© 1978 Emmanuel Desurvire
© 1978 The Urantia Book Fellowship (anteriormente Urantia Brotherhood)
«Pero ningún mortal que conoce a Dios estará nunca solo en su viaje por el cosmos, porque sabe que el Padre camina a su lado en cada etapa del camino, mientras que el camino mismo que atraviesa es la presencia del Supremo.» (LU 117:6.27)
Así como el agua busca un punto situado más abajo que su fuente, así el Infinito puede extenderse hacia lo finito, fluyendo hacia abajo en el espacio-tiempo. El Supremo debe ser entonces el movimiento centrífugo del Infinito hacia lo Finito, y la Supremacía la reacción centrípeta de la creación finita al llamado del Infinito.
Un polo aislado no puede dar corriente. Por eso el Supremo se exterioriza sólo en virtud de la existencia simultánea del Finito y del Infinito como una corriente entre dos potenciales inmensamente alejados por la cual su poder (Todopoderoso 5upreme) nos eleva desde las realidades fugitivas del espacio-tiempo, hasta los reinos de las realidades sin espacio y sin tiempo del Paraíso.
Cada entronización del reino en el centro de la mente mortal de las criaturas finitas es un aumento del poder del Todopoderoso Supremo en la creación del espacio-tiempo. Y esto debe verse como el ministerio de la Deidad Séptuple hacia las criaturas limitadas por el espacio-tiempo.
Dios es espíritu. Los seres mortales son materiales y se necesita poder para elevarlos al espíritu. Ese poder habrá logrado su propósito cuando toda la creación espacio-temporal se asiente en luz y vida. Pero el Infinito no puede ser alcanzado a través de valores finitos, lo cual es sólo el comienzo de la reslización superfinita del Último, y aún así el Último no puede ser el logro del Infinito.
La visión de fe de las personas que conocen a Dios revela la presencia interior del Padre, el Ajustador del Pensamiento. Tal asociación entre una mente Absoluta y una mente finita hace posible la realización de una nueva realidad: el alma inmortal en evolución, el medio de una criatura del tiempo y un ser eterno. La existencia simultánea de la Deidad Absoluta y la mente de todas las criaturas finitas hace posible la eventualidad de la superalma de la creación, el Ser Supremo, que evoluciona por y en ellas, guiado por la Trinidad del Paraíso: «Los Monitores de Misterio son para los seres humanos lo que la Trinidad del Paraíso es para el Ser Supremo.» (LU 116:3.4)
Tal proceso hace evidente la estrecha interdependencia entre nuestra evolución y la revelación de Dios en el espacio-tiempo, el Ser Supremo. Asimismo, la evolución de la mente mortal es esencial para el alma mientras es dirigida por el Ajustador del Pensamiento. «…parece ser que todo progreso humano se efectúa mediante una técnica de evolución revelatoria conjunta.» (LU 196:3.15) Mientras que una fusión es posible entre un mortal y su Monitor Misterioso, ¿podría ocurrir un milagro homólogo entre los dos? ¿Deidad suprema y existencial? Parece que es muy diferente, según los documentos: el Ser Supremo se individualizará como una personalidad real, cognoscible por las criaturas y conociéndolas.
Los atributos de la divinidad son comprensibles para las criaturas finitas como verdad, belleza y bondad en la personalidad divina del Padre Paradisíaco. Dios Supremo, dotado de los atributos del Todopoderoso Supremo y de la Mente Suprema, reconocible como una personalidad unificada en el futuro como el Ser Supremo, representará las naturalezas conjugadas del Creador y las criaturas, la verdad, la belleza y la bondad perfectamente integradas en la experiencia de un ser finito.
Es un gran privilegio ser llamado a participar del crecimiento del Supremo en la época actual, y cada vez más en nuestros corazones debe desarrollarse el despertar de la moral cósmica, el deber universal hacia el Ser Supremo, sentimiento que es la respuesta de la criatura a el amor infinito del Padre.
«El hombre puede descubrir al Padre en su corazón, pero tendrá que buscar al Supremo en el corazón de todos los demás hombres;» (LU 117:6.23)
—Emmanuel Desurvire
Yves Chauvin
Bulogne, Francia