© 2006 Jan Herca (licencia Creative Commons Attribution-ShareAlike 4.0)
Esta maqueta del hotel Holy Land es un modelo de la Jerusalén del Segundo Templo. Está a escala 1:50 y tiene un área de 2000 m². Fue encargada en 1966 por Hans Kroch, el dueño del Holy Land Hotel y diseñada por el historiador y geógrafo israelí Michael Avi Yonah a partir de escritos de Flavio Josefo y otras fuentes históricas. Inaugurado en 1966, fue trasladado en 2006 al Museo de Israel, en un nuevo emplazamiento.
Este mapa ofrece una vista aérea de Jerusalén en el período del Segundo Templo. El mapa muestra las características principales de la maqueta, incluidos los tres muros, el Templo y el Monte del Templo, la Fortaleza Antonia, las Piscinas de Betesda, el hipódromo, la Ciudad de David, el teatro, el palacio de Herodes y la torre de Psefino. También incluye un muro interior (a lo largo del lado este de la colina occidental) que desde entonces se ha eliminado de la maqueta.
Esta maqueta que se muestra aquí es la más grande (escala 1:50) que recrea cómo era Jerusalén en la época herodiana. No muestra exactamente cómo era durante la vida de Jesús, pues se han añadido a ella elementos que sólo se construyeron años más tarde, como la tercera muralla norte. Pero es perfecta para hacerse una idea de cómo era la ciudad en aquella época. Las fotografías son de autor anónimo y se han descargado de Internet.
La fig. 2 es una vista general de la maqueta que muestra Jerusalén desde el oeste mirando al este. Toda la amplia zona de la derecha de la foto es la ciudad nueva, que aquí aparece rodeada la tercera muralla norte, que aún no existía en tiempos de Jesús. En el centro, arriba, se observa claramente la espaciosa explanada del templo.
La fig. 3 muestra otra vista general, esta vez desde el norte y mirando al sur. En primer término se observa la tercera muralla norte rodeando el barrio nuevo, que como hemos dicho no existía en tiempos de Jesús.
La fig. 4 muestra la ciudad nueva, situada al norte de la ciudad, y que en época de Jesús no tendría esa muralla que observamos en la parte superior de la foto. No se ha encontrado ningún resto de cómo eran las casas de esta zona, por lo que la maqueta situa los edificios al buen criterio de los artistas, aunque utilizan casas típicas de la época. Las zonas azules de la foto hay que imaginárselas, más que como piscinas o estanques, que es lo que parecen dar la sensación, como huertos. Toda esta zona eran jardines y huertos encerrados entre vallados de piedra y recorridos por estrechos caminillos. Aquí habían establecido sus casas también ricos y comerciantes, muchos de ellos paganos, y un buen número de los crecientes habitantes con que iría contando la ciudad. Por tanto, el aspecto que muestra la maqueta me resulta algo escaso. Yo imaginaría esta zona más como un auténtico vergel lleno de árboles frutales y plantaciones, así como zonas plagadas de viviendas hacinadas unas contra otras y apretujadas entre sí y los huertos, sin dejar un resquicio libre. La maqueta suele dar la sensación de mucho espacio, pero la presión urbanística debió de ser más intensa en aquella época.
En la Fig.5 observamos en primer plano la tercera muralla norte y la llamada torre Psefino, situada en esta muralla. Como venimos repitiendo, todas estas construcciones fueron posteriores a la época de Jesús.
En la Fig. 6 observamos una panorámica del monte del templo. A la derecha se aprecian las cuatro torres de la fortaleza Antonia y en el centro, el complejo del templo.
La fig. 7 presenta la misma panorámica que la figura anterior, pero con más perspectiva. Se aprecian con claridad las dos murallas norte; la primera era en realidad un viaducto que comunicaba la fachada oeste del templo con el palacio de Herodes, y que es la muralla que recorre el centro de la foto de arriba a abajo. La segunda, que abarca la zona izquierda de la foto, rodeaba el barrio norte, un barrio relativamente nuevo. En primer término, hacia la derecha de la foto, se aprecian las tres torres (Hippica, Fasael y Mariamme), del palacio de Herodes.
La fig. 8 ofrece una panorámica de la segunda muralla norte. Arriba a la derecha se aprecia la imponente mole de la fortaleza Antonia, con cuatro torreones en sus esquinas. Se puede distinguir una altísima escalinata en la fachada oeste, que personalmente me parece un acceso un tanto exagerado. En mi descripción de este edificio[1] he optado por considerar un acceso en la zona norte que ascendía a una plataforma mediante unas escalinatas y unas rampas para que los caballos pudieran subir sin problemas. En la maqueta se echa en falta la piscina llamada Strution, que debía estar localizada dentro del foso. Aquí el foso sólo parece cubrir el lado norte, cuando debió rodear todo el castillo.
La fig. 9 muestra la gran explanada del templo, con el santuario en su interior, visto desde el oeste hacia el este. En el extremo izquierdo está la fortaleza Antonia. Debía de existir un acceso desde la fortaleza al templo, que en la maqueta no se aprecia.
La flecha roja marca la situación actual del llamado «Muro de las lamentaciones», actual lugar de veneración de los judíos. Como se ve, la ciudad actual está unos cuantos metros por encima de la antigua. Sin duda, si se excavara aparecerían los cascotes y ruinas de los edificios existentes, como así ha sido en algunas prospecciones arqueológicas. El complejo de palacetes que aparece en la esquina inferior derecha de la foto con dos torreones, es el palacio de los Asmoneos, lugar de residencia de Herodes Antipas y el resto de la familia herodiana durante las fiestas.
La fig. 10 muestra las famosas tres torres del palacio de Herodes, llamadas Hippica, Fasael y Mariamme. Estas torres sólo reforzaban un extremo norte del enorme complejo del palacio, que queda fuera de la imagen, a la derecha. Toda la zona del palacio y el espacio adyacente ocupaba la colina occidental de Jerusalén. Este área era conocida como la Ciudad Alta. Aquí se erigían muchas de las mansiones de los ricos de la ciudad.
Según Josefo el general romano Tito destruyó toda la ciudad pero decidió dejar indemnes la tres torres para uso de sus tropas. Durante varios siglos estas construcciones fueron usadas como cuartel de la legión X. Sólo una de ella sobrevive hoy día y se la llama, erróneamente, «torre de David».
La tumba del jardín, mostrada en la fig. 11, es un lugar actual donde se cree que pudo estar el sepulcro de Jesús. Sin embargo, aunque este emplazamiento tiene cierta verosilimitud con el lugar que se describe en El Libro de Urantia, por ser un lugar situado en el barrio nuevo, al norte, donde el libro nos dice que José de Arimatea poseía un huerto en propiedad (LU 188:1.2), la realidad es que aquí acaban las coincidencias. Como se ve en la maqueta, que refleja la fisionomía actual de la tumba[2], los alrededores no están mostrados correctamente, pues esto debería ser una frondosa plantación llena de árboles y hortalizas, con alguna casamata. Sobran, por tanto, de la maqueta, tantas edificaciones y le falta vegetación, muretes de piedra y caminillos. Pero aún más importante, la tumba del jardín no mira hacia el este sino que tiene orientación norte-sur, y no está colocada en la maqueta en la parte oriental de una carretera, sino que al contrario, la única carretera que se ha dispuesto en la maqueta discurre al oeste de la tumba (LU 189:4.6). Es bastante improbable que la famosa tumba del jardín sea el lugar de enterramiento de Jesús.
La fig. 12 y 13 muestra el peñón del Gólgota, donde tenían lugar las crucifixiones, como la de Jesús. Situado extramuros, y a la derecha del camino de Efraím. Como se ve, no era mucha la distancia que separaba la fortaleza Antonia del Gólgota, el camino que debían hacer los crucificados portando la cruz. Según El Libro de Urantia, es imposible que esta ubicación sea la correcta (LU 187:1.4). El Gólgota debería encontrarse fuera de los muros de la ciudad, sí, pero mucho más norte, pues se nos menciona que salieron por la puerta de Damasco y que recorrieron un trecho de la carretera norteña hasta llegar al Gólgota. La puerta de Damasco actual no debe confundir al lector, pues está situada en la terecera muralla norte, que fue construida mucho después de Jesús. Resulta evidente que la actual capilla del Santo Sepulcro no tiene nada que ver con el lugar de crucifixión de Jesús, sino más bien con sustituir un antiguo templo a Afrodita por un templo cristiano.
La fig. 14 muestra la «ciudad alta» y el palacio de Herodes. Desde aquí se observa, además, el hipódromo, en la parte superior, y el teatro. Los edificios y calles parecen un poco exagerados en tamaño para una ciudad que debía albergar una gran multitud de peregrinos, pero algunos restos encontrados bajo esta zona de la ciudad actual dan la razón a esta recreación. En este barrio alto es donde se disponían las casas de los ricos sacerdotes, como la casa de Caifás, donde Jesús fue juzgado por un sanedrín irregular.
En la fig. 15 tenemos un primer plano del palacio de Herodes. La plazoleta superior debía de ser uno de los numerosos bazares de la ciudad.
En la fig. 16 tenemos otra vista del palacio. Éste tenía dos alas principales, cada uno con sus salas para banquetes, sus baños y los aposentos para albergar cómodamente a cientos de huéspedes. Estaba rodeado de arboledas frondosas, que en la maqueta no se aprecian, y estanques con fuentes de bronce.
La fig. 17 permite ver en detalle la columnata central del palacio, donde debía haber también fuentes y jardines para disfrute de los invitados del rey, y el bazar o mercado adyacente.
La fig. 18 muestra una recreación posible del teatro de Herodes. Su emplazamiento y aspecto son totalmente hipotéticos, pues no se ha encontrado un sólo resto, aunque se sabe que existió en época de Jesús, e incluso que existió un anfiteatro, pero ya fuera de los muros. Recientemente se ha descubierto bajo el muro de las lamentaciones un odeón, pero es de época posterior y no parece lógico identificarlo con el majestuoso teatro que al parecer hizo construir Herodes.
La fig. 19 muestra el palacio de los asmoneos, residencia de Herodes Antipas y el resto de la familia herodiana durante las festividades. No se han encontrado restos convincentes de esta construcción, y se debate su ubicación. En mi opinión, la maqueta lo sitúa muy cerca del templo, y por tanto, demasiado en la parte baja de la ciudad. Según describe Josefo, Agripa hizo construir sobre este palacio un añadido o balcón, que según se decía, permitía ver el templo y el patio de los Gentiles. Para alcanzar semejante altura, me parece que debería estar situado más en la parte alta de la ciudad, más cerca del palacio de Herodes.
La imagen también permite ver bien el extremo suroccidental del templo, lo que hoy se conoce como «muro de las lamentaciones» (flecha roja). El edificio pequeño y simple es la «sala de las piedras labradas», el lugar habitual de reunión del sanedrín. Junto a él se erige la majestuosa escalinata que sube hasta la explanada del templo (conocida hoy como «arco de Robinson», por su descubridor). Sin embargo, la disposición de la sala del sanedrín no es muy precisa. Se sabe que parte de ella estaba dentro del templo y parte fuera, es decir, como un añadido al templo, y que estaba adosado a la muralla.
La fig. 20 ofrece un buen detalle de una casa típica del barrio rico. Tiene un aspecto muy real, con dos plantas, con callejas muy estrechas, un patio interior, balconadas, y construido con materiales muy sólidos, a imitación del templo. Restos de estas casas han sido encontrados en las excavaciones arqueológicas, como una casa denominada la «Casa Quemada», que puede ser visitada por los turistas. Uno casi esperaría ver caminando a Ben-Hur en esa casa, que se parece mucho a la que tiene en Jerusalén en la famosa película.
La fig. 21 y 22 muestran una recreación de la tumba de David, un monumento que existía en época de Jesús conmemorando el lugar de enterramiento del legendario rey, pero cuya ubicación exacta se desconoce.
La ciudad baja, que se muestra en la fig. 23, era el barrio pobre de la ciudad, donde se apiñaban las casas sencillas de una dos alturas en las que vivía el pueblo llano. La maqueta muestra una especie de río en el centro, atravesando lo que se conocía como valle del Tyropeón. Quizá es un poco exagerado pero lo que desde luego debió existir es una gran cañería o canal subterráneo que desaguaba las precipitaciones llevándolas hacia el sur, a la conocida piscina de Siloé, que en la maqueta aparece en la parte inferior derecha. La piscina parece en la maqueta como un edificio de cierta altura. Yo me inclinaría a pensar que el edificio está más al sur y la piscina está excavada hacia el interior de la tierra, y no elevada.
La fig. 24 y 25 ofrece una buen primer plano del llamado monte Ofel, en la zona conocida como ciudad de David. La maqueta muestra esta zona rodeada de una segunda muralla interior, y cerrada al resto de la ciudad, con varios palacios dentro, los palacios de la realeza de Adiabene. Sin embargo, creo que es una aproximación un poco inexacta. Estos palacios se empezaron a construir justo durante la época de Jesús o poco después de su muerte (la reina Elena de Adiabene, que se hizo enterrar en Jerusalén, murió hacia el año 50 de nuestra era). Por tanto, dudo que los palacios de estos príncipes extranjeros desalojaran tanto espacio de la ciudad. Seguramente sus palacios fueron modestas villas situadas dentro de la zona pobre de la ciudad. De hecho, se cuenta que la reina Elena fue una gran benefactora de los necesitados de la ciudad, socorriéndoles durante los años de escasez. Y la muralla interior, yo descarto que realmente existiera.
En la fig. 25, al sur, se aprecia también la llamada sinagoga de los Libertos y su albergue adyacente.
En la figura anterior se muestra en detalle de la piscina de Siloé, donde un ciego recobró la vista gracias a Jesús (LU 164:3.8). Ya he dicho que su aspecto me resulta algo extraño, y yo la imaginaba como una piscina no elevada, situada más al nivel de la calle, y que recogía el agua de un canal por donde discurría el agua de lluvia del Tyropeón. Resulta muy raro que el ciego sea enviado por Jesús a una piscina elevada. ¿Cómo esperaría que subiera las escaleras él solo?
La fig. 27 muestra un primer plano del hipódromo. Se desconoce su emplazamiento y es costrumbre colocarlo al sur del templo, pero es raro pensar que un lugar de tan poco interés para los judíos estuviera tan cerca del templo. De hecho, las excavaciones arqueológicas no han encontrado resto alguno de un hipódromo en esta zona y sí los restos de una calle columnada por donde la maqueta hace discurrir un canal, que ya hemos dicho que debía de estar bajo tierra.
La fig. 28 permite apreciar el coloso del templo, en lo más alto del monte, observándolo desde el sur. Se puede ver la escalinata que, ascendiendo sobre un inmenso arco (llamado hoy el «arco de Robinson»), permitía acceder al pórtico real. Detrás de esta escalinata, en el centro de la foto, se aprecia el edificio llamado de “«las piedras labradas»”, y que debió de servir como lugar de reunión del Sanedrín. En la gran fachada sur del templo se aprecian dos puertas de acceso (la llamada «Puerta Doble») que parecen diminutas pero eran dos accesos monumentales profusamente decorados. Las puertas no están a la altura de la explanada del templo y lo que había tras ellas era una gran escalinata que permitía ascender al templo, lo mismo que por el arco.
En la fig. 29 tenemos un primer plano de la escalinata y el arco («arco de Robinson») que permitían acceder al portico Regio a través de la puerta de la Basílica. Detrás, el edificio de las “piedras labradas”, a los pies del viaducto que desembocaba en la puerta que yo llamo «Real» pues se dirigía al palacio de Herodes (y permitía al rey y la gente pudiente del la «Ciudad Alta» acceder al templo sin mezclarse con la plebe, que accedía normalmente por las otras puertas, más concurridas). Se aprecia la inmensidad de los muros del templo, de 50 metros de altura, un edificio actual de unos 15 pisos.
La fig. 30 muestra el muro sur del templo, con las puertas de Hulda, la doble y la triple. Se discute el número de vanos de estas puertas. Aquí la maqueta ha puesto dos vanos a ambas puertas. Otros quieren ver tres vanos en la puerta triple. También se aprecia, en las escalinatas de acceso, el edificio con los baños públicos o miqwaoth, y delante el monumento a la profetisa Hulda. En la fig. 31 se tiene otra vista de la muralla sur del templo en la que se aprecian mejor todos estos elementos, así como se puede admirar la magnificencia del portico Regio.
La fig. 32 ofrece una buena panorámica del pórtico Regio, o Basílica Real, con la Stoa Real encima. En la explanada llamada «Patio de los Gentiles» se divisan dos escaleras, los accesos subterráneros provenientes de las puertas de Hulda.
En esta basílica ofrecían sus servicios los famosos cambistas del templo, y también tenían lugar juicios. Algunas de las columnas del pórtico han sobrevivido hasta nuestros días.
La fig. 33 muestra la Stoa Real, encima de la Basílica o pórtico Regio, vista desde el oeste. El sanedrín se trasladó aquí, desde la «cámara de las piedras talladas», poco después de la muerte de Jesús. Conviene señalar que en la época de Jesús algunas partes del templo, como esta Stoa, estaban aún en construcción.
La fig. 34 muestra el recinto del santuario del templo, rodeado primero de un vallado o soreg (con mensajes de advertencia para que no lo cruzaran los no judíos), y luego de un muro con torres y cámaras adyacentes destinadas a los oficios sacerdotales. Las escalinatas semicirculares conducen a la puerta llamada de Nicanor, hecha de bronce brillante. Algunos creen que esta puerta es la misma que Hch 3:2 llama «puerta Hermosa», pero según la descripción de El Libro de Urantia (LU 162:4.3) la «puerta hermosa» se correspondería con la puerta oriental del recinto sagrado.
El patio en primer término es el patio o atrio de la mujeres, donde se permitía el acceso a las mujeres. El segundo patio, donde se alzaba el Santuario, era el patio de los sacerdotes, donde sólo se permitía el acceso a hombres. Al Santuario, el inmenso edificio de ¡60 metros de altura! que se destacaba en medio de toda la ciudad, sólo podían acceder sacerdotes y sólo para ciertos rituales. El inmeso portón de acceso estaba tapado por un gran velo (que no está en la maqueta) que colgaba en el exterior. Velos similares se disponían en el interior separando lo que se denominaba el sanctasanctorum, lugar sólo reservado una vez al año para el sumo sacerdote, y donde se creía que tenía su presencia Dios mismo.
La fig. 35 muestra el mismo recinto desde otro ángulo, con la única puerta oriental de acceso al recinto (la que El Libro de Urantia considera la «puerta hermosa»), y la fig. 36 ofrece una panorámica mayor del conjunto, en la que se aprecia mejor el murete para los gentiles, las escaleras de acceso (en ellas era donde Jesús se ponía muchas veces a predicar, pues desde allí le oían bien tanto judíos como gentiles), y por último las puertas del acceso al santuario.
En la fig. 38 se puede observar el atrio y el pórtico de los Gentiles, junto a la fortaleza Antonia. En este espacio y en el pórtico de los Gentiles es donde seguramente se disponían los mercaderes de productos para los sacrificios (animales y frutos) con sus tenderetes, que eran introducidos por la puerta septentrional del templo, llamada precisamente «puerta de las Ovejas». Es aquí donde tuvo lugar la famosa expulsión de estos vendedores por Jesús y sus discípulos (LU 173:1.1-11).
La fig. 39 muestra la fortaleza Antonia vista desde el este. La maqueta tiene dos errores en mi opinión. Uno es ese acceso mediante unas larguísimas y empinadas escaleras, que encuentro muy poco prácticas para los soldados y la caballería. Otro que la muralla no rodease el castillo, haciéndolo más vulnerable, y además sin rastro del foso que sin duda rodeaba todo el castillo.
La misma vista de la fortaleza Antonia, pero ahora desde el oeste, se aprecia en la fig. 40. Me resultan muy apropiadas las formidables dimensiones que muestra esta maqueta, sin duda acordes con la descripción que hace Josefo del edificio, que habla de una ciudad en sí misma. Se puede apreciar en su interior uno o varios patios rodeados de muros almenados y fuertes torreones en las esquinas. Falta, sin embargo, el que opino que fue el acceso principal, hacia el norte, y al que se debía de acceder por un puente levadizo sobre el foso.
En la fig. 41 se ofrece una buena vista de todo el monte del templo visto desde el norte. La muralla que aparece en primer plano es la segunda muralla norte. La puerta que se aprecia en la muralla es muy seguramente la que El Libro de Urantia (LU 187:1.4) llama la «puerta de Damasco» (y no la puerta actual llamada «de Damasco», que se sitúa en una tercera muralla que es de época posterior a Jesús), por la que Jesús fue conducido al Gólgota.
la fig. 42 es la última de esta colección de imágenes sobre la maqueta del hotel Holy Land de Jerusalén. En ella se aprecia con detalle la «piscina de Betesda», dos estanques rodeados de columnas, situados cerca de la fortaleza Antonia. Este es el lugar de una curación de Jesús (LU 147:3.1).
En la descripción realizada en la novela «Jesús de Nazaret», una biografía sobre el Maestro basada en El Libro de Urantia que está en preparación por el autor. ↩︎