© 2012 Horacio Gamboa
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La evolución orgánica del hombre a través de los niveles evolucionarios de la mente | Luz y Vida — Núm. 31 — Diciembre 2012 — Índice | Las pequeñas cosas de la vida |
Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea tu nombre, vénganos a tu reino, hágase tu voluntad Señor aqui en la tierra como en el cielo…
Esta oración, que es la que el Maestro Jesús enseñara a sus hermanos, y que yo al menos la rezo desde que tengo uso de razón y todos los días, me empezó a rondar dentro de mi cabeza antes de encontrarme con El Libro de Urantia. «Hágase tu voluntad aquí en la tierra como en el cielo» es un concepto muy poderoso que en las lecturas del L.U. he discernido cada vez más profundamente.
Al entender lo que se nos revela de la administración de los universos, de la conformación de sus transformaciones de potencia a fuerza hasta llegar a la materia, por la ralentización de las diferentes potencias, procesos eléctricos, electrónicos, químicos, gravitatorios, las diferentes fuerzas de gravedad, la fuerza, energía y poder, la respiración del espacio, el espacio mismo y sus movimientos, el espacio y el tiempo, etc., y los diferentes Hijos de Dios que en ellos actúan, (aquí hago solo referencia a lo que tiene que ver con las distintas formas de materia), no es otra cosa como nuestras vidas mismas y toda la vida de todos los mundos planetas y sistemas del vasto dominio de los siete superuniversos y del Universo Maestro en cada una de sus etapas de formación y aun mas allá, al infinito de los infinitos, aun en el eterno de la eternidad, no es otra cosa que la VOLUNTAD DEL PADRE, nuestro Padre.
Los Hijos de Dios, los Hijos de los Hijos de Dios, hasta inclusive nosotros mismos, seres dotados de voluntad, no somos otra cosa que la voluntad del Padre. Cuando observo en el día a los pájaros, los insectos, el batir permanente de las olas del mar, el viento, cada cosa que ocurre a nuestro alrededor, las noches tapizadas de estrellas, la lluvia, no son otra cosa que dicha voluntad potente y soberana de nuestro Padre.
Los seres humanos de hoy, cabezas gachas tras metas imposibles de acceder, bombardeados por un márquetin despiadado, no pueden observar, detenerse a oír el vuelo de una mosca, ni siquiera el tiempo les permite criar a sus hijos, aun eso si sucede también es la voluntad del Padre.
¿Como el Padre puede permitir esta maldad? Va a llegar el día que se darán cuenta, y será el necesario contraste, maravilloso contraste, el que hará entrar en razón al hombre y corregir sus errores, pero seguirá siendo la voluntad del Padre. Vivimos en mundos escuela, más fuerte es aun todo lo que tiene que ver con la creación de la vida. Miremos lo maravilloso de la reproducción en este planeta en las distintas especies que lo conformamos, cómo vamos evolucionando, lentamente un paso tras otro, siempre hacia destinos mejores y más elevados, aunque persistan grupos que sueñan mirando el pasado, todo sucede hacia adelante.
Vamos hacia adelante girando en el espacio en nuestro movimiento de rotación del planeta a 1.675 Km/h, y viajamos en torno al sol a 107.000 Km/h. Siempre hacia adelante, la evolución es adelante. Puede ser a veces desesperadamente lenta, así como la esperanza de tiempos y cosas mejores, y esa es la voluntad del Padre.
Con toda esta información, es muy pobre poder asegurar que somos producto de una explosión, de una casualidad, y seguir negando la creación de un diseño por un gran Diseñador, cuya voluntad está a la vista a cada respiro, a cada instante de nuestras cortas vidas. Es verdad que somos pocos los que andamos en esto, pero es nuestro deber estar alerta para hacer ver a los que solo miran y no ven la grandiosidad de la voluntad del Padre que, gracias a ella, por ella y en ella nos suceden las cosas y la vida misma.
Nada ocurre fuera de la voluntad del Padre. Nuestra corta vida no tiene otro fin que el de reconocer a Dios nuestro Padre, de tratar de ser mejores personas, de ser rectos, reconocer nuestra filiación con Dios, que es lo que nos eleva de la categoría de súbditos a Hijos de Dios, y por favor, qué tremenda diferencia.
Seamos en definitiva esas luces que iluminen el camino de las tinieblas de este mundo, las luces que el Maestro mismo nos mostrara que seamos, porque muchos millones de seres humanos hoy, ahora en este minuto, lo único que quieren es creer en la verdad, la belleza y la bondad de la VOLUNTAD DEL PADRE.
Horacio Gamboa Verdugo.
Presidente U.A.I. Chile
La evolución orgánica del hombre a través de los niveles evolucionarios de la mente | Luz y Vida — Núm. 31 — Diciembre 2012 — Índice | Las pequeñas cosas de la vida |