© 2000 Jean-Claude Romeuf
© 200 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
Botella pequeña llena | Le Lien Urantien — Número 15 — Otoño 2000 | 2002 Encuentro Internacional Avance No. 3 |
En la introducción a El Libro de Urantia se puede observar que el Ser Supremo es un componente trinitario de la primera Trinidad experiencial mientras que es Dios Supremo quien participa en el advenimiento de la Trinidad Absoluta.
Lo que a primera vista podría parecer un detalle, quizá no esté escrito allí sin motivo. De hecho, durante la Era de la Supremacía, que es la era actual del tiempo y el espacio, Dios el Supremo, al adquirir su Todo Poder está emergiendo como el Ser Supremo. Este grandioso acontecimiento, con límites espacio-temporales, dará lugar a la realización de la Trinidad Última.
En la era trascendental del Último, podría ser que el Ser Supremo siguiera el ejemplo del Padre Universal quien delegó sus poderes creativos al Hijo Eterno y al Actor Conjunto. Para esto, el Ser Supremo tendría que tender a perder su Todo Poder durante las cuatro edades de Ultimidad y luego volver a convertirse en Dios Supremo para finalmente establecer con Dios Último y Consumidor del destino universal, la segunda Trinidad experiencial. Esta aparente retroactividad y este retorno sobre sí mismo de Dios Supremo no puede de ninguna manera ser una pérdida en la deidad o en la cualidad de la divinidad. Como el Padre Universal que, a pesar de su limitación voluntaria en los poderes creativos, conserva la prerrogativa de la personalidad y de los Ajustadores del Pensamiento, no está prohibido pensar que el Supremo, al restaurar su poder, no adquiere nuevas funciones insospechadas y no reveladas.
Sabemos, por la lectura del Libro de Urantia, que el Todopoderoso se beneficia de la experiencia de las criaturas del tiempo y el espacio. En la muerte espiritual de cada ser que puebla los siete superuniversos, todo lo que no ha logrado sobrevivir individual o personalmente, pero que tiene valor, es tomado en cuenta y preservado en la superalma del Todopoderoso. Por lo tanto, es lógico suponer que al abandonar su omnipotencia, luego regresa al cosmos de las cuatro edades del Último las personalidades abortadas y los animales (distintos de los espornagias) como individualidades que no han alcanzado un nivel de perfección total en la primera. Cinco espíritus mentales ayudantes. ¿Por qué los animales tampoco pudieron desarrollar en épocas posteriores la equivalencia de los espíritus de adoración y de sabiduría?
Podríamos, por tanto, esperar que el advenimiento del Ser Supremo (ciertamente simultáneo con la Trinidad Última), el paso por las diferentes eras de la ultimidad hasta el advenimiento de la Trinidad Absoluta estuviera acompañado de resurrecciones de magnitud desproporcionada para la mente humana.
Jean-Claude Romeuf
Botella pequeña llena | Le Lien Urantien — Número 15 — Otoño 2000 | 2002 Encuentro Internacional Avance No. 3 |