© 1980 George Park
© 1980 The Urantia Book Fellowship (anteriormente Urantia Brotherhood)
«La manera en que el Padre Universal reside en las criaturas del tiempo es el más profundo de todos los misterios del universo; la presencia divina en la mente del hombre es el misterio de los misterios.» (LU 1:4.1) La técnica mediante la cual el Ajustador del Pensamiento puede hacer conocer su presencia eterna a la mente material es un misterio. El método mediante el cual el espíritu registra la realidad de la eternidad en la mente material como una experiencia del «ahora eterno» es un milagro filosófico que escapa a nuestra comprensión. (LU 118:1.1) Sin embargo, la técnica utilizada por la mente material en su búsqueda hacia arriba y hacia adentro para experimentar la presencia de Dios, el comportamiento psicológico de la mente humana para fomentar su propia espiritualización, no está completamente fuera de nuestro alcance.
Sin intención de inmiscuirse en el dominio supremamente personal y sagrado de la experiencia espiritual, este ensayo intentará esbozar la evolución psicológica de la experiencia religiosa tal como se revela en el desarrollo progresivo de la oración y la adoración, con especial atención al papel de la imaginación creativa en la espiritualización de la mente del hombre. La discusión filosófica y la descripción de la experiencia espiritual reducen dicha experiencia de vida a los niveles de la psicología con la intención de iluminar el pensamiento y con la esperanza de que esta iluminación contribuya a un mayor crecimiento del carácter espiritual. «Aunque la mente no es la sede de la naturaleza espiritual, es en verdad la entrada que conduce a ella.» (LU 155:6.13)
«Cuando los niños aprenden por primera vez a utilizar el lenguaje, tienen tendencia a pensar en voz alta, a expresar sus pensamientos en palabras, aunque no haya nadie para escucharlos. En los albores de su imaginación creativa, manifiestan la tendencia a conversar con unos compañeros imaginarios. De esta manera, el ego en ciernes trata de mantenerse en comunión con un álter ego ficticio. El niño aprende pronto, por medio de esta técnica, a convertir sus conversaciones a base de monólogos en unos seudodiálogos en los que este álter ego contesta a sus pensamientos verbales y a la expresión de sus deseos. Una gran parte de las reflexiones de los adultos se lleva a cabo mentalmente bajo la forma de conversaciones.» (LU 91:3.1)
«Con el tiempo, el concepto del álter ego es elevado a una posición superior de dignidad divina, y la oración como acto religioso hace su aparición.» (LU 91:3.2)
«Cuando el hombre reza, es muy conveniente que se esfuerce por captar el concepto del Padre Universal del Paraíso; pero, para la mayoría de los efectos prácticos, la técnica más eficaz consistirá en volver al concepto del álter ego cercano, tal como solía hacer la mente primitiva, y luego reconocer que la idea de este álter ego ha evolucionado desde la simple ficción hasta la verdad de que Dios reside en el hombre mortal mediante la presencia real del Ajustador,…» (LU 91:3.7)
La forma conversacional del lenguaje es la forma dominante de pensamiento: pensar reflexivamente normalmente significa pensar en las formas verbales de la conversación. Con el amanecer de la imaginación creativa, el niño comienza a conversar con un alter ego. Y este alter ego, el hijo de la imaginación creativa, puede evolucionar hacia un estado de dignidad divina, convirtiéndose eventualmente en el hecho experiencial de la presencia eterna de Dios en la mente temporal del hombre. El destino divinamente ordenado (pero no necesariamente inevitable) del alter ego desde su momento de concepción sólo puede significar la intervención directa de influencias, circuitos y entidades espirituales en la imaginación creativa y sobre el concepto del alter ego.
Es la acción de estas fuerzas espirituales en la imaginación creativa la que es parcialmente responsable del poder misterioso, vital y dinámico de la imaginación creativa. Los psicólogos suelen ser propensos a declarar que los niveles y fases inconscientes de la mente encuentran expresión en la mente autoconsciente a través de la imaginación. Ésta es la explicación moderna de los sueños, la conducta compulsiva y otras conductas psicológicas. Nuestros maestros espirituales confirman esta conclusión hasta donde llega, pero hacen algunos comentarios adicionales sobre la imaginación creativa.
«A menudo, los Ajustadores supremos y autónomos son capaces de aportar factores de importancia espiritual a la mente humana cuando éstos fluyen libremente en los canales liberados, pero controlados, de la imaginación creativa.» (LU 109:5.1)
«Algunas presentaciones súbitas de pensamientos, conclusiones y otras imágenes mentales son a veces la obra directa o indirecta del Ajustador; …» (LU 110:4.3)
«En algunos mundos, las razas tienen una glándula, en otros dos, como los urantianos, mientras que en otras esferas las razas tienen tres de estos cuerpos extraordinarios. Esta dotación química diferencial influye claramente sobre la imaginación inherente y la receptividad espiritual.» (LU 49:5.19)
«El Ajustador voluntario está interesado particularmente en tres aptitudes del candidato humano:… La percepción espiritual. Las perspectivas de desarrollo de la veneración, el nacimiento y el crecimiento de la naturaleza religiosa. ¿Cuál es el potencial del alma, su capacidad de receptividad espiritual probable?» (LU 108:1.3)
«Observamos que los Ajustadores más experimentados residen con frecuencia en los tipos de mentes humanas más elevados; la herencia humana debe ser por lo tanto un factor importante para determinar la selección y la asignación de los Ajustadores.» (LU 108:1.1)
«La verdadera adoración religiosa no es un monólogo inútil en el que uno se engaña a sí mismo. La adoración es una comunión personal con lo que es divinamente real, con lo que es la fuente misma de la realidad.» (LU 196:3.22)
«La adoración es el acto de la comunión personal del hijo con el Padre divino, la aceptación de unas actitudes vivificantes, creativas, fraternales y románticas por parte del alma-espíritu del hombre.» (LU 143:7.8)
«El Jesús humano veía a Dios como santo, justo y grande, así como verdadero, bello y bueno. Todos estos atributos de la divinidad los enfocó en su mente como «la voluntad del Padre que está en los cielos».» (LU 196:0.2)
El Ajustador del Pensamiento intenta comunicarse, aunque sea indirecta o sutilmente, con la mente material a través de la imaginación creativa. Este, de hecho, parece ser el principal canal de comunicación con la mente material, ya que uno de los atributos de la mente en el que el Ajustador está muy interesado es la capacidad de receptividad espiritual, que está definitivamente ligada a la imaginación humana, y que, a su vez, está directamente influenciada por la función química de la dotación genética. La adoración no es un engaño de la imaginación, sino una comunión con un alter ego divino en el que en realidad habita el espíritu de Dios, el regalo amoroso que el Padre hace de sí mismo al más pequeño de sus hijos. Aunque este espíritu puede ser más o menos invisible bajo la superficie de las diversas formas de este alter ego divino, sin embargo, «…la captación por la fe del mortal que conoce a Dios puede conseguir el milagro filosófico del reconocimiento del Infinito por medio de lo finito, el discernimiento del Dios eterno…» (LU 1:4.7)
Si bien no entendemos la técnica espiritual que dirige y ajusta la dirección del crecimiento del alter ego hacia la actualidad de la presencia de Dios, sabemos que este crecimiento sí tiene lugar en la imaginación creativa en la medida en que la experiencia autoconsciente es y en el alma morontial en lo que respecta a la experiencia superconsciente.
«La oración ha sido siempre, y siempre será, una experiencia humana doble: es un procedimiento psicológico, interasociado con una técnica espiritual. Estas dos funciones de la oración nunca se pueden separar por completo.» (LU 91:3.6) El procedimiento psicológico es el enfoque intencional de la imaginación creativa en la realidad de Dios, que la fe identifica como el concepto/ideal del alter ego divino. La técnica espiritual da como resultado la exaltación gradual y evolutiva de este alter ego ideal en la imaginación creativa hacia niveles de perfección siempre ascendentes, incluso hasta la presencia misma de Dios. Y estas dos funciones nunca pueden separarse completamente, como tampoco se puede separar el agua de las células de un organismo vivo. El procedimiento psicológico y la técnica espiritual se unifican en la imaginación creadora, en la vida interior, en el corazón del hombre, en una experiencia viva y creciente,
Por eso Jesús siempre se esforzó por enseñar a los demás a orar con el corazón en lugar de recitar oraciones fijas. Sólo de mala gana enseñó a sus apóstoles oraciones formales. El ritual puede estimular inicialmente la imaginación creativa en una dirección religiosa, pero las formalizaciones religiosas inevitablemente se estancan y pierden su vitalidad a menos que el religioso descubra la presencia real del Padre en la experiencia personal: «No es tan importante que conozcáis el hecho de Dios, como que desarrolléis cada vez más la habilidad de sentir la presencia de Dios.» (LU 155:6.12)
Esta conversación/comunión viva y personal entre la mente del hombre y el espíritu de Dios a través del canal del alter ego en la imaginación creativa depende enteramente de las elecciones de la voluntad mortal. Y cuando un individuo elige entronizar a Dios en el centro de su vida interior, ese individuo elige la voluntad del Padre.
«Hacer la voluntad de Dios es ni más ni menos que una manifestación de la buena voluntad de la criatura por compartir su vida interior con Dios —con el mismo Dios que ha hecho posible la vida de esa criatura con sus valores y significados interiores. Compartir es parecerse a Dios —es divino.» (LU 111:5.1)
Conocer la idea de Dios es una cosa. Adorar el ideal de Dios es otra. Y compartir la realidad temporal, experiencial y finita de Dios con el Ajustador del Pensamiento eterno, existencial y absoluto es otra cosa completamente distinta.
— George L. Park
Hampton, Connecticut