Dios, que es espíritu. Así pues, el perro no posee una naturaleza espiritual y no puede disfrutar de una experiencia espiritual… La posesión de estos poderes de discriminación espiritual y de elección de la verdad es lo que convierte al hombre mortal en un ser moral, en una criatura dotada de los atributos de la responsabilidad espiritual y del potencial de la supervivencia eterna» LU 130:2.8
El joven también le había pedido al Maestro que le explicara la diferencia entre la voluntad de Dios y el acto humano de elegir, que también se llama voluntad. De manera resumida, Yahshúa le dijo: la voluntad de Dios es el camino de Dios, elegir asociarse con Dios frente a cualquier alternativa potencial. De hecho, hacer la voluntad de Dios es la experiencia progresiva de parecerse cada vez más a Él. Dios es la fuente y el destino de todo lo que es bueno, bello y verdadero. Hacer la voluntad de Dios es la elección deliberada de un ser autoconsciente, que le conduce a una decisión y aun comportamiento basado en una reflexión inteligente.
Alejandría era una enorme ciudad de un millón de habitantes, con muchos lugares atractivos para visitar. Su biblioteca era entonces la más grande del mundo, y tenía cerca de un millón de manuscritos legados de todos los países civilizados. Allí, bajo la dirección de su Maestro, Ganid hizo una recopilación de todas las religiones del mundo que reconocían a una Deidad Universal, aunque pudieron admitir también otras deidades subordinadas. El Maestro elogió a Ganid muchos aspectos de la filosofía griega y de la doctrina de los estoicos, pero le inculcó la verdad de que estos sistemas de creencias, así como las enseñanzas imprecisas de algunos compatriotas de Ganid, solo eran religiones en el sentido de que inducían a los hombres a encontrar a Dios y a disfrutar la experiencia viviente de conocer al Eterno.
Allí, el Maestro inició una larga charla sobre la realidad. En resumen, dijo: la fuente de realidad es el Infinito. Las cosas materiales fintas son la repercusión en el espacio-tiempo del Arquetipo Paradisiaco y de la Mente Universal del Dios Eterno. La causalidad en el mundo físico, la conciencia de sí mismo en el mundo intelectual y el yo progresivo en el mundo espiritual. Estas realidades proyectadas a escala universal, combinadas en una conexión eterna y experimentadas con cualidades perfectas y valores divinos. constituyen la realidad del Supremo. El más alto nivel que las criaturas finitas pueden alcanzar es el reconocimiento del Padre Universal y el conocimiento del Supremo.
La criatura solamente puede unificarse con el Creador mediante la perfección, la armonía y la unanimidad de la voluntad. El deseo de hacer la voluntad del Padre siempre ha de ser supremo en el alma, y debe dominar la mente de un hijo ascendente de Dios. Una causación desprovista de mente no puede transformar lo rudimentario simple en elementos refinados y complejos; la experiencia sin el espíritu tampoco puede hacer que las mentes materiales de los mortales del tiempo se conviertan en caracteres divinos de supervivencia eterna.
El único atributo del universo que caracteriza en total exclusiva a la Deidad Infinita es la perpetua donación creativa de la personalidad, que puede sobrevivir hasta alcanzar la divinidad. La personalidad es la dotación cósmica, es esa fase de la realidad universal que puede coexistir con unos cambios ilimitados y al mismo tiempo conservar su identidad indefinidamente por toda la eternidad.
La vida surge a la existencia mediante la acción de la Mente Universal y la activación de la chispa espiritual de Dios que es espíritu. El valor de la vida es su capacidad de progreso. Y su significado es su adaptabilidad armónica al entorno universal. La mala adaptación de la vida autoconsciente al universo, produce des-armonía cósmica. Si la voluntad de la personalidad diverge definitivamente de la tendencia del universo, termina en aislamiento intelectual y en la segregación de la personalidad. La pérdida del piloto espiritual interior sobreviene con el cese espiritual de la existencia.
El conocimiento es la capacidad de la mente material de discernir los hechos. La verdad es el dominio del intelecto espiritualmente dotado que es consciente de conocer a Dios. El conocimiento se puede demostrar, pero la verdad se experimenta. El conocimiento es una posesión de la mente; la verdad es la experiencia del alma, del yo que progresa.
El error (el mal) es la consecuencia de la imperfección. La presencia del mal constituye la prueba de las inexactitudes de la mente y de la inmadurez del yo en evolución. De manera que el mal también es una medida de la imperfección con la que se interpreta el universo. El error (el mal) no es una peculiaridad real del universo; es simplemente la observación de una relatividad en las relaciones, entre la imperfección de lo finito incompleto y los niveles ascendentes del Supremo y del Último.
La parada en la isla de Creta solo hubo un par de ocasiones que merece la pena recordar. Cierto día, durante la visita a Buenos Puertos, se produjo un incidente que Ganid no olvidaría nunca. Un borracho estaba agrediendo a una joven esclava en la vía pública. Cuando Yahshúa vio a la muchacha en apuros no lo dudó un instante y se abalanzó sobre la pareja, retirando a la joven al tiempo que sujetaba fuertemente al borracho con su poderoso brazo extendido, hasta que el borrachín se agotó pataleando y dando golpes al aire. Ganid tuvo deseos de ayudar a su tutor ante la posible pelea pero Gonod se lo impidió. Probablemente Yahshúa en toda su vida humana nunca estuvo tan cerca de pelearse con uno de sus semejantes como en esta ocasión.
Al día siguiente, los tres amigos fueron a las montañas (Las montañas Blancas) y mientras paseaban por las colinas se encontraron con un joven solitario, triste y abatido. El escriba de Damasco estaba decidido a sacar al joven de su desesperación y, realzando las cualidades físicas y mentales que poseía el joven, le instó a levantase y poner su mente a trabajar para resolver los problemas de la vida, liberarse de sus miedos y confiar en el espíritu interior que le serviría de guía hasta el punto de renacer en el espíritu restableciendo su fe perdida, y a regresar rápidamente a sus deberes y vivir la vida en la carne como un hijo de Dios. Este joven, llamado Fortunato, se convirtió más tarde en el líder de los cristianos de Creta y en el íntimo asociado de Tito en sus esfuerzos por elevar espiritualmente a los cretenses creyentes.
En Cirene, Yahshúa y Ganid prestaron sus primeros auxilios a un muchacho llamado Rufo que había resultado herido al volcarse una carreta de bueyes con carga. En cuanto a su padre, Simón, jamás podía imaginar que el hombre a quien ayudó a llevar la cruz más tarde en Jerusalén por orden de un soldado romano era el mismo extranjero que en otro tiempo había socorrido a su hijo (Mt.27:32; Marc. 15:21, Luc 23:26)
En Cartago, el Maestro tuvo una larga conversación con un sacerdote mitríaco sobre el tiempo y el espacio. En pocas palabras, le dijo: el tiempo es la corriente de los acontecimientos temporales que fluyen periódicamente percibidos por la consciencia de la criatura. El tiempo es un nombre que se le ha dado al orden en que suceden los acontecimientos, que permite reconocerlos y separarlos. El movimiento del tiempo solo se revela en relación con algo que no se mueve en el espacio como fenómeno del tiempo. Hay siete conceptos diferentes del espacio tal como está condicionado por el tiempo. El espacio se mide por el tiempo y no el tiempo por el espacio. El espacio no está vacío y la mente es la única cosa que el hombre que conoce a Dios puede transcender, aunque sea parcialmente. Cuanto más se aproxima la consciencia a la noción de las siete dimensiones cósmicas el concepto del espacio potencial se aproxima más a la ultimidad.
La primera parada en el camino hacia Italia era la isla de Malta, donde el escriba consoló a un joven abatido y desanimado llamado Claudio. Este muchacho había pensado en suicidarse, pero cuando terminó de hablar con el escriba de Damasco dijo:
«Voy a afrontar la vida como un hombre; basta ya de hacer el cobarde. Voy a volver con mi gente y empezar de nuevo» LU 130:8.1. Más tarde se unió a Pedro para proclamar el cristianismo en Roma y en Nápoles, y después de la muerte de Pedro fue a España a predicar el evangelio. Este fue otro de los muchos hombres que nunca supo que quien le había inspirado en Malta, era Yahshúa el carpintero de Nazaret, a quien posteriormente proclamó como el Salvador del mundo.
En Siracusa se relacionó con un tabernero judío descarriado llamado Esdras, que le pidió ayuda porque, aunque deseaba ser un buen judío, no conseguía encontrar a Dios. El Escriba le respondió con unas cuantas preguntas LU 130:8.2, y fue entonces cuando realmente Esdras encontró a Dios para satisfacción de su alma.
Ya en Nápoles, Yahshúa y Ganid dispusieron de bastante tiempo para pasear por la ciudad dando limosna a mucha gente ya que en aquellos días había mucha pobreza por las calles de Nápoles. Ganid se sorprendió mucho en una ocasión cuando su Maestro, después de dar unas monedas a un mendigo que estaba sentado en la calle, no se detuvo para consolar al pobre hombre. Cuando el Maestro notó la cara de sorpresa de Ganid, le dijo: «¿Por qué malgastar palabras con alguien que no puede percibir el significado de lo que dices?» LU 130:8.4 (dando a entender que ese hombre no tenía una mente normal.)
Desde Nápoles siguieron hacia Roma por el camino de Capua, donde permanecieron tres días. Desde allí, por la Vía Apia continuaron el viaje a Roma con sus animales de carga, ansiosos los tres por ver la ciudad más grande del mundo entero del siglo I. E.C.
En el siglo primero de la E.C. El Imperio Romano incluía todo el sur de Europa, Asia menor, Siria, Egipto y el norte de África. Gonod y Ganid traian los saludos de los príncipes de la India al taciturno emperador Tiberio. Ese día Tiberio estaba de buen humor y los recibió amigablemente. Cuando nuestros amigos se retiraron, refiriéndose a Yashúa comento: «Si yo tuviera el porte real y los modales agradables de ese individuo, sería un verdadero emperador, ¿verdad?» LU 132:0.1
La razón principal por la que el escriba de Damasco fue a Roma era la de estudiar a las personas de los diferentes países que se encontraban viviendo en o visitando Roma. Y sobre todo, establecer contacto con los principales dirigentes religiosos de la capital del imperio. Tal vez preveía que los judíos rechazarían su misión, pero con toda seguridad preveía que sus mensajeros no tardarían mucho en venir a Roma para anunciar su mensaje acerca del reino de los cielos.
Seleccionó a cinco dirigentes estoicos, once de los cínicos y a dieciséis del culto de los misterios, particularmente al grupo de los mitríacos. El método que utilizó para instruirlos era, sencillamente, seleccionar la verdad que había en sus enseñanzas y luego embellecerlas e iluminarlas de tal manera que en poco tiempo, la verdad desplazara eficazmente los errores de sus creencias. Pudo llevar a cabo esta gran obra de educación religiosa porque estos hombres y mujeres no estaban atados a las tradiciones y no eran víctimas de ideas preconcebidas.
Tres fueron las razones fundamentales que contribuyeron la preparación el terreno para la rápida propagación del cristianismo por toda Europa:
En Roma, el escriba de Damasco conoció a un tal Angamón, que era el líder religioso de los estoicos. Y tras una larga conversación, Angamón aprendió:
Cuando Pablo vino a Roma, se hizo amigo de Angamón, que llegó a ser uno de los apasionados seguidores de la religión cristiana en Roma.
Mardus, el dirigente de los cínicos en Roma, se hizo muy amigo del escriba de Damasco y ambos mantuvieron interesantes conversaciones. Una noche Mardus pregunto al Maestro sobre el bien y el mal. Así comienza la respuesta del Maestro:
Hermano mío, el bien y el mal son simplemente unas palabras que simbolizan los niveles relativos de comprensión humana del universo observable. Si eres éticamente perezoso y socialmente indiferente, puedes coger como modelo del bien las costumbres sociales corrientes. Si eres espiritualmente indolente y moralmente estático, puedes coger como modelo del bien las prácticas y tradiciones religiosas de tus contemporáneos. Pero el alma que sobrevive al tiempo y emerge en la eternidad debe efectuar una elección viviente y personal entre el bien y el mal, tal como éstos están determinados por los verdaderos valores de las normas espirituales establecidas por el espíritu divino que el Padre que está en los cielos ha enviado a residir en el corazón del hombre. Este espiritu interior es la norma de la supervivencia de la personalidad. LU 132:2.2
Nabon, sumo sacerdote del culto mitriaco de Roma, era un judío-griego que conversó muchas veces con el escriba de Damasco pues no tenía muy claro el concepto de la fe, porque los judíos en realidad en la Torá no mencionan la fe como tal, sino más bien como una confianza. Su intención era convertir al Maestro al mitraismo sin sospechar que, a su vez, el escriba de Damasco lo estaba preparando para que fuera uno de los primeros convertidos al evangelio del reino.
Nabon quiso la opinión del Maestro acerca de la verdad y la fe, y este le respondió LU 132:3.2-10. Estas verdades que el escriba de Damasco le enseñó continuaron ardiendo dentro del corazón del sumo sacerdote Nabon, el cual prestó una gran ayuda a los predicadores del evangelio cristiano cuando estos llegaron a Roma. La idea central de su mensaje era que los hombres y las mujeres renacían de nuevo como hijos de Dios por la fe y que Dios es un Dios de Amor.
El Maestro tenía la misma habilidad para enseñar contestando preguntas como haciendo preguntas. Los que más beneficio obtuvieron de sus enseñanzas fueron las personas deprimidas, las agobiadas, porque tuvieron la posibilidad de desahogar sus almas con un oyente tan compasivo. Él era eso y mucho más. Yahshúa tuvo contacto afectuoso y edificante durante su estancia en Roma con más de quinientas personas. El único lugar de Roma que no visitó fueron los baños públicos debido a la promiscuidad sexual que se practicaba allí.
A un orador del foro le dijo: «Tu elocuencia es placentera, tu lógica es admirable, tu voz es agradable, pero tu enseñanza no refleja la verdad. Si pudieras tan sólo disfrutar de la satisfacción inspiradora de conocer a Dios como tu Padre espiritual, entonces podrías emplear tu capacidad de orador para liberar a tus semejantes de la servidumbre de las tinieblas y de la esclavitud de la ignorancia» LU 132:4.7 Este fue el mismo Marcos que escuchó predicar a Simón Pedro y se convirtió es su sucesor, predicando audazmente el nuevo evangelio del reino después de que los romanos crucificaran a Pedro.
Al encontrarse con un pobre hombre que había sido acusado falsamente, el escriba de Damasco le acompañó ante el magistrado y pronunció un magnifico discurso diciendo: «La justicia engrandece a una nación, y cuanto más grande es una nación, más cuidado pondrá en que la injusticia no alcance ni al más humilde de sus ciudadanos. ¡Pobre de la nación en la que sólo los que poseen dinero e influencia pueden obtener una justicia pronta de sus tribunales! (…) El gobierno civil está basado en la justicia, así como la verdadera religión está basada en la misericordia» LU 132:4.8 El juez reconsideró el caso y, después de examinar las pruebas, absolvió al acusado.
Cierto hombre rico, ciudadano romano y estoico, llegó a interesarse mucho por las enseñanzas del escriba de Damasco, y finalmente le preguntó qué haría él con la riqueza si la tuviera. Así comienza su respuesta: «Dedicaría la riqueza material a mejorar la vida material, al igual que utilizaría el conocimiento, la sabiduría y el servicio espiritual para enriquecer la vida intelectual, ennoblecer la vida social y hacer progresar la vida espiritual. Administraría la riqueza material como un depositario prudente y eficaz de los recursos de una generación, para el beneficio y el ennoblecimiento de las generaciones próximas y sucesivas» LU 132:5.1
Ya cerca del final su estancia en Roma, viajaron hasta Suiza para contemplar las fabulosas montañas de ese país. Allí fue donde Gonod preguntó al Maestro Yahshúa una pregunta directa acerca de Buda. El Maestro le dijo: «Vuestro Buda fue mucho mejor que vuestro budismo. Buda fue un gran hombre e incluso un profeta para su pueblo, pero fue un profeta huérfano. Con esto quiero decir que perdió de vista muy pronto a su Padre espiritual, el Padre que está en los cielos…» LU 132:7.4
Tras la respuesta del Maestro, Ganid exclamó: «Maestro, elaboremos tú y yo una nueva religión, que sea lo bastante buena para la India y lo bastante grande para Roma, y quizás podamos ofrecérsela a los judíos a cambio de Yahvé». LU 132:7.6
¡Qué escena para ser contemplada por las inteligencias celestiales, la de este joven indio proponiéndole al Creador de un universo que elaboraran una nueva religión! Aunque el joven no lo sabía, en aquel momento y lugar estaban elaborando una religión nueva y eterna —un nuevo camino de salvación, la revelación de Dios al hombre a través de Yahshúa. Lo que el joven más deseaba hacer en el mundo, lo estaba haciendo inconscientemente en ese momento. Siempre fue así y así será por siempre. Aquello que una imaginación humana iluminada y reflexiva, instruida y guiada por el espíritu, desea ser y hacer desinteresadamente y de todo corazón, se vuelve sensiblemente creativo, según el grado en que el mortal esté totalmente entregado a hacer divinamente la voluntad del Padre que está en los cielos.
En los años que siguieron después, Pedro, Pablo y los otros cristianos que enseñaron en Roma oyeron hablar muchísimas veces de este «escriba de Damasco» que los había precedido, y que tan evidentemente había preparado el camino (sin darse cuenta… suponían ellos) para su llegada con el nuevo evangelio. Pablo nunca adivinó realmente la identidad de este «escriba de Damasco,» pero poco tiempo antes de su muerte, debido a la similitud de las descripciones de la persona, llegó a la conclusión de que el «fabricante de tiendas de Antioquía» era también el escriba de Damasco.
En cierta ocasión, mientras predicaba en Roma, Simón Pedro sospechó, al escuchar una descripción del «escriba de Damasco», que este escriba podría haber sido Yahshúa ben Yoshef… pero rápidamente desechó la idea, sabiendo muy bien (eso creía él) que el Maestro nunca había estado en Roma.
Y así sucede y así debe ser…Cuando el hombre se asocia con Dios, grandes cosas pueden suceder, y de hecho suceden.
Aparición en el escenario cósmico de la materia y de la energía | Luz y Vida — Núm. 40 — Junio 2015 — Índice | Nuestro universo y el universo de El Libro de Urantia |