© 1997 Jean-Claude Romeuf
© 1997 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
Cualquier religión monoteísta que se refiera a un Dios infinito admite la omnipotencia de Dios.
Tanto para el lector del Libro de Urantia como para aquellos que rechazan los credos estáticos de las mayorías religiosas, buscando desentrañar el misterio de Dios, creer en esto no es contrario a su enfoque.
Si, como Jung, no aceptamos hablar de Dios de oídas, sino que intentamos encontrarlo a través de la experiencia religiosa personal, podemos, en una íntima convicción, gracias a una curiosa observación, afirmar que el Dios del Paraíso no es omnificiente (% %0%%), es decir que al limitar voluntariamente su acción, no hace todo lo que es.
En los reinos del Espacio-Tiempo, la creación ha estado bajo el control de los Creadores Supremos desde el advenimiento de la actual Era de la Supremacía después de la Era de Havona.
El estudio que sigue pretende ser una reflexión sobre el Supremo que tal vez dé la ilusión de una comprensión relativa.
Por ilógico que parezca, es más fácil comprender a las personalidades que pueblan el Gran Universo desde la cima de la pirámide, es decir desde el Original, que intentar comprender al Creador desde la criatura. Para ello hay que tener en cuenta lo que se revela y desde lo más misterioso hasta lo más conocido: el razonamiento puede, por tanto, parecer absurdo (LU 19:1.5).
Dios Supremo tiene su origen en la Trinidad del Paraíso (LU 16:3.15) y desde que existe Havona, Dios Supremo existe. Por tanto, posee las cualidades características de las tres Deidades primarias:
Es posible imaginar una relación entre la Trinidad y la Mente Suprema comparable a la del Ajustador y la mente humana (LU 115:5.1).
Antes de la aparición de los Siete Superuniversos, la acción del Supremo era puramente espiritual dentro de la propia Havona (LU 56:6.2).
Cuando hablamos de Dios Supremo, estamos hablando tanto de una Deidad presente en Havona como de una Personalidad Divina desprovista de poder-energía en la actualidad (LU 14:6.23).
Dios Supremo adquiere su Poder, dentro de los siete Superuniversos, bajo el efecto de un doble movimiento.
Hasta la consumación de su advenimiento, marcando el límite del crecimiento evolutivo de los Superuniversos, el Ser Supremo experimentará la unificación de la criatura y el Creador. Es así como el Ser Supremo sintetiza a la criatura y al Creador en una sola Deidad (LU 117:1.5).
A medida que la mente material o morontial se espiritualiza, la Mente Suprema unifica los atributos de poder y personalidad proporcionalmente (LU 116:1.2).
Cuando hablamos del Ser Supremo, hablamos de una unificación de las tres fases de la realidad de la Deidad: Dios el Supremo (espíritu), el Supremo Todopoderoso (energía), la Mente Suprema (mente) (ver LU 22:7.11).
Según LU 106:5.2, sabemos que las cualidades personales del Supremo (Dios) son inseparables de las prerrogativas no personales del Todopoderoso: es la síntesis personalidad-poder del Ser Supremo.
Decir que Dios Supremo es sólo una personalidad sin poder es sin duda una exageración. En efecto, como Dios presente en Havona, posee toda infinidad de poder (aunque no es absoluto) y por tanto toda posibilidad de Acción. Él sostiene su omnipotencia de la trinidad misma, pero dentro de Havona el Todopoderoso no es realidad.
No debemos olvidar que el Supremo es el Dios de lo Finito: por eso desea experimentar a sus hijos como los Hijos Creadores experimentan a la criatura. Es en la realidad finita de los siete Superuniversos donde Dios Supremo se actualiza como Todopoderoso y experimenta poder, a través de los Hijos de los Universos locales. Su Mente Suprema contiene todo el potencial y conoce toda la actualidad de su poder.
El Ser Supremo logra la unión de las triodidades de actualidad y potencialidad (LU 115:6.3).
Quizás podamos aventurar una hipótesis comparativa entre el camino que toma el Supremo para llegar al hombre y el que el hombre toma en dirección opuesta para llegar a la divinidad.
De hecho, el Dios de Havona, mente-espíritu-personalidad, posee Poder, pero este poder-energía no se manifiesta ni se actualiza.
Por el contrario, el hombre, inicialmente simple energía mental y espíritu potencial, está dotado de libre albedrío, pero no de verdadera libertad. El libre albedrío permite al hombre elegir o no las directivas divinas. Sin embargo, mientras no haya elegido entregar su voluntad a la custodia total de quien ajusta su pensamiento, el hombre no está libre de su destino. La supervivencia depende de esta elección. Sólo la vida religiosa puede hacer posible la libertad. Es el camino espiritual o divino que permite al hombre encontrar la verdadera libertad.
Siguiendo el ejemplo de la Deidad del Paraíso, había pensado que durante la realización de la primera Trinidad experiencial, es decir la Trinidad Última, el Ser Supremo y las Personalidades Creativas Supremas también delegarían su poder a la acción o todo poder se habría convertido en inútil para ellos: el Ser Supremo, reconocido como tal por toda su creación, se libraría de las prerrogativas de todo poder y luego volvería a ser Dios Supremo. Al menos eso es lo que las revelaciones de Melquisedec de Nebadón me llevaron a suponer LU 106:8.10.
Pero en LU 0:12.7, el Asesor Divino de Orvonton menciona al Ser Supremo y no a Dios Supremo como parte de la Trinidad Última.
Por otra parte, en las mismas páginas y en los párrafos siguientes, los dos reveladores coinciden en decir que Dios Supremo será uno de los tres componentes de la Trinidad Absoluta. ¿Qué será entonces del poder-energía del Todopoderoso?
Jean-Claude Romeuf