© 2000 Jean-François Drouet
© 200 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
Básicamente, es muy simple; sólo tenemos una obligación: conformar toda nuestra voluntad a la de Dios (LU 111:5.2), lo que equivale a seguir el plan divino (LU 4:1.2).
Para ello son necesarios tres niveles de conocimiento, por orden:
Desde la llegada de Miguel y la publicación del Libro de Urantia, la adquisición de este conocimiento ya no es una utopía. Son ellos quienes constituyen el objetivo esencial de su plan y quienes deben ser la fuerza impulsora de los acontecimientos.
Para cualquier construcción, es necesario conocer las reglas de uso de los materiales utilizados. Las construcciones morontiales y espirituales no son una excepción a esta regla. Este conocimiento es tanto más esencial cuanto que las leyes que gobiernan estos niveles son menos inmediatamente comprensibles que las, más aparentes, de nuestro entorno físico.
La tarea es difícil, pero como el creador es único y su ley es inmutable (LU 4:2.1), podemos esperar encontrar los principios comunes incluso a realizaciones múltiples y diferenciadas.
Micaël diseñó un plan de “puesta al día” para Urantia, hace unos 37.800 años y desde su anuncio (LU 119:7.2), nuestro universo ha seguido atentamente su progreso.
Y ciertos eventos, inesperados y sin precedentes, como el nacimiento de intermedios secundarios, son parte de este plan (LU 77:6.2). A él le debemos la transmisión del Libro de Urantia (LU 77:8.8). Entre otras cosas, porque si conocemos una de las acciones de una mediana secundaria, no hay duda de que las otras 1110 medianas han estado y están activas.
En la medida en que deseemos trabajar para el Reino, nuestros asociados invisibles pueden tener una acción comparable a una especie de GPS o GMS (Gobernanza Mediana y Seráfica, en forma de descubrimientos (por ejemplo, el del Libro de Urantia), d acontecimientos aparentemente fortuitos, reuniones, etc. o incluso intuiciones.
Pero este gobierno de ninguna manera afecta nuestra libertad. Seguimos siendo conductores, libres de nuestra dirección y de nuestras decisiones. Lo mismo ocurre con el otro GPS: el gobierno paternal espiritual de nuestro Monitor de Pensamiento.
La revelación y la guía nos permiten tomar conciencia del camino a seguir. Más que un importante paso adelante, esto conduce a un retroceso y a una ampliación de la perspectiva.
El hombre primitivo intentó conocer y controlar su entorno mediante la magia (LU 88:4.3). El hombre moderno todavía procede por experiencia en un enfoque que él describe como científico. A través del análisis y el razonamiento cartesiano intenta encontrar explicaciones a los fenómenos que observa. Pero él todavía está avanzando a tientas.
Por otro lado, si logra esta conciencia, adquiere una visión global, una conciencia cósmica. Su camino estará entonces en plena luz, lo que le permitirá avanzar mucho más rápidamente, con confianza y en paz.
Esto le permite encontrar su unidad, con felices consecuencias para la salud (LU 100:4.3), la calidad del sueño, la longevidad (¡hasta 500 años en esferas evolucionadas! (LU 49:4.6). En este caso, También se puede pensar que el suministro de plasma violeta, incluso insuficiente, puede llevar a beneficiarse de energía positiva. Ejemplos extremos se podrían explicar de esta manera, como los de Thérèse Neumannn, Marthe Robin o Jasmuheen (ver libro: Vivir con). Luz en la que habla de 5000 casos similares).
Aunque tengamos discapacidades en Urantia, no debemos creer que esto causa una limitación a nuestro desarrollo evolutivo o a nuestro progreso espiritual individual (LU 55:6.7) y LU 55:11.6).
Por el contrario, no seguir el plan constituye un mal que tiene el efecto cierto de retrasar su realización individual y colectiva (el ejemplo es el de la culpa de Eva (LU 75:4.3-6 y LU 148:2.5 ). Y este mal, por la disyunción causa, está plagado de consecuencias (cf. LU 75:4.7 a LU 75:8.2).
Pero si Miguel concibió su plan precisamente por culpa de Eva, es porque pretende paliar estas consecuencias nocivas. Debe ir aún más lejos, y si el universo sigue atentamente su progreso es porque debe servir de modelo.
¡Y somos corresponsables!
A través de nuestra experiencia, tenemos un doble reconocimiento que realizar: el de nuestra evolución y nuestro progreso, pero también el de la ayuda que se nos ha brindado para permitir esta evolución. Este último reconocimiento nos permite evitar el orgullo del hombre hecho a sí mismo.
¿No es este doble reconocimiento la parte esencial de nuestra experiencia humana ya que nos permite tranquilizarnos en el camino que debemos seguir? Es esencial para nosotros, pero también importante para aquellos con quienes tenemos que compartirlo.
Podemos tener intuiciones interiores, pero la parte no espiritual de nuestro ser exige ser reforzada exteriormente, ya que para nosotros, como para Santo Tomás, la prueba más convincente es la física. La experiencia nos lo puede aportar, pero no lo malinterpretemos; la fe debe preceder. Es una necesidad que haya construcción espiritual.
Frente a estos reconocimientos y a estos pasos de fe puede surgir un obstáculo: el razonamiento intelectual. No es sencillo, ya que, en nuestro mundo materialista, la única forma de pensar es que todo lo que no es físico se clasifica como irracional y todo lo que no se explica se cataloga como sobrenatural.
Afortunadamente, la inversión y ampliación de la perspectiva permite, al ver todos los niveles, reconciliar lo espiritual, lo morontial y lo material. No sólo elimina el obstáculo que parecía oponer el razonamiento primario, sino que al mismo tiempo permite un enfoque educativo.
El razonamiento evolucionista general se acepta más fácilmente que una revelación difícil de creer a primera vista. Puede constituir un primer paso para acceder a una revelación progresiva.
Jean-François Drouet