© 2023 Halbert Katzen, JD
Por Halbert Katzen J.D.
EN LA MENTE de los mortales de Urantia —éste es el nombre de vuestro mundo— existe una gran confusión en cuanto al significado de palabras tales como Dios, divinidad y deidad. Los seres humanos se sienten aún más confundidos e inseguros con respecto a las relaciones entre las personalidades divinas designadas con estos numerosos apelativos. Debido a esta pobreza conceptual acompañada de tanta confusión de ideas, se me ha encargado formular esta exposición preliminar para explicar los significados que deberán atribuirse a ciertos símbolos verbales que se van a utilizar más adelante en estos documentos, que el cuerpo de reveladores de la verdad, de Orvonton, ha sido autorizado a traducir al idioma inglés de Urantia.
En nuestro esfuerzo por aumentar la conciencia cósmica y elevar la percepción espiritual, nos resulta extremadamente difícil presentar unos conceptos más amplios y una verdad avanzada cuando estamos limitados por la utilización del lenguaje restringido de un planeta. Pero las instrucciones que hemos recibido nos recomiendan que realicemos todos los esfuerzos posibles para transmitir nuestros significados utilizando los símbolos verbales de la lengua inglesa. Se nos ha ordenado que sólo introduzcamos términos nuevos cuando el concepto a describir no encuentre en inglés ninguna terminología que se pueda emplear para expresar ese nuevo concepto, ya sea parcialmente o incluso distorsionando más o menos su significado.
Con la esperanza de facilitar la comprensión y de impedir la confusión de cualquier mortal que pueda leer detenidamente estos documentos, estimamos oportuno presentar en esta exposición inicial un resumen de los significados que deberán atribuirse a las numerosas palabras inglesas que se van a emplear para designar a la Deidad y a ciertos conceptos asociados de las cosas, los significados y los valores de la realidad universal.
Pero para poder formular este Prólogo de definiciones y limitaciones de terminología, es necesario indicar de antemano cómo se van a utilizar estas palabras en los documentos posteriores. Por consiguiente, este Prólogo no es una exposición completa en sí mismo; sólo es una guía de definiciones, diseñada para ayudar a aquellas personas que lean los documentos adjuntos, que tratan de la Deidad y del universo de universos, y que han sido formulados por una comisión de Orvonton enviada a Urantia con esta finalidad. (LU 0:0.1-4)
Los documentos siguientes describen el carácter del Padre Universal y la naturaleza de sus asociados del Paraíso, junto con un intento por describir el perfecto universo central y los siete superuniversos que lo rodean. Para formularlos tenemos que guiarnos por las órdenes de los gobernantes del superuniverso que nos aconsejan que, en todos nuestros esfuerzos por revelar la verdad y coordinar el conocimiento fundamental, tenemos que dar preferencia a los conceptos humanos más elevados que existen relacionados con los temas que se van a presentar. Sólo podemos recurrir a la revelación pura cuando el concepto a presentar no haya sido expresado anteriormente de manera adecuada por la mente humana.
Las revelaciones planetarias sucesivas de la verdad divina contienen invariablemente los conceptos más elevados que existen sobre los valores espirituales, como una parte de la coordinación nueva y mejor del conocimiento planetario. En consecuencia, para poder presentar a Dios y a sus asociados del universo, hemos seleccionado como base de estos documentos más de mil conceptos humanos que representan el conocimiento planetario más elevado y avanzado sobre los valores espirituales y los significados universales. Cuando estos conceptos humanos, recopilados entre los mortales del pasado y del presente que conocen a Dios, sean inadecuados para describir la verdad tal como se nos ha ordenado que la revelemos, los completaremos sin vacilar recurriendo para ello a nuestro propio conocimiento superior sobre la realidad y la divinidad de las Deidades del Paraíso y del universo trascendente donde residen. (LU 0:12.11-12)
Por ejemplo: la mente humana anhelaría normalmente acercarse a la filosofía cósmica descrita en estas revelaciones procediendo de lo simple y de lo finito a lo complejo y a lo infinito, de los orígenes humanos a los destinos divinos. Pero este camino no conduce a la sabiduría espiritual. Este procedimiento es el camino más fácil para llegar a cierta forma de conocimiento genético, que en el mejor de los casos sólo puede revelar el origen del hombre, pero que revela poco o nada sobre su destino divino. (LU 19:1.5)
Estos treinta y un documentos que describen la naturaleza de la Deidad, la realidad del Paraíso, la organización y el funcionamiento del universo central y de los superuniversos, las personalidades del gran universo y el elevado destino de los mortales evolutivos, fueron patrocinados, formulados y traducidos al inglés por una elevada comisión compuesta por veinticuatro administradores de Orvonton que actúan de acuerdo con un mandato promulgado por los Ancianos de los Días de Uversa, ordenando que hiciéramos esto en Urantia, planeta 606 de Satania, en Norlatiadek de Nebadon, en el año 1934 d. de J.C. (LU 31:10.22)
Este documento sobre la Unidad Universal es el vigésimo quinto de una serie de presentaciones efectuadas por diversos autores y que han sido patrocinadas, como grupo, por una comisión de doce personalidades de Nebadon que han actuado bajo la dirección de Mantutia Melquisedek. Estas narraciones las redactamos y las tradujimos a la lengua inglesa, mediante una técnica autorizada por nuestros superiores, en el año 1934 del tiempo de Urantia. (LU 56:10.23)
Como la cultura de los intermedios es el producto de unos ciudadanos planetarios inmortales, es relativamente inmune a las vicisitudes temporales que acosan a la civilización humana. Las generaciones de los hombres olvidan; el cuerpo de los intermedios recuerda, y esta memoria es la mina de oro de las tradiciones de vuestro mundo habitado. La cultura de un planeta permanece así siempre presente en ese planeta, y en las circunstancias adecuadas, estos recuerdos atesorados de los acontecimientos pasados vuelven a estar disponibles; así es como los intermedios de Urantia dieron a sus primos carnales la historia de la vida y las enseñanzas de Jesús. (LU 77:9.9)
Únicamente dos influencias pueden modificar y elevar los dogmas de la religión natural: la presión de las costumbres que progresan lentamente y la iluminación periódica de las revelaciones de época. Y no es de extrañar que el progreso haya sido lento; en los tiempos antiguos, ser progresista o inventivo significaba ser ejecutado como brujo. El culto avanza lentamente a través de las épocas generacionales y los ciclos seculares. Pero avanza de hecho. La creencia evolutiva en los fantasmas colocó los cimientos para una filosofía de la religión revelada que destruirá con el tiempo la superstición que le dio origen. (LU 92:3.5)
- Los documentos de Urantia. Los documentos, de los cuales éste mismo forma parte, constituyen la presentación más reciente de la verdad a los mortales de Urantia. Estos documentos difieren de todas las revelaciones anteriores, ya que no son el trabajo de una sola personalidad del universo, sino una presentación compuesta realizada por numerosos seres. Pero ninguna revelación puede ser nunca completa hasta que no se alcanza al Padre Universal. Todos los demás ministerios celestiales no son más que parciales, transitorios y prácticamente adaptados a las condiciones locales en el tiempo y el espacio. Aunque una confesión como ésta quizás pueda reducir la fuerza y la autoridad inmediatas de todas las revelaciones, ha llegado la hora en que es conveniente hacer estas sinceras declaraciones incluso a riesgo de debilitar la influencia y la autoridad futuras de esta obra, que es la revelación más reciente de la verdad para las razas mortales de Urantia. (LU 92:4.9)
Existen dos razones fundamentales para creer en un Dios que fomenta la supervivencia humana:
La experiencia humana, la seguridad personal, la esperanza y la confianza que se reflejan de una u otra forma y que son desencadenadas por el Ajustador del Pensamiento interior.
La revelación de la verdad, ya sea mediante el ministerio personal directo del Espíritu de la Verdad, mediante la donación de los Hijos divinos en el mundo, o a través de las revelaciones escritas. (LU 101:2.4-6)
La humanidad debería comprender que nosotros, que participamos en la revelación de la verdad, estamos muy rigurosamente limitados por las instrucciones de nuestros superiores. No tenemos libertad para anticipar los descubrimientos científicos que se producirán en mil años. Los reveladores deben actuar con arreglo a las instrucciones que forman parte del mandato de revelar. No vemos ninguna manera de salvar esta dificultad, ni ahora ni en ningún momento del futuro. Sabemos muy bien que los hechos históricos y las verdades religiosas de esta serie de presentaciones revelatorias permanecerán en los anales de las épocas venideras, pero dentro de pocos años muchas de nuestras afirmaciones relacionadas con las ciencias físicas necesitarán una revisión a consecuencia de los desarrollos científicos adicionales y de los nuevos descubrimientos. Estos nuevos desarrollos los prevemos incluso desde ahora, pero se nos prohíbe incluir en nuestros escritos revelatorios esos hechos aún no descubiertos por la humanidad. Que quede muy claro que las revelaciones no son necesariamente inspiradas. La cosmología que figura en estas revelaciones no es inspirada. Está limitada por el permiso que nos han concedido para coordinar y clasificar el conocimiento de hoy en día. Aunque la perspicacia divina o espiritual sea un don, la sabiduría humana tiene que evolucionar.
La verdad siempre es una revelación: es una autorrevelación cuando emerge como resultado del trabajo del Ajustador interior, y es una revelación que hace época cuando es presentada mediante la actuación de algún otro agente, grupo o personalidad celestial. (LU 101:4.2-3)
El Ajustador del ser humano a través del cual se transmite esta comunicación disfruta de un campo de acción tan amplio debido principalmente a que este humano manifiesta una indiferencia casi completa por toda manifestación exterior de la presencia interior del Ajustador; es en verdad una suerte que permanezca de forma consciente completamente indiferente a todo el proceso. Posee uno de los Ajustadores más experimentados de su época y de su generación, y sin embargo el guardián del destino declara que su reacción pasiva y su falta de preocupación por los fenómenos asociados a la presencia en su mente de este polifacético Ajustador es una reacción rara y fortuita. Todo esto constituye una favorable coordinación de influencias, favorable tanto para el Ajustador en su esfera superior de acción como para el asociado humano desde el punto de vista de la salud, la eficacia y la tranquilidad. (LU 110:5.7)
En muchos mundos, las criaturas intermedias secundarias mejor adaptadas son capaces de establecer diversos grados de contacto con los Ajustadores del Pensamiento de ciertos mortales favorablemente constituidos, penetrando hábilmente en la mente donde reside el Ajustador. (Estas revelaciones fueron materializadas en la lengua inglesa de Urantia debido precisamente a este tipo de combinación fortuita de ajustes cósmicos.) Estos mortales con potencial de contacto de los mundos evolutivos son movilizados en los numerosos cuerpos de reserva y, hasta cierto punto, la civilización espiritual avanza y los Altísimos pueden gobernar en los reinos de los hombres gracias a estos pequeños grupos de personalidades con visión de futuro. Los hombres y las mujeres de estos cuerpos de reserva del destino tienen así diversos grados de contacto con sus Ajustadores a través del ministerio intermedio de las criaturas intermedias; pero estos mismos mortales son poco conocidos por sus semejantes, salvo en aquellas raras emergencias sociales y urgencias espirituales en las que estas personalidades de reserva actúan para impedir la interrupción de la cultura evolutiva o la extinción de la luz de la verdad viviente. En Urantia, estos reservistas del destino raramente han sido ensalzados en las páginas de la historia humana. (LU 114:7.9)
[Este documento, que describe las siete donaciones de Cristo Miguel, es el sexagésimo tercero de una serie de presentaciones, patrocinadas por numerosas personalidades, que narran la historia de Urantia hasta la época de la aparición de Miguel en la Tierra en la similitud de la carne mortal. Estos documentos fueron autorizados por una comisión de doce seres de Nebadon que actuaron bajo la dirección de Mantutia Melquisedek. Redactamos estas narraciones y las tradujimos a la lengua inglesa mediante una técnica autorizada por nuestros superiores, en el año 1935 d. de J.C. del tiempo de Urantia.] (LU 119:8.9)
SOY el intermedio secundario que estuvo en otro tiempo vinculado al apóstol Andrés, y actúo bajo la supervisión de una comisión de doce miembros de la Fraternidad Unida de los Intermedios de Urantia, patrocinada conjuntamente por el director que preside nuestra orden y por el Melquisedek mencionado anteriormente. Estoy autorizado a redactar la narración de los actos de la vida de Jesús de Nazaret tal como fueron observados por mi orden de criaturas terrestres, y tal como fueron después parcialmente registrados por el sujeto humano que estaba bajo mi custodia temporal. Sabiendo cómo su Maestro evitó tan escrupulosamente dejar testimonios escritos detrás de él, Andrés se negó firmemente a multiplicar las copias de su relato escrito. Una actitud similar por parte de los otros apóstoles de Jesús retrasó considerablemente la redacción de los Evangelios. (LU 121:0.1)
[Agradecimientos: Para llevar a cabo mi misión de reexponer las enseñanzas de Jesús de Nazaret y contar de nuevo sus acciones, he utilizado ampliamente todas las fuentes de archivos y de informaciones planetarias. Mi motivo principal ha sido preparar un documento que no solamente ilumine a la generación de hombres que viven en la actualidad, sino que sea igualmente útil para todas las generaciones futuras. En la enorme reserva de información puesta a mi disposición, he seleccionado aquellas que convenían mejor para llevar a cabo este objetivo. En la medida de lo posible, he obtenido mis informaciones de fuentes puramente humanas. Únicamente cuando estas fuentes han resultado insuficientes, he recurrido a los archivos superhumanos. Cuando las ideas y los conceptos de la vida y de las enseñanzas de Jesús han sido expresados aceptablemente por una mente humana, he dado preferencia invariablemente a estos modelos de pensamiento aparentemente humanos. Aunque me he esforzado en adaptar la expresión verbal para adecuarla lo mejor posible a la manera en que nosotros concebimos el sentido real y la verdadera importancia de la vida y de las enseñanzas del Maestro, en todas mis exposiciones me he ajustado, tanto como ha sido posible, a los verdaderos conceptos y modelos de pensamiento de los hombres. Sé muy bien que estos conceptos que se han originado en la mente humana resultarán más aceptables y útiles para la mente de todos los demás hombres. Cuando he sido incapaz de encontrar los conceptos necesarios en los escritos o en las expresiones humanas, he recurrido en segundo lugar a la memoria de mi propia orden de criaturas terrestres, los intermedios. Finalmente, cuando esta fuente secundaria de información ha sido insuficiente, he recurrido sin dudarlo a las fuentes de información superplanetarias.
Los memorando que he reunido, a partir de los cuales he preparado este relato de la vida y de las enseñanzas de Jesús —además de las memorias que el apóstol Andrés había registrado— contienen joyas del pensamiento y conceptos muy elevados de las enseñanzas de Jesús, procedentes de más de dos mil seres humanos que han vivido en la Tierra desde la época de Jesús hasta el día en que fueron redactadas las presentes revelaciones, o más exactamente estas reexposiciones. El permiso de revelar solamente ha sido utilizado cuando el escrito humano o los conceptos humanos no conseguían proporcionar un modelo de pensamiento adecuado. Mi misión de revelación me prohibía recurrir a fuentes extrahumanas de información o de expresión, hasta que pudiera atestiguar que había agotado todas las posibilidades para encontrar la expresión conceptual necesaria en las fuentes puramente humanas.
Aunque he descrito, con la colaboración de mis once compañeros intermedios y bajo la supervisión del Melquisedek ya mencionado, los acontecimientos de este relato según mi concepto sobre el orden en que se produjeron y en respuesta a mi elección de los términos adecuados para describirlos, sin embargo, la mayoría de las ideas e incluso algunas de las expresiones efectivas que he utilizado así tuvieron su origen en la mente de los hombres de numerosas razas que han vivido en la Tierra durante las generaciones intermedias, incluídos aquellos que viven todavía en el momento de efectuar esta tarea. En muchos aspectos, he actuado más como recopilador y adaptador que como narrador original. Me he apropiado sin titubeos de las ideas y de los conceptos, preferentemente humanos, que me permitían crear la descripción más eficaz de la vida de Jesús, y que me cualificaran para reexponer sus enseñanzas incomparables con la fraseología más notablemente provechosa y universalmente enriquecedora. En nombre de la Fraternidad de los Intermedios Unidos de Urantia, reconozco con la mayor gratitud nuestra deuda hacia todas las fuentes de información y de conceptos que se han utilizado para elaborar nuestra nueva exposición de la vida de Jesús en la Tierra]. (LU 121:8.12-14)
[Cuando nosotros, los intermedios, preparamos por primera vez el resumen de las enseñanzas de Jesús en Urmia, surgió un desacuerdo entre los serafines de las iglesias y los serafines del progreso sobre la conveniencia de incluir estas enseñanzas en la Revelación de Urantia. Las condiciones que prevalecen tanto en las religiones como en los gobiernos humanos del siglo veinte son tan diferentes de las que predominaban en los tiempos de Jesús, que era difícil en verdad adaptar las enseñanzas del Maestro en Urmia a los problemas del reino de Dios y de los reinos de los hombres, tal como estas funciones mundiales existen en el siglo veinte. Nunca fuimos capaces de formular una exposición de las enseñanzas del Maestro que fuera aceptable para estos dos grupos de serafines del gobierno planetario. Finalmente, el Melquisedek presidente de la comisión reveladora nombró una comisión de tres de nosotros para que presentara nuestro punto de vista sobre las enseñanzas del Maestro en Urmia, adaptadas a las condiciones religiosas y políticas del siglo veinte en Urantia. En consecuencia, nosotros, los tres intermedios secundarios, completamos esta adaptación de las enseñanzas de Jesús, reexponiendo sus declaraciones tal como las aplicaríamos a las condiciones del mundo de hoy. Presentamos ahora estas exposiciones tal como están después de haber sido revisadas por el Melquisedek presidente de la comisión reveladora.] (LU 134:3.8)
Pero estas demoras de la misericordia no son interminables. A pesar del largo retraso en juzgarse la rebelión de Lucifer (tal como se calcula el tiempo en Urantia), podemos indicar que durante el período de efectuar esta revelación se ha celebrado en Uversa la primera audiencia del caso pendiente de Gabriel contra Lucifer, y poco después se ha promulgado un mandato de los Ancianos de los Días ordenando que Satanás sea confinado de ahora en adelante en el mundo prisión con Lucifer. Esto pone fin a la capacidad de Satanás para continuar haciendo visitas a cualquiera de los mundos caídos de Satania. En un universo dominado por la misericordia, la justicia puede ser lenta, pero es segura. (LU 54:4.8)
La vanidad contribuyó poderosamente al nacimiento de la sociedad; pero en el momento de estas revelaciones, los esfuerzos tortuosos de una generación jactanciosa amenazan con anegar y sumergir toda la complicada estructura de una civilización extremadamente especializada. Hace mucho tiempo que la necesidad de placer ha sustituido al hambre; los objetivos sociales legítimos de la preservación de sí se están transformando rápidamente en unas formas viles y amenazadoras de satisfacción egoísta. La preservación de sí edifica la sociedad; la satisfacción egoísta desenfrenada destruye infaliblemente la civilización. (LU 68:2.11)
Se habló mucho sobre las doctrinas que Jesús predicaba y que trastornaban a la gente corriente; sus enemigos sostenían que sus enseñanzas eran impracticables, que todo saltaría en pedazos si todo el mundo hiciera un esfuerzo honrado por vivir de acuerdo con sus ideas. Los hombres de muchas generaciones posteriores han dicho las mismas cosas. Incluso en la época más iluminada de las presentes revelaciones, muchos hombres inteligentes y con buenas intenciones sostienen que la civilización moderna no podría haberse construido sobre las enseñanzas de Jesús —y en parte tienen razón. Pero todos esos escépticos olvidan que se podría haber construido una civilización mucho mejor sobre sus enseñanzas, y que alguna vez se construirá. Este mundo nunca ha intentado seriamente poner en práctica, a gran escala, las enseñanzas de Jesús, aunque a menudo se han hecho intentos poco entusiastas por seguir las doctrinas del llamado cristianismo. (LU 154:4.6)
En el momento de escribir este documento, lo peor de la era materialista ha pasado; ya está empezando a despuntar el día de una mejor comprensión. Las mejores mentes del mundo científico han dejado de tener una filosofía totalmente materialista, pero la gente común y corriente se inclina todavía en esa dirección a consecuencia de las enseñanzas anteriores. Pero esta era de realismo físico sólo es un episodio transitorio en la vida del hombre en la Tierra. La ciencia moderna ha dejado intacta a la verdadera religión —las enseñanzas de Jesús tal como se traducen en la vida de sus creyentes. Todo lo que la ciencia ha hecho es destruir las ilusiones infantiles de las falsas interpretaciones de la vida. (LU 195:6.4)
En el momento de esta revelación, el clima intelectual y filosófico que prevalece tanto en la vida europea como en la americana es decididamente laico —humanista. Durante trescientos años, el pensamiento occidental ha sido progresivamente laicizado. La religión se ha convertido cada vez más en una influencia nominal, se ha vuelto mayormente un ejercicio ritualista. La mayoría de los cristianos declarados de la civilización occidental son, sin saberlo, realmente laicos. (LU 195:8.3)
Pero el cristianismo paganizado y socializado necesita un nuevo contacto con las enseñanzas no comprometidas de Jesús; languidece por falta de una visión nueva de la vida del Maestro en la Tierra. Una revelación nueva y más completa de la religión de Jesús está destinada a conquistar un imperio de laicismo materialista y a derrocar un influjo mundial de naturalismo mecanicista. Urantia se estremece actualmente al borde mismo de una de sus épocas más asombrosas y apasionantes de reajuste social, de reanimación moral y de iluminación espiritual. (LU 195:9.2)
Los tiempos están maduros para presenciar la resurrección simbólica del Jesús humano, saliendo de la tumba de las tradiciones teológicas y de los dogmas religiosos de diecinueve siglos. Jesús de Nazaret ya no debe ser sacrificado, ni siquiera por el espléndido concepto del Cristo glorificado. ¡Qué servicio trascendente prestaría la presente revelación si, a través de ella, el Hijo del Hombre fuera rescatado de la tumba de la teología tradicional, y fuera presentado como el Jesús vivo a la iglesia que lleva su nombre y a todas las demás religiones! La hermandad cristiana de creyentes no dudará seguramente en reajustar su fe y sus costumbres de vida para poder «seguir» al Maestro en la manifestación de su vida real de devoción religiosa a la tarea de hacer la voluntad de su Padre, y de consagración al servicio desinteresado de los hombres. ¿Temen los cristianos declarados que se ponga al descubierto a una hermandad autosuficiente y no consagrada, que tiene respetabilidad social y una inadaptación económica egoísta? ¿Teme el cristianismo institucional que la autoridad eclesiástica tradicional esté posiblemente en peligro, o incluso sea derrocada, si el Jesús de Galilea es reinstalado en la mente y el alma de los hombres mortales como el ideal de la vida religiosa personal? En verdad, los reajustes sociales, las transformaciones económicas, los rejuvenecimientos morales y las revisiones religiosas de la civilización cristiana serían drásticas y revolucionarias si la religión viviente de Jesús sustituyera repentinamente a la religión teológica acerca de Jesús. (LU 196:1.2)