© 2005 Jean Royer
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Entendiendo a tu prójimo | Le Lien Urantien — Número 35 — Otoño/Invierno $2 | De la materia al espíritu a través de la mente |
Para cualquier comprensión y entendimiento mutuo es bueno definir a qué nos referimos con los términos básicos, esto es lo que haremos antes de examinar:
y terminaremos con una comparación de la manera en que cada uno puede considerar el problema de Dios.
1.
La ciencia se ocupa de los hechos; la religión sólo se interesa por los valores. A través de una filosofía iluminada, la mente se esfuerza por unir los significados de los hechos y de los valores para llegar así a un concepto de la realidad total. Recordad que la ciencia es el ámbito del conocimiento, la filosofía el campo de la sabiduría y la religión la esfera de la experiencia de la fe. Pero la religión presenta sin embargo dos fases de manifestación: (LU 101:5.2)
[Por hecho debemos entender: una cosa que existe, un dato de experiencia. Así experimento el hecho de tu presencia. El hecho puede ser subjetivo como en el caso de la alucinación, u objetivo como en el caso del espejismo.]
La ciencia se ocupa de los hechos; la religión sólo se interesa por los valores. A través de una filosofía iluminada, la mente se esfuerza por unir los significados de los hechos y de los valores para llegar así a un concepto de la realidad total. Recordad que la ciencia es el ámbito del conocimiento, la filosofía el campo de la sabiduría y la religión la esfera de la experiencia de la fe. Pero la religión presenta sin embargo dos fases de manifestación: (LU 101:5.2)
[Por valor entendemos: aquello que es deseable o digno de estima en sí mismo, por ejemplo la verdad, la belleza o la bondad.]
La ciencia se ocupa de los hechos; la religión sólo se interesa por los valores. A través de una filosofía iluminada, la mente se esfuerza por unir los significados de los hechos y de los valores para llegar así a un concepto de la realidad total. Recordad que la ciencia es el ámbito del conocimiento, la filosofía el campo de la sabiduría y la religión la esfera de la experiencia de la fe. Pero la religión presenta sin embargo dos fases de manifestación: (LU 101:5.2)
[La mente es lo que, en el hombre, produce el pensamiento, por medio del cerebro. Distinguimos la mente del espíritu. El espíritu es de alguna manera externo al hombre. Para los cristianos, un caso especial del espíritu es lo que Juan llamó «la pequeña luz que ilumina a todo hombre que viene a este mundo»; para los antiguos egipcios era el ka, para los hindúes es el atman, aunque este último carece de individualidad. De hecho, el espíritu puede ser percibido por la experiencia, pero sólo puede expresarse a través de la mente, es un poco como describir un cuadro y sus colores a un ciego de nacimiento. Sin embargo, la mente no es la voz de la conciencia, que es de origen puramente evolutivo. Hay varios niveles de conciencia.]
La conciencia de Dios, tal como la experimentan los mortales evolutivos de los mundos, debe consistir en tres factores variables, en tres niveles diferenciales de comprensión de la realidad. En primer lugar está la conciencia mental —la comprensión de la idea de Dios. Luego le sigue la conciencia del alma —la comprensión del ideal de Dios. Finalmente despunta la conciencia del espíritu —la comprensión de la realidad espiritual de Dios. Mediante la unificación de estos factores de la comprensión divina, por muy incompleta que ésta sea, la personalidad mortal despliega constantemente, sobre todos los niveles conscientes, una comprensión de la personalidad de Dios. En aquellos mortales que han alcanzado el Cuerpo de la Finalidad, todo esto conducirá en su momento a la comprensión de la supremacía de Dios, y puede traducirse posteriormente en la comprensión de la ultimidad de Dios, una fase de la superconciencia absonita del Padre Paradisiaco. (LU 5:5.11)
La conciencia humana de sí mismo implica el reconocimiento de la realidad de otros yoes distintos al yo consciente, e implica además que esta conciencia es mutua; que el yo es conocido del mismo modo que conoce{3}. Esto queda demostrado de una manera puramente humana en la vida social del hombre. Pero no podéis estar tan absolutamente seguros de la realidad de un compañero humano como podéis estarlo de la realidad de la presencia de Dios que vive dentro de vosotros{4}. La conciencia social no es inalienable como la conciencia de Dios; es un desarrollo cultural y depende del conocimiento, de los símbolos y de las contribuciones de las dotaciones constitutivas del hombre —la ciencia, la moralidad y la religión. Y estos dones cósmicos, adaptados a la sociedad, constituyen la civilización. (LU 16:9.4)
Cuanto más os eleváis en la escala de la vida, más atención tenéis que prestar a la ética universal. La conciencia ética es simplemente el reconocimiento, por parte de un individuo, de los derechos inherentes a la existencia de todos los demás individuos. Pero la ética espiritual trasciende de lejos el concepto mortal e incluso morontial de las relaciones personales y colectivas. (LU 27:3.1)
La religión ha autorizado, en una época u otra, todo tipo de comportamientos contrarios e inconsecuentes, ha aprobado en algún momento prácticamente todo lo que ahora se considera como inmoral o pecaminoso. La conciencia, sin la enseñanza de la experiencia ni la ayuda de la razón, no ha sido nunca y nunca podrá ser una guía infalible y segura para la conducta humana. La conciencia no es una voz divina que le habla al alma humana. Es solamente la suma total del contenido moral y ético de las costumbres de cualquier etapa corriente de la existencia; representa simplemente la reacción ideal concebida por el ser humano en cualquier conjunto dado de circunstancias. (LU 92:2.6)
La revelación unifica la existencia humana. (LU 102:4.6)El hombre al ser un ser finito, muy limitado en el tiempo y el espacio, sólo puede tener una visión parcial de su lugar en el cosmos y su futuro más allá del tiempo presente. La revelación viene, en cierto modo, a compensar parcialmente esta limitación.
2.
La ciencia se ocupa de los hechos; la religión sólo se interesa por los valores. A través de una filosofía iluminada, la mente se esfuerza por unir los significados de los hechos y de los valores para llegar así a un concepto de la realidad total. Recordad que la ciencia es el ámbito del conocimiento, la filosofía el campo de la sabiduría y la religión la esfera de la experiencia de la fe. Pero la religión presenta sin embargo dos fases de manifestación: (LU 101:5.2)
La ciencia se ocupa de los hechos; la religión sólo se interesa por los valores. A través de una filosofía iluminada, la mente se esfuerza por unir los significados de los hechos y de los valores para llegar así a un concepto de la realidad total. Recordad que la ciencia es el ámbito del conocimiento, la filosofía el campo de la sabiduría y la religión la esfera de la experiencia de la fe. Pero la religión presenta sin embargo dos fases de manifestación: (LU 101:5.2)
[La sabiduría es la capacidad de hacer el mejor uso del conocimiento, la experiencia y la comprensión.]
La religión es la esfera de la experiencia de la fe. (LU 101:5.2) El amor a Dios es religión. (LU 102:3.12)
[Aquí daremos una definición tradicional de fe, que encontramos en Hebreos 11.1, la sustancia de lo que se espera y la demostración de lo que no se ve. Tendremos cuidado de distinguir la fe de la creencia. La creencia ha alcanzado el nivel de la fe cuando motiva la vida y moldea la forma de vivir. Aceptar una enseñanza como verdadera no es fe, es mera creencia. Tampoco lo son la certeza y la convicción.]
La revelación es una técnica que permite ahorrar grandes períodos de tiempo en el trabajo necesario de clasificar y separar los errores de la evolución de las verdades conseguidas por medio del espíritu. (LU 101:5.1)
[La mota: este término designa la sabiduría de una superfilosofía que no está limitada por la visión finita y limitada en el tiempo y el espacio. El hombre mortal no tiene acceso a la mota. En comparación, podríamos decir que el ojo humano no tiene acceso a la visión por debajo o más allá de lo que llamamos luz visible.]
[El adjetivo morontia, aquí en femenino, se refiere a morontia, término utilizado para designar un estado intermedio entre lo material y lo espiritual. Para los cristianos, una alusión a este estado se encuentra en la epístola a los Hebreos en 10.34 donde se habla de una sustancia mejor y más permanente.]
3.
En lo que se refiere a la vida del hombre en la Tierra, la ciencia es una experiencia cuantitativa y la religión una experiencia cualitativa. La ciencia se ocupa de los fenómenos; la religión, de los orígenes, los valores y las metas. Indicar que las causas son una explicación de los fenómenos físicos equivale a confesar que se ignoran los factores últimos, y al final sólo conduce al científico directamente de vuelta a la gran causa primera —al Padre Universal del Paraíso. (LU 195:6.5)
[Es por eso que sus leyes se presentan en forma matemática.]
En lo que se refiere a la vida del hombre en la Tierra, la ciencia es una experiencia cuantitativa y la religión una experiencia cualitativa. La ciencia se ocupa de los fenómenos; la religión, de los orígenes, los valores y las metas. Indicar que las causas son una explicación de los fenómenos físicos equivale a confesar que se ignoran los factores últimos, y al final sólo conduce al científico directamente de vuelta a la gran causa primera —al Padre Universal del Paraíso. (LU 195:6.5)
[No se puede poner el gozo espiritual bajo un microscopio, ni pesar el amor en una balanza, ni medir los valores morales; ni se puede cuantificar la calidad del culto espiritual.]
El arte surge del intento del hombre por huir de la falta de belleza de su entorno material; es un gesto hacia el nivel morontial. La ciencia es el esfuerzo del hombre por resolver los enigmas aparentes del universo material. La filosofía es la tentativa del hombre por unificar la experiencia humana. La religión es el gesto supremo del hombre, su esfuerzo magnífico por alcanzar la realidad final, su determinación de encontrar a Dios y de parecerse a él. (LU 196:3.30)
La razón es la prueba de la ciencia, la fe es la prueba de la religión, la lógica es la prueba de la filosofía, pero la revelación sólo es validada por la experiencia humana. La ciencia proporciona el conocimiento; la religión proporciona la felicidad; la filosofía proporciona la unidad; la revelación confirma la armonía experiencial de este acercamiento trino a la realidad universal. (LU 101:2.8)
4.
La ciencia descubre el mundo material. (LU 103:7.15) Es el esfuerzo del hombre por resolver los aparentes enigmas del universo. (LU 196:3.30) La ciencia es el intento del hombre de estudiar su entorno físico, el mundo de la energía-materia. (LU 103:6.9) La ciencia se ocupa de las actividades fisicoenergéticas. (LU 133:5.4)
[Y este descubrimiento permite actuar en este mundo de energía.]
La religión evalúa el mundo material. (LU 103:7.15) Es el gesto supremo del hombre magníficamente extendido hacia la realidad final, su determinación de encontrar a Dios y ser como él. (LU 196:3.30) La religión es la experiencia del hombre con el cosmos de los valores espirituales. (LU 103:6.9) La religión trata de valores eternos. (LU 133:5.4)
[Esto es, por supuesto, auténtica religión personal, no religión institucional.]
La filosofía intenta interpretar los significados del mundo material coordinando el punto de vista material científico con el concepto espiritual religioso.(LU 103:7.15) Intenta identificar los segmentos materiales de la ciencia con el concepto de espiritualidad clarividencia en absoluto. (LU 102:3.10) Hace todo lo posible para correlacionar estas observaciones cuantitativas y cualitativas. (LU 133:5.4)
La ciencia alude a la Deidad como un hecho; la filosofía presenta la idea de un Absoluto; la religión presenta la imagen de Dios como una personalidad espiritual amorosa. La revelación afirma que existe unidad entre el hecho de la Deidad, la idea del Absoluto y la personalidad espiritual de Dios; y además presenta este concepto bajo la forma de nuestro Padre —el hecho universal de la existencia, la idea eterna de la mente y el espíritu infinito de la vida. (LU 102:3.11)
5.
Todas las divisiones del pensamiento humano están basadas en ciertas suposiciones que, aunque no están probadas, son aceptadas por la sensibilidad constitutiva a la realidad de la dotación mental del hombre. La ciencia inicia su carrera de razonamiento tan alabada suponiendo la realidad de tres cosas: la materia, el movimiento y la vida. La religión se pone en marcha con la suposición de la validez de tres cosas: la mente, el espíritu y el universo —el Ser Supremo. (LU 103:7.11)
[la ciencia nunca ha dudado realmente de la existencia de la materia, pero sí de su existencia fuera de un ser capaz de percibirla].
La philosophie commence sa carrière en admettant la réalité de trois choses : le corps matériel ; la phase supramatérielle de l’être humain, l’âme ou même l’esprit intérieur et le mental humain, mécanisme d’interassociation et d’intercommunication entre l’esprit et la matière, entre le matériel et le spirituel. (LU 101:5.5-8)
[ Las confusiones sobre términos como alma, mente y espíritu son fuente de innumerables disputas filosóficas, por lo que es fundamental definirlos antes de cualquier discusión. Sin entrar en detalles, la tradición distingue para el alma los antiguos sentidos de lo animado (de Aristóteles a Voltaire) y el principio de la vida psíquica. Nuestra concepción del alma difiere significativamente de esto, para nosotros el alma del hombre es una adquisición experiencial. Cuando una criatura mortal elige “hacer la voluntad del Padre celestial”, el espíritu que lleva dentro se convierte en el padre de una nueva realidad en la experiencia humana. La mente mortal y material es la madre de esta misma realidad emergente. La sustancia de esta nueva realidad no es ni material ni espiritual: es morontial. Es el alma inmortal emergente destinada a sobrevivir a la muerte física y comenzar la ascensión al Cielo.]
Todas las divisiones del pensamiento humano están basadas en ciertas suposiciones que, aunque no están probadas, son aceptadas por la sensibilidad constitutiva a la realidad de la dotación mental del hombre. La ciencia inicia su carrera de razonamiento tan alabada suponiendo la realidad de tres cosas: la materia, el movimiento y la vida. La religión se pone en marcha con la suposición de la validez de tres cosas: la mente, el espíritu y el universo —el Ser Supremo. (LU 103:7.11)
[Que el universo pueda ser asimilado al Ser Supremo sorprenderá a muchos, Swedishborg había sospechado algo similar, pero esta idea no puede desarrollarse en este marco.]
La ciencia (conocimiento) se basa en la suposición inherente (la mente ayudante) de que la razón es válida, que el universo es capaz de ser comprendido. (LU 103:9.8) Aunque: En la etapa mortal, nada se puede probar absolutamente; Tanto la ciencia como la religión se basan en suposiciones. (LU 103:7.10)
6.
La ciencia se sustenta en la razón. (LU 103:7.1)La ciencia siempre debe apoyarse en la razón, aunque la imaginación y las hipótesis ayudan a ampliar sus límites. (LU 103:6.11) [¿Puede haber una ciencia evolutiva sin hipótesis?]
Una filosofía mecanicista de la vida y del universo no puede ser científica, porque la ciencia sólo reconoce y trata de los objetos materiales y de los hechos. La filosofía es inevitablemente supercientífica. El hombre es un hecho material de la naturaleza, pero su vida es un fenómeno que trasciende los niveles materiales de la naturaleza, porque manifiesta los atributos controladores de la mente y las cualidades creativas del espíritu. (LU 195:7.9)
[Si la filosofía se basa en una base científica, necesariamente debe evolucionar al mismo tiempo que la ciencia.]
La religión está sustentada por la fe. (LU 103:7.1) La religión dependerá eternamente de la fe, aunque la razón proporciona una influencia estabilizadora y es una sirvienta útil. (LU 103:6.11)
[La fe siempre va más allá del conocimiento, pero la fórmula de Tertuliano “Creo porque es absurdo” es sólo un oxímoron, un truco de retórico.]
7.
La lógica es la técnica de la filosofía, su método de expresión. Dentro del ámbito de la ciencia verdadera, la razón siempre es sensible a la lógica auténtica; dentro del ámbito de la verdadera religión, la fe siempre es lógica cuando es contemplada desde la base de un punto de vista interior, aunque esta fe pueda parecer totalmente sin fundamento desde el punto de vista del enfoque científico, que la contempla desde fuera hacia dentro. Mirando desde fuera hacia dentro, el universo puede parecer material; mirando desde dentro hacia fuera, el mismo universo parece ser totalmente espiritual. La razón surge de la conciencia material, la fe, de la conciencia espiritual, pero gracias a la mediación de una filosofía reforzada por la revelación, la lógica puede confirmar tanto el punto de vista interior como el exterior, estabilizando de este modo tanto a la ciencia como a la religión. Así, a través de un contacto común con la lógica de la filosofía, la ciencia y la religión pueden volverse cada vez más tolerantes la una con la otra, cada vez menos escépticas. (LU 103:7.6)
[Todavía tenemos que tener cuidado con lo que entendemos por lógica. Los antiguos sólo conocían la lógica formal y aristotélica, las matemáticas modernas nos enseñan otros tipos de lógica, incluyendo quizás la lógica difusa.]
La lógica es la técnica de la filosofía, su método de expresión. Dentro del ámbito de la ciencia verdadera, la razón siempre es sensible a la lógica auténtica; dentro del ámbito de la verdadera religión, la fe siempre es lógica cuando es contemplada desde la base de un punto de vista interior, aunque esta fe pueda parecer totalmente sin fundamento desde el punto de vista del enfoque científico, que la contempla desde fuera hacia dentro. Mirando desde fuera hacia dentro, el universo puede parecer material; mirando desde dentro hacia fuera, el mismo universo parece ser totalmente espiritual. La razón surge de la conciencia material, la fe, de la conciencia espiritual, pero gracias a la mediación de una filosofía reforzada por la revelación, la lógica puede confirmar tanto el punto de vista interior como el exterior, estabilizando de este modo tanto a la ciencia como a la religión. Así, a través de un contacto común con la lógica de la filosofía, la ciencia y la religión pueden volverse cada vez más tolerantes la una con la otra, cada vez menos escépticas. (LU 103:7.6)
[Esta es una posición difícil, donde sería importante distinguir claramente la fe y las creencias, algo que rara vez se hace a este nivel.]
La revelación es la única esperanza que tiene el hombre evolutivo para tender un puente sobre el abismo morontial. La fe y la razón, sin la ayuda de la mota, no pueden concebir ni construir un universo lógico. Sin la perspicacia de la mota, el hombre mortal no puede discernir la bondad, el amor y la verdad en los fenómenos del mundo material. (LU 103:6.13)
[La historia debería mostrarnos que ni la bondad ni el amor ni la verdad pertenecen a los mitos primitivos.]
8.
Dios es tan real y absoluto que no se puede ofrecer, como testimonio de su realidad, ningún signo material de prueba ni ninguna demostración de supuestos milagros. Siempre llegaremos a conocerlo porque confiamos en él, y nuestra creencia en él está totalmente basada en nuestra participación personal en las manifestaciones divinas de su realidad infinita. (LU 102:1.5)
[El intelecto es sólo una parte de la mente]
Dios es tan real y absoluto que no se puede ofrecer, como testimonio de su realidad, ningún signo material de prueba ni ninguna demostración de supuestos milagros. Siempre llegaremos a conocerlo porque confiamos en él, y nuestra creencia en él está totalmente basada en nuestra participación personal en las manifestaciones divinas de su realidad infinita. (LU 102:1.5)
[La noción de personalidad es compleja, es uno de los grandes misterios del universo, para simplificar diremos que la personalidad tiene una función unificadora, que es única e invariante.]
9.
La verdad es la base de la ciencia y de la filosofía, y representa el fundamento intelectual de la religión. La belleza patrocina el arte, la música y los ritmos significativos de toda experiencia humana. La bondad engloba el sentido de la ética, la moralidad y la religión —el hambre de perfección experiencial.
La verdad es la base de la ciencia y de la filosofía, y representa el fundamento intelectual de la religión. La belleza patrocina el arte, la música y los ritmos significativos de toda experiencia humana. La bondad engloba el sentido de la ética, la moralidad y la religión —el hambre de perfección experiencial. (LU 56:10.10)
10.
En la evolución, la religión conduce con frecuencia al hombre a crear sus conceptos de Dios; la revelación manifiesta el fenómeno de Dios haciendo evolucionar al hombre mismo, mientras que en la vida terrestre de Cristo Miguel contemplamos el fenómeno de Dios revelándose al hombre. La evolución tiende a hacer a Dios semejante al hombre; la revelación tiende a hacer al hombre semejante a Dios.
En la evolución, la religión conduce con frecuencia al hombre a crear sus conceptos de Dios; la revelación manifiesta el fenómeno de Dios haciendo evolucionar al hombre mismo, mientras que en la vida terrestre de Cristo Miguel contemplamos el fenómeno de Dios revelándose al hombre. La evolución tiende a hacer a Dios semejante al hombre; la revelación tiende a hacer al hombre semejante a Dios.
En la evolución, la religión conduce con frecuencia al hombre a crear sus conceptos de Dios; la revelación manifiesta el fenómeno de Dios haciendo evolucionar al hombre mismo, mientras que en la vida terrestre de Cristo Miguel contemplamos el fenómeno de Dios revelándose al hombre. La evolución tiende a hacer a Dios semejante al hombre; la revelación tiende a hacer al hombre semejante a Dios.
En la evolución, la religión conduce con frecuencia al hombre a crear sus conceptos de Dios; la revelación manifiesta el fenómeno de Dios haciendo evolucionar al hombre mismo, mientras que en la vida terrestre de Cristo Miguel contemplamos el fenómeno de Dios revelándose al hombre. La evolución tiende a hacer a Dios semejante al hombre; la revelación tiende a hacer al hombre semejante a Dios. (LU 102:3.14)
11.
El problema del pecado no existe por sí mismo en el mundo finito. El hecho de ser finito no es malo ni pecaminoso. El mundo finito ha sido hecho por un Creador infinito —es la obra de sus Hijos divinos— y por lo tanto debe ser bueno. Lo que da origen al mal y al pecado es el mal uso, la deformación y la desnaturalización de lo finito.
El problema del pecado no existe por sí mismo en el mundo finito. El hecho de ser finito no es malo ni pecaminoso. El mundo finito ha sido hecho por un Creador infinito —es la obra de sus Hijos divinos— y por lo tanto debe ser bueno. Lo que da origen al mal y al pecado es el mal uso, la deformación y la desnaturalización de lo finito.
El problema del pecado no existe por sí mismo en el mundo finito. El hecho de ser finito no es malo ni pecaminoso. El mundo finito ha sido hecho por un Creador infinito —es la obra de sus Hijos divinos— y por lo tanto debe ser bueno. Lo que da origen al mal y al pecado es el mal uso, la deformación y la desnaturalización de lo finito.
El problema del pecado no existe por sí mismo en el mundo finito. El hecho de ser finito no es malo ni pecaminoso. El mundo finito ha sido hecho por un Creador infinito —es la obra de sus Hijos divinos— y por lo tanto debe ser bueno. Lo que da origen al mal y al pecado es el mal uso, la deformación y la desnaturalización de lo finito. (LU 111:6.3)
[Distinguimos, como Hegel, la moralidad como una relación de individuo a individuo y la ética como una relación con el grupo.]
12.
La ciencia clasifica a los hombres; la religión ama a los hombres, incluso como a vosotros mismos; la sabiduría hace justicia a los distintos hombres; pero la revelación glorifica al hombre y revela su capacidad para asociarse con Dios.
La ciencia clasifica a los hombres; la religión ama a los hombres, incluso como a vosotros mismos; la sabiduría hace justicia a los distintos hombres; pero la revelación glorifica al hombre y revela su capacidad para asociarse con Dios.
La ciencia clasifica a los hombres; la religión ama a los hombres, incluso como a vosotros mismos; la sabiduría hace justicia a los distintos hombres; pero la revelación glorifica al hombre y revela su capacidad para asociarse con Dios.
La ciencia clasifica a los hombres; la religión ama a los hombres, incluso como a vosotros mismos; la sabiduría hace justicia a los distintos hombres; pero la revelación glorifica al hombre y revela su capacidad para asociarse con Dios. (LU 102:3.7)
13.
La ciencia se esfuerza en vano por crear la fraternidad de la cultura; la religión engendra la fraternidad del espíritu. La filosofía lucha por la fraternidad de la sabiduría; la revelación describe la fraternidad eterna, el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad.
La ciencia se esfuerza en vano por crear la fraternidad de la cultura; la religión engendra la fraternidad del espíritu. La filosofía lucha por la fraternidad de la sabiduría; la revelación describe la fraternidad eterna, el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad.
La ciencia se esfuerza en vano por crear la fraternidad de la cultura; la religión engendra la fraternidad del espíritu. La filosofía lucha por la fraternidad de la sabiduría; la revelación describe la fraternidad eterna, el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad.
La ciencia se esfuerza en vano por crear la fraternidad de la cultura; la religión engendra la fraternidad del espíritu. La filosofía lucha por la fraternidad de la sabiduría; la revelación describe la fraternidad eterna, el Cuerpo Paradisiaco de la Finalidad. (LU 102:3.8)
[Lo que es esta eterna fraternidad está bastante lejos de la tradición cristiana, la del descanso y la contemplación de la Deidad, de la tradición musulmana, de un Paraíso donde fluye leche y miel, o de la tradición budista, la forma de un Nirvana en el que la personalidad se disuelve, es el de pertenecer a un Cuerpo Paradisíaco de Finalidad continuamente en busca de algo más allá del tiempo finito y encontrarlo en el servicio.]
14.
El conocimiento produce orgullo en el hecho de la personalidad; la sabiduría es la conciencia del significado de la personalidad; la religión es la experiencia del conocimiento del valor de la personalidad; la revelación es la seguridad de la supervivencia de la personalidad.
El conocimiento produce orgullo en el hecho de la personalidad; la sabiduría es la conciencia del significado de la personalidad; la religión es la experiencia del conocimiento del valor de la personalidad; la revelación es la seguridad de la supervivencia de la personalidad.
El conocimiento produce orgullo en el hecho de la personalidad; la sabiduría es la conciencia del significado de la personalidad; la religión es la experiencia del conocimiento del valor de la personalidad; la revelación es la seguridad de la supervivencia de la personalidad.
El conocimiento produce orgullo en el hecho de la personalidad; la sabiduría es la conciencia del significado de la personalidad; la religión es la experiencia del conocimiento del valor de la personalidad; la revelación es la seguridad de la supervivencia de la personalidad. (LU 102:3.9)
15.
En la ciencia, la idea precede a la expresión de su realización; en la religión, la experiencia de la realización precede a la expresión de la idea. Existe una inmensa diferencia entre la voluntad evolutiva de creer y el producto de la razón iluminada, la perspicacia religiosa y la revelación —la voluntad que cree.
En la ciencia, la idea precede a la expresión de su realización; en la religión, la experiencia de la realización precede a la expresión de la idea. Existe una inmensa diferencia entre la voluntad evolutiva de creer y el producto de la razón iluminada, la perspicacia religiosa y la revelación —la voluntad que cree. (LU 102:3.13)
Método científico:
La razón es el método de la ciencia; la fe es el método de la religión; la lógica es la técnica que intenta utilizar la filosofía. La revelación compensa la ausencia del punto de vista morontial, proporcionando una técnica para conseguir unificar la comprensión de la realidad y de las relaciones entre la materia y el espíritu por mediación de la mente. La verdadera revelación nunca hace antinatural a la ciencia, irrazonable a la religión o ilógica a la filosofía. (LU 101:2.2)
En religión, Jesús defendió y siguió el método de la experiencia, al igual que la ciencia moderna utiliza la técnica experimental. Encontramos a Dios mediante las directrices de la perspicacia espiritual, pero nos acercamos a esta perspicacia del alma mediante el amor de lo bello, la búsqueda de la verdad, la fidelidad al deber y la adoración de la bondad divina. Pero de todos estos valores, el amor es el verdadero guía que conduce a la perspicacia auténtica. (LU 195:5.14)
La ciencia trata de identificar, analizar y clasificar las partes segmentadas del cosmos ilimitado. La religión capta la idea del todo, el cosmos total. La filosofía intenta identificar los segmentos materiales de la ciencia con el concepto del todo basado en la perspicacia espiritual del todo. Allí donde la filosofía fracasa en este intento, la revelación tiene éxito, afirmando que el círculo cósmico es universal, eterno, absoluto e infinito. Este cosmos del Infinito YO SOY{6} es por tanto interminable, ilimitado, y lo incluye todo —sin tiempo, sin espacio e incalificado. Y atestiguamos que el Infinito YO SOY es también el Padre de Miguel de Nebadon y el Dios de la salvación humana. (LU 102:3.10)
La religión evolutiva no prevé llevar a cabo cambios o revisiones; a diferencia de la ciencia, no asegura su propia corrección progresiva. La religión evolucionada infunde respeto porque sus seguidores creen que es La Verdad; «la fe entregada a los santos en otro tiempo»{4} debe ser, en teoría, definitiva e infalible a la vez. El culto se resiste al desarrollo porque el auténtico progreso modificará o destruirá con toda seguridad al culto mismo; por eso la revisión siempre ha de serle impuesta. (LU 92:3.4)
Método de filosofía:
La religión evolutiva no prevé llevar a cabo cambios o revisiones; a diferencia de la ciencia, no asegura su propia corrección progresiva. La religión evolucionada infunde respeto porque sus seguidores creen que es La Verdad; «la fe entregada a los santos en otro tiempo»{4} debe ser, en teoría, definitiva e infalible a la vez. El culto se resiste al desarrollo porque el auténtico progreso modificará o destruirá con toda seguridad al culto mismo; por eso la revisión siempre ha de serle impuesta. (LU 92:3.4)
La razón es la prueba de la ciencia, la fe es la prueba de la religión, la lógica es la prueba de la filosofía, pero la revelación sólo es validada por la experiencia humana. La ciencia proporciona el conocimiento; la religión proporciona la felicidad; la filosofía proporciona la unidad; la revelación confirma la armonía experiencial de este acercamiento trino a la realidad universal. (LU 101:2.8)
En la ciencia, el yo humano observa el mundo material; la filosofía es la observación de esta observación del mundo material; la religión, la verdadera experiencia espiritual, es la comprensión experiencial de la realidad cósmica de la observación de la observación de toda esta síntesis relativa de los elementos energéticos del tiempo y del espacio. Construir una filosofía sobre el universo basada exclusivamente en el materialismo es ignorar el hecho de que todas las cosas materiales son concebidas inicialmente como reales en la experiencia de la conciencia humana. El observador no puede ser la cosa observada; la evaluación necesita que se trascienda un poco a la cosa evaluada. (LU 112:2.12)
Método de religión:
La ciencia trata de identificar, analizar y clasificar las partes segmentadas del cosmos ilimitado. La religión capta la idea del todo, el cosmos total. La filosofía intenta identificar los segmentos materiales de la ciencia con el concepto del todo basado en la perspicacia espiritual del todo. Allí donde la filosofía fracasa en este intento, la revelación tiene éxito, afirmando que el círculo cósmico es universal, eterno, absoluto e infinito. Este cosmos del Infinito YO SOY{6} es por tanto interminable, ilimitado, y lo incluye todo —sin tiempo, sin espacio e incalificado. Y atestiguamos que el Infinito YO SOY es también el Padre de Miguel de Nebadon y el Dios de la salvación humana. (LU 102:3.10)
La religión no está basada en los hechos de la ciencia, ni en las obligaciones de la sociedad, ni en las suposiciones de la filosofía, ni en los deberes implícitos de la moralidad. La religión es un campo independiente de reacción humana a las situaciones de la vida, y aparece infaliblemente en todas las fases del desarrollo humano posteriores a la moral. La religión puede impregnar los cuatro niveles de la comprensión de los valores y del disfrute de la fraternidad universal: el nivel físico o material de la preservación de sí mismo; el nivel social o emocional de la fraternidad; el nivel moral de la razón o del deber; y el nivel espiritual de la conciencia de la fraternidad universal mediante la adoración divina. (LU 5:5.2)
La razón es el método de la ciencia; la fe es el método de la religión; la lógica es la técnica que intenta utilizar la filosofía. La revelación compensa la ausencia del punto de vista morontial, proporcionando una técnica para conseguir unificar la comprensión de la realidad y de las relaciones entre la materia y el espíritu por mediación de la mente. La verdadera revelación nunca hace antinatural a la ciencia, irrazonable a la religión o ilógica a la filosofía. (LU 101:2.2)
La razón es la prueba de la ciencia, la fe es la prueba de la religión, la lógica es la prueba de la filosofía, pero la revelación sólo es validada por la experiencia humana. La ciencia proporciona el conocimiento; la religión proporciona la felicidad; la filosofía proporciona la unidad; la revelación confirma la armonía experiencial de este acercamiento trino a la realidad universal. (LU 101:2.8)
La religión evolutiva no prevé llevar a cabo cambios o revisiones; a diferencia de la ciencia, no asegura su propia corrección progresiva. La religión evolucionada infunde respeto porque sus seguidores creen que es La Verdad; «la fe entregada a los santos en otro tiempo»{4} debe ser, en teoría, definitiva e infalible a la vez. El culto se resiste al desarrollo porque el auténtico progreso modificará o destruirá con toda seguridad al culto mismo; por eso la revisión siempre ha de serle impuesta. (LU 92:3.4)
[Por eso siempre se le debe imponer la revisión. Esta revisión le es impuesta por la presión de una moral que progresa lentamente y por la iluminación periódica de las revelaciones de la época.]
Método de revelación:
El hecho de la religión consiste enteramente en la experiencia religiosa de los seres humanos racionales y corrientes. Éste es el único sentido en el que la religión puede ser considerada como científica o incluso psicológica. La prueba de que la revelación es revelación consiste en este mismo hecho de la experiencia humana: el hecho de que la revelación sintetiza las ciencias aparentemente divergentes de la naturaleza y la teología de la religión en una filosofía del universo coherente y lógica, en una explicación coordinada e ininterrumpida tanto de la ciencia como de la religión, creando así una armonía mental y una satisfacción espiritual que contesta, en la experiencia humana, a aquellos interrogantes de la mente mortal que ansía saber de qué manera el Infinito pone en práctica su voluntad y realiza sus planes en la materia, con las mentes y sobre el espíritu. (LU 101:2.1)
La persecución del conocimiento constituye la ciencia; la búsqueda de la sabiduría es la filosofía; el amor a Dios es la religión; el hambre de la verdad es una revelación. Pero el Ajustador del Pensamiento interior es el que conecta el sentimiento de la realidad con la perspicacia espiritual humana del cosmos. (LU 102:3.12)
Su método es clasificación y afirmación.
La revelación es una técnica que permite ahorrar grandes períodos de tiempo en el trabajo necesario de clasificar y separar los errores de la evolución de las verdades conseguidas por medio del espíritu. (LU 101:5.1)
La afirmación: La revelación afirma que hay unidad entre el hecho de la Deidad, la idea de lo Absoluto y la personalidad espiritual de Dios; además, presenta este concepto como nuestro Padre: el hecho universal de la existencia, la idea eterna de la mente y el espíritu infinito de la vida. (LU 102:3.11) En los puntos donde falla la filosofía…la revelación triunfa al afirmar que el círculo cósmico es universal, eterno, absoluto e infinito. (LU 102:3.10)
La ciencia termina su investigación, por medio de la razón, en la hipótesis de una Causa Primera. La religión no se detiene en su trayectoria de fe hasta estar segura de la existencia de un Dios de salvación. Los estudios discriminatorios de la ciencia sugieren lógicamente la realidad y la existencia de un Absoluto. La religión cree sin reservas en la existencia y en la realidad de un Dios que fomenta la supervivencia de la personalidad. Aquello que la metafísica no logra hacer de ninguna manera, y aquello que incluso la filosofía sólo logra hacer parcialmente, la revelación lo consigue: es decir, afirmar que esta Causa Primera de la ciencia y que el Dios de salvación de la religión son una sola y misma Deidad. (LU 101:2.7)
Objeto de la ciencia:
Las metas de la ciencia son idénticas a las de la magia. La humanidad progresa de la magia a la ciencia, no por medio de la meditación y la razón, sino más bien de manera gradual y penosa a través de una larga experiencia. El hombre llega paulatinamente de espaldas a la verdad; empieza en el error, progresa en el error, y alcanza finalmente el umbral de la verdad. Sólo se ha puesto a mirar hacia adelante con la llegada del método científico. Pero el hombre primitivo tenía que experimentar o perecer. (LU 88:4.5)
Objeto de la filosofía:
La ciencia es el intento del hombre por estudiar su entorno físico, el mundo de la energía-materia; la religión es la experiencia del hombre con el cosmos de los valores espirituales; la filosofía ha sido desarrollada por el esfuerzo mental del hombre por organizar y correlacionar los hallazgos de estos conceptos ampliamente separados en algo semejante a una actitud razonable y unificada ante el cosmos. La filosofía, clarificada por la revelación, funciona aceptablemente en ausencia de la mota y en presencia del derrumbamiento y el fracaso de la metafísica, creada por la razón del hombre para sustituir a la mota. (LU 103:6.9)
Función y propósito de la religión:
La finalidad de la educación es desarrollar y agudizar estos dones innatos de la mente humana; la de la civilización es expresarlos; la de la experiencia de la vida, realizarlos; la de la religión, ennoblecerlos; y la de la personalidad, unificarlos. (LU 16:6.11)
La función de la religión evolutiva primitiva consiste en conservar y aumentar los valores sociales, morales y espirituales esenciales que van tomando forma lentamente. La humanidad no observa conscientemente esta misión de la religión, pero es llevada a cabo principalmente por la función de la oración. La práctica de la oración representa el esfuerzo no deliberado, pero sin embargo personal y colectivo, de un grupo cualquiera por asegurar (por realizar) esta conservación de los valores superiores. Sin la salvaguardia de la oración, todos los días de fiesta volverían rápidamente a la categoría de simples días de vacaciones. (LU 91:1.1)
La verdadera religión debe ser siempre y al mismo tiempo el eterno fundamento y la estrella orientadora de todas las civilizaciones duraderas. (LU 92:7.15)
La sociedad de Urantia nunca puede esperar estabilizarse como en las épocas pasadas. El navío social ha zarpado de las bahías abrigadas de la tradición establecida, y ha empezado a navegar en el alta mar del destino evolutivo; el alma del hombre necesita, como nunca antes en toda la historia del mundo, escudriñar cuidadosamente sus mapas de moralidad y observar esmeradamente la brújula de su orientación religiosa. La misión suprema de la religión, como influencia social, consiste en estabilizar los ideales de la humanidad durante esos peligrosos períodos de transición entre una fase de civilización y la siguiente, entre un nivel de cultura y el siguiente. (LU 99:1.3)
La tarea de la religión consiste en crear, sostener e inspirar en el ciudadano individual la lealtad cósmica que lo dirija a lograr el éxito en el progreso de todos estos servicios sociales difíciles, pero deseables. (LU 99:3.16)
La finalidad de la religión no es satisfacer la curiosidad sobre Dios, sino más bien proporcionar la constancia intelectual y la seguridad filosófica, estabilizar y enriquecer la vida humana mezclando lo mortal con lo divino, lo parcial con lo perfecto, el hombre y Dios. Es a través de la experiencia religiosa como los conceptos humanos de la idealidad son dotados de realidad. (LU 101:10.5)
Además, existen otros tipos de almas inestables y mal disciplinadas que suelen utilizar las ideas sentimentales de la religión como camino para eludir las exigencias enojosas de la vida. Cuando ciertos mortales vacilantes y asustadizos intentan escapar de la presión incesante de la vida evolutiva, la religión, tal como ellos la conciben, parece ofrecerles el refugio más cercano, la mejor escapatoria. Pero la religión tiene la misión de preparar al hombre para enfrentarse de manera valiente, e incluso heroica, a las vicisitudes de la vida. La religión es el don supremo del hombre evolutivo, la única cosa que le permite seguir adelante y «aguantar como si viera a Aquel que es invisible»{5}. Sin embargo, el misticismo es a menudo una especie de retirada de la vida, siendo abrazado por aquellos humanos que no disfrutan con las actividades más vigorosas de una vida religiosa vivida en las esferas abiertas de la sociedad y del comercio humanos. La verdadera religión debe actuar. El comportamiento es una consecuencia de la religión cuando el hombre tiene realmente una, o más bien cuando el hombre permite que la religión lo posea verdaderamente. La religión nunca se sentirá satisfecha con unos simples pensamientos o con unos sentimientos pasivos. (LU 102:2.8)
Función y propósito de la revelación:
La razón es el método de la ciencia; la fe es el método de la religión; la lógica es la técnica que intenta utilizar la filosofía. La revelación compensa la ausencia del punto de vista morontial, proporcionando una técnica para conseguir unificar la comprensión de la realidad y de las relaciones entre la materia y el espíritu por mediación de la mente. La verdadera revelación nunca hace antinatural a la ciencia, irrazonable a la religión o ilógica a la filosofía. (LU 101:2.2)
La filosofía, para poder prestar el mayor servicio tanto a la ciencia como a la religión, debería evitar los extremos del materialismo y del panteísmo. Sólo una filosofía que reconoce la realidad de la personalidad —la permanencia en presencia del cambio— puede tener un valor moral para el hombre, puede servir de enlace entre las teorías de la ciencia material y las de la religión espiritual. La revelación viene a compensar la fragilidad de la filosofía en evolución. (LU 103:8.6)
La revelación es evolutiva pero siempre progresiva. A lo largo de las épocas de la historia de un mundo, las revelaciones de la religión son cada vez más extensas y sucesivamente más instructivas. La misión de la revelación consiste en clasificar y censurar las religiones sucesivas de la evolución. Pero si la revelación ha de engrandecer y elevar las religiones de la evolución, entonces estas visitas divinas deben presentar unas enseñanzas que no estén demasiado alejadas de las ideas y reacciones de la época en que son presentadas. Por eso la revelación debe mantenerse siempre en contacto con la evolución, y lo hace de hecho. La religión revelada ha de estar siempre limitada por la capacidad del hombre para recibirla. (LU 92:4.1)
Acción de la ciencia:
Los herreros fueron el primer grupo no religioso que disfrutó de privilegios especiales. Eran considerados neutrales durante las guerras, y este tiempo libre adicional los llevó a convertirse, como clase, en los políticos de la sociedad primitiva. Pero debido a los grandes abusos que hicieron de estos privilegios, los herreros fueron odiados universalmente, y los curanderos se apresuraron en fomentar este odio por sus rivales. En esta primera contienda entre la ciencia y la religión, la religión (la superstición) fue la que triunfó. Después de ser arrojados fuera de los pueblos, los herreros mantuvieron las primeras posadas, las primeras casas de huéspedes públicas, en las afueras de las poblaciones. (LU 69:3.6)
La ciencia enseña al hombre a hablar el nuevo lenguaje de las matemáticas y disciplina sus pensamientos según unas líneas de precisión rigurosa. La ciencia estabiliza también la filosofía mediante la eliminación de los errores, y al mismo tiempo purifica la religión gracias a la destrucción de las supersticiones. (LU 81:6.10)
La eliminación filosófica del miedo religioso y el progreso continuo de la ciencia aumentan enormemente la mortandad de los falsos dioses; y aunque esta desaparición de las deidades creadas por los hombres pueda nublar momentáneamente la visión espiritual, termina por destruir la ignorancia y la superstición que tanto tiempo ocultaron al Dios viviente del amor eterno. La relación entre la criatura y el Creador es una experiencia viviente, una fe religiosa dinámica, que no está sujeta a una definición precisa. Aislar una parte de la vida y llamarla religión es desintegrar la vida y desvirtuar la religión. Ésta es precisamente la razón por la que el Dios de la adoración exige una fidelidad total, o ninguna. (LU 102:6.1)
La ciencia, y no la religión, ha emancipado realmente a la mujer; la fábrica moderna es la que la ha liberado principalmente de los límites del hogar. Las aptitudes físicas del hombre ya no son un elemento esencial en el nuevo mecanismo para sustentarse; la ciencia ha cambiado tanto las condiciones de vida que la fuerza masculina ya no es tan superior a la fuerza femenina. (LU 84:5.7)
La ciencia enseña al hombre a hablar el nuevo lenguaje de las matemáticas y disciplina sus pensamientos según unas líneas de precisión rigurosa. La ciencia estabiliza también la filosofía mediante la eliminación de los errores, y al mismo tiempo purifica la religión gracias a la destrucción de las supersticiones. (LU 81:6.10)
La razón es la prueba de la ciencia, la fe es la prueba de la religión, la lógica es la prueba de la filosofía, pero la revelación sólo es validada por la experiencia humana. La ciencia proporciona el conocimiento; la religión proporciona la felicidad; la filosofía proporciona la unidad; la revelación confirma la armonía experiencial de este acercamiento trino a la realidad universal. (LU 101:2.8)
Acción de la filosofía:
Vuestra religión se está volviendo real porque está saliendo de la esclavitud del miedo y de la servidumbre de la superstición. Vuestra filosofía se esfuerza por emanciparse de los dogmas y de la tradición. Vuestra ciencia está enfrascada en la contienda secular entre la verdad y el error, mientras lucha por liberarse de la servidumbre de la abstracción, de la esclavitud de las matemáticas y de la ceguera relativa del materialismo mecanicista. (LU 12:9.5)
La religión no es la única en ser dogmática; la filosofía natural tiende igualmente a dogmatizar. Cuando un famoso educador religioso razonó que el número siete era fundamental en la naturaleza porque hay siete aberturas en la cabeza humana, si hubiera conocido mejor la química habría podido defender su creencia basándose en un fenómeno verdadero del mundo físico. En todos los universos físicos del tiempo y del espacio, y a pesar de que la constitución decimal de la energía se manifieste de manera universal, existe el recordatorio siempre presente de la realidad de que la premateria tiene una organización electrónica séptuple. (LU 42:9.1)
Algún día, los científicos podrán medir la energía o las manifestaciones de fuerza de la gravedad, de la luz y de la electricidad, pero estos mismos científicos nunca podrán decir (científicamente) qué son estos fenómenos del universo. La ciencia trata de las actividades de la energía física; la religión trata de los valores eternos. La verdadera filosofía procede de la sabiduría, que hace todo lo que puede por correlacionar estas observaciones cuantitativas y cualitativas. Siempre existe el peligro de que el científico que se ocupa de lo puramente físico pueda llegar a sufrir de orgullo matemático y de egoísmo estadístico, sin mencionar la ceguera espiritual. (LU 133:5.4)
La razón es la prueba de la ciencia, la fe es la prueba de la religión, la lógica es la prueba de la filosofía, pero la revelación sólo es validada por la experiencia humana. La ciencia proporciona el conocimiento; la religión proporciona la felicidad; la filosofía proporciona la unidad; la revelación confirma la armonía experiencial de este acercamiento trino a la realidad universal. (LU 101:2.8)
Acción de la religión:
Pero estas medidas sólo pueden dar sus verdaderos frutos en los lejanos milenios del futuro, aunque la manipulación inteligente, sabia y paciente de estos factores aceleradores del progreso cultural producirá inmediatamente muchas mejoras sociales. La religión es la palanca poderosa que levanta a la civilización por encima del caos, pero se encuentra impotente sin el punto de apoyo de una mente sana y normal, que descanse firmemente sobre una herencia sana y normal. (LU 70:8.18)
- El factor espiritual. Durante la era de las emigraciones anditas, los chinos se encontraban entre los pueblos más espirituales de la Tierra. Su prolongada adhesión al culto de la Verdad Única proclamada por Singlangtón los mantuvo por delante de la mayoría de las otras razas. El estímulo de una religión avanzada y progresiva es a menudo un factor decisivo en el desarrollo cultural. Mientras la India languidecía, China hacía grandes progresos bajo el estímulo vigorizador de una religión en la que la verdad se conservaba como si fuera la Deidad suprema. (LU 79:6.10)
Aunque la religión produce el crecimiento de los significados y el realce de los valores, cuando las evaluaciones puramente personales son elevadas a unos niveles absolutos, el resultado siempre es un mal. El niño evalúa la experiencia con arreglo a su contenido de placer; la madurez es proporcional a la sustitución del placer personal por los significados superiores, e incluso por la lealtad a los conceptos más elevados de las situaciones diversificadas de la vida y de las relaciones cósmicas. (LU 100:1.1)
La razón es la prueba de la ciencia, la fe es la prueba de la religión, la lógica es la prueba de la filosofía, pero la revelación sólo es validada por la experiencia humana. La ciencia proporciona el conocimiento; la religión proporciona la felicidad; la filosofía proporciona la unidad; la revelación confirma la armonía experiencial de este acercamiento trino a la realidad universal. (LU 101:2.8)
Acción de la revelación:
La fe revela a Dios en el alma. La revelación, sustituta de la perspicacia morontial en un mundo evolutivo, permite al hombre ver en la naturaleza al mismo Dios que la fe le muestra en su alma. La revelación consigue así colmar con éxito el abismo existente entre lo material y lo espiritual, e incluso entre la criatura y el Creador, entre el hombre y Dios. (LU 101:2.10)
Ninguna supuesta revelación de la religión puede ser considerada como auténtica si no logra reconocer las exigencias del deber de las obligaciones éticas que han sido creadas y fomentadas por la religión evolutiva anterior. La revelación amplía infaliblemente el horizonte ético de la religión evolutiva, extendiendo simultánea e indefectiblemente las obligaciones morales de todas las revelaciones anteriores. (LU 101:9.1)
La religión evolutiva descansa enteramente sobre la fe. La revelación posee la seguridad adicional de presentar extensamente las verdades de la divinidad y de la realidad, y el testimonio aun más valioso de la experiencia real que se acumula como consecuencia de la unión práctica activa entre la fe de la evolución y la verdad de la revelación. Esta unión activa entre la fe humana y la verdad divina constituye la posesión de un carácter que está bien encaminado hacia la adquisición efectiva de una personalidad morontial. (LU 101:5.12)
La ciencia, el conocimiento, conduce a la conciencia de los hechos; la religión, la experiencia, conduce a la conciencia de los valores; la filosofía, la sabiduría, conduce a la conciencia coordinada; la revelación (la sustituta de la mota morontial) conduce a la conciencia de la verdadera realidad; mientras que la coordinación de la conciencia de los hechos, los valores y la verdadera realidad constituye el tener conciencia de la realidad de la personalidad, lo máximo del ser, junto con la creencia en la posibilidad de la supervivencia de esta misma personalidad. (LU 102:3.5)
La revelación tiende a hacer que el hombre se parezca a Dios. (LU 102:3.14) Las religiones de revelación atraen a los hombres a la búsqueda de un Dios de amor porque sienten el ardiente deseo de llegar a ser como él. (LU 5:4.1)
La religión revelada es el elemento unificador de la existencia humana. La revelación unifica la historia, coordina la geología, la astronomía, la física, la química, la biología, la sociología y la psicología. La experiencia espiritual es la verdadera alma del cosmos del hombre. (LU 102:4.6)
La metafísica ha resultado ser un fracaso; el hombre no puede percibir la mota. La revelación es la única técnica que puede compensar, en un mundo material, la ausencia de la sensibilidad de la mota a la verdad. La revelación clarifica con autoridad la confusión de la metafísica desarrollada por la razón en una esfera evolutiva. (LU 103:6.8)
Lo que la ciencia no puede hacer:
La existencia de Dios nunca se podrá demostrar mediante los experimentos científicos ni las deducciones lógicas de la razón pura. Dios sólo se puede comprender en las esferas de la experiencia humana; sin embargo, el verdadero concepto de la realidad de Dios es razonable para la lógica, plausible para la filosofía, esencial para la religión e indispensable para cualquier esperanza de supervivencia de la personalidad. (LU 1:2.7)
«Cuando el alma humana está madura, ennoblecida y espiritualizada, se acerca al estado celestial en el sentido de que casi llega a ser una entidad intermedia entre lo material y lo espiritual, entre el yo material y el espíritu divino. El alma evolutiva de un ser humano es difícil de describir y aun más difícil de demostrar, porque no puede ser descubierta por el método de la investigación material ni por el de la prueba espiritual. La ciencia material no puede demostrar la existencia de un alma, y la prueba puramente espiritual tampoco. A pesar de que la ciencia material y los criterios espirituales no puedan descubrir la existencia del alma humana, todo mortal moralmente consciente conoce la existencia de su alma como una experiencia personal real y efectiva». (LU 133:6.7)
Es el científico, y no la ciencia, el que percibe la realidad de un universo de energía y materia en evolución y progreso. Es el artista, y no el arte, el que demuestra la existencia del mundo morontial transitorio interpuesto entre la existencia material y la libertad espiritual. Es la persona religiosa, y no la religión, la que prueba la existencia de las realidades del espíritu y de los valores divinos que se habrán de encontrar durante el progreso en la eternidad. (LU 195:7.23)
Lo que la filosofía no puede hacer:
Demuestra la existencia de Dios:
La existencia de Dios nunca se podrá demostrar mediante los experimentos científicos ni las deducciones lógicas de la razón pura. Dios sólo se puede comprender en las esferas de la experiencia humana; sin embargo, el verdadero concepto de la realidad de Dios es razonable para la lógica, plausible para la filosofía, esencial para la religión e indispensable para cualquier esperanza de supervivencia de la personalidad. (LU 1:2.7)
Las matemáticas, la lógica o la filosofía no pueden captar la realidad última del universo, sólo puede hacerlo la experiencia personal que se conforma progresivamente a la voluntad divina de un Dios personal. Ni la ciencia, ni la filosofía ni la teología pueden validar la personalidad de Dios. Sólo la experiencia personal de los hijos por la fe del Padre celestial puede llevar a cabo la verdadera comprensión espiritual de la personalidad de Dios. (LU 1:7.5)
Lo que la religión no puede hacer:
Pero estas medidas sólo pueden dar sus verdaderos frutos en los lejanos milenios del futuro, aunque la manipulación inteligente, sabia y paciente de estos factores aceleradores del progreso cultural producirá inmediatamente muchas mejoras sociales. La religión es la palanca poderosa que levanta a la civilización por encima del caos, pero se encuentra impotente sin el punto de apoyo de una mente sana y normal, que descanse firmemente sobre una herencia sana y normal. (LU 70:8.18)
La religión no puede volverse nunca un hecho científico. La filosofía puede descansar en verdad sobre una base científica, pero la religión seguirá siendo siempre evolutiva o revelada, o una posible combinación de las dos, tal como sucede en el mundo de hoy en día. (LU 92:7.1)
La revelación es evolutiva pero siempre progresiva. A lo largo de las épocas de la historia de un mundo, las revelaciones de la religión son cada vez más extensas y sucesivamente más instructivas. La misión de la revelación consiste en clasificar y censurar las religiones sucesivas de la evolución. Pero si la revelación ha de engrandecer y elevar las religiones de la evolución, entonces estas visitas divinas deben presentar unas enseñanzas que no estén demasiado alejadas de las ideas y reacciones de la época en que son presentadas. Por eso la revelación debe mantenerse siempre en contacto con la evolución, y lo hace de hecho. La religión revelada ha de estar siempre limitada por la capacidad del hombre para recibirla. (LU 92:4.1)
La religión institucional no puede proporcionar inspiración ni ofrecer directrices para esta reconstrucción social y esta reorganización económica inminentes a escala mundial, porque se ha vuelto desgraciadamente una parte más o menos orgánica del orden social y del sistema económico que están destinados a ser reconstruidos. Sólo la verdadera religión de la experiencia espiritual personal puede ejercer sus funciones de manera útil y creativa en la crisis actual de la civilización. (LU 99:2.1)
Lo que la revelación no puede hacer:
- Los documentos de Urantia. Los documentos, de los cuales éste mismo forma parte, constituyen la presentación más reciente de la verdad a los mortales de Urantia. Estos documentos difieren de todas las revelaciones anteriores, ya que no son el trabajo de una sola personalidad del universo, sino una presentación compuesta realizada por numerosos seres. Pero ninguna revelación puede ser nunca completa hasta que no se alcanza al Padre Universal. Todos los demás ministerios celestiales no son más que parciales, transitorios y prácticamente adaptados a las condiciones locales en el tiempo y el espacio. Aunque una confesión como ésta quizás pueda reducir la fuerza y la autoridad inmediatas de todas las revelaciones, ha llegado la hora en que es conveniente hacer estas sinceras declaraciones incluso a riesgo de debilitar la influencia y la autoridad futuras de esta obra, que es la revelación más reciente de la verdad para las razas mortales de Urantia. (LU 92:4.9)
Superación de ciertos límites: La religión de la revelación siempre está limitada por la capacidad de los hombres para recibirla. (LU 92:4.1) Las leyes que rigen la revelación nos obstaculizan mucho, porque prohíben la transmisión de conocimientos inmerecidos o prematuros. (LU 101:4.1)
Qué debería hacer la ciencia:
La ciencia debería hacer materialmente por el hombre lo que la religión hace espiritualmente por él: ampliar el horizonte de la vida y engrandecer su personalidad. La verdadera ciencia no puede tener ninguna discrepancia duradera con la verdadera religión. El «método científico» es simplemente una vara intelectual para medir las aventuras materiales y los logros físicos. Pero como es material y enteramente intelectual, es totalmente inútil para evaluar las realidades espirituales y las experiencias religiosas. (LU 195:7.2)
Qué debería hacer la filosofía:
El hombre primitivo no diferenciaba entre el nivel de la energía y el nivel del espíritu. La raza violeta y sus sucesores anditas fueron los primeros que intentaron separar lo matemático de lo volitivo. El hombre civilizado ha seguido cada vez más los pasos de los primeros griegos y de los sumerios, los cuales distinguían entre lo animado y lo inanimado. A medida que progrese la civilización, la filosofía tendrá que colmar los abismos cada vez más grandes entre el concepto del espíritu y el concepto de la energía. Pero, en el tiempo del espacio, estas divergencias están unificadas en el Supremo. (LU 103:6.10)
La filosofía más elevada que puede alcanzar el hombre mortal debe estar basada lógicamente en la razón de la ciencia, la fe de la religión y la perspicacia de la verdad que proporciona la revelación. Mediante esta unión, el hombre puede compensar un poco su fracaso en desarrollar una metafísica adecuada y su incapacidad para comprender la mota de la morontia. (LU 103:6.15)
Qué debería hacer la religión:
La religión debe ejercer una poderosa influencia a favor de la estabilidad moral y del progreso espiritual, desempeñando dinámicamente sus funciones en medio de estas condiciones cambiantes y de estos ajustes económicos sin fin. (LU 99:1.2)
La religión no tiene ningún deber nuevo que cumplir, pero se le pide que actúe urgentemente como guía sabia y consejera experimentada en todas estas nuevas situaciones humanas que cambian con rapidez. La sociedad se está volviendo más mecánica, más compacta, más compleja y más críticamente interdependiente. La religión debe ejercer su actividad para impedir que estas nuevas interasociaciones íntimas se vuelvan mutuamente retrógradas o incluso destructivas. La religión debe actuar como la sal cósmica que impide que los fermentos del progreso destruyan el sabor cultural de la civilización. Únicamente el ministerio de la religión puede conducir a estas relaciones sociales y agitaciones económicas nuevas hacia una fraternidad duradera. (LU 99:1.4)
Lo que la filosofía no debe hacer:
Cuando la filosofía del hombre se inclina intensamente hacia el mundo de la materia, se vuelve racionalista o naturalista. Cuando la filosofía se inclina especialmente hacia el nivel espiritual, se vuelve idealista e incluso mística. Cuando la filosofía tiene el desacierto de apoyarse en la metafísica, se vuelve infaliblemente escéptica, confusa. En las épocas pasadas, la mayor parte del conocimiento y de las evaluaciones intelectuales del hombre han caído en una de estas tres deformaciones de la percepción. La filosofía no se atreve a proyectar sus interpretaciones de la realidad de manera lineal como lo hace la lógica; nunca debe olvidar tener en cuenta la simetría elíptica de la realidad y la curvatura esencial de todos los conceptos de relación. (LU 103:6.14)
Después se paseó y habló con Santiago y Judas, los gemelos Alfeo; dirigiéndose a los dos a la vez, les preguntó: «Santiago y Judas, ¿creéis en mí?» Y cuando los dos contestaron: «Sí, Maestro, creemos», Jesús dijo: «Pronto voy a dejaros. Veis que ya os he dejado de manera carnal. Sólo permaneceré poco tiempo con esta forma antes de ir hacia mi Padre. Creéis en mí —sois mis apóstoles, y siempre lo seréis. Continuad creyendo y recordando vuestra asociación conmigo cuando me haya ido, y después de que quizás hayáis regresado al trabajo que hacíais antes de venir a vivir conmigo. No permitáis nunca que un cambio en vuestro trabajo exterior influya en vuestra lealtad. Tened fe en Dios hasta el final de vuestros días en la Tierra. No olvidéis nunca que cuando uno es un hijo de Dios por la fe, todo trabajo honrado en la Tierra es sagrado. Nada de lo que hace un hijo de Dios puede ser corriente. De ahora en adelante, haced pues vuestro trabajo como si fuera para Dios. Y cuando hayáis terminado en este mundo, tengo otros mundos mejores donde trabajaréis igualmente para mí. En todo este trabajo, en este mundo y en los otros, yo trabajaré con vosotros y mi espíritu residirá dentro de vosotros». (LU 192:2.13)
Lo que la religión no debe hacer:
Pero, aunque llamamos la atención sobre el hecho de que la religión fue esencial para el desarrollo y la preservación de la civilización, hay que indicar que la religión natural también ha contribuido mucho a paralizar y detener a la misma civilización que por otra parte fomentaba y mantenía. La religión ha obstaculizado las actividades industriales y el desarrollo económico; ha desperdiciado el trabajo y ha malgastado el capital; no siempre ha ayudado a la familia; no ha fomentado de manera adecuada la paz y la buena voluntad; a veces ha descuidado la educación y retrasado la ciencia; ha empobrecido indebidamente la vida a cambio de un supuesto enriquecimiento de la muerte. La religión evolutiva, la religión humana, ha sido realmente culpable de todas estas equivocaciones, errores y desatinos, y de muchos más; sin embargo, ha mantenido una ética cultural, una moralidad civilizada, y una cohesión social, y ha hecho posible que la religión revelada posterior compensara estos numerosos defectos evolutivos. (LU 92:3.7)
Pero la religión no debería ocuparse directamente de crear nuevos órdenes sociales ni de conservar los antiguos. La verdadera religión se opone a la violencia como técnica de evolución social, pero no se opone a los esfuerzos inteligentes de la sociedad por adaptar sus costumbres y ajustar sus instituciones a las nuevas condiciones económicas y exigencias culturales. (LU 99:0.2)
La religión no debe implicarse orgánicamente en el trabajo laico de la reconstrucción social ni de la reorganización económica. Pero debe seguir activamente el mismo ritmo que todos estos progresos de la civilización, repitiendo con claridad y energía sus mandatos morales y sus preceptos espirituales, su filosofía progresiva de la vida humana y de la supervivencia trascendente. El espíritu de la religión es eterno, pero la forma de expresarlo debe ser expuesta de nuevo cada vez que se revise el diccionario de la lengua humana. (LU 99:1.6)
Aunque las iglesias y todos los demás grupos religiosos deberían mantenerse apartados de toda actividad laica, al mismo tiempo la religión no debe hacer nada por entorpecer o retrasar la coordinación social de las instituciones humanas. El significado de la vida debe continuar creciendo; el hombre debe seguir adelante con su reforma de la filosofía y su clarificación de la religión. (LU 99:7.1)
¿Qué es Dios para la ciencia?
una causa (LU 1:6.2), la Primera Causa (LU 4:4.7), una posibilidad (LU 102:6.8), una hipótesis (LU 101:2.7).
¿Qué es Dios para la filosofía?
El concepto es plausible (LU 1:2.7) él [Dios] es una idea (LU 1:6.2) es el único ser que existe por sí mismo, no dependiendo de ningún ser para su existencia, pero confiriendo benéficamente la existencia real de todas las cosas y de todos los demás seres (LU 4:4.7). es una probabilidad (LU 102:6.8)
¿Qué es Dios para la religión?
es una persona (LU 1:6.2), es el Padre universal y amoroso (LU 4:4.7), es una certeza, una actualidad de la experiencia religiosa (LU 102:6.8).
La verdadera ciencia no puede tener una disputa duradera con la verdadera religión. El “método científico” es simplemente un criterio intelectual para medir las aventuras materiales y los logros físicos. Pero al ser material y enteramente intelectual, este método no sirve en absoluto para evaluar las realidades espirituales y las experiencias religiosas. (LU 195:7.2)
Una de las peculiaridades características de la auténtica seguridad religiosa consiste en que, a pesar del carácter absoluto de sus afirmaciones y de la firmeza de su actitud, el espíritu de su expresión es tan equilibrado y templado que nunca transmite la menor impresión de presunción o de exaltación egoísta. La sabiduría de la experiencia religiosa es en cierto modo una paradoja, ya que es de origen humano y procede al mismo tiempo del Ajustador. La fuerza religiosa no es producto de las prerrogativas personales del individuo, sino más bien la manifestación de la asociación sublime entre el hombre y la fuente eterna de toda sabiduría. Así es como las palabras y los actos de la religión verdadera y no contaminada poseen una autoridad irresistible para todos los mortales iluminados. (LU 102:2.2)
Aunque la religión es exclusivamente una experiencia espiritual personal —conocer a Dios como Padre— el corolario de esta experiencia —conocer al hombre como hermano— implica la adaptación del yo a otros yoes, y esto supone el aspecto social o colectivo de la vida religiosa. La religión es en primer lugar una adaptación interior o personal, y luego se convierte en un asunto de servicio social o de adaptación a un grupo. El hecho de la tendencia gregaria del hombre provoca forzosamente el nacimiento de los grupos religiosos. Lo que les suceda a esos grupos religiosos depende mucho de la inteligencia de sus dirigentes. En las sociedades primitivas, el grupo religioso no siempre es muy diferente de los grupos económicos o políticos. La religión ha sido siempre una conservadora de la moral y una estabilizadora de la sociedad. Y esto continua siendo cierto a pesar de que muchos socialistas y humanistas modernos enseñan lo contrario. (LU 99:5.1)
Pero la verdadera religión es un amor viviente, una vida de servicio. El desapego de la persona religiosa hacia muchas cosas que son puramente temporales y banales no conduce nunca al aislamiento social, y no debería destruir el sentido del humor. La auténtica religión no le quita nada a la existencia humana, sino que añade de hecho unos nuevos significados al conjunto de la vida; genera nuevos tipos de entusiasmo, fervor y valentía. Puede incluso engendrar el espíritu de cruzada, que es más que peligroso si no está controlado por la perspicacia espiritual y la consagración leal a las obligaciones sociales comunes de las lealtades humanas. (LU 100:6.5)
La verdadera religión no es un sistema de creencias filosóficas que se pueda entender y justificar mediante pruebas naturales, y tampoco es una experiencia fantástica y mística de indescriptibles sentimientos de éxtasis que sólo puedan disfrutar los adeptos románticos del misticismo. La religión no es el producto de la razón, pero vista desde dentro, es totalmente razonable. La religión no proviene de la lógica de la filosofía humana, pero como experiencia de los mortales es totalmente lógica. La religión es la experimentación de la divinidad en la conciencia de un ser moral de origen evolutivo; representa una experiencia auténtica con las realidades eternas en el tiempo, la realización de las satisfacciones espirituales mientras se vive todavía en la carne. (LU 101:1.1)
La fe une la perspicacia moral al discernimiento concienzudo de los valores, y el sentido evolutivo preexistente del deber completa el linaje de la verdadera religión. La experiencia de la religión produce finalmente la conciencia cierta de Dios y la seguridad indudable de la supervivencia de la personalidad creyente. (LU 101:1.6)
El hecho de la religión consiste enteramente en la experiencia religiosa de los seres humanos racionales y corrientes. Éste es el único sentido en el que la religión puede ser considerada como científica o incluso psicológica. La prueba de que la revelación es revelación consiste en este mismo hecho de la experiencia humana: el hecho de que la revelación sintetiza las ciencias aparentemente divergentes de la naturaleza y la teología de la religión en una filosofía del universo coherente y lógica, en una explicación coordinada e ininterrumpida tanto de la ciencia como de la religión, creando así una armonía mental y una satisfacción espiritual que contesta, en la experiencia humana, a aquellos interrogantes de la mente mortal que ansía saber de qué manera el Infinito pone en práctica su voluntad y realiza sus planes en la materia, con las mentes y sobre el espíritu. (LU 101:2.1)
- La religión revelada. La actitud hacia el universo que procede del espíritu; la seguridad y la creencia de que las realidades eternas se conservan, de que la personalidad sobrevive y de que finalmente se alcanza la Deidad cósmica, cuyo propósito ha hecho posible todo esto. Tarde o temprano, la religión evolutiva está destinada a recibir la expansión espiritual de la revelación; esto forma parte del plan del universo. (LU 101:5.4)
La revelación, como fenómeno que hace época, es periódica; como experiencia personal humana, es continua. La divinidad actúa en la personalidad de los mortales bajo la forma del Ajustador, el don del Padre, bajo la forma del Espíritu de la Verdad del Hijo, y bajo la forma del Espíritu Santo del Espíritu del Universo, mientras que estas tres dotaciones supermortales están unificadas en la evolución experiencial humana bajo la forma del ministerio del Supremo. (LU 101:2.12)
La Triodidad de lo Manifestado. Esta triodidad consiste en las relaciones recíprocas entre los tres actuales absolutos: (LU 104:5.2)
La religión revelada es el elemento unificador de la existencia humana. La revelación unifica la historia, coordina la geología, la astronomía, la física, la química, la biología, la sociología y la psicología. La experiencia espiritual es la verdadera alma del cosmos del hombre. (LU 102:4.6)
Así pues, parece ser que todo progreso humano se efectúa mediante una técnica de evolución revelatoria conjunta. (LU 196:3.15)
El 99% de este ensayo es una recopilación del Libro de Urantia, poco más he hecho que modificar el orden de presentación.
Jean-Royer
Entendiendo a tu prójimo | Le Lien Urantien — Número 35 — Otoño/Invierno $2 | De la materia al espíritu a través de la mente |