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Luz y Vida — Núm. 18 — Presentación | Luz y Vida — Núm. 18 — Septiembre 2009 — Índice | Lo no manifestado |
El espíritu puede dominar a la mente; entonces la mente puede controlar la energía. Pero la mente puede controlar la energía solo a través de su propia manipulación inteligente de los potenciales metamórficos inherentes en el nivel matemático de las causas y efectos de los dominios físicos. La mente de la criatura no controla inherentemente la energía; esa es una prerrogativa de la Deidad. Pero la mente de las criaturas puede manipular la energía y lo hace, en cuanto se vuelve experta en los secretos de la energía del mundo físico.
Cuando el hombre desea modificar la realidad física, sea esta él mismo o su medio ambiente, lo consigue hasta el punto que ha descubierto los caminos y maneras de controlar la materia y dirigir la energía. La mente sin asistencia es impotente para influir sobre lo material, salvo sobre su propio mecanismo físico, con el cual está ineludiblemente vinculada. Pero a través del uso inteligente del mecanismo del cuerpo, el hombre puede crear otros mecanismos, aun relaciones energéticas y enlaces vivientes, mediante la utilización de los cuales la mente puede controlar cada vez más y aun dominar su nivel físico en el universo.
La ciencia es la fuente de los hechos, y la mente no puede operar sin hechos. Son los ladrillos en la construcción de la sabiduría que están cementados unos a otros por la experiencia de la vida. El hombre puede encontrar, aun sin hechos, el amor de Dios, y el hombre puede descubrir, aun sin amor, las leyes de Dios. Pero el hombre no puede jamás comenzar a apreciar la infinita simetría, la armonía excelsa, la exquisita plenitud de la naturaleza, que todo lo comprende, de la Primera Fuente y Centro hasta no haber encontrado la ley divina y el amor divino y haber unificado experiencialmente estos elementos en su propia filosofía cósmica evolutiva.
La expansión del conocimiento material permite una mayor apreciación intelectual del significado de las ideas y de los valores de los ideales. Un ser humano puede hallar la verdad en su experiencia interior, pero necesita un claro conocimiento de los hechos para aplicar su descubrimiento personal de la verdad a las exigencias cruelmente prácticas de la vida diaria. LU 111:6.4-7
En este punto, podemos comprobar cómo las diferentes disciplinas humanas de toda índole, que tantas veces nos sorprenden con habilidades y destrezas increíbles, están todas asistidas por el espíritu. Las mentes humanas pueden manipular las energías que han ido descubriendo y poniéndolas al servicio de la humanidad. También nos aclaran que la mente sin asistencia no puede influir en lo material, salvo en su propio organismo, del cual no se puede separar.
La asistencia de la mente son los 7 ayudantes de la mente, que son creación de la Ministra Divina del los Universos Locales. Estas mente espíritus son similares en carácter pero diversas en poder, y todas comparten de la misma manera la naturaleza del espíritu del universo. Aunque difícilmente se les considera personalidades separadas de su madre creativa, se les han dado los siguientes nombres: espíritu de intuición, espíritu de entendimiento, espíritu de valor, espíritu de conocimiento, espíritu de asesoramiento, espíritu de adoración y espíritu de sabiduría.
Es tan importante la función de estos espíritus ayudantes de la mente que desde que comienzan los mundos primitivos ahí están, condicionando el curso de la evolución orgánica. Esto explica por qué la evolución es un propósito determinado y no un mero accidente. Ellos representan la función de ministerio de la mente del Espíritu Infinito, que se brinda a las mentes más bajas a través del Espíritu Materno de cada Universo Local. Los ayudantes son los hijos del Espíritu Materno del Universo y constituyen su servicio personal a las mentes materiales de los reinos. Siempre que exista una mente de estas características, actúan los espíritus ayudantes de distintas maneras.
Esparcen su influencia en todos los mundos habitados diferencialmente. O sea, cada uno busca por separado la capacidad de recepción para poderse manifestar. Se encuentran en los mundos de los Portadores de Vida, les indican a los Portadores de Vida supervisores la calidad de la función de la mente de los ayudantes, donde se encuentren y en cualquier organismo de estado intelectual. Cuantitativamente los Portadores de Vida tienen la información completa de todos los ayudantes, pero cualitativamente no de los dos últimos, ya que se registran directamente en la presencia inmediata de la Ministra Divina en Salvington y son la experiencia personal del Espíritu Materno Universal.
Siempre acompañan a los Portadores de Vida a los nuevos planetas, donde estos implantarán la existencia de la vida. Porque, como ya sabemos, donde hay vida necesariamente habrá mentes que ministrar. No son entidades; más bien los describen como circuitos. Además, ellos no actúan separadamente de la presencia universal de la Ministra Divina, y están siempre subordinados a la acción y presencia de su madre creativa.
Nos dicen carecer de palabras para describirlos. ¿Qué queda para nosotros entonces? Humildad, humildad y más humildad.
Los describen de la siguiente forma:
«La sabiduría es la cima de la realización intelectual. La sabiduría es el objetivo de la existencia puramente mental y moral.» LU 36:5.12
Estos espíritus ayudantes de la mente son magníficas dotaciones que recibimos en esta vida, sin los cuales estaríamos realmente en muy mala situación para poder desenvolvernos en este planeta. Voy a citar algunas de estas ayudas.
Por ejemplo, el ayudante núm. 1, espíritu de intuición, tiene entre sus prerrogativas la dotación direccional. Esta dotación nos permite a todos los seres con mente distinguir sin mayores problemas los 4 puntos cardinales. Los cuatro puntos de la brújula son universales e inherentes a la vida en Nebadon. Todas las criaturas vivientes poseen unidades corpóreas que son sensibles y responden a estas corrientes direccionales. Estas creaciones en forma de criaturas (se refiere a las brújulas vivientes, del mundo sede) son duplicadas a través del universo y los planetas individuales y, en conjunción con las fuerzas magnéticas de los mundos, activan las huestes de los cuerpos microscópicos en el organismo animal de tal modo que estas células direccionales apuntan siempre al norte y al sur. Así pues, el sentido de orientación esta fijado para siempre en los seres vivientes del universo. Estos corpúsculos se observaron por primera vez en Urantia aproximadamente en la época de esta narración. LU 34:4.13
Así pues, nos revelan un gran misterio en el mundo: cómo lo hacen las aves migratorias que saben exactamente cual es el norte y cual es el sur, y más aún tienen plena conciencia de los cuatro puntos cardinales, lo que les permite cruzar continentes, cambiar de hemisferios para su apareamiento, alejarse de los inviernos, etc. Igual sucede con peces como los salmones, ballenas, delfines, etc., que al igual que las aves cruzan los océanos siempre con rumbos bien definidos.
La primera elección moral de un niño humano se indica en el séptimo espíritu ayudante de la mente, el cual lo registra instantáneamente el Espíritu Creativo del universo local, trasmitiéndose de inmediato por el circuito universal de la gravedad mente del Actor Conjunto al Espíritu Rector del superuniverso en cuestión, quien despacha esa información a Divinington, para la venida de un Ajustador a dicha mente.
Las dotes fisiológicas y la estructura anatómica de todo orden de vida nuevo están en respuesta a la acción de la ley física, pero la dotación ulterior de la mente es un don de los espíritus ayudantes de la mente que va de acuerdo con la capacidad cerebral innata. La mente aunque no es de evolución física; depende por completo de la capacidad cerebral, siendo conferida esta por el desarrollo puramente físico y evolutivo.
A través de casi interminables ciclos de adquisiciones y pérdidas, ajustes y reajustes, todo organismo viviente va cambiando en un vaivén de edad en edad. Los que logran la unión cósmica perduran, en tanto que los que se quedan cortos de esta meta cesan de ser. Pág. 670 pto.1.
Ellos deciden el tipo de mente para cada criatura, dependiendo de la capacidad cerebral innata de cada nuevo ser. Por lo tanto tienen injerencia directa en el momento de la dotación mental, mente que ellos mismos ayudarán a evolucionar del estado más animal al más moroncial posible durante la vida en la carne.
La mente viviente, antes de la aparición de la capacidad de aprender de la experiencia, es dominio del servicio de los Controladores Físicos Decanos. La mente creada, antes de adquirir la habilidad de reconocer la divinidad y rendir culto a la Deidad, es dominio exclusivo de los espíritus ayudantes. Con la aparición de la respuesta espiritual del intelecto de la criatura, esas mentes creadas se tornan inmediatamente en supermentes, siendo instantáneamente incorporadas al circuito de los ciclos espirituales del Espíritu Materno del universo local. LU 36:5.15
Con esto tenemos que la mente cuando se activa responde a los Controladores Físicos Decanos, o sea que responde a las energías del universo, por lo tanto es la prueba de que la mente es energía. Luego a medida que va evolucionando y recibiendo ayuda, y antes de reconocer a las Deidades, son los espíritus ayudantes quienes la controlan. Y, con la respuesta espiritual del intelecto, se da el paso para ser incorporadas como supermentes, del circuito de los ciclos espirituales del Espíritu Materno del universo local.
En cada paso que demos, en cada hora que vivamos, cada cosa que nos pase diariamente, cada vez que miremos a la gente, cuando manejemos o nos subamos a un transporte publico, en el lugar del mundo que sea, será a través de nuestras mentes que debemos tener conciencia de nuestras vidas. Tenemos dentro de nosotros presencias de distintas índoles cósmicas y espirituales, que nos han sido dadas para ayudarnos a evolucionar, y espiritualizarnos lo más que podamos. Sabemos lo difícil que es, más aún con esta revelación magnifica que nos ha juntado aquí y ahora en este lugar. Hablar de espiritualizarnos es, como ya sabemos, prácticamente imposible en este mundo, pero dejemos que estas presencias magníficas, de las cuales hemos ido tomando conocimiento y conciencia a través de la revelación, nos guíen al destino eterno, y dejemos en manos de nuestros Ajustadores nuestra voluntad.
«La supervivencia de las criaturas mortales se basa enteramente en la evolución de un alma inmortal dentro de la mente mortal». LU 36:6.5
Los espíritus ayudantes no tienen relación directa con la función altamente espiritual y diversa del espíritu de presencia personal de la Ministra Divina, el Espíritu Santo de los mundos habitados. Ellos (los ayudantes) son anteriores. Más aún, son los que preparan la aparición de este Espíritu en los hombres en evolución. Los ayudantes brindan al Espíritu Materno del Universo un variado contacto y control con las criaturas vivientes de un universo local.
Una mente no espiritual es o una manifestación de espíritu energía o un fenómeno de energía física. Aun la mente humana, la mente personal, no posee cualidades de supervivencia aparte de la identificación con el espíritu. La mente es un don de la divinidad, pero no es inmortal cuando funciona sin discernimiento espiritual y cuando carece de la habilidad de adorar y anhelar la supervivencia. LU 36:5.17
Mentes moronciales en evolución. La conciencia en expansión de las personalidades evolutivas del universo local en las carreras ascendentes del universo local. Este es el otorgamiento del Espíritu Materno del universo local, en enlace con el Hijo Creador. Este nivel de mente connota la organización del tipo moroncial de vehiculo vital, una síntesis de lo material y lo espiritual que es efectuada por los Supervisores de la Fuerza Moroncial de un universo local. La mente moroncial funciona diferencialmente en respuesta a los 570 niveles de vida moroncial, revelando una capacidad asociativa con la mente cósmica cada vez mayor en los niveles más altos de logro.
Este es el curso evolutivo de las criaturas mortales, pero un Hijo del Universo y un Espíritu del Universo donan también la mente de orden no moroncial a los hijos no moronciales de las creaciones locales. LU 42:10.5
Los mecanismos cósmicos extremadamente complejos que aparecen de forma altamente automática siempre tienden a ocultar a todas y cada una de las inteligencias muy por debajo de los niveles universales de la naturaleza y de la capacidad del mecanismo mismo, la presencia de la mente organizadora o creadora residente. Por lo tanto es inevitable que los mecanismos más elevados del universo deban aparecer como sin mente a las órdenes inferiores de las criaturas. La única excepción posible a esta conclusión sería la suposición de la presencia de la mente en el asombroso fenómeno de un universo que aparentemente se mantiene a si mismo; pero ese es asunto de filosofía, más que de experiencia real.
Puesto que la mente coordina el universo, no existe fijeza de los mecanismos. El fenómeno de la evolución progresiva asociado con el automantenimiento cósmico es universal. La capacidad evolutiva del universo es inagotable en la infinitud de espontaneidad. El progreso hacia una unidad armoniosa, una síntesis experiencial en crecimiento superpuesta a una complejidad cada vez mayor de relaciones, tan solo es posible gracias a la presencia de una mente dominadora y llena de propósito.
Cuanto mas elevada sea la mente universal asociada con un fenómeno universal, más difícil será para los tipos más bajos de mente descubrirla. Puesto que la mente del mecanismo del universo es mente de espíritu creadora (aun la presencia de la mente en el infinito), no puede ser descubierta ni discernida jamás por las mentes de nivel inferior del universo, mucho menos por la mente más baja de todas, la mente humana. La mente animal evolutiva, aunque naturalmente en pos de Dios, no es por sí misma inherentemente conocedora de Dios. LU 42:11.6-8
Solo en cuestión de grado es la mente del hombre superior a la de nivel animal, aparte de las ministraciones más elevadas y cuasi espirituales del intelecto. Por lo tanto los animales (que carecen de la facultad de adoración y sabiduría) no pueden experimentar la superconciencia, la conciencia de la conciencia. La mente animal solo tiene conciencia del universo objetivo.
El conocimiento es la esfera de la mente material o discernidora de los hechos. La verdad es el dominio del intelecto espiritualmente dotado y que está consciente de conocer a Dios. El conocimiento se puede demostrar; la verdad se experimenta. El conocimiento es una posesión de la mente; la verdad una experiencia del alma, del yo en progresión. El conocimiento es una función del nivel no espiritual; la verdad es una fase del nivel mental espiritual de los universos. El ojo de la mente material percibe un mundo de conocimiento sobre los hechos; el ojo del intelecto espiritualizado discierne un mundo de valores verdaderos. Estos dos puntos de vista, sincronizados y armonizados, revelan el mundo de la realidad, en el cual la sabiduría interpreta los fenómenos del universo en términos de la experiencia personal progresiva. LU 130:4.10
Esta magnifica definición de la mente y la conciencia son palabras del Maestro Jesús, en uno de sus tantos discursos y conversaciones con Ganid, el joven indio con quien viajó junto a su padre Gonod, desde el 26 de abril del año 22 d. de J. C. al 26 de diciembre del año siguiente, 23 d. de J.C.
Estando con el mismo joven, este le pregunto a Jesús: pero Maestro, ¿Qué quieres decir al observar que el hombre experimenta una forma superior de conciencia de sí mismo que la de los animales más evolucionados? Y expresado en lenguaje moderno, así respondió Jesús:
Hijo mío, ya te he hablado mucho de la mente del hombre y de su espíritu divino que vive dentro de la mente, pero ahora permíteme acentuar que la autoconciencia es una REALIDAD. Cuando un animal desarrolla una conciencia de sí mismo se convierte en un hombre primitivo. Esta evolución deriva de una coordinación de funciones entre la energía impersonal y la mente capaz de concebir el espíritu, y es este fenómeno el que justifica el otorgamiento de un punto focal absoluto para la personalidad humana: el espíritu del Padre Celestial.
Las ideas no son tan solo un registro de las sensaciones. Las ideas son sensaciones más las interpretaciones reflexivas del yo personal; el yo es más que la suma de las sensaciones. Comienza a haber un acercamiento a la unidad en un yo evolutivo, y esa unidad se deriva de la presencia residente de una parte de la unidad absoluta que activa espiritualmente a esa mente autoconsciente de origen animal.
Los animales no podrían poseer una autoconciencia temporal. Los animales poseen una coordinación fisiológica de la asociación de reconocimiento de las sensaciones y la memoria de estas, pero ningún animal experimenta aquel reconocimiento de las sensaciones que discierne su significado ni muestra aquella asociación de estas experiencias físicas combinadas y que ve su propósito, tal como se manifiesta en las conclusiones de las interpretaciones humanas inteligentes y reflexivas. Y este hecho de una existencia autoconsciente, asociado con la realidad de su subsecuente experiencia espiritual, constituye al hombre como un hijo potencial del universo y prefigura su alcance final de la Suprema Unidad del universo.
Pero el yo humano no es meramente la suma de estados de conciencia sucesivos. No habría, sin el funcionamiento eficaz de un clasificador y asociador de la conciencia, unidad suficiente para justificar la designación de un yo. Tal mente no unificada difícilmente podría alcanzar los niveles de conciencia que pertenecen al estado humano. Si las asociaciones mentales en la conciencia fueran simplemente un accidente, exhibiría la mente de todos los mortales las asociaciones incontroladas y al azar de ciertas fases de locura mental.
Una mente humana construida tan solo sobre la base de la conciencia de las sensaciones físicas, no podría alcanzar nunca los niveles espirituales; este tipo de mente material carecería totalmente de valores morales y del sentido de orientación dominado por el espíritu que es tan esencial para lograr una unidad armoniosa de la personalidad en el tiempo, y que es inseparable de la supervivencia de la personalidad en la eternidad.
La mente humana comienza desde muy temprano a manifestar cualidades que son supermateriales; el intelecto humano verdaderamente reflexivo no está completamente sujeto a las limitaciones del tiempo. Que los individuos difieran tanto en su actuación en la vida indica, no solo las variables dotes hereditarias y las diferentes influencias del medio ambiente, sino también el grado de unificación que el yo ha logrado con el espíritu residente del Padre, la medida de la identificación del uno con el otro.
La mente humana no soporta bien el conflicto de una doble lealtad. Es un peso muy grande para el alma sufrir la experiencia de esforzarse por servir al bien y al mal a la vez. La mente supremamente feliz y eficazmente unificada es aquella dedicada por entero a hacer la voluntad del Padre Celestial. Los conflictos no resueltos destruyen la unidad y pueden dar lugar a la dislocación de la mente. Pero el carácter de supervivencia del alma no se alimenta intentando asegurar la paz mental a cualquier precio, abandonando nobles aspiraciones o comprometiendo ideales espirituales; mas bien tal paz se alcanza por la afirmación decidida del triunfo de lo que es verdadero, y esta victoria se logra venciendo el mal con la poderosa fuerza del bien. LU 133:7.6-12
Encontraremos en LU 161:3.1 la referencia a las mentes humana y divina del Maestro. La conciencia que fue creciendo en el Maestro de su divinidad, paulatinamente hasta el bautismo. Y como de ahí en adelante para Él era absolutamente potestativo depender de su mente humana o utilizar el conocimiento tanto de su mente humana como divina. Nos dicen comprender que el Maestro no deseaba que sus seguidores supieran que era capaz de discernir sus pensamientos y planes. Frecuentemente, nos dicen, lo observaron actuar solo con el contenido humano de la conciencia; luego lo veían en conferencia con los dirigentes de las huestes celestiales del universo y discernían en ese momento el funcionamiento de su mente divina. También vieron el funcionamiento de su personalidad combinada de hombre y Dios, activada por la unión aparentemente perfecta de su mente humana y divina. Y por ultimo, nos dicen, que este es el límite de sus conocimientos sobre estos fenómenos y que no conocen realmente la plena verdad sobre este misterio.
Qué podemos nosotros desde nuestra condición agregar a esto: solo tener humildad y más humildad.
Para terminar, me referiré a la mente del Supremo, ese Dios magnifico de la experiencia, a la cual toda personalidad de criatura en evolución es una parte de El. Nosotros, cada uno en nuestras vidas somos una fase de la experiencia del Supremo Todopoderoso.
A través de las edades evolutivas el potencial de poder físico del Supremo está investido en los Siete Directores Supremos del Poder, y el Potencial mental descansa en los Siete Espíritus Maestros. La Mente Infinita es la función del Espíritu Infinito; la mente cósmica, el ministerio de los Siete Espíritus Maestros; la Mente Suprema está en proceso de actualizar en la coordinación del gran universo y en la asociación funcional con la revelación y alcance de Dios el Séptuple.
La mente espacio temporal, la mente cósmica, funciona diferentemente en los siete superuniversos, pero está coordinada por alguna técnica asociativa desconocida del Ser Supremo. El supercontrol Todopoderoso del gran universo no es exclusivamente físico y espiritual. En los siete superuniversos es principalmente material y espiritual, pero también existen fenómenos del Supremo que son tanto intelectuales como espirituales.
En realidad sabemos menos de la mente de la Supremacía que de otros aspectos de esta Deidad en evolución. Es indudablemente activa en todo el gran universo, y se cree que tiene un destino potencial de función en el universo maestro que es de amplio alcance. Pero esto sí sabemos: aunque el físico pueda conseguir un crecimiento completo, y mientras el espíritu pueda alcanzar la perfección de desarrollo, la mente no cesa jamás de progresar; es la técnica experiencial del progreso sin fin. El Supremo es una Deidad experiencial y por lo tanto no alcanza jamás el fin del logro mental. LU 116:1.3-5
Con esto doy por finalizado este trabajo, que esta orientado a la mente humana y sus ayudantes, todos dados para nuestro ascenso a nuestro Padre Celestial.
Cuando el hombre no consigue discriminar los objetivos de sus luchas mortales, se encuentra funcionando en el nivel animal de la existencia. No ha conseguido aprovechar sus ventajas superiores de esa agudeza material, discriminación moral, y discernimiento espiritual que son parte integral de su dotación de mente cósmica como ser personal. LU 16:7.5
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