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Palabras del presidente Julio 2023 | Réflectivité — Número 369 — Julio 2023 | Hipótesis sobre la constitución de nuestra alma |
Jean Lapierre
Bromont
El tema que se trata en este documento es muy delicado y muchos hubieran preferido que no fuera el tema de las revelaciones del Libro de Urantia. Los reveladores debieron haberse hecho esta pregunta pero decidieron incluir este tema, que fue muy controvertido para nosotros en el momento en que lo recibimos. Si lo hicieron fue seguramente porque era muy importante y estaba relacionado con nuestro plan de ascensión y crecimiento.
No olvidemos que la verdad para nosotros es relativa porque está condicionada por el espacio y el tiempo. Lo que hoy nos parece chocante no lo era hace unos miles de años y puede que no lo sea en el futuro, sino por otras razones. Vivimos en una época en la que ciertas conductas que adoptamos pueden ser consideradas ingenuas y sinceras (angelismo) por las generaciones futuras.
El principio de evolución es la fuerza impulsora detrás del crecimiento de la realidad finita en el Gran Universo. Este crecimiento evolutivo afecta tanto a la materia, como a la mente y a lo espiritual.
Estos universos del tiempo y del espacio son todos evolutivos. El plan creativo de los Migueles del Paraíso sigue siempre el curso de la evolución gradual y del desarrollo progresivo de las naturalezas y de las capacidades físicas, intelectuales y espirituales de las múltiples criaturas que habitan los diversos tipos de esferas que componen ese universo local. (LU 32:0.2)
La perfección es una consecución progresiva, excepto en el universo central. La creación central nos sirve como modelo de perfección, pero todos los demás reinos deben alcanzar esa perfección mediante los métodos establecidos para el progreso de esos mundos o universos particulares. Y los planes de los Hijos Creadores para organizar, hacer evolucionar, disciplinar y estabilizar sus universos locales respectivos están caracterizados por una variedad casi infinita. (LU 32:3.3)
A excepción de los seres perfectos que tienen su origen en la Deidad, todas las criaturas volitivas de los superuniversos son de naturaleza evolutiva; empiezan en un estado humilde y se elevan siempre hacia arriba, en realidad hacia el interior. Incluso las personalidades sumamente espirituales continúan ascendiendo la escala de la vida mediante traslados progresivos de vida en vida y de esfera en esfera. Y en el caso de aquellos que reciben Monitores de Misterio, las alturas posibles de su ascensión espiritual y de sus logros universales no tienen en verdad ningún límite. (LU 32:3.8)
A los ojos del universo, el hecho de tener un origen evolutivo animal no supone un estigma para ninguna personalidad, puesto que éste es el método exclusivo de engendrar uno de los dos tipos fundamentales de criaturas volitivas inteligentes finitas. Cuando las alturas de la perfección y de la eternidad se han alcanzado, tanto más honor para aquellos que empezaron desde abajo y ascendieron alegremente la escala de la vida, peldaño tras peldaño y que, cuando lleguen a las alturas de la gloria, habrán adquirido una experiencia personal que abarcará un conocimiento real de cada fase de la vida desde abajo hasta arriba. (LU 32:3.10)
Así sabemos que el hombre está sujeto al proceso evolutivo. Pero ¿cómo debería evolucionar física, mental y espiritualmente? Esta pregunta es el tema de esta presentación y la responderemos extrayendo las respuestas únicamente de El Libro de Urantia. Debemos dejar de lado nuestros prejuicios y nuestras creencias pero es fácil imaginar que el cuerpo, que alberga la mente y el espíritu, debe evolucionar también, no sólo la mente y el lado espiritual. Pensemos en esto: si el hombre no pudo evolucionar para volverse perfecto en su planeta, este planeta nunca podría anclarse en las etapas finales de luz y vida.
Si miramos rápidamente los extractos de El Libro de Urantia relacionados con la evolución de los humanos andonitas desde sus inicios hasta el origen de las razas de color (todos a lo largo de aproximadamente 500.000 años), vemos su lucha épica, en primer lugar, por no mezclarse con los primates, de donde toman su origen, y luego con algunos de ellos que desgraciadamente se han mezclado con ellos. Por tanto, era importante no debilitar ni degenerar a la raza andonita. Es más, la primera decisión acertada que tomó la primera pareja andonita fue ir al norte para alejarse de los primates.
Imaginad nuestra alegría cuando un día —los gemelos tenían unos diez años— el espíritu de adoración se puso en contacto por primera vez con la mente de la gemela, y poco después con la del gemelo. Sabíamos que algo muy semejante a la mente humana se acercaba a su culminación; cerca de un año después, cuando resolvieron finalmente, debido a unos pensamientos meditados y a una decisión deliberada, huir del hogar y viajar hacia el norte, entonces el espíritu de la sabiduría empezó a funcionar en Urantia y en estas dos mentes humanas, ahora reconocidas como tales. (LU 62:6.5)
«A los Portadores de Vida que están en Urantia —¡Saludos! Transmitimos la certeza de que se ha experimentado un gran placer en Salvington, Edentia y Jerusem cuando en la sede central de Nebadon se registró la señal de que una mente con dignidad volitiva existía en Urantia. Se ha tomado nota de que los gemelos han decidido deliberadamente huir hacia el norte y apartar a sus descendientes de sus antepasados inferiores. Ésta es la primera decisión que toma una mente — una mente de tipo humano— en Urantia, y establece automáticamente el circuito de comunicación por el que este mensaje inicial de reconocimiento se está transmitiendo.» (LU 62:7.3)
Casi al mismo tiempo que Caligastia llegó a nuestro planeta aparecieron las razas de seis colores.
Un acontecimiento nuevo y extraño se produjo entonces entre estos badonitas de las tierras altas. Un hombre y una mujer que vivían en la parte nordeste de la región de las tierras altas entonces habitadas, empezaron a producir repentinamente una familia de hijos excepcionalmente inteligentes. Fue la familia sangik, los antepasados de las seis razas de color de Urantia. (LU 64:5.2)
Estos hijos sangiks, diecinueve en total, no sólo eran más inteligentes que sus semejantes, sino que su piel manifestaba una tendencia sin igual a ponerse de colores diferentes cuando permanecía expuesta a la luz del Sol. De estos diecinueve hijos, cinco eran rojos, dos anaranjados, cuatro amarillos, dos verdes, cuatro azules y dos índigos. (LU 64:5.3)
En un planeta evolutivo medio, las seis razas evolutivas de color aparecen de una en una; el hombre rojo es el primero que evoluciona, y vaga por el mundo durante épocas enteras antes de que aparezcan las siguientes razas de color. La aparición simultánea de las seis razas en Urantia, y dentro de una sola familia, fue totalmente excepcional.
La temprana aparición de los andonitas en Urantia fue también algo nuevo en Satania. En ningún otro mundo del sistema local se ha desarrollado una raza así de criaturas volitivas con antelación a las razas evolutivas de color. (LU 64:6.1-2)
Aquí hay un comentario general hecho por Son Lanonandeck:
La raza que domina durante las primeras eras de los mundos habitados es la del hombre rojo, que es habitualmente la primera en alcanzar los niveles humanos de desarrollo. Pero aunque el hombre rojo es la raza más antigua de los planetas, los pueblos siguientes de color empiezan a hacer su aparición al principio de la era en que surgen los mortales.
Las primeras razas son un poco superiores a las posteriores; el hombre rojo se halla muy por encima de la raza índiga —negra. Los Portadores de Vida confieren el don completo de las energías vivientes a la raza roja o inicial, y cada manifestación evolutiva sucesiva de un grupo distinto de mortales representa una variación a expensas de la dotación original. Incluso la estatura de los mortales tiende a disminuir desde el hombre rojo hasta la raza índiga, aunque en Urantia aparecieron linajes inesperados de gigantismo entre los pueblos verde y anaranjado.
En aquellos mundos que tienen las seis razas evolutivas, los pueblos superiores son la primera, la tercera y la quinta razas —la roja, la amarilla y la azul. (LU 51:4.1-3)
Las razas evolutivas se alternan así en su aptitud para el crecimiento intelectual y el desarrollo espiritual, estando la segunda, la cuarta y la sexta un poco menos dotadas.
Aquí podemos sentirnos conmovidos o incluso escandalizados por el vocabulario utilizado por Son Lanonandeck al revelarnos estos hechos. Utiliza las palabras: pueblos superiores, menos dotados, etc. ¡Quizás no deberíamos! ¿Es una emoción humana que nos pertenece en este punto de nuestra evolución y que eventualmente desaparecerá? Creo esto porque si examinamos otros extractos que no afectan a las razas pero que aún nos conciernen:
La única uniformidad física que tienen los mortales es el cerebro y el sistema nervioso; sin embargo, existen tres organizaciones básicas del mecanismo cerebral: los tipos con uno, dos o tres cerebros. Los urantianos pertenecen al tipo con dos cerebros, un poco más imaginativos, aventureros y filosóficos que los mortales con un solo cerebro, pero un poco menos espirituales, éticos y adoradores que las órdenes con tres cerebros. Estas diferencias cerebrales caracterizan incluso a las existencias animales prehumanas. (LU 49:5.13)
Mientras que los logros terrestres de las razas con un solo cerebro están ligeramente limitados en comparación con los de las órdenes bicerebrales, los planetas más antiguos del grupo con tres cerebros muestran unas civilizaciones que asombrarían a los urantianos, y que avergonzarían en cierto modo a las vuestras si se comparan con ellas. En desarrollo mecánico y en civilización material, e incluso en progreso intelectual, los mundos de los mortales con dos cerebros son capaces de igualar a las esferas de los que tienen tres cerebros. Pero en el control superior de la mente y en el desarrollo de la reciprocidad intelectual y espiritual, sois un poco inferiores. (LU 49:5.15)
Aquí, aunque los términos limitado y superior son utilizados por un Hijo Melquisedec, se puede decir que no nos sentimos conmovidos ni insultados emocionalmente. Sin embargo, creo que es bastante comparable. Creo que Son Lanonandeck, que nos reveló estos hechos sobre las razas, simplemente quería informarnos, es decir, mencionarnos que algunas van más allá en la escala de la evolución y que esto es necesario y útil, de lo contrario los Portadores de Vida no lo hagas. Debo decir, sin embargo, que el vocabulario elegido podría haber sido diferente y el resultado habría sido igual de informativo pero menos inquietante.
Entonces, si todas estas razas existen (o al menos en líneas ancestrales, en proporciones más o menos significativas), ¿para qué se pueden utilizar? Un Portador de Vida nos dice:
Existen muchas razones, buenas y suficientes, para llevar a cabo el proyecto de producir por evolución tres o seis razas de color en los mundos del espacio. Aunque los mortales de Urantia quizás no se encuentren en condiciones de apreciar plenamente todas estas razones, quisiéramos llamar la atención sobre los puntos siguientes:
La variedad es indispensable para permitir el amplio funcionamiento de la selección natural, la supervivencia diferencial de las cepas superiores.
Se obtienen razas mejores y más fuertes mediante el cruce entre los diversos pueblos, cuando esas razas diferentes son portadoras de factores hereditarios superiores. Las razas de Urantia se hubieran beneficiado pronto de una fusión semejante, si un pueblo así de amalgamado hubiera podido después ser mejorado eficazmente mezclándose por completo con la raza adámica superior. En las condiciones raciales actuales, cualquier intento por llevar a cabo un experimento de este tipo en Urantia sería extremadamente desastroso. (LU 64:6.30-32)
La homogeneidad de la raza humana no es deseable hasta que los pueblos de un mundo evolutivo no alcanzan unos niveles relativamente elevados de desarrollo espiritual. (LU 64:6.35)
Vemos que las razones de la existencia de estas seis razas son, según este revelador, buenas y suficientes, pero esto debe hacerse con cautela antes de pensar en mezclar razas: para permitir primero la selección natural, las razas deben ser portadoras de factores hereditarios superiores. y finalmente el grado de desarrollo espiritual debe ser relativamente alto
La evolución de seis —o de tres— razas de color, aunque parezca deteriorar la dotación original del hombre rojo, proporciona ciertas variaciones muy deseables en los tipos mortales y permite una expresión, de otra manera inalcanzable, de los diversos potenciales humanos. Estas modificaciones son beneficiosas para el progreso de la humanidad en su totalidad, con tal que sean posteriormente mejoradas por la raza adámica o violeta importada. En Urantia, este plan normal de amalgamación no se llevó ampliamente a cabo,… (LU 51:4.4)
Un Mensajero Poderoso nos habla del hombre después del Príncipe Planetario en un planeta normal:
Antes del final de esta era, las razas se purifican y alcanzan un alto estado de perfección física y de fuerza intelectual. El plan destinado a promover el aumento de los tipos superiores de mortales, con una reducción proporcional de los tipos inferiores, ayuda enormemente al desarrollo inicial de un mundo normal. La incapacidad de vuestros pueblos primitivos para discriminar así entre estos tipos es lo que explica la presencia de tantos individuos deficientes y degenerados entre las razas actuales de Urantia. (LU 52:2.9)
El término aquí purificación no se aplica a razas sino a individuos de todas las razas. En la era posadámica hay una continuación de la purificación:
Esta época presencia generalmente el final de la eliminación de los incapaces y la purificación adicional de los linajes raciales; en los mundos normales, las tendencias bestiales defectuosas se eliminan casi por completo de las estirpes reproductoras del reino. (LU 52:3.4)
La progenie adámica no se amalgama nunca con los linajes inferiores de las razas evolutivas. (LU 52:3.5)
Hacia el final de la dispensación adámica en un planeta normal, las razas están prácticamente mezcladas, de manera que se puede proclamar en verdad que «Dios ha hecho a todas las naciones de una sola sangre», y que su Hijo «ha hecho a todos los pueblos de un solo color». El color de esta raza amalgamada es una especie de matiz aceitunado del tinte violeta, el «blanco» racial de las esferas. (LU 52:3.7)
Durante esta era se han resuelto prácticamente los problemas de las enfermedades y de la delincuencia. La reproducción selectiva ya ha eliminado ampliamente la degeneración. La enfermedad ha sido prácticamente vencida gracias a las cualidades extremadamente resistentes de los linajes adámicos y a la inteligente aplicación mundial de los descubrimientos de las ciencias físicas de las épocas precedentes. La duración media de la vida durante este período asciende muy por encima del equivalente de trescientos años del tiempo de Urantia. (LU 52:5.9)
Se nos informa que esta purificación continúa incesantemente incluso durante edades sucesivas de un planeta donde la evolución se desarrolla normalmente. Nuestro planeta no siguió este tipo de evolución, porque tuvo la rebelión de Lucifer y la culpa de Adán y Eva (no tuvimos toda la ayuda esperada de estas dos administraciones planetarias):
El gran obstáculo que se le presenta a Urantia en el asunto de alcanzar el elevado destino planetario de la luz y la vida se encuentra en los problemas de la enfermedad, la degeneración, la guerra, las razas multicolores y el multilingüismo. (LU 55:3.21)
En un mundo normal, hace mucho tiempo que la aptitud biológica de la raza mortal fue llevada a un nivel elevado durante las épocas postadámicas; y ahora, la evolución física del hombre continúa de época en época a lo largo de las eras establecidas. Tanto la vista como el oído se amplían. Ahora, la cifra de la población se ha vuelto estable. La reproducción está regulada con arreglo a las necesidades planetarias y a los dones hereditarios innatos: durante esta era, los mortales del planeta están divididos entre cinco y diez grupos, y a los grupos inferiores sólo se les permite procrear la mitad de hijos que a los grupos superiores. El mejoramiento continuo de una raza tan magnífica durante toda la era de luz y de vida es principalmente una cuestión de reproducción selectiva de aquellos linajes raciales que manifiestan unas cualidades superiores de naturaleza social, filosófica, cósmica y espiritual. (LU 55:6.3)
- La segunda etapa de luz y de vida. Esta época está señalada en los mundos por la llegada de un Portador de Vida que se convierte en el consejero voluntario de los gobernantes planetarios en lo referente a los esfuerzos adicionales por purificar y estabilizar la raza mortal. Los Portadores de Vida participan activamente así en la evolución ulterior de la raza humana —física, social y económicamente. Luego extienden su supervisión a la purificación adicional del linaje mortal mediante la drástica eliminación de los restos atrasados subsistentes dotados de un potencial inferior en su naturaleza intelectual, filosófica, cósmica y espiritual. Aquellos que diseñan y plantan la vida en un mundo habitado son plenamente competentes para aconsejar a los Hijos y las Hijas Materiales, los cuales poseen una autoridad plena e indiscutible para purificar a la raza en evolución de todas las influencias perjudiciales. (LU 55:4.11)
¿Cuáles dicen los reveladores que son los peligros a los que estamos expuestos? ¿Qué hacer?
Aunque la democracia sea un ideal, es un producto de la civilización, no de la evolución. ¡Id despacio! ¡Elegid con cuidado! Porque los peligros de la democracia son los siguientes:
- La glorificación de la mediocridad.
- La elección de unos gobernantes viles e ignorantes.
- La incapacidad para reconocer los hechos fundamentales de la evolución social.
- El peligro de un sufragio universal en manos de unas mayorías incultas e indolentes.
- La esclavitud a la opinión pública; la mayoría no siempre tiene razón. (LU 71:2.1-6)
La salud física, el temperamento heredado y el entorno social influyen notablemente sobre la experiencia religiosa. … En todos los mortales normales existen ciertos impulsos innatos hacia el crecimiento y la autorrealización, que funcionan si no están específicamente reprimidos. (LU 100:1.6)
En un principio, los serafines fueron asignados claramente a las distintas razas de Urantia. Pero desde la donación de Miguel son asignados con arreglo a la inteligencia, la espiritualidad y el destino humanos. Intelectualmente, la humanidad está dividida en tres clases: (LU 113:1.2)
- Los humanos con una mente subnormal — aquellos que no ejercen un poder normal de voluntad; aquellos que no toman decisiones ordinarias. Esta clase abarca a los que no pueden comprender a Dios; les falta capacidad para adorar inteligentemente a la Deidad. Los seres subnormales de Urantia tienen asignado un cuerpo de serafines, una compañía, con un batallón de querubines, encargados de servirlos y de vigilar que se les manifieste justicia y misericordia en las luchas por la vida en la esfera. (LU 113:1.3)
No es ni ternura ni altruismo ofrecer una compasión inútil a unos seres humanos degenerados, a unos mortales anormales e inferiores insalvables. Incluso en el más normal de los mundos evolutivos, existen diferencias suficientes entre los individuos y entre los numerosos grupos sociales como para asegurar el pleno ejercicio de todas aquellas nobles características de los sentimientos altruistas y del ministerio humano desinteresado, sin perpetuar los linajes socialmente incapaces y moralmente degenerados de la humanidad en evolución. Existen abundantes oportunidades para el ejercicio de la tolerancia y el funcionamiento del altruismo en favor de aquellos individuos desafortunados y necesitados que no han perdido irremediablemente su herencia moral ni han destruido para siempre su derecho espiritual de nacimiento. (LU 52:2.12)
Un arcángel de Nebadón:
La mezcla de los conquistadores anditas de la India con el linaje nativo se tradujo finalmente en la aparición de los pueblos mixtos que han sido llamados dravidianos. Los primeros dravidianos más puros poseían una gran capacidad para los logros culturales, que se debilitó continuamente a medida que su herencia andita se atenuó de manera progresiva. Y esto fue lo que condenó al fracaso a la civilización en ciernes de la India hace cerca de doce mil años. Pero incluso la inyección de esta pequeña cantidad de sangre de Adán produjo una aceleración apreciable del desarrollo social. Este linaje compuesto dio inmediatamente nacimiento a la civilización más polifacética que existía entonces en la Tierra. (LU 79:3.1)
Durante muchos miles de años, y así lo muestran los archivos de Jerusem, en cada generación han vivido cada vez menos seres que podían trabajar sin peligro con los Ajustadores autónomos. Esto es un cuadro alarmante, y las personalidades supervisoras de Satania consideran favorablemente las propuestas de algunos de vuestros supervisores planetarios más inmediatos que recomiendan la introducción de medidas destinadas a fomentar y conservar los tipos espirituales más elevados de las razas de Urantia. (LU 110:4.6)
Según las revelaciones de El Libro de Urantia, los seres humanos deben abordar seriamente este problema. No pueden seguir actuando como si no existiera, deben encontrar sus propias soluciones. Se han cometido errores en el pasado y esto no debería ser una excusa para la inacción. Tampoco debemos esperar a tener una solución ideal y perfecta antes de empezar. Recordemos que somos seres evolutivos y que mejoramos con la experiencia. En el ámbito de la justicia actuamos y mejoramos su aplicación con el tiempo. Si nos hubiésemos dicho a nosotros mismos que antes de implementar un sistema judicial, habría sido necesario un sistema ideal, aún no habríamos iniciado nuestro sistema de administración judicial y habría caos.
¿Cuáles podrían ser entonces las posibles soluciones según El Libro de Urantia?
Cuando una raza sangik primaria se fusiona con una raza sangik secundaria, esta última mejora considerablemente a expensas de la primera. Y a pequeña escala —que se extienda durante largos períodos de tiempo— esta contribución sacrificatoria de las razas primarias para mejorar a los grupos secundarios debe encontrar pocos inconvenientes serios. Desde el punto de vista biológico, los sangiks secundarios eran, en algunos aspectos, superiores a las razas primarias. (LU 82:6.10)
La hibridación de los linajes superiores y diferentes es el secreto para crear estirpes nuevas y más vigorosas, y esto es tan cierto para las plantas y los animales como para la especie humana. La hibridación aumenta el vigor y acrecienta la fecundidad. Las mezclas raciales de los estratos medios o superiores de los diversos pueblos aumentan considerablemente el potencial creativo, tal como está demostrado en la población actual de los Estados Unidos de América del Norte. Cuando estos emparejamientos tienen lugar entre los estratos inferiores o más bajos, la creatividad disminuye, tal como se puede observar en los pueblos de hoy en día del sur de la India.
La mezcla de las razas contribuye enormemente a la aparición repentina de características nuevas, y si esta hibridación es la unión de los linajes superiores, entonces estas nuevas características serán también peculiaridades superiores.
Mientras las razas actuales continúen tan sobrecargadas de linajes inferiores y degenerados, las mezclas raciales a gran escala serán sumamente perjudiciales, pero la mayoría de las objeciones a estos experimentos están basadas en prejuicios sociales y culturales más bien que en consideraciones biológicas. Incluso entre las estirpes inferiores, los híbridos son con frecuencia una mejora con respecto a sus antepasados. La hibridación contribuye a mejorar la especie debido al papel de los genes dominantes. La mezcla racial aumenta la probabilidad de que un mayor número de dominantes deseables estén presentes en el híbrido. (LU 82:6.5-7)
Hoy ya no existe ninguna raza pura en el mundo. Los primeros pueblos originales y evolutivos de color sólo tienen dos razas representativas que sobreviven en el mundo —los hombres amarillos y los hombres negros— e incluso estas dos razas están muy mezcladas con los pueblos de color ya desaparecidos. Aunque la llamada raza blanca desciende predominantemente de los antiguos hombres azules, está más o menos mezclada con todas las demás razas, al igual que los hombres rojos de las Américas. (LU 82:6.1)
De las seis razas sangiks de color, tres eran primarias y tres secundarias. Aunque las razas primarias —azul, roja y amarilla— eran superiores en muchos aspectos a los tres pueblos secundarios, se debe recordar que estas razas secundarias poseían muchas características deseables que habrían mejorado considerablemente a los pueblos primarios si éstos hubieran podido absorber sus mejores linajes. (LU 82:6.2)
Los métodos que utiliza este pueblo para enfrentarse con el crimen, la locura y la degeneración, aunque en algunos aspectos agradarán a la mayoría de los urantianos, en otros les resultarán sin duda espantosos. Los criminales corrientes y los anormales son colocados por sexos en las diferentes colonias agrícolas, donde viven sobradamente con sus propios recursos. Los criminales empedernidos más peligrosos y los locos incurables son condenados por los tribunales a morir en las cámaras de gas letal. Numerosos crímenes, además del asesinato, incluyendo la traición a la confianza del gobierno, sufren también la pena de muerte, y el castigo de la justicia es rápido y seguro. (LU 72:10.1)
Hace más de cien años que se emprendieron esfuerzos para impedir la procreación de los criminales y los anormales, y ya han dado resultados satisfactorios. No existen cárceles ni hospitales para los locos. Y esto es así por una buena razón, ya que estos grupos sólo representan aproximadamente el diez por ciento de los que se encuentran en Urantia. (LU 72:10.3)
A los débiles mentales sólo se les enseña la agricultura y la ganadería, y son internados de por vida en unas colonias tutelares especiales, donde se les separa por sexos para impedir la procreación, que está prohibida para todos los subnormales. Estas medidas restrictivas están en vigor desde hace setenta y cinco años; las sentencias de reclusión son promulgadas por los tribunales de padres. (LU 72:4.2)
Si las razas actuales de Urantia pudieran liberarse de la maldición de sus estratos más bajos de especímenes degenerados, antisociales, mentalmente débiles y marginados, habría pocas objeciones para llevar a cabo una fusión racial limitada. Y si estas mezclas raciales pudieran producirse entre los tipos más elevados de las diversas razas, habría aún menos objeciones. (LU 82:6.4)
Los prejuicios actuales contra los «mestizos», los «híbridos» y los «mixtos» han surgido porque la mayor parte de los cruces raciales modernos se producen entre los linajes extremadamente inferiores de las razas interesadas. También se consigue una progenie poco satisfactoria cuando los linajes degenerados de la misma raza se casan entre sí. (LU 82:6.3)
Después de todo, el verdadero riesgo para la especie humana reside en la multiplicación desmedida de los linajes inferiores y degenerados de los diversos pueblos civilizados, más bien que en el supuesto peligro de sus cruces raciales. (LU 82:6.11)
Entendemos bien que nuestro origen físico es animal y que la selección de individuos es importante para la reproducción. Lo importante es comenzar con cautela, por supuesto, pero con formas suaves que produzcan resultados positivos, que mejoren el cuerpo físico y permitan que la mente funcione mejor y la lleven a armonizarse más con el espíritu que la sostiene.
Ahora bien, esto es lo que El Libro de Urantia nos dice sobre los padres terrenales de Jesús, lo que en mi opinión demuestra que para cumplir su misión, Jesús sabía que necesitaba un cuerpo sano:
…Gabriel visitó personalmente Urantia, y como resultado de su estudio de los grupos humanos y de su examen de las características espirituales, intelectuales, raciales y geográficas del mundo y de sus pueblos, decidió que los hebreos poseían aquellas ventajas relativas que justificaban su elección como raza para la donación. Cuando Miguel aprobó esta decisión, Gabriel nombró y envió a Urantia la Comisión Familiar de los Doce —escogida entre las órdenes más elevadas de personalidades del universo— con el encargo específico de investigar la vida familiar judía. Cuando esta comisión finalizó su tarea, Gabriel se encontraba en Urantia y recibió el informe que designaba a tres posibles parejas que, en opinión de la comisión, eran igualmente favorables como familias de donación para la encarnación que Miguel tenía en proyecto. (LU 122:0.2)
De las tres parejas designadas, Gabriel escogió personalmente a José y María; posteriormente se apareció en persona a María y le dio la grata noticia de que había sido elegida para ser la madre terrestre del niño de la donación. (LU 122:0.3)
José, el padre humano de Jesús (Josué ben José) era un hebreo entre los hebreos, aunque poseía muchos rasgos raciales no judíos que, de vez en cuando, se habían añadido a su árbol genealógico a través de las líneas femeninas de sus progenitores. Los antepasados del padre de Jesús se remontaban a los tiempos de Abraham, y por medio de este venerable patriarca, a linajes más antiguos que llegaban hasta los sumerios y los noditas y, a través de las tribus meridionales del antiguo hombre azul, hasta Andón y Fonta. (LU 122:1.1)
María, la madre terrestre de Jesús, descendía de una larga estirpe de antepasados extraordinarios que comprendía muchas mujeres entre las más notables de la historia racial de Urantia. Aunque María era una mujer típica de su tiempo y de su generación, con un temperamento bastante normal, contaba entre sus antecesores a mujeres tan ilustres como Annon, Tamar, Rut, Betsabé, Ansie, Cloa, Eva, Enta y Ratta. Ninguna mujer judía de la época poseía un linaje que tuviera en común a unos progenitores más ilustres, o que se remontara a unos orígenes más prometedores. Los antepasados de María, como los de José, estaban caracterizados por el predominio de individuos fuertes pero corrientes, resaltando de vez en cuando numerosas personalidades sobresalientes en la marcha de la civilización y en la evolución progresiva de la religión. Desde un punto de vista racial, no es muy apropiado considerar a María como una judía. Por su cultura y sus creencias era judía, pero por sus dones hereditarios era más bien una combinación de estirpes siria, hitita, fenicia, griega y egipcia; su herencia racial era más heterogénea que la de José. (LU 122:1.2)
De todas las parejas que vivían en Palestina en la época para la que se había proyectado la donación de Miguel, José y María poseían la combinación más ideal de vastos vínculos raciales y de dotaciones de personalidad superiores a la media. El plan de Miguel era aparecer en la Tierra como un hombre ordinario, para que la gente común pudiera comprenderlo y recibirlo; por eso Gabriel eligió a unas personas como José y María para ser los padres de la donación. (LU 122:1.3)
En el documento del gobierno planetario de los Serafines se dice que los serafines maestros de la supervisión planetaria operan en Urantia en doce cuerpos, uno de los cuales se ocupa de las razas:
- Los ángeles de las razas. Son aquellos que trabajan para conservar las razas evolutivas del tiempo, sin tener en cuenta sus enredos políticos ni sus agrupaciones religiosas. En Urantia existen restos de nueve razas humanas que se han mezclado y combinado para formar los pueblos de los tiempos modernos. Estos serafines están estrechamente asociados al ministerio de los comisionados raciales, y el grupo que sirve actualmente en Urantia es el cuerpo original asignado al planeta poco después del día de Pentecostés. (LU 114:6.9)
He aquí ahora lo que nos revela un Mensajero Poderoso sobre un tipo de seconafines terciarios que trabajan en la sede del superuniverso, los del Significado Original:
La Relevancia de los Orígenes. Los Hijos Trinitizados ascendentes del gobierno de un superuniverso tienen a su cargo la responsabilidad de tratar todos los asuntos derivados del origen de cualquier individuo, raza o mundo; y la importancia del origen es la cuestión primordial en todos nuestros planes para el avance cósmico de las criaturas vivientes del reino. Todas las relaciones y la aplicación de la ética surgen de los hechos fundamentales del origen. El origen es la base de la reacción de los Dioses con respecto a las relaciones. El Actor Conjunto siempre «toma nota del hombre, de la manera en que ha nacido».
En el caso de los seres descendentes superiores, el origen es simplemente un hecho que ha de ser comprobado; pero en el caso de los seres ascendentes, incluyendo a las órdenes inferiores de ángeles, la naturaleza y las circunstancias del origen no siempre están tan claras, aunque sean igualmente de una importancia vital en casi cada giro de los asuntos universales —de ahí el valor de tener a nuestra disposición a una serie de seconafines reflectantes que pueden mostrar instantáneamente todo lo que se necesita en relación con la génesis de cualquier ser que se encuentre o bien en el universo central o en todo el reino de un superuniverso.
La Relevancia de los Orígenes son las genealogías vivientes, que se pueden consultar con rapidez, de la inmensa multitud de seres —hombres, ángeles y otros— que habitan los siete superuniversos. Siempre están preparados para proporcionar a sus superiores una estimación actualizada, completa y digna de confianza, de los factores ancestrales y del estado real actual de cualquier individuo en cualquier mundo de sus respectivos superuniversos; y su cómputo de los hechos conocidos siempre está al minuto. (LU 28:6.2-4)
Lo menos que podemos decir es que la cuestión de la evolución humana no ha terminado, que tenemos un papel importante que desempeñar en ella y que es una de las piedras angulares de las enseñanzas del Libro de Urantia.
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