© 1978 Irene Sprunger
© 1978 The Urantia Book Fellowship (anteriormente Urantia Brotherhood)
La verdad tiene su origen en las relaciones de realidad. La verdad es un intento de comprender la relación más grande del universo: el amor divino. La revelación más significativa de amor y verdad al hombre en nuestro mundo es Jesús de Nazaret. Su Espíritu de Verdad nos guía infaliblemente a toda verdad.
Desde un punto de vista experiencial, a menudo empatizamos con la observación de Pilot, «La verdad, ¿cuál es la verdad —quién la conoce?» (LU 185:3.5) En nuestra experiencia procedemos de los hechos (conocimiento) a la verdad, a la sabiduría en el realización progresiva de la realidad: Dios. La verdad es un valor universal percibido por la mente estimulada por el espíritu y es una experiencia del alma. El descubrimiento de la verdad es un deleite supremo del hombre en evolución. La experiencia lleva al hombre al hambre de verdad.
La verdad es básica tanto para la ciencia como para la filosofía, el fundamento intelectual de la religión. La verdad es coherente y consistente y, por tanto, un criterio fiable para la acción. Se vive con resultados altamente beneficiosos. Cuando la verdad, la belleza y la bondad se integran en la experiencia humana, tienden a producir salud y felicidad. La verdad alcanza su máxima expresión en la vida. La verdad es una realidad universal viviente que no puede ser aprisionada en dogmas, credos o expresiones filosóficas.
Las verdades de la experiencia pueden resultar confusas e incluso engañosas cuando se consideran de forma aislada. Deberíamos esforzarnos por ver cada verdad en su totalidad relacional. La verdad es hermosa y buena. La guía espiritual siempre es esencial en el descubrimiento de la verdad. «Dios contesta a la oración del hombre dándole una mayor revelación de la verdad, una apreciación realzada de la belleza, y un concepto acrecentado de la bondad.» (LU 91:8.11)
Percepciones y revelaciones de la verdad más amplias conducen a nuevas visiones de la realidad, junto con nuevas libertades y potenciales para vivir. La verdad en la experiencia del hombre es siempre relativa y en expansión. Deberíamos recordar siempre que uno de los propósitos centrales de la actividad religiosa grupal es magnificar los atractivos de la verdad, la belleza y la bondad.
Irene Sprunger
Fuerte Wayne, Indiana