© 2019 Georges Michelson-Dupont
© 2019 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
Viaje a través de las eras del universo maestro
Georges Michelson-Dupont
(Continuación del artículo iniciado en EL ENLACE de diciembre de 2018)
En El Enlace Anterior, nuestra aventura se detuvo en la inspección de las 7 triunidades, estas asociaciones trinas de los Siete Absolutos del Infinito que incluyen la presencia del Padre Universal para asegurar las funciones necesarias para la realización de su plan divino y que, funcionando en un De manera total, unifica funcionalmente el infinito. Si solo faltara una, la unidad de funcionamiento se rompería, como en el cuerpo humano, si falta una de las funciones (por ejemplo, el sistema nervioso), simplemente no podríamos vivir. Recordemos aquí que el carácter absoluto y el infinito del primer Centro Fuente le impiden actuar en niveles subinfinitos. Es por esto que al asociarse de manera trina, los 7 Absolutos del Infinito se vuelven funcionales.
El siguiente paso es la asociación de los 7 Absolutos en triodidades, asociaciones trinas que ya no incluyen al Padre Universal como asociado. Vimos en el capítulo anterior que había 20 de ellos pero solo se nos revelaron dos. Con las triodidades se agotan todas las posibles asociaciones trígonas de los 7 absolutos del Infinito. La ausencia del Padre Universal como asociado sugiere que las triodidades operan en un nivel más bajo que las triunidades. ¿Tendría lo absoluto varios niveles como sugiere la siguiente afirmación?
«Antes de dotar a lo finito de una deidad, parecería que toda la diversificación de la realidad tuvo lugar en los niveles absolutos; pero el acto volitivo de promulgar la realidad finita conlleva una atenuación de la absolutidad e implica la aparición de las relatividades.» (LU 105:5.2)
Esta suposición, vista desde este lado espaciotemporal, es corroborada por Melquisedec en la introducción al artículo 106 en la que menciona la existencia de un nivel coabsoluto y absoluto de realidad. LU 106:7, LU 106:8. Volviendo a la analogía con el cuerpo humano, las triunidades serían para las triodidades lo que el cerebro central que controla todo nuestro ser sería para el cerebelo, asegurando el funcionamiento de los automatismos del cuerpo.
Además, se nos informa que las triodidades son «consecuencias de la existencia de las triunidades». Habiéndose retirado el Padre Universal de estas asociaciones trinas, con ellas nos acercamos al límite inferior de lo absoluto, por así decirlo, hacia lo subabsoluto, dominio de las Deidades experienciales, Supremas, Últimas y Absolutas.
«Al igual que las triunidades se ocupan sobre todo de unificar funcionalmente la infinidad, las triodidades están implicadas en la aparición cósmica de las Deidades experienciales. Las triunidades se ocupan indirectamente de las Deidades experienciales —Suprema, Última y Absoluta— pero las triodidades se ocupan directamente de ellas. Aparecen en la síntesis emergente compuesta por el poder y la personalidad del Ser Supremo. Para las criaturas temporales del espacio, el Ser Supremo es una revelación de la unidad del YO SOY.» (LU 104:5.12)
Vimos anteriormente que existen 20 de estas triodidades pero sólo se nos revelan 2:
La Triodidad de la Actualidad compuesta por la asociación del Hijo Eterno, la Isla del Paraíso y el Espíritu Infinito, la Triodidad de la Potencialidad compuesta por la Deidad Absoluta, del Absoluto Incalificado y de el Absoluto Universal.
Primero, representan desde el punto de vista humano los límites del infinito: para la Triodidad de Potencialidad (lo que será) y para la Triodidad de Actualidad (lo que es y ha sido)
Leemos para la Triunidad de las Noticias:
El Hijo Eterno es el absoluto de la realidad espiritual, la personalidad absoluta. La Isla del Paraíso es el absoluto de la realidad cósmica, el arquetipo absoluto. El Actor Conjunto es el absoluto de la realidad mental, el coordinado de la realidad espiritual absoluta y la síntesis existencial, bajo la forma de Deidad, de la personalidad y el poder. Esta asociación trina produce la coordinación de la suma total de la realidad efectiva —espiritual, cósmica o mental. Su estado de manifestación es incalificado. (LU 104:5.6)
Por la Triunidad de Potencialidad:
Los depósitos infinitos de toda la realidad energética latente —espiritual, mental o cósmica— se encuentran interasociados de esta manera. Esta asociación produce la integración de toda la realidad energética latente. Su potencial es infinito. (LU 104:5.11)
En cierto modo, y consideradas desde el espacio-tiempo, las Triodidades de Potencialidad y Actualidad representan “límites absolutos” que enmarcan la eternidad pasada y futura. En este “intervalo” del espacio-tiempo, la síntesis Poder-Personalidad debe operar sucesivamente en los niveles subinfinitos y en las sucesivas edades del universo maestro.
Para resumir:
Los preexistenciales se vuelven existenciales en los siete Absolutos, y los existenciales se vuelven funcionales en las triunidades, que son las asociaciones fundamentales de los Absolutos. Al mismo tiempo que se eternizan las triunidades, el escenario universal está preparado —los potenciales existen y los actuales están presentes— y la plenitud de la eternidad contempla la diversificación de la energía cósmica, el despliegue del espíritu del Paraíso y la atribución de la mente junto con la concesión de la personalidad, en virtud de la cual todos estos derivados de la Deidad y del Paraíso están unificados experiencialmente en el nivel de las criaturas, y también lo están mediante otras técnicas en el nivel por encima de las criaturas. (LU 105:4.9)
Así, los autores del Libro de Urantia nos cuentan la historia de la génesis de la realidad a partir de la insondable unidad del infinito YO SOY, su diversificación en Siete Absolutos del Infinito por asociaciones duales y luego sus calificaciones funcionales por asociaciones trígonas en forma de triunidades y triodidades.
Midamos la posibilidad de recibir, a través de la revelación, la información faltante que llena el vacío fáctico científico que nos permite ahora comprender un poco las operaciones que tuvieron lugar en el infinito del pasado, incluso antes de la llegada del tiempo y del espacio. Comprender el plan teleológico del Gran Centro de la Primera Fuente es simplemente fabuloso y nos brinda una perspectiva completamente diferente de la vida humana al ubicarla en el contexto del plan divino. Quedo asombrado y pensativo ante la grandeza, el poder, la inmensidad de este plan que el YO SOY concibió con un amor que sólo puede ser infinito e incondicional en la eternidad por nosotros, por la hermandad universal y por el universo.
Naturalmente, la fe en Dios es esencial para que nuestra mente valide intelectualmente los datos reveladores incluso si los autores nos dicen que «la cosmología aquí revelada no es inspirada». LU 102:4.2
«Por medio del estudio de la ciencia, la razón puede conducir, a través de la naturaleza, hacia una Causa Primera, pero se necesita la fe religiosa para transformar la Causa Primera de la ciencia en un Dios de salvación; y la revelación se necesita además para validar esta fe, esta perspicacia espiritual.» (LU 101:2.3)
Es cierto que la ciencia, la filosofía y la religión están unidas por la revelación. El Apocalipsis reconcilia la ciencia con la religión.
«La ciencia termina su investigación, por medio de la razón, en la hipótesis de una Causa Primera. La religión no se detiene en su trayectoria de fe hasta estar segura de la existencia de un Dios de salvación. Los estudios discriminatorios de la ciencia sugieren lógicamente la realidad y la existencia de un Absoluto. La religión cree sin reservas en la existencia y en la realidad de un Dios que fomenta la supervivencia de la personalidad. Aquello que la metafísica no logra hacer de ninguna manera, y aquello que incluso la filosofía sólo logra hacer parcialmente, la revelación lo consigue: es decir, afirmar que esta Causa Primera de la ciencia y que el Dios de salvación de la religión son una sola y misma Deidad.» (LU 101:2.7)
Entre los aportes de la revelación de época como la quinta, destacamos que:
La revelación es una técnica que permite ahorrar grandes períodos de tiempo en el trabajo necesario de clasificar y separar los errores de la evolución de las verdades conseguidas por medio del espíritu. (LU 101:5.1)
Así termina la historia de la génesis de toda realidad. Estas operaciones inconcebibles tienen lugar en la eternidad pasada, incluso antes de la primera era del universo. Desde el punto de vista temporal, la historia o más bien la prehistoria se desarrollaría en dos “épocas” distintas: en primer lugar la del Infinito, en la que el solitario YO SOY ES; en segundo lugar, el de lo absoluto en el que por volición inherente el YO SOY se segmenta en siete relaciones primarias que duran en la forma de los Siete Absolutos del Infinito. Entonces, sólo después podrán tener lugar las asociaciones trinas de los 7 absolutos del Infinito. Recordemos simplemente que desde el punto de vista de la eternidad, esta segmentación del infinito y estas secuencias son sólo un andamiaje para explicar a la mente finita realidades que nunca tuvieron un principio. En la eternidad todo ES.
En el próximo ENLACE, discutiremos lo que los autores del libro llaman “la promulgación de la realidad finita” y sus consecuencias. Veremos mediante qué mecanismo pasamos de realidades existenciales a realidades experienciales vía trascendentales.
YO SOY estático, hipotético, no calificado
YO SOY Infinito diferenciándose del Infinito
Las 7 relaciones primordiales dentro del YO SOY
Los filósofos del universo dan por sentado que la existencia del YO SOY en la eternidad es la fuente primordial de toda la realidad. Junto con esto admiten el postulado de que el YO SOY se segmenta en unas relaciones primarias consigo mismo —las siete fases de la infinidad. Y simultáneamente con esta suposición efectúan el tercer postulado —la aparición en la eternidad de los Siete Absolutos de la Infinidad, y la eternización de la asociación de dualidad entre las siete fases del YO SOY y estos siete Absolutos. (LU 105:4.1)
La autorrevelación del YO SOY empieza así por su yo estático, pasa por su autosegmentación y las relaciones consigo mismo, y culmina en las relaciones absolutas, en las relaciones con unos Absolutos derivados de sí mismo. La dualidad surge así a la existencia mediante la asociación eterna entre los Siete Absolutos de la Infinidad y la séptuple infinidad de las fases autosegmentadas del YO SOY que se autorrevela. Estas relaciones duales, que para los universos se eternizan bajo la forma de los siete Absolutos, hacen eternas las bases fundamentales de toda la realidad universal. (LU 105:4.2)
Al igual que las triunidades se ocupan sobre todo de unificar funcionalmente la infinidad, las triodidades están implicadas en la aparición cósmica de las Deidades experienciales. Las triunidades se ocupan indirectamente de las Deidades experienciales —Suprema, Última y Absoluta— pero las triodidades se ocupan directamente de ellas. Aparecen en la síntesis emergente compuesta por el poder y la personalidad del Ser Supremo. Para las criaturas temporales del espacio, el Ser Supremo es una revelación de la unidad del YO SOY. (LU 104:5.12)