© 2006 Jean-Claude Romeuf
© 2006 Olga López, por la traducción
© 2006 Asociación Urantia de España
Hemos escogido hablar de Dios el Absoluto, pues la comprensión relativa que podamos alcanzar hace referencia a los conceptos mentales más difíciles del Libro de Urantia. Somos conscientes de que la mente humana es limitada y finita, pero ¿no es acaso nuestra meta evolutiva alcanzar los límites superiores de la perfección? ¿No es esta misma meta que nos hemos fijado la que nos permite experimentar y actualizar en el Supremo nuestra divinidad potencial e imperfecta?
No pensamos que los ángeles fueran, ni por un solo instante, a sonreír con benevolencia y aún menos reír sarcásticamente cuando nos lanzamos a tales consideraciones teológicas. Al contrario, ellos aplauden desde el cielo y se sienten reconfortados por el trabajo que realizan para nosotros y por la ayuda que nos aportan mediante su ministerio cuando, con la revelación, el espíritu eleva la mente humana hacia horizontes cada vez más elevados.
No hay peor miseria
Que aceptar la propia suerte
¡No es Su voluntad, hermano mío,
que tu mente finja la muerte!
Contrariamente a lo que de su nombre se podría deducir, Dios el Absoluto no es absoluto, pues, al igual que Dios el Supremo y Dios el Último, pertenece a una época posterior a Havona. Estas personalidades de Deidad, incluido Dios el Absoluto, forman parte del espaciotiempo y son eternos futuros. Materializan la voluntad de experiencia creativa y asociativa de las Deidades del Paraíso.
Es difícil imaginar a Dios el Absoluto en el espacio-tiempo, pues únicamente razonamos a través del pasado, el presente y el futuro: lo que ha sido creado, lo que es y lo que será. Dios el Supremo actualiza la divinidad de su personalidad en lo finito: a través de nosotros los valores de belleza, verdad y bondad, hasta entonces potenciales, se hacen actuales. Dios el Último vive una experiencia similar, pero trascendiendo el espacio y el tiempo.
En cuanto a Dios el Absoluto, jvive la experiencia de lo existencial! Podría suponerse que su experiencia consiste en convertirse al mismo tiempo en un eterno presente, un eterno futuro y un eterno pasado, remontándose hasta el origen de la eternidad, el Padre Universal e incluso hasta el YO SOY. Es por tanto la manifestación experiencial existencial, deseada por la Trinidad del Paraíso. Así, es a la vez una Deidad actual porque es una Deidad potencial por lo que será y por lo que ha sido (es también una Deidad potencial en el presente, pues el presente que busca alcanzar es un presente absoluto, no limitado por el tiempo y que no es representativo para nosotros).
Dios el Supremo, Dios el Último y Dios el Absoluto no son Creadores por línea directa. Los creadores de sus dominios participan en el surgimiento de su divinidad y actualizan, mediante la creatividad de sus actos, los aspectos potenciales de su personalidad ascendente. Con el ejemplo de Dios el Supremo, que sintetiza también la divinidad y el poder creador de los Creadores Supremos procedentes del Paraíso, podemos pensar que Dios el Último y Dios el Absoluto son también Creadores y criaturas a la vez.
La Mente que actúa mediante la voluntad es siempre precursora de la realidad, ya sea en el nivel Creativo de la Deidad Paradisiaca o en el nivel de creatividad de las criaturas. Nada surge por azar; la creación o la creatividad sólo se manifiestan mediante la transformación del potencial divino en divino actual. La reserva universal en la que está contenida la Divinidad potencial total, el potencial personalizable de la Deidad y de las criaturas volitivas, está representada por el Absoluto Cualificado o de Deidad.
Cada vez que el Padre Universal otorga el don de la personalidad a uno de sus hijos esta entidad, hasta entonces potencial, surge directamente del Absoluto de Deidad. De la misma forma, cada vez que un mortal, por un acto reflexivo de acuerdo con la voluntad del Ajustador, transforma un concepto nuevo (significación) en un valor eterno, se vuelve creativo de su divinidad personal, divinidad que era potencial hasta ese día en el Absoluto de Deidad. Así es como cada ser humano participa en el surgimiento del Supremo. Para que la divinidad y la personalidad del Supremo se actualicen completamente y que participe en su totalidad al agotamiento del potencial finito personalizable y divino del Absoluto de Deidad, Dios el Supremo, por muy grande que sea, necesita de la participación de la criatura.
Aunque las tres Deidades experienciales no son Absolutos, pueden ser consideradas como personas. Aunque el Absoluto de Deidad sea uno de los tres Absolutos de potencialidad, es difícilmente concebible como persona. Como mucho se podría decir que tal vez sea prepersonal.
En efecto, cuando el Supremo, mediante su aparición total, haya agotado el potencial Finito personalizable del Absoluto de Deidad, quedará aún en este Absoluto el potencial personalizable del Último y de Dios el Absoluto. Pero se puede concebir que la aparición del Supremo pueda comportar una reacción del Absoluto de Deidad (y no una acción, como es su costumbre), aunque esto no es más que una elucubración.
En cualquier caso, la misma presencia de Dios el Absoluto impedirá durante toda la eternidad el agotamiento total del potencial existencial contenido en el Absoluto de Deidad, pues la experiencia existencial de Dios el Absoluto no puede tener fin en el tiempo y el espacio. Este final sólo es concebible y real para las tres personas de la Deidad del Paraíso.
Hasta ahora habíamos hablado de Dios el Absoluto utilizando el presente de indicativo, pues era más fácil para expresar nuestro relato. Es un hecho que Dios el Absoluto es una realidad. Es una realidad potencial pues todavía no ha aparecido, pero de ahora en adelante es, al mismo tiempo, una realidad de actualidad. Su existencia sólo es real mediante vías incomprensibles para nuestra mente.
Si nos atenemos a la lógica del Libro de Urantia, Dios el Absoluto sólo podría comenzar su actualización después de la unificación de la segunda Trinidad experiencial, y sería una consecuencia de esta unificación. Para eso, sería preciso que el Último hubiera conseguido su aparición, ya que sería entonces, con el Supremo y el Consumador del Destino Universal, uno de los miembros de la Trinidad Absoluta.
La Era de la actualización de Dios el Absoluto se escalonaría desde la segunda Trinidad experiencial hasta la aparición del postulado de la Trinidad de Trinidades formada por la Trinidad del Paraíso, la Trinidad Última y la Trinidad Absoluta.
Desde el punto de vista humano, parece improbable que el Último pueda coronar su experiencia de trascendencia del tiempo y el espacio de otro modo que no sea la eternidad, pues en ese caso el destino del Universo estaría consumado. Sería preciso asistir en primer lugar al acabamiento del Universo Maestro, desde Havona hasta el borde del cuarto nivel del espacio exterior.
En este caso, los Absolutos de Potencialidad que son el Absoluto de Deidad, el Absoluto No Cualificado y el Absoluto Universal habrían llegado a su acabamiento. Ahora bien, esto no es concebible para nuestra mente humana, pues estos Absolutos van más allá de la infinidad y de la existencialidad. No sólo son existenciales, sino que también están próximos al Origen.
Así pues, en la lógica de nuestro pensamiento matemático, con la cual existe siempre la posibilidad de añadir una unidad a un número cualquiera, ¡Dios el Absoluto nunca debería comenzar su actualización!
Sin embargo, ¡Dios el Absoluto existe! Aun cuando quede como una Personalidad-Deidad que no podremos contactar mediante clarividencia espiritual, dado que no forma parte de Dios Séptuplo, tendremos toda la eternidad para alcanzar su existencia al ampliar nuestros conceptos mentales.
Este Dios de la absolutidad nos lleva ya a la hipótesis de un cosmos infinito sobrepasado en el Absoluto, el potencial infinito del Absoluto No Cualificado. La consumación total de la actualización del potencial de los Absolutos de Potencialidad sería el hecho mismo de la unificación de la Trinidad Absoluta, uno de cuyos miembros se denomina el Consumador del Destino. ¡Luego podría haber por un lado un cosmos finito cuyo crecimiento es infinito y, por otro, un cosmos infinito que consume el destino del primero!
En este caso, asistiríamos a un cataclismo en el interior de los Absolutos de Potencialidad con personalización posible del Absoluto de Deidad y del Absoluto Universal. En cuanto al Absoluto No Cualificado, se volvería inútil puesto que habría agotado su poder de universo. Podríamos entonces lanzar la hipótesis de que sus dos asociados de siempre, ahora convertidos en Deidades-Personalidades, le asignarían otras funciones.
Publicado en el nº 34 del boletín «Le Lien Urantien» de la AFFLU. Traducción de Olga López.