© 2008 Guy de Viron
© 2008 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
Lo menos que podemos decir sobre este fin de semana que nos reunió en Suresnes es que todos estábamos “decepcionados en el buen sentido” y que nuestras expectativas espirituales se cumplieron en gran medida. De hecho, los treinta miembros lectores que éramos estaban literalmente llenos de energía y energía. ¡Inspirados por el Espíritu de la Verdad a lo largo de este compartir fraterno!
Sin embargo, estaba lejos de ser obvio intentar redibujar el perfil de la extraordinaria personalidad que tuvo Jesús de Nazaret, esto, con nuestra mirada de hijo de los “tiempos modernos” y sin caer en el eterno debate entre el Hombre-Dios y el Dios-Hombre. Ni siquiera tuvimos que preguntarnos si estábamos hablando de un hermano, un padre o un superhombre. No, el retrato de Jesús se nos apareció en toda su humildad y sencillez.
De hecho, ya reunidos por la LU, pudimos contar con el apoyo de tres textos* escritos por Johanna, Dolfo y Chris. Su lectura nos galvanizó y sirvió como hilo conductor para el resto de nuestro estudio, todo con respeto y admiración por el privilegio único de compartir la aventura humana en el planeta del séptimo derrame.
Aceptando plenamente su herencia urantiana, nuestro Hijo Creador desarrolló, explotó y refinó resueltamente su trasfondo físico, familiar, religioso y cultural hasta dominarlo por completo. Fue con plena confianza en este potencial humano bien desarrollado, así como en su Padre Celestial, que aceptó completar el camino completo de su encarnación terrena.
Curioso y agudo observador, su pasión por la humanidad le dio un carácter alegre y entusiasta, afectuoso y misericordioso. Dejando a un lado sus atributos divinos, fue muy pronto reconocido como un experto en las relaciones humanas y posteriormente supo hablar con autoridad y sabiduría de su misión: revelar al Padre a los hombres de todas las procedencias y de todas las edades.
Una vez unificada su personalidad humana, su desarrollo espiritual avanzó hasta el día del bautismo en el Jordán, donde se reveló plenamente su naturaleza divina.
Por lo tanto, con indescriptible admiración releímos y comentamos las referencias en el título del LU. Para la mitad de nosotros, nuestro pensamiento dependía en gran medida del Documento 100, La religión en la experiencia humana (p. 1101).
Hoy, Jesús todavía nos desafía a seguirlo y practicar resueltamente sus enseñanzas mientras nos asegura que la empresa no es tan peligrosa como parece, siempre y cuando aprendamos a hacer la voluntad de nuestro Padre. Su espíritu nos acompaña en el camino de la eternidad y nos asegura la confianza eterna que ha depositado en nosotros.
* Los textos pueden solicitarse a sus respectivos autores o a Max.