© 2023 Halbert Katzen, JD
Por Halbert Katzen J.D.
[Últimas revisiones: 8 de agosto de 2022.]
En negrita Las secciones de las citas de El Libro de Urantia son para énfasis editorial.
El Libro de Urantia fomenta la jardinería como forma de vida y destaca la importancia histórica de esta actividad en relación con el desarrollo de la civilización. Las búsquedas de palabras relacionadas con suelo, horticultura, agricultura y jardinería fueron especialmente útiles para el desarrollo de este Estudio Temático, como sugieren los últimos títulos.
En relación con la siguiente presentación temática del material, considere este Estudio Temático como fundamental para Introducciones Genéticas, Mutaciones y Evolución: una perspectiva de El libro de Urantia. Los temas centrales comunes a ambos Estudios Temáticos se expresan en estos dos párrafos:
El mundo interior y el mundo exterior tienen un conjunto de valores diferentes. Cualquier civilización está en peligro cuando las tres cuartas partes de su juventud se meten en profesiones materialistas y se dedican a buscar las actividades sensoriales del mundo exterior. La civilización está en peligro cuando la juventud deja de interesarse por la ética, la sociología, la eugenesia, la filosofía, las bellas artes, la religión y la cosmología. (LU 111:4.4)
La sociedad moderna está dando marcha atrás. La esclavitud casi ha desaparecido; los animales domésticos se están extinguiendo. La civilización está volviendo al fuego —al mundo inorgánico— en busca de energía. El hombre salió del estado salvaje por medio del fuego, los animales y la esclavitud; hoy vuelve hacia atrás, descartando la ayuda de los esclavos y la asistencia de los animales, e intentando arrebatar nuevos secretos y nuevas fuentes de riqueza y energía a los depósitos elementales de la naturaleza. (LU 69:8.12)
Este estudio temático enfatiza un tercer concepto:
La humanidad no fue destinada al duro trabajo de la agricultura como castigo por un supuesto pecado. «Comerás el fruto de los campos con el sudor de tu frente» no fue un castigo pronunciado contra el hombre por haber participado en las locuras de la rebelión de Lucifer … El trabajo de la tierra no es una maldición; es más bien la bendición más elevada para todos aquellos que pueden disfrutar así de la más humana de todas las actividades humanas. (LU 66:7.19)
Curiosamente, la jardinería —«la mayor bendición», según El libro de Urantia— comenzó siendo un trabajo de mujeres y luego se convirtió en un trabajo de esclavos. Cada vez más, se convierte en un trabajo de máquinas.
Crecí en una granja abandonada de Pensilvania. El gobierno subvencionó el desmantelamiento de granjas debido a una tendencia económicamente devastadora en el noreste de Estados Unidos. El vagón refrigerado proporcionó una nueva ventaja competitiva a la agricultura del medio oeste.
Cuando era un niño pequeño, mi padre, que amaba los tomates, me dijo: «Tu generación nunca sabrá realmente qué tan buenas pueden ser muchas frutas y verduras. El esfuerzo por utilizar máquinas para cosechar y el interés por transportar frutas y verduras frescas desde grandes distancias significa que se está manipulando la genética para lograr pieles más duras y otras consideraciones, lo que ha sacrificado significativamente las satisfacciones que provienen de comer frutas y verduras. Lo siento, hijo».
Es difícil de imaginar. Tal vez algo así como tener experiencia con películas en color, pero vivir en un mundo donde el blanco y negro domina el mercado.
Tal vez los desafíos que enfrentamos con la agricultura y la producción de alimentos no tengan que ver principalmente con las nuevas tecnologías o las condiciones climáticas. Tal vez el primer desafío que debemos abordar sea priorizar y alentar adecuadamente una amplia participación en una de las experiencias más fundamentales relacionadas con el ser humano: la jardinería.
Aunque la vida vegetal y animal es significativamente diferente en las esferas mortales que en los reinos celestiales, ¿cómo pueden nuestras reflexiones sobre la vida venidera ayudarnos a aprender a vivir mejor ahora?
Las capitales de los sistemas están embellecidas principalmente con construcciones materiales y minerales, mientras que la sede del universo refleja más la gloria espiritual, pero las capitales de las constelaciones son el apogeo de las actividades morontiales y de los adornos vivientes. En los mundos sede de las constelaciones se utilizan generalmente más los adornos vivientes, y este predominio de la vida —este arte botánico— es el que hace que estos mundos sean llamados «los jardines de Dios».
Casi la mitad de Edentia está dedicada a los exquisitos jardines de los Altísimos, y estos jardines figuran entre las creaciones morontiales más encantadoras del universo local. Esto explica por qué los lugares extraordinariamente hermosos de los mundos habitados de Norlatiadek se llamen tan a menudo «jardines del Edén». (LU 43:6.1-2)
Si disfrutáis con las flores, los arbustos y los árboles de Urantia, entonces os regalaréis la vista con la belleza botánica y la grandiosidad floral de los jardines celestiales de Edentia. Pero tratar de transmitir a la mente mortal un concepto adecuado sobre estas bellezas de los mundos celestiales se encuentra más allá de mi poder de descripción. Los ojos no han visto, en verdad, unas glorias como las que os esperan a vuestra llegada a estos mundos relacionados con la aventura de la ascensión de los mortales. (LU 43:6.8)
En Jerusem os quedaréis asombrados con los logros agrícolas de los maravillosos espornagias. Allí, la tierra se cultiva principalmente con fines estéticos y decorativos. Los espornagias son los jardineros paisajistas de los mundos sede, y el tratamiento que dan a los espacios abiertos de Jerusem es a la vez original y artístico. Utilizan animales y numerosos dispositivos mecánicos para cultivar el suelo. Son unos expertos en el empleo inteligente de los agentes de poder de sus reinos, así como en la utilización de las numerosas órdenes de hermanos menores suyos pertenecientes a las creaciones animales inferiores, muchos de los cuales les son proporcionados en estos mundos especiales. Esta orden de vida animal está ahora dirigida en gran parte por las criaturas intermedias ascendentes que proceden de las esferas evolutivas. (LU 46:7.2)
Las variaciones de las estaciones y de las temperaturas se producen en todos los planetas iluminados y calentados por un sol. La agricultura es universal en todos los mundos atmosféricos; el cultivo de la tierra es la única ocupación común de las razas que progresan en todos estos planetas. (LU 49:4.5)
El hombre es una criatura de la tierra, un hijo de la naturaleza; por mucho ardor que ponga en intentar liberarse de la tierra, a fin de cuentas puede estar seguro de que no lo logrará. «Polvo eres y al polvo volverás» se aplica al pie de la letra a toda la humanidad. La lucha básica del hombre era, es y siempre será por la tierra. Las primeras asociaciones sociales de seres humanos primitivos tuvieron por objetivo ganar estas batallas por la tierra. La proporción entre la tierra y el hombre es la base de toda la civilización social. (LU 68:6.1)
En la actualidad, la industria complementa a la agricultura, con el consiguiente aumento de la urbanización y la multiplicación de los grupos no agrícolas entre las clases de ciudadanos. Pero una era industrial no puede esperar sobrevivir si sus dirigentes no logran reconocer que los desarrollos sociales, incluso los más elevados, deben siempre descansar sobre una base agrícola sana. (LU 68:5.13)
Una sociedad de pioneros produce obreros no cualificados; las bellas artes y el verdadero progreso científico, junto con la cultura espiritual, han prosperado mejor en los centros habitados más grandes, cuando han estado sostenidos por una población agrícola e industrial ligeramente por debajo de la proporción entre la tierra y el hombre. Las ciudades siempre multiplican el poder de sus habitantes para bien o para mal. (LU 68:6.5)
Del Gobierno en un Planeta vecino:
En este continente, la ley prohíbe que dos familias vivan bajo el mismo techo. Puesto que las viviendas colectivas han sido proscritas, la mayoría de las casas de vecindad se han demolido. Pero los solteros viven todavía en los clubes, los hoteles y otras viviendas colectivas. El solar más pequeño que se permite para una vivienda debe tener unos cuatro mil seiscientos metros cuadrados de tierra. [Unos 4000 m2.] Todos los terrenos y otras propiedades destinados a viviendas están libres de impuestos hasta diez veces más de la superficie mínima permitida para una vivienda. (LU 72:3.1)
El sistema educativo de esta nación es obligatorio y mixto en las escuelas preuniversitarias a las que los estudiantes asisten desde la edad de cinco años hasta los dieciocho. Estas escuelas son muy diferentes a las de Urantia. No hay aulas, se estudia una sola materia a la vez, y después de los tres primeros años, todos los alumnos se convierten en profesores auxiliares, enseñando a los que están por debajo de ellos. Los libros sólo se utilizan para conseguir la información que ayude a resolver los problemas que surgen en los talleres escuela y en las granjas escuela. En estos talleres se produce una gran parte de los muebles que se utilizan en el continente y numerosos aparatos mecánicos —es una gran época de inventos y de mecanización. Al lado de cada taller se encuentra una biblioteca laboral donde los estudiantes pueden consultar los libros de referencia necesarios. Durante todo el período educativo también se enseña la agricultura y la horticultura en las grandes granjas que lindan con todas las escuelas locales. (LU 72:4.1)
A los débiles mentales sólo se les enseña la agricultura y la ganadería, y son internados de por vida en unas colonias tutelares especiales, donde se les separa por sexos para impedir la procreación, que está prohibida para todos los subnormales. Estas medidas restrictivas están en vigor desde hace setenta y cinco años; las sentencias de reclusión son promulgadas por los tribunales de padres. (LU 72:4.2)
Los métodos que utiliza este pueblo para enfrentarse con el crimen, la locura y la degeneración, aunque en algunos aspectos agradarán a la mayoría de los urantianos, en otros les resultarán sin duda espantosos. Los criminales corrientes y los anormales son colocados por sexos en las diferentes colonias agrícolas, donde viven sobradamente con sus propios recursos. Los criminales empedernidos más peligrosos y los locos incurables son condenados por los tribunales a morir en las cámaras de gas letal. Numerosos crímenes, además del asesinato, incluyendo la traición a la confianza del gobierno, sufren también la pena de muerte, y el castigo de la justicia es rápido y seguro. (LU 72:10.1)
[Hace aproximadamente 500.000 años.] En la colonia sede de vuestro mundo, cada morada humana estaba provista de abundantes tierras. Aunque las tribus lejanas continuaban cazando y buscando alimentos, todos los estudiantes y profesores de las escuelas del príncipe eran agricultores y horticultores. El tiempo estaba dividido casi por igual entre las ocupaciones siguientes: (LU 50:4.3)
- Trabajo físico. Cultivo del suelo, asociado con la construcción y el embellecimiento de las viviendas. (LU 50:4.4)
- El consejo de la domesticación y utilización de los animales. Este consejo estaba dedicado a la tarea de seleccionar y criar a aquellos animales que estaban mejor adaptados para ayudar a los seres humanos a llevar las cargas y trasportarlos a ellos mismos, para servir de alimento, y más adelante para utilizarlos en el cultivo de la tierra. Este cuerpo competente estaba dirigido por Bon. (LU 66:5.4)
El campo estaba muy bien colonizado en un radio de ciento sesenta kilómetros alrededor de la ciudad. En las inmediaciones de la ciudad, cientos de diplomados de las escuelas del Príncipe practicaban la ganadería o llevaban a cabo de otras maneras la enseñanza que habían recibido de su estado mayor y de sus numerosos colaboradores humanos. Unos cuantos se dedicaron a la agricultura y la horticultura. (LU 66:7.18)
- La etapa agrícola. Esta era se originó debido a la aclimatación de las plantas, y representa el tipo más elevado de civilización material. Tanto Caligastia como Adán se esforzaron por enseñar la horticultura y la agricultura. Adán y Eva fueron horticultores y no pastores, pues el cultivo de la huerta era una forma avanzada de cultura en aquellos tiempos. El cultivo de las plantas ejerce una influencia ennoblecedora sobre todas las razas de la humanidad. (LU 68:5.9)
Pero el hogar como institución, la asociación entre un solo hombre y una sola mujer, data más específicamente de los tiempos de Dalamatia, hace aproximadamente medio millón de años, ya que las costumbres monógamas de Andón y sus descendientes inmediatos habían sido abandonadas mucho tiempo antes. Sin embargo, la vida familiar no era muy digna de alabanza antes de la época de los noditas y de los adamitas que llegaron después. Adán y Eva ejercieron una influencia duradera sobre toda la humanidad; por primera vez en la historia del mundo se pudo observar a los hombres y las mujeres trabajando juntos en el Jardín. El ideal edénico, toda la familia trabajando como horticultores, era una idea nueva en Urantia. (LU 84:7.8)
Las piedras preciosas y los metales abundaban en las montañas que rodeaban al Jardín [del Edén], aunque les prestaron muy poca atención. La idea predominante debía ser la glorificación de la horticultura y la exaltación de la agricultura. (LU 73:3.5)
Aunque el trabajo de embellecimiento no estaba terminado del todo en el momento de la llegada de Adán, el lugar ya era una joya de belleza botánica; y durante los primeros días de su estancia en el Edén, todo el Jardín tomó una nueva forma y asumió nuevas proporciones de belleza y de esplendor. Urantia no ha albergado nunca, ni antes ni después de esta época, una exposición de horticultura y agricultura tan hermosa y tan completa. (LU 73:5.8)
La adaptación a la sociedad era el único objetivo que tenía el sistema escolar del oeste del Jardín. Los períodos de recreo matinales se dedicaban a la horticultura y la agricultura prácticas, y los de la tarde a los juegos competitivos. El anochecer se empleaba para las relaciones sociales y el cultivo de las amistades personales. La educación religiosa y sexual se consideraba que incumbía al hogar, que era un deber de los padres. (LU 74:7.2)
En los tiempos del primer Edén, Adán había procurado efectivamente no fomentar las ofrendas de animales sacrificados, de manera que Caín tenía un precedente que justificaba sus argumentos. Sin embargo, era difícil organizar la vida religiosa del segundo Edén. Adán estaba agobiado con mil y un detalles relacionados con los trabajos de la construcción, la defensa y la agricultura. Como estaba muy deprimido espiritualmente, confió la organización del culto y de la educación a los colaboradores de origen nodita que habían desempeñado estas funciones en el primer jardín; incluso en un plazo de tiempo tan corto, los sacerdotes noditas oficiantes empezaron a volver a las normas y reglas de los tiempos preadámicos. (LU 76:2.3)
Teniendo en cuenta los problemas asociados con la Rebelión y el incumplimiento, considere el siguiente comentario en lo que se refiere a los esfuerzos de los académicos por estudiar las civilizaciones antiguas.
El hombre evolucionó, en general, del estado de cazador al de agricultor, pasando por un período de transición como pastor, y esto mismo sucedió también entre los anditas; pero mucho más a menudo, la coacción evolutiva de las necesidades climáticas hizo que las tribus enteras pasaran directamente del estado de cazadores al de agricultores prósperos. Pero este fenómeno de pasar inmediatamente de la caza a la agricultura sólo se produjo en aquellas regiones donde había un alto grado de mezcla racial con el linaje violeta. (LU 81:1.5)
Si conoce algún estudio antropológico/arqueológico que ejemplifique este tipo de transición rápida, por favor póngase en contacto para que pueda agregarlo a la ayuda de estudio.
La presión social del hambre, la vanidad y el miedo a los fantasmas era continua, pero el placer sexual era transitorio e irregular. El deseo sexual por sí solo no impulsó a los hombres y mujeres primitivos a asumir las pesadas cargas del mantenimiento de un hogar. El hogar primitivo estaba fundado en el desasosiego sexual que experimentaba el varón cuando estaba privado de satisfacciones frecuentes, y en el abnegado amor maternal de la mujer, que ésta comparte en cierta medida con las hembras de todos los animales superiores. La presencia de un bebé indefenso determinó la primera diferenciación entre las actividades masculinas y femeninas; la mujer tenía que mantener una residencia fija donde poder cultivar la tierra. Y desde los tiempos más primitivos, el lugar donde se halla la mujer siempre ha sido considerado como el hogar. (LU 68:2.6)
Durante esta época la agricultura hace su aparición. El crecimiento de la idea de la familia es incompatible con la vida errante e inestable del cazador. Las costumbres de las moradas fijas y del cultivo de la tierra se establecen gradualmente. La domesticación de los animales y el desarrollo de las artes hogareñas avanzan rápidamente. Cuando se llega a la cumbre de la evolución biológica, se ha alcanzado un alto nivel de civilización, pero hay poco desarrollo de tipo mecánico; la invención es la característica de la era siguiente. (LU 52:2.8)
La agricultura multiplicó por más de cuatro veces la proporción entre las tierras y los hombres en el mundo. Puede combinarse con las ocupaciones pastoriles de la etapa cultural anterior. Cuando las tres etapas se superponen, los hombres cazan y las mujeres cultivan la tierra. (LU 68:5.10)
En los tiempos primitivos, sólo los cultivos eran privados, pero las cosechas sucesivas conferían un derecho; la agricultura fue así la génesis de la propiedad privada de las tierras. Al principio los individuos sólo recibían un arrendamiento de por vida; a su muerte, la tierra volvía a ser de la tribu. Las primeras titularidades de tierras que las tribus concedieron a los individuos fueron las tumbas —los cementerios familiares. En tiempos posteriores, la tierra perteneció a quien la cercara. Pero las ciudades siempre reservaron cierta cantidad de tierras para pastos y para utilizarlas en caso de asedio; estos «ejidos» representan la supervivencia de las formas primitivas de propiedad colectiva. (LU 69:9.14)
Siempre ha habido fricciones entre los pastores y los labradores. El cazador y el pastor eran belicosos, guerreros; el agricultor es más pacífico. El trato con los animales sugiere la lucha y la fuerza; la relación con las plantas inculca la paciencia, el sosiego y la paz. La agricultura y la industria son las actividades de la paz. Pero la debilidad de las dos, como actividades sociales mundiales, es que carecen de emoción y de aventura. (LU 68:5.11)
Los pastores fueron los primeros capitalistas; sus rebaños representaban un capital, y vivían de los intereses —de los incrementos naturales. Estaban poco dispuestos a confiar esta riqueza a los esclavos o a las mujeres. Pero más adelante hicieron prisioneros varones y los forzaron a cultivar el suelo. Éste es el origen primitivo de la servidumbre —el hombre atado a la tierra. A los africanos se les podía enseñar fácilmente a cultivar la tierra, y por eso se convirtieron en la gran raza esclava. (LU 69:8.5)
Puesto que los primeros agricultores utilizaban esclavos de manera muy generalizada, los campesinos eran menospreciados tanto por los cazadores como por los pastores. Durante miles de años se consideró que el cultivo de la tierra era una ocupación inferior; de ahí la idea de que el trabajo de la tierra es una maldición, aunque se trata de la más grande de todas las bendiciones. Incluso en la época de Caín y Abel, los sacrificios de la vida pastoril se tenían en mucha mayor estima que las ofrendas de la agricultura. (LU 81:1.4)
Puede ser que el instinto maternal condujera a la mujer al matrimonio, pero la fuerza superior del hombre, unida a la influencia de las costumbres, fueron las que la obligaron prácticamente a permanecer casada. La vida pastoril tendió a crear un nuevo sistema de costumbres, el tipo patriarcal de vida familiar; y la base de la unidad familiar bajo las costumbres de los pastores y de los agricultores primitivos era la autoridad incuestionable y arbitraria del padre. Toda la sociedad, ya sea nacional o familiar, pasó por la etapa de la autoridad autocrática de tipo patriarcal. (LU 84:3.1)
La primera liberación de la mujer tuvo lugar cuando el hombre consintió en cultivar la tierra, cuando consintió en hacer lo que hasta ese momento se había considerado como un trabajo de la mujer. Se produjo un gran paso hacia adelante cuando los prisioneros masculinos ya no fueron ejecutados, sino que fueron esclavizados como agricultores. Esto provocó la liberación de la mujer, que así pudo dedicar más tiempo a ocuparse de la casa y de la educación de los hijos. (LU 84:3.8)
La disminución de las guerras primitivas redujo enormemente la disparidad entre la división del trabajo basada en el sexo. Pero las mujeres tuvieron que seguir haciendo el trabajo real, mientras que los hombres se dedicaban a la tarea de vigilar. Ningún campamento o aldea podía quedarse sin vigilancia ni de día ni de noche, pero incluso esta tarea fue aliviada por la domesticación del perro. La aparición de la agricultura aumentó en general el prestigio y la posición social de la mujer; al menos esto fue así hasta el momento en que el hombre mismo se volvió agricultor. En cuanto el hombre mismo se puso a cultivar la tierra, inmediatamente se produjo un gran progreso en los métodos agrícolas, que se prolongó durante las generaciones sucesivas. El hombre había aprendido el valor de la organización en la caza y en la guerra; estas técnicas las introdujo en la industria y, más tarde, cuando se hizo cargo de una gran parte de las tareas de la mujer, mejoró considerablemente sus métodos de trabajo poco precisos. (LU 84:3.10)
A pesar de que no logró cumplir la promesa de desarrollar rápidamente un Estado avanzado, la raza amarilla avanzó progresivamente en la realización de las artes de la civilización, especialmente en los campos de la agricultura y la horticultura. Los problemas hidráulicos con los que se enfrentaban los agricultores de Shensi y Honan necesitaban una cooperación colectiva para poder solucionarlos. Estas dificultades relacionadas con el riego y la conservación del suelo contribuyeron en gran parte al desarrollo de la interdependencia, con el consiguiente fomento de la paz entre los grupos agrícolas. (LU 79:8.6)
Hace unos quince mil años, los bosques alpinos se estaban extendiendo ampliamente. Los cazadores europeos eran empujados hacia los valles fluviales y las orillas del mar por las mismas coacciones climáticas que habían transformado los territorios de caza paradisíacos del mundo en desiertos secos y estériles. A medida que los vientos que traían las lluvias cambiaban hacia el norte, las grandes tierras abiertas de pastoreo de Europa se cubrieron de bosques. Estas grandes modificaciones climáticas, relativamente repentinas, forzaron a las razas de Europa que practicaban la caza en los espacios abiertos a convertirse en pastores y, hasta cierto punto, en pescadores y labradores. (LU 80:3.8)
El antiguo Estado militar se desintegró gradualmente cuando finalizó la conquista de Asia oriental —las guerras del pasado fueron olvidadas. De las luchas épicas contra la raza roja sólo subsistió la vaga tradición de un antiguo enfrentamiento con los pueblos de los arqueros. Los chinos se orientaron pronto hacia los trabajos agrícolas, lo cual acrecentó sus tendencias pacíficas, y el hecho de que la proporción entre los hombres y las tierras fuera muy baja para una población agrícola contribuyó aún más a que la vida fuera cada vez más sosegada en el país. (LU 79:8.2)
La conciencia de los éxitos del pasado (un poco atenuada en la actualidad), el conservadurismo de un pueblo en su inmensa mayoría agrícola y una vida familiar bien desarrollada dieron nacimiento a la veneración de los antepasados, que culminó en la costumbre de honrar a los hombres del pasado hasta el punto de rayar en la adoración. Una actitud muy similar prevaleció entre las razas blancas de Europa durante cerca de quinientos años después de la desintegración de la civilización grecorromana. (LU 79:8.3)
El período formativo de la civilización china, que empieza con la llegada de los anditas, continúa hasta el gran despertar ético, moral y semirreligioso del siglo sexto antes de Cristo. Y la tradición china conserva la información nebulosa del pasado evolutivo; la transición de la familia matriarcal a la familia patriarcal, el establecimiento de la agricultura, el desarrollo de la arquitectura, el comienzo de la industria —todo esto se narra de manera sucesiva. Esta historia presenta, con mayor precisión que cualquier otro relato similar, la imagen de la magnífica ascensión de un pueblo superior a partir de los niveles de la barbarie. Durante este período, los chinos pasaron de una sociedad agrícola primitiva a una organización social más elevada que abarcaba la construcción de ciudades, la manufactura, el trabajo de los metales, el intercambio comercial, un gobierno, la escritura, las matemáticas, el arte, la ciencia y la imprenta. (LU 79:8.15)
Los pueblos evolutivos (principalmente los chinos) aprendieron pronto a plantar semillas y a cultivar las cosechas mediante la observación del crecimiento de las semillas que se humedecían accidentalmente, o que habían sido colocadas en las tumbas como alimento para los fallecidos. Pero en todo el suroeste de Asia, a lo largo de los fértiles fondos fluviales y de las llanuras adyacentes, los anditas llevaron a cabo las técnicas agrícolas perfeccionadas que habían heredado de sus antepasados, los cuales habían tenido la agricultura y la horticultura como ocupación principal dentro de los límites del segundo jardín. (LU 81:1.6)
La destrucción climática de las ricas praderas abiertas de caza y de las tierras de pastoreo del Turquestán, que empezó hacia el año 12.000 a. de J.C., obligó a los hombres de estas regiones a recurrir a nuevas formas de industria y de manufacturas rudimentarias. Algunos se orientaron hacia la cría de rebaños domesticados, otros se volvieron agricultores o colectores de alimentos de origen acuático, pero los tipos superiores de intelectos anditas escogieron dedicarse al comercio y la manufactura. Algunas tribus enteras cogieron la costumbre de dedicarse al desarrollo de una sola industria. Desde el valle del Nilo hasta el Hindu-Kusch y desde el Ganges hasta el Río Amarillo, la ocupación principal de las tribus superiores se volvió el cultivo del suelo, con el comercio como actividad suplementaria. (LU 81:3.1)
Las conquistas migratorias de los anditas continuaron hasta sus últimas dispersiones entre los años 8000 y 6000 a. de J.C. A medida que salían en masa de Mesopotamia, agotaban continuamente las reservas biológicas de sus tierras natales, al mismo tiempo que fortalecían notablemente a los pueblos circundantes. A todas las naciones donde llegaron aportaron el humor, el arte, la aventura, la música y la manufactura. Eran unos hábiles domesticadores de animales y unos agricultores expertos. Al menos en esta época, su presencia mejoraba generalmente las creencias religiosas y las prácticas morales de las razas más antiguas. Así es como la cultura de Mesopotamia se difundió tranquilamente por Europa, la India, China, África del norte y las Islas del Pacífico. (LU 78:5.8)
La mayoría de los animales que convenían mejor para la domesticación se encontraban en Asia, especialmente en las regiones centrales y del suroeste. Ésta fue una de las razones por las cuales la civilización progresó más rápidamente en esta zona que en otras partes del mundo. Muchos de estos animales habían sido domesticados anteriormente dos veces, y en la época de los anditas fueron domesticados una vez más. Pero el perro había permanecido con los cazadores desde que había sido adoptado por el hombre azul muchísimo tiempo antes. (LU 81:2.11)
Los anditas del Turquestán fueron los primeros pueblos que domesticaron una gran cantidad de caballos, y ésta es otra razón por la que su cultura predominó durante tanto tiempo. Hacia el año 5000 a. de J.C., los campesinos de Mesopotamia, el Turquestán y China habían empezado a criar ovejas, cabras, vacas, camellos, caballos, aves de corral y elefantes. Empleaban como bestias de carga el buey, el camello, el caballo y el yak. El hombre mismo fue en cierto momento la bestia de carga. Un jefe de la raza azul tuvo en cierta ocasión una colonia de porteadores de cargas de cien mil hombres. (LU 81:2.12)
El establecimiento de la esclavitud y la propiedad privada de la tierra llegó con la agricultura. La esclavitud elevó el nivel de vida de los amos y les procuró más tiempo libre para cultivarse socialmente. (LU 81:2.13)
En la actualidad, la industria complementa a la agricultura, con el consiguiente aumento de la urbanización y la multiplicación de los grupos no agrícolas entre las clases de ciudadanos. Pero una era industrial no puede esperar sobrevivir si sus dirigentes no logran reconocer que los desarrollos sociales, incluso los más elevados, deben siempre descansar sobre una base agrícola sana. (LU 68:5.13)
Las variaciones de las estaciones y de las temperaturas se producen en todos los planetas iluminados y calentados por un sol. La agricultura es universal en todos los mundos atmosféricos; el cultivo de la tierra es la única ocupación común de las razas que progresan en todos estos planetas. (LU 49:4.5)
La agricultura multiplicó por más de cuatro veces la proporción entre las tierras y los hombres en el mundo. Puede combinarse con las ocupaciones pastoriles de la etapa cultural anterior. Cuando las tres etapas se superponen, los hombres cazan y las mujeres cultivan la tierra. (LU 68:5.10)
Siempre ha habido fricciones entre los pastores y los labradores. El cazador y el pastor eran belicosos, guerreros; el agricultor es más pacífico. El trato con los animales sugiere la lucha y la fuerza; la relación con las plantas inculca la paciencia, el sosiego y la paz. La agricultura y la industria son las actividades de la paz. Pero la debilidad de las dos, como actividades sociales mundiales, es que carecen de emoción y de aventura. (LU 68:5.11)
Los pastores fueron los primeros capitalistas; sus rebaños representaban un capital, y vivían de los intereses —de los incrementos naturales. Estaban poco dispuestos a confiar esta riqueza a los esclavos o a las mujeres. Pero más adelante hicieron prisioneros varones y los forzaron a cultivar el suelo. Éste es el origen primitivo de la servidumbre —el hombre atado a la tierra. A los africanos se les podía enseñar fácilmente a cultivar la tierra, y por eso se convirtieron en la gran raza esclava. (LU 69:8.5)
Hace unos quince mil años, los bosques alpinos se estaban extendiendo ampliamente. Los cazadores europeos eran empujados hacia los valles fluviales y las orillas del mar por las mismas coacciones climáticas que habían transformado los territorios de caza paradisíacos del mundo en desiertos secos y estériles. A medida que los vientos que traían las lluvias cambiaban hacia el norte, las grandes tierras abiertas de pastoreo de Europa se cubrieron de bosques. Estas grandes modificaciones climáticas, relativamente repentinas, forzaron a las razas de Europa que practicaban la caza en los espacios abiertos a convertirse en pastores y, hasta cierto punto, en pescadores y labradores. (LU 80:3.8)
Puesto que los primeros agricultores utilizaban esclavos de manera muy generalizada, los campesinos eran menospreciados tanto por los cazadores como por los pastores. Durante miles de años se consideró que el cultivo de la tierra era una ocupación inferior; de ahí la idea de que el trabajo de la tierra es una maldición, aunque se trata de la más grande de todas las bendiciones. Incluso en la época de Caín y Abel, los sacrificios de la vida pastoril se tenían en mucha mayor estima que las ofrendas de la agricultura. (LU 81:1.4)
El pastor cuidaba de sus rebaños para poder sustentarse, pero durante todas estas épocas pastoriles, la mujer tuvo que seguir suministrando los alimentos vegetales. El hombre primitivo rehuía el trabajo de la tierra, que era demasiado pacífico, muy poco arriesgado. Había también una antigua superstición que aseguraba que las mujeres podían conseguir mejores plantas; eran madres. En muchas tribus atrasadas de hoy en día, los hombres cocinan la carne y las mujeres las verduras. Cuando las tribus primitivas de Australia se trasladan de un lado a otro, las mujeres no cazan nunca, mientras que un hombre no se agacharía para desenterrar una raíz. (LU 84:3.6)
La primera liberación de la mujer tuvo lugar cuando el hombre consintió en cultivar la tierra, cuando consintió en hacer lo que hasta ese momento se había considerado como un trabajo de la mujer. Se produjo un gran paso hacia adelante cuando los prisioneros masculinos ya no fueron ejecutados, sino que fueron esclavizados como agricultores. Esto provocó la liberación de la mujer, que así pudo dedicar más tiempo a ocuparse de la casa y de la educación de los hijos. (LU 84:3.8)
La disminución de las guerras primitivas redujo enormemente la disparidad entre la división del trabajo basada en el sexo. Pero las mujeres tuvieron que seguir haciendo el trabajo real, mientras que los hombres se dedicaban a la tarea de vigilar. Ningún campamento o aldea podía quedarse sin vigilancia ni de día ni de noche, pero incluso esta tarea fue aliviada por la domesticación del perro. La aparición de la agricultura aumentó en general el prestigio y la posición social de la mujer; al menos esto fue así hasta el momento en que el hombre mismo se volvió agricultor. En cuanto el hombre mismo se puso a cultivar la tierra, inmediatamente se produjo un gran progreso en los métodos agrícolas, que se prolongó durante las generaciones sucesivas. El hombre había aprendido el valor de la organización en la caza y en la guerra; estas técnicas las introdujo en la industria y, más tarde, cuando se hizo cargo de una gran parte de las tareas de la mujer, mejoró considerablemente sus métodos de trabajo poco precisos. (LU 84:3.10)
En la colonia sede de vuestro mundo, cada morada humana estaba provista de abundantes tierras. Aunque las tribus lejanas continuaban cazando y buscando alimentos, todos los estudiantes y profesores de las escuelas del príncipe eran agricultores y horticultores. El tiempo estaba dividido casi por igual entre las ocupaciones siguientes: (LU 50:4.3)
- Trabajo físico. Cultivo del suelo, asociado con la construcción y el embellecimiento de las viviendas. (LU 50:4.4)
Durante esta época la agricultura hace su aparición. El crecimiento de la idea de la familia es incompatible con la vida errante e inestable del cazador. Las costumbres de las moradas fijas y del cultivo de la tierra se establecen gradualmente. La domesticación de los animales y el desarrollo de las artes hogareñas avanzan rápidamente. Cuando se llega a la cumbre de la evolución biológica, se ha alcanzado un alto nivel de civilización, pero hay poco desarrollo de tipo mecánico; la invención es la característica de la era siguiente. (LU 52:2.8)
- El consejo de la domesticación y utilización de los animales. Este consejo estaba dedicado a la tarea de seleccionar y criar a aquellos animales que estaban mejor adaptados para ayudar a los seres humanos a llevar las cargas y trasportarlos a ellos mismos, para servir de alimento, y más adelante para utilizarlos en el cultivo de la tierra. Este cuerpo competente estaba dirigido por Bon. (LU 66:5.4)
La humanidad no fue destinada al duro trabajo de la agricultura como castigo por un supuesto pecado. «Comerás el fruto de los campos con el sudor de tu frente» no fue un castigo pronunciado contra el hombre por haber participado en las locuras de la rebelión de Lucifer bajo la dirección del traidor Caligastia. El cultivo de la tierra es inherente al establecimiento de una civilización progresiva en los mundos evolutivos, y este mandato fue el centro de toda la enseñanza del Príncipe Planetario y de su estado mayor durante los trescientos mil años que transcurrieron entre su llegada a Urantia y los días trágicos en que Caligastia compartió su suerte con la del rebelde Lucifer. El trabajo de la tierra no es una maldición; es más bien la bendición más elevada para todos aquellos que pueden disfrutar así de la más humana de todas las actividades humanas. (LU 66:7.19)
La presión social del hambre, la vanidad y el miedo a los fantasmas era continua, pero el placer sexual era transitorio e irregular. El deseo sexual por sí solo no impulsó a los hombres y mujeres primitivos a asumir las pesadas cargas del mantenimiento de un hogar. El hogar primitivo estaba fundado en el desasosiego sexual que experimentaba el varón cuando estaba privado de satisfacciones frecuentes, y en el abnegado amor maternal de la mujer, que ésta comparte en cierta medida con las hembras de todos los animales superiores. La presencia de un bebé indefenso determinó la primera diferenciación entre las actividades masculinas y femeninas; la mujer tenía que mantener una residencia fija donde poder cultivar la tierra. Y desde los tiempos más primitivos, el lugar donde se halla la mujer siempre ha sido considerado como el hogar. (LU 68:2.6)
La destrucción climática de las ricas praderas abiertas de caza y de las tierras de pastoreo del Turquestán, que empezó hacia el año 12.000 a. de J.C., obligó a los hombres de estas regiones a recurrir a nuevas formas de industria y de manufacturas rudimentarias. Algunos se orientaron hacia la cría de rebaños domesticados, otros se volvieron agricultores o colectores de alimentos de origen acuático, pero los tipos superiores de intelectos anditas escogieron dedicarse al comercio y la manufactura. Algunas tribus enteras cogieron la costumbre de dedicarse al desarrollo de una sola industria. Desde el valle del Nilo hasta el Hindu-Kusch y desde el Ganges hasta el Río Amarillo, la ocupación principal de las tribus superiores se volvió el cultivo del suelo, con el comercio como actividad suplementaria. (LU 81:3.1)
El campo estaba muy bien colonizado en un radio de ciento sesenta kilómetros alrededor de la ciudad. En las inmediaciones de la ciudad, cientos de diplomados de las escuelas del Príncipe practicaban la ganadería o llevaban a cabo de otras maneras la enseñanza que habían recibido de su estado mayor y de sus numerosos colaboradores humanos. Unos cuantos se dedicaron a la agricultura y la horticultura. (LU 66:7.18)
- La etapa agrícola. Esta era se originó debido a la aclimatación de las plantas, y representa el tipo más elevado de civilización material. Tanto Caligastia como Adán se esforzaron por enseñar la horticultura y la agricultura. Adán y Eva fueron horticultores y no pastores, pues el cultivo de la huerta era una forma avanzada de cultura en aquellos tiempos. El cultivo de las plantas ejerce una influencia ennoblecedora sobre todas las razas de la humanidad. (LU 68:5.9)
El sistema educativo de esta nación es obligatorio y mixto en las escuelas preuniversitarias a las que los estudiantes asisten desde la edad de cinco años hasta los dieciocho. Estas escuelas son muy diferentes a las de Urantia. No hay aulas, se estudia una sola materia a la vez, y después de los tres primeros años, todos los alumnos se convierten en profesores auxiliares, enseñando a los que están por debajo de ellos. Los libros sólo se utilizan para conseguir la información que ayude a resolver los problemas que surgen en los talleres escuela y en las granjas escuela. En estos talleres se produce una gran parte de los muebles que se utilizan en el continente y numerosos aparatos mecánicos —es una gran época de inventos y de mecanización. Al lado de cada taller se encuentra una biblioteca laboral donde los estudiantes pueden consultar los libros de referencia necesarios. Durante todo el período educativo también se enseña la agricultura y la horticultura en las grandes granjas que lindan con todas las escuelas locales. (LU 72:4.1)
Las piedras preciosas y los metales abundaban en las montañas que rodeaban al Jardín, aunque les prestaron muy poca atención. La idea predominante debía ser la glorificación de la horticultura y la exaltación de la agricultura. (LU 73:3.5)
Aunque el trabajo de embellecimiento no estaba terminado del todo en el momento de la llegada de Adán, el lugar ya era una joya de belleza botánica; y durante los primeros días de su estancia en el Edén, todo el Jardín tomó una nueva forma y asumió nuevas proporciones de belleza y de esplendor. Urantia no ha albergado nunca, ni antes ni después de esta época, una exposición de horticultura y agricultura tan hermosa y tan completa. (LU 73:5.8)
La adaptación a la sociedad era el único objetivo que tenía el sistema escolar del oeste del Jardín. Los períodos de recreo matinales se dedicaban a la horticultura y la agricultura prácticas, y los de la tarde a los juegos competitivos. El anochecer se empleaba para las relaciones sociales y el cultivo de las amistades personales. La educación religiosa y sexual se consideraba que incumbía al hogar, que era un deber de los padres. (LU 74:7.2)
A pesar de que no logró cumplir la promesa de desarrollar rápidamente un Estado avanzado, la raza amarilla avanzó progresivamente en la realización de las artes de la civilización, especialmente en los campos de la agricultura y la horticultura. Los problemas hidráulicos con los que se enfrentaban los agricultores de Shensi y Honan necesitaban una cooperación colectiva para poder solucionarlos. Estas dificultades relacionadas con el riego y la conservación del suelo contribuyeron en gran parte al desarrollo de la interdependencia, con el consiguiente fomento de la paz entre los grupos agrícolas. (LU 79:8.6)
En la actualidad, la industria complementa a la agricultura, con el consiguiente aumento de la urbanización y la multiplicación de los grupos no agrícolas entre las clases de ciudadanos. Pero una era industrial no puede esperar sobrevivir si sus dirigentes no logran reconocer que los desarrollos sociales, incluso los más elevados, deben siempre descansar sobre una base agrícola sana. (LU 68:5.13)
Una sociedad de pioneros produce obreros no cualificados; las bellas artes y el verdadero progreso científico, junto con la cultura espiritual, han prosperado mejor en los centros habitados más grandes, cuando han estado sostenidos por una población agrícola e industrial ligeramente por debajo de la proporción entre la tierra y el hombre. Las ciudades siempre multiplican el poder de sus habitantes para bien o para mal. (LU 68:6.5)
A los débiles mentales sólo se les enseña la agricultura y la ganadería, y son internados de por vida en unas colonias tutelares especiales, donde se les separa por sexos para impedir la procreación, que está prohibida para todos los subnormales. Estas medidas restrictivas están en vigor desde hace setenta y cinco años; las sentencias de reclusión son promulgadas por los tribunales de padres. (LU 72:4.2)
Los métodos que utiliza este pueblo para enfrentarse con el crimen, la locura y la degeneración, aunque en algunos aspectos agradarán a la mayoría de los urantianos, en otros les resultarán sin duda espantosos. Los criminales corrientes y los anormales son colocados por sexos en las diferentes colonias agrícolas, donde viven sobradamente con sus propios recursos. Los criminales empedernidos más peligrosos y los locos incurables son condenados por los tribunales a morir en las cámaras de gas letal. Numerosos crímenes, además del asesinato, incluyendo la traición a la confianza del gobierno, sufren también la pena de muerte, y el castigo de la justicia es rápido y seguro. (LU 72:10.1)
En los tiempos del primer Edén, Adán había procurado efectivamente no fomentar las ofrendas de animales sacrificados, de manera que Caín tenía un precedente que justificaba sus argumentos. Sin embargo, era difícil organizar la vida religiosa del segundo Edén. Adán estaba agobiado con mil y un detalles relacionados con los trabajos de la construcción, la defensa y la agricultura. Como estaba muy deprimido espiritualmente, confió la organización del culto y de la educación a los colaboradores de origen nodita que habían desempeñado estas funciones en el primer jardín; incluso en un plazo de tiempo tan corto, los sacerdotes noditas oficiantes empezaron a volver a las normas y reglas de los tiempos preadámicos. (LU 76:2.3)
Las conquistas migratorias de los anditas continuaron hasta sus últimas dispersiones entre los años 8000 y 6000 a. de J.C. A medida que salían en masa de Mesopotamia, agotaban continuamente las reservas biológicas de sus tierras natales, al mismo tiempo que fortalecían notablemente a los pueblos circundantes. A todas las naciones donde llegaron aportaron el humor, el arte, la aventura, la música y la manufactura. Eran unos hábiles domesticadores de animales y unos agricultores expertos. Al menos en esta época, su presencia mejoraba generalmente las creencias religiosas y las prácticas morales de las razas más antiguas. Así es como la cultura de Mesopotamia se difundió tranquilamente por Europa, la India, China, África del norte y las Islas del Pacífico. (LU 78:5.8)
El antiguo Estado militar se desintegró gradualmente cuando finalizó la conquista de Asia oriental —las guerras del pasado fueron olvidadas. De las luchas épicas contra la raza roja sólo subsistió la vaga tradición de un antiguo enfrentamiento con los pueblos de los arqueros. Los chinos se orientaron pronto hacia los trabajos agrícolas, lo cual acrecentó sus tendencias pacíficas, y el hecho de que la proporción entre los hombres y las tierras fuera muy baja para una población agrícola contribuyó aún más a que la vida fuera cada vez más sosegada en el país. (LU 79:8.2)
La conciencia de los éxitos del pasado (un poco atenuada en la actualidad), el conservadurismo de un pueblo en su inmensa mayoría agrícola y una vida familiar bien desarrollada dieron nacimiento a la veneración de los antepasados, que culminó en la costumbre de honrar a los hombres del pasado hasta el punto de rayar en la adoración. Una actitud muy similar prevaleció entre las razas blancas de Europa durante cerca de quinientos años después de la desintegración de la civilización grecorromana. (LU 79:8.3)
El período formativo de la civilización china, que empieza con la llegada de los anditas, continúa hasta el gran despertar ético, moral y semirreligioso del siglo sexto antes de Cristo. Y la tradición china conserva la información nebulosa del pasado evolutivo; la transición de la familia matriarcal a la familia patriarcal, el establecimiento de la agricultura, el desarrollo de la arquitectura, el comienzo de la industria —todo esto se narra de manera sucesiva. Esta historia presenta, con mayor precisión que cualquier otro relato similar, la imagen de la magnífica ascensión de un pueblo superior a partir de los niveles de la barbarie. Durante este período, los chinos pasaron de una sociedad agrícola primitiva a una organización social más elevada que abarcaba la construcción de ciudades, la manufactura, el trabajo de los metales, el intercambio comercial, un gobierno, la escritura, las matemáticas, el arte, la ciencia y la imprenta. (LU 79:8.15)
Los pueblos evolutivos (principalmente los chinos) aprendieron pronto a plantar semillas y a cultivar las cosechas mediante la observación del crecimiento de las semillas que se humedecían accidentalmente, o que habían sido colocadas en las tumbas como alimento para los fallecidos. Pero en todo el suroeste de Asia, a lo largo de los fértiles fondos fluviales y de las llanuras adyacentes, los anditas llevaron a cabo las técnicas agrícolas perfeccionadas que habían heredado de sus antepasados, los cuales habían tenido la agricultura y la horticultura como ocupación principal dentro de los límites del segundo jardín. (LU 81:1.6)
El hombre evolucionó, en general, del estado de cazador al de agricultor, pasando por un período de transición como pastor, y esto mismo sucedió también entre los anditas; pero mucho más a menudo, la coacción evolutiva de las necesidades climáticas hizo que las tribus enteras pasaran directamente del estado de cazadores al de agricultores prósperos. Pero este fenómeno de pasar inmediatamente de la caza a la agricultura sólo se produjo en aquellas regiones donde había un alto grado de mezcla racial con el linaje violeta. (LU 81:1.5)
La mayoría de los animales que convenían mejor para la domesticación se encontraban en Asia, especialmente en las regiones centrales y del suroeste. Ésta fue una de las razones por las cuales la civilización progresó más rápidamente en esta zona que en otras partes del mundo. Muchos de estos animales habían sido domesticados anteriormente dos veces, y en la época de los anditas fueron domesticados una vez más. Pero el perro había permanecido con los cazadores desde que había sido adoptado por el hombre azul muchísimo tiempo antes. (LU 81:2.11)
Los anditas del Turquestán fueron los primeros pueblos que domesticaron una gran cantidad de caballos, y ésta es otra razón por la que su cultura predominó durante tanto tiempo. Hacia el año 5000 a. de J.C., los campesinos de Mesopotamia, el Turquestán y China habían empezado a criar ovejas, cabras, vacas, camellos, caballos, aves de corral y elefantes. Empleaban como bestias de carga el buey, el camello, el caballo y el yak. El hombre mismo fue en cierto momento la bestia de carga. Un jefe de la raza azul tuvo en cierta ocasión una colonia de porteadores de cargas de cien mil hombres. (LU 81:2.12)
El establecimiento de la esclavitud y la propiedad privada de la tierra llegó con la agricultura. La esclavitud elevó el nivel de vida de los amos y les procuró más tiempo libre para cultivarse socialmente. (LU 81:2.13)
Puede ser que el instinto maternal condujera a la mujer al matrimonio, pero la fuerza superior del hombre, unida a la influencia de las costumbres, fueron las que la obligaron prácticamente a permanecer casada. La vida pastoril tendió a crear un nuevo sistema de costumbres, el tipo patriarcal de vida familiar; y la base de la unidad familiar bajo las costumbres de los pastores y de los agricultores primitivos era la autoridad incuestionable y arbitraria del padre. Toda la sociedad, ya sea nacional o familiar, pasó por la etapa de la autoridad autocrática de tipo patriarcal. (LU 84:3.1)
José empezó muy pronto a enseñar a Jesús las diversas maneras de ganarse la vida, explicándole las ventajas de la agricultura sobre la industria y el comercio. Galilea era una comarca más hermosa y próspera que Judea, y vivir allí apenas costaba la cuarta parte de lo que costaba en Jerusalén y Judea. Era una provincia de pueblos agrícolas y de ciudades industriales florecientes, con más de doscientas ciudades por encima de los cinco mil habitantes y treinta con más de quince mil. (LU 124:2.9)
Éste fue el año en que Jesús arrendó una gran parcela de terreno justo al norte de su casa, que dividieron en huertos familiares. Cada uno de los hermanos mayores tenía un huerto individual, y se hicieron una viva competencia en sus esfuerzos agrícolas. Durante la temporada de cultivo de las legumbres, su hermano mayor pasó cada día algún tiempo con ellos en el huerto. Mientras Jesús trabajaba en el huerto con sus hermanos y hermanas menores, acarició muchas veces la idea de que todos podían vivir en una granja en el campo, donde podrían disfrutar de la libertad y la independencia de una vida sin trabas. Pero no estaban creciendo en el campo, y Jesús, que era un joven totalmente práctico a la vez que idealista, atacó su problema de manera vigorosa e inteligente según se presentaba. Hizo todo lo que estuvo en su mano para adaptarse con su familia a las realidades de su situación, y acomodar su condición para la mayor satisfacción posible de sus deseos individuales y colectivos. (LU 126:5.10)
Las capitales de los sistemas están embellecidas principalmente con construcciones materiales y minerales, mientras que la sede del universo refleja más la gloria espiritual, pero las capitales de las constelaciones son el apogeo de las actividades morontiales y de los adornos vivientes. En los mundos sede de las constelaciones se utilizan generalmente más los adornos vivientes, y este predominio de la vida —este arte botánico— es el que hace que estos mundos sean llamados «los jardines de Dios».
Casi la mitad de Edentia está dedicada a los exquisitos jardines de los Altísimos, y estos jardines figuran entre las creaciones morontiales más encantadoras del universo local. Esto explica por qué los lugares extraordinariamente hermosos de los mundos habitados de Norlatiadek se llamen tan a menudo «jardines del Edén». (LU 43:6.1-2)
Si disfrutáis con las flores, los arbustos y los árboles de Urantia, entonces os regalaréis la vista con la belleza botánica y la grandiosidad floral de los jardines celestiales de Edentia. Pero tratar de transmitir a la mente mortal un concepto adecuado sobre estas bellezas de los mundos celestiales se encuentra más allá de mi poder de descripción. Los ojos no han visto, en verdad, unas glorias como las que os esperan a vuestra llegada a estos mundos relacionados con la aventura de la ascensión de los mortales. (LU 43:6.8)
En Jerusem os quedaréis asombrados con los logros agrícolas de los maravillosos espornagias. Allí, la tierra se cultiva principalmente con fines estéticos y decorativos. Los espornagias son los jardineros paisajistas de los mundos sede, y el tratamiento que dan a los espacios abiertos de Jerusem es a la vez original y artístico. Utilizan animales y numerosos dispositivos mecánicos para cultivar el suelo. Son unos expertos en el empleo inteligente de los agentes de poder de sus reinos, así como en la utilización de las numerosas órdenes de hermanos menores suyos pertenecientes a las creaciones animales inferiores, muchos de los cuales les son proporcionados en estos mundos especiales. Esta orden de vida animal está ahora dirigida en gran parte por las criaturas intermedias ascendentes que proceden de las esferas evolutivas. (LU 46:7.2)
Pero el hogar como institución, la asociación entre un solo hombre y una sola mujer, data más específicamente de los tiempos de Dalamatia, hace aproximadamente medio millón de años, ya que las costumbres monógamas de Andón y sus descendientes inmediatos habían sido abandonadas mucho tiempo antes. Sin embargo, la vida familiar no era muy digna de alabanza antes de la época de los noditas y de los adamitas que llegaron después. Adán y Eva ejercieron una influencia duradera sobre toda la humanidad; por primera vez en la historia del mundo se pudo observar a los hombres y las mujeres trabajando juntos en el Jardín. El ideal edénico, toda la familia trabajando como horticultores, era una idea nueva en Urantia. (LU 84:7.8)