© 1986 Gilles Laverdure
© 1986 The Urantia Book Fellowship (anteriormente Urantia Brotherhood)
¿Por qué Dios permite que tanta gente sufra y por qué permite que ocurra el pecado?
Para la mayoría de las personas que sufren indebidamente, la simple fe puede no ser suficiente como respuesta. A menudo necesitamos algún razonamiento lógico para fundamentar en el nivel intelectual cuál es la única respuesta verdadera en el nivel espiritual. Para responder a las preguntas anteriores, tomemos el ejemplo de alguien que decide hacer el mal.
Como lectores de El Libro de Urantia, sabemos que el plan del Padre consiste en dar libre albedrío a criaturas humildes como nosotros para que podamos obtener una experiencia irremplazable mediante el máximo logro. Como seres humanos, la perfección no es nuestra suerte al nacer, sino nuestro destino eterno. El plan del Padre para la evolución personal debe entonces permitir que cada uno de sus hijos decida por sí mismo lo que hará o no hará. Tales decisiones obviamente serán el resultado de la historia planetaria previa, el contexto social y la herencia, pero sigue siendo un hecho que somos libres en nuestras acciones, sean buenas o malas, conscientes o inconscientes.
Es fácil entender, entonces, que debe haber una etapa en la evolución de un universo en la que alguien en algún planeta hace algo mal. Y las víctimas de tales acciones podrían ser personas inocentes, como lo son las víctimas de un terremoto. Debemos aceptar esto como parte del plan del Padre. No es que él haya planeado todo lo bueno o lo malo que está sucediendo. ¡No! Sus planes son tan perfectos como lo fueron originalmente, pero vivimos en el reino del tiempo y el espacio, donde el potencial del mal debe coexistir con nuestro propio libre albedrío. Esto es para que podamos adquirir un tipo de sabiduría que sólo puede obtenerse a partir de la experiencia de adaptación a las propias dificultades. Aceptar esto como parte del plan del Padre requiere sólo una cosa: ¡FE!
Fe que se da gratuitamente a quien quiera utilizarla como herramienta que permita la realización diaria de la filiación con nuestro Padre espiritual. Y esto es amor, no cosas malas.
En conclusión, me gustaría sugerir que podemos sacar provecho ahora mismo, durante nuestra existencia material, incluso de nuestras dificultades más graves si simplemente mantenemos una actitud positiva. Y esto se produce mediante la adquisición de sabiduría, un tipo de experiencia irremplazable que siempre será nuestra durante nuestra carrera ascendente por la eternidad.
— Gilles Laverdure
Parque Greenfield. Quebec