© 1996 François Dupont
© 1996 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
Reflexión: Nos dicen... | Le Lien Urantien — Número 1 — Verano 1996 | Cuando un poco de paz desciende sobre nosotros |
Realizados en paralelo con el L.U., los lectores de los escritos de las grandes mentes de nuestro siglo y de siglos anteriores, resultan ser fuentes de asombrosa riqueza, revelando aspectos desconocidos o complementarios de nuestro Monitor Divino.
A lo largo del tiempo, los hombres han sentido una presencia interior, distinta de su ego, y la han compartido con sus contemporáneos.
Hoy vamos a pasear por los libros de C.G. JUNG presentados por Marie-Louise Von FRANZ: “C.G. JUNG, su mito y su tiempo”, Ed.
Apostamos que otros lectores del L.U. contribuirá a ampliar la imagen urantiana del Ajustador, gracias a los descubrimientos recogidos a izquierda y derecha.
Dada la importancia del tema, creemos que los comentarios son innecesarios. Corresponde a cada persona meditar con amor los siguientes extractos y nutrirse espiritualmente.
Extractos:
pag. 41: “…Él mismo (C.G.Jung) estaba convencido en lo más profundo de su ser de la existencia de un Dios poderoso, misterioso, incognoscible y oculto, hablando a todos desde lo más profundo de su alma y revelándose en las formas. y la forma que elija.”
p 54: «… sin embargo, siempre existió en el fondo la sensación de que había algo más que yo - un poco como si me hubiera tocado un soplo proveniente del vasto mundo de las estrellas y los espacios infinitos o como si un espíritu invisible… estaría continuamente presente incluso en un futuro lejano, en lo intemporal._»
pag. 91: “…el scintillae animae (chispa del alma), el círculo cuyo centro está en todas partes y la circunferencia en ninguna…”.
pag. 92: “…la experiencia del Ser da lugar al sentimiento de que uno se encuentra en un terreno firme en lo más profundo de uno mismo, en un elemento de eternidad interior sobre el cual la muerte física no tiene control”.
pag. 106: “_… El misterioso mayordomo y poeta de los sueños no es otro que el espíritu, es decir el aspecto activo, dinámico de la psique. Es, estrictamente hablando, el elemento civilizador que hay en nosotros.
pag. 108: “La función creadora del dinamismo psíquico, productor de imágenes, aparece siempre en individuos aislados. Sólo allí se producen nuevos pensamientos, inspiraciones artísticas, ideas constructivas espontáneas que en ocasiones pueden ser recibidas e imitadas por el grupo. »
pag. 128: “_Existen en el alma cosas que Yo no hago, pero que se hacen solas”.
pag. 162: “Los indios labradores enseñan que cada hombre lleva en su corazón “al gran hombre” dador de los sueños y núcleo inmortal del alma.”
pag. 165: “_…Debemos sumergirnos en el no querer y en el no saber. Llegamos así al “hombre más interior”, es decir “el hombre oculto, elevado, noble y deiforme”. «Está formado de una sustancia pura y desnuda del alma. Este es el reino de Dios; es allí donde Dios reside y opera.»
pag. 176: “Jung “eligió” para servir a lo más íntimo del alma, “la grandeza incognoscible en el fondo del alma” que designó con el nombre de Yo y que se manifiesta en el hombre de hoy bajo la apariencia de un “gran hombre que abarca todas las cosas” o en forma de mandala.
pag. 259-260: «En el acto del sacrificio, el yo con sus pretensiones egoístas naturales decide contra sí mismo, subordinándose a una autoridad que está por encima del egoísmo»… «El sacrificio es de alguna manera el momento en que el Dios inconsciente se vuelve consciente en nosotros y, al mismo tiempo, se hace hombre. Desde el estado difuso de inconsciencia, el Yo se reúne en el acto de autoconocimiento realizado por el hombre y aparece como unidad. En la medida en que el Yo preexistió al Yo, es padre de este último, pero en la medida en que sólo por el acto del Yo puede manifestarse, es nuestro hijo…».
pag. 291: “_…Es sólo en el nivel del Yo que el hombre puede relacionarse con su prójimo sin segundas intenciones, mientras que los sentimientos del yo casi siempre están oscurecidos por motivaciones egocéntricas conscientes o inconscientes de todo tipo. Por eso sólo en el antropos supracósmico están ancladas la libertad y la dignidad del hombre individual.
Francois Dupont
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