© 2009 Dominique Ronfet
© 2009 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
¿Y si habláramos de amistad?
El jardín secreto que todos aceptan compartir.
Este aprendizaje de la fraternidad.
¿Sabías que es Rodan quien mejor habla de ello en los periódicos?
Entrenad vuestra memoria para que conserve como un depósito sagrado los episodios fortalecedores y valiosos de la vida, a fin de poderlos recordar a voluntad para vuestro placer y edificación. Construid así para vosotros y dentro de vosotros galerías en reserva de belleza, de bondad y de grandeza artística. Pero los recuerdos más nobles de todos son las memorias atesoradas de los grandes momentos de una magnífica amistad. Todos estos tesoros de la memoria irradian su influencia más preciosa y sublime con el contacto liberador de la adoración espiritual. (LU 160:4.12)
3. El entusiasmo de vivir. El aislamiento tiende a agotar la carga de energía del alma. La asociación con nuestros semejantes es esencial para renovar el entusiasmo por la vida, y es indispensable para conservar la valentía para librar esas batallas que siguen a la ascensión a unos niveles superiores de vida humana. La amistad aumenta las alegrías y glorifica los triunfos de la vida. Las asociaciones humanas afectuosas e íntimas tienden a quitarle al sufrimiento su tristeza, y a las dificultades mucha parte de su amargura. La presencia de un amigo realza toda belleza y exalta toda bondad. Por medio de símbolos inteligentes, el hombre es capaz de vivificar y de ampliar las capacidades apreciativas de sus amigos. Este poder y esta posibilidad de estimularse mutuamente la imaginación es una de las glorias supremas de la amistad humana. Existe un gran poder espiritual inherente a la conciencia de estar consagrado de todo corazón a una causa común, de ser mutuamente leales a una Deidad cósmica. (LU 160:2.8)
¡Conozcámonos, aprendamos a apreciarnos!
¿Y si empezáramos por experimentar la amistad?
Dominique Ronfet