© 1999 Jeffrey Wattles
© 1999 Association Internationale Urantia (IUA)
Jeffrey Wattles
Ohio, Estados Unidos
Como miembros de la familia de nuestro Padre, es un gran privilegio poder enseñar la verdad por medio de lo que decimos y hacemos. Con agradecimiento rezamos pidiendo guía, por las personas con quienes nos relacionamos, por nuestros colegas en la enseñanza, y por la extensión de la realización de la familia de Dios.
Los principios fundamentales expuestos a continuación se derivan, en su mayor parte, de un estudio de modelos de enseñanza revelados. Este documento incluye comentarios y referencias de páginas, así como preguntas y ejercicios para ayudar al lector a ganar una perspicacia nueva y original del estudio del Hijo Eterno, el Espíritu Infinito, y otros seres de los universos, incluido Jesús de Nazaret (LU 7:4.7, LU 8:4.1—LU 8:4.8, LU 9:0.2, LU 20:1.12, LU 32:3.12, LU 35:1.2, LU 35:2.3, LU 39:2.7, LU 50:4.11). Bien sûr, l’étude des modèles soulève la question de savoir quand il faut imiter les modèles autant que possible et quand il faut les adapter.
Ciertamente, el estudio de los modelos abre la cuestión de cuando imitar los modelos, en la medida de lo posible, y cuándo adaptarlos.
Estimule los apetitos (LU 48:7.16).
Relaciónese con las experiencias de la otra persona.
Promueva el descubrimiento.
Sea artístico. Despierte la atención apelando a las emociones o a la imaginación. Luego diríjase a la mente como puerta de entrada previa a la apelación final al espíritu (LU 152:6.3-4, LU 159:3.2, LU 149:3.3). A medida que pasan los días, todo creyente sincero se torna más hábil en atraer a sus semejantes al amor de la verdad eterna. ¿Eres más ingenioso en la revelación del bien a la bumanidad boy, de lo que fuiste ayer? ¿ Sabes recomendar mejor la rectitud este año, que el año pasado? ¿Te estás volviendo cada vez más artístico en la técnica que utilizas para conducir a las almas hambrientas al reino espiritual? [LU 156:5.15] Sea flexible en su lenguaje. Sea vivo, p.ej., con el uso de las parábolas. Vivo no significa llamativo. En todas sus enseñañas, Jesús infaliblemente evitó los detalles que distraían. Evitó el lenguaje florido y evitó las meras imágenes poéticas de los juegos de palabras. Habitualmente expresaba grandes significados en expresiones sencillas. Para fines de ilustración, Jesús invertía el significado corriente de muchos términos, tales como sal, levadura, pesca y niñitos. Empleaba la antítesis con la mayor eficacia, comparando lo pequeño con lo infinito y así sucesivamente. Sus ilustraciones eran sobrecogedoras, como por ejemplo, «el ciego que conduce al ciego». Pero la mayor fuerza que se puede encontrar en su enseñanza ilustrativa era su naturalidad. Jesús trajo la filosofía de la religión desde el cielo a la tierra. Describió las necesidades elementales del alma con una nueva visión y una nueva dote de afecto. [LU 159:5.17]. La religión necesita nuevos lemas (LU 195:6.10) ; proponga algunos que se puedan usar.
Confíe en Dios y en el Espíritu de la Verdad. En el evangelio del reino reside el poderoso Espiritu de la Verdad… Los frutos del espíritu o sea vuestro servicio sincero y amante, son la poderosa palanca social que eleva las razas de las tinieblas, y este Espíritu de la V erdad será vuestro punto de apoyo multiplicador de poder [LU 178:1.6]
No enseñe demasiado. (LU 66:6.6-7, LU 93:3.6, LU 137:7.14)
Sea tan sabio como una serpiente pero tan inocuo como una paloma (LU 140:8.13). Esté preparado para las luchas a causa de la enemistad del mundo, el encanto del sofisma, y actitudes que derivan de la rebelión (LU 191:1.2, LU 180:3.1, LU 180:3.10, LU 138:7.3). Haga compromisos sabios. Una de las grandes preguntas al enseñar es ¿qué compromisos estoy dispuesto a hacer, y cuáles he de evitar? Es normal alguna continuidad con la tradición previa (LU 144:7.1, LU 159:5.7). La necesidad de comprometerse con los límites del oyente es inevitable (LU 96:4.7, LU 96:5.5-6, LU 154:1.3). Jesús instruía a sus discípulos para que adaptaran sus métodos a las razas y tribus diferentes de seres humanos (LU 191:4.4). Moisés se distinguió notablemente por su habilidad para comprometerse (LU 96:1.14-15) ; y Jesús también hizo compromisos significativos. (LU 137:5.3, LU 157:5.2).
Ponga en marcha actitudes progresivas en respuesta a los desafíos (LU 26:5.3, LU 91:9.1-8, LU 194:3.11-12). El servicio dinámico exige iniciativa, requiere una expresión vigorosa, activa y valiente de la personalidad del creyente. [LU 159:5.9]. Jesús exhortó a sus discípulos a que asumieran la medida plena de su responsabilidad bumana y privilegios divinos, con energía y entusiasmo, en el reino de Dios [LU 159:5.10]. El dinamismo de la religión verdadera, la religión del espíritu (LU 155:4.1), no es la cortesía tímida que a veces pasa hoy por religión. El dinamismo se puede realizar sin fanatismo. La fe espiritual indomable y apasionada de Jesús no rayójamás en el fanatismo porque su fe no llegó nunca a afectar su juicio intelectual equilibrado en cuanto a los valores proporcionales de las situaciones sociales, económicas y prácticas morales corrientes de la vida [LU 196:0.7].
En general, cuando se esté relacionando con miembros de otras religiones, enfatice las verdades que tengan en común (LU 92:5.16). Las fases futuras de este proyecto de marcar el paso con el movimiento evangélico incluyen el estudio de las religiones particulares — el cristianismo, el hinduismo, el budismo y todas las demás religiones. Por ejemplo, hay que alcanzar un equilibrio en la actitud hacia el cristianismo, que es definido al mismo tiempo como un capullo y una larva del reino destinada a surgir convertida en una bella mariposa, y como un obstáculo y una tradición que Jesús ha fomentado (LU 170:5.18, LU 195:10.9-10).
Haga un uso juicioso de los recursos que sean familiares a su audiencia. Fíjese como Jesús usaba juiciosamente las escrituras en su enseñanza y entrenamiento (LU 130:1.2, LU 130:8.2). En sus primeros cuatro meses de entrenamiento con los apóstoles, estudiaban y discutían las escrituras cuidadosamente (LU 137:7.1, LU 137:7.14). Jesús era un artista seleccionando y secuenciando las lecturas cuando enseñaba en la sinagoga (LU 127:3.8). Nunca impartió enseñanzas avanzadas y críticas acerca de las escrituras en público (LU 159:4.1, LU 159:5.17). Una cuestión a considerar es la de si sería apropiado partir de aquel ejemplo hoy en día con algunos grupos, ya que la crítica a las escrituras está hoy día muy difundida en muchos lugares.
Enseñamos, idealmente, al vivir la revelación. Como maestro, Jesús era centrado, atento, positivo, vivo, sensible, valiente, y confiado. Vea la sección 7 «Al pasar Jesús» en la página (LU 171:6.2). Jesús no era un maestro sistemático, sino que enseñaba según surgía la ocasión (LU 149:4.1-LU 149:4.6). Para seguirle, la rama tiene que permanecer en la vid (LU 180:2.1, LU 180:2.6). Jesús se empeñó en aclararles que deseaba que sus discípulos, habiendo probado de las realidades buenas del espiritu del reino, vivieran su vida en tal forma que al conte mplarla los hombres, se tornaran conscientes del reino y fueran conducidos por esa conciencia a preguntar a los creyentes el camino del reino [LU 141:7.3]. El mundo necesita ver a Jesús vivir nuevamente en la tierra, en la experiencia de los mortales nacidos del espiritu que efectivamente revelen el Maestro a todos los hombres [LU 195:10.1]. Sí, podéis cultivar la gracia, pero el donaire es el aroma de la amistad que emana de un alma saturada por el amor [LU 171:7.1]. El motivo supremo al enseñar es permitir que el desborde de eterna bondad que rebasa su propia alma, refresque y ennoblezca a sus semejantes [LU 102:3.4]. Incluso vuestros gestos, comportamiento y expresión manifiestan vuestra calidad de dignidad y amor. El emperador Tiberio comentó de Jesús, «Si tuviera yo el porte real de ese tipo y sus elegantes maneras, sería un verdadero emperador, ¿verdad?» [LU 132:0.1]. ¿Hasta qué punto es esto una de las cosas que podemos deliberadamente hacer o cultivar?
La predisposición para adoptar cualquiera de las dos alternativas — el decir o el hacer — es la marca de un maestro jesuítico. El Maestro tenía en mente decir o bacer algo que pudiera enriquecer la vida de ellos, que la biciera más digna de ser vivida [LU 132:4.1]. Impartiría alguna enseñanza de ennoblecimiento espiritual, con palabras bien escogidas o mediante un servicio complaciente [LU 132:4.4].
Haga preguntas y escuche. En la sección del ministerio personal de Jesús (LU 132:4.1-LU 132:4.8) vienen los puntos siguientes: La técnica que Jesús acostumbraba utilizar en sus relaciones sociales consistia en extraer las opiniones y sentimientos de los seres con quienes conversaba baciéndoles preguntas [LU 132:4.2]. Su práctica usual era abordar a una persona en una comversación que condujera naturalmente a la discusión de asuntos espirituales (LU 132:7.1). ¿Cuáles son las ventajas que tiene el empezar con preguntas? ¿Puede usted recordar haber oído a alguien extraer bien las respuestas de otra persona al hacer las preguntas? Jesús escuchaba a las personas sobrecargadas, ansiosas, y desanimadas — los mismos que obtenían el mayor beneficio de su servicio personal. Jesús les dio la oportunidad de descargar sus almas en un oyente compasivo y comprensivo. Como regla, a los que enseñaba más, menos decía [LU 132:4.2]. Se ha observado que muchas personas llegan a lo esencial de lo que tienen en mente, sólo al final de lo que dicen. Los autores de la IV parte hacen notar lo que ocurría cuando alguien interrumpía al Maestro: Mientras Jesús hablaba con alguien, parecía como si esa persona en particular le importara más que cualquier otra persona del mundo. ¿Qué hay en la personalidad humana que valga tanto?
Diga tres tipos de cosas útiles [LU 132:4.2]. Cuando esos seres humanos inadaptados le contaban a Jesús sus problemas [LU 132:4.2], siempre podía ofrecer:
Responda a las preguntas. Jesús era igualmente bábil en la enseñanza baciendo preguntas él o conteständolas. [LU 132:4.2]. La conversación empezaba con Jesús baciendo las preguntas, y terminaba con los interlocutores baciéndole preguntas a Jesús [LU 132:4.2]. Esté listo para preguntas acerca del mal (LU 130:1.5, LU 130:2.4, LU 132:2.1-LU 132:2.10, LU 130:4.11-LU 130:4.15). Con preguntadores pendencieros en público, las respuestas de Jesús eran siempre esclarecedoras, dignas y definitivas [LU 149:4.5]. Es aceptable y responsable evitar comentarios sobre ciertos temas. Jesús evitaba hacer comentarios sobre el budismo — hasta que Gonod le hizo una pregunta directa (LU 132:7.3-LU 132:7.5) — y evitaba comentar las relaciones entre los sexos.
Construya sobre la verdad que contiene lo que dice la otra persona. Jesús, cuando conversaba con los maestros romanos más avanzados, usaba este método: no atacó nunca sus errores ni tampoco mencionó jamás los defectos en las enseñanzas de estos líderes. En cada caso, seleccionaba la verdad dentro de lo que enseñabany la embellecía e iluminaba ante sus ojos de manera que en muy breve tiempo esta expansión de la verdad desplazaba por si sola al error que la acompañaba [LU 132:0.4]. Embellecer quiere decir expandir lo que se ha dicho agregando detalles atractivos. Iluminar sugiere colocar las mejores ideas del otro en el contexto de la verdad espiritual. Ejercicio: Piense en algunas ideas de otra persona en las que se pueda apoyar para construir sobre ellas, y en cómo hacerlo.
No trate de quitar algo del corazón del otro. Jesús explicó el fallo de Simón el Zelote de impartir el evangelio a un persa cuya religión él había malentendido. Cuando Simón el Zelote y Jesús estuvieron a solas, Simón le preguntó al Maestro: «Por qué no pude yo persuadirle? ¿Por qué tanto se resistió él a mis esfuerros y tan rápidamente se dispuso a escuchar tuspalabras?» Jesús respondio: «Simón, Simón, ¿cuántas veces te be enseñado a abandonar tus esfuerzos por quitar algo del corazón de los que buscan la saluación? ¿Cuántas veces te be dicho que trabajes solamente para po ner algo dentro de estas almas hambrientas? Conduce a los hombres al reino, y las grandes verdades vivientes del reino finalmente disiparán todo error grave [LU 141:6.2]
Particularmente, no socave la fe de esa persona en las escrituras que motivan su vida. Cuando Jesús respondió a la pregunta de Gadiah acerca de Jonás, podía utilizar el cuento de Jonás como una parábola que expresara una verdad espiritual (LU 130:1.2). Este episodio demuestra el valor del estudio comprensivo y meditado de las escrituras, buscando las posibilidades espirituales, aun en aquellos cuentos que, de alguna manera rechazaríamos.
Tome como modelo una actitud de abertura en las discusiones. Ganid en su mente se conmovía profundamente por la liberalidad, equidady tolerancia de Jesús. En todas las conversaciones de ellos sobre filosofía y religión no experimentó este joven nunca sentimientos de resentimiento ni reacciones de antagonismo [LU 132:7.8]
Responda con palabras no convencionales en situaciones convencionales. Jesús, que tenía un fino sentido social del tacto y de lo apropiado, no permitía que las convenciones bloquearan la verdad. Dejaría caer palabras en el taller de trabajo para estimular el apetito de sus compañeros de trabajo (LU 130:2.4). Considere el comentario que Jesús le hizo al joven frutero cuando partía (LU 130:8.3). Ejercicio: Piense en situaciones convencionales y comentarios no convencionales que se pueden ensayar.
Desarrolle la capacidad para dar respuestas avanzadas. Algunas de las victorias de Jesús en sus conversaciones eran resultadas del ejercicio audaz del poder espiritual. ¿Debemos decir que nunca podríamos — o deberíamos — intentar tales cosas por nosotros mismos? Si usted está listo para dejar al Espíritu de la Verdad hablar por usted y a través de usted, prepárese sabiamente para crecer a un nivel en donde se puede exhortar directamente, como hizo Jesús al soldado romano (LU 132:4.6), y desafiar, como hizo Jesús al orador en el Foro (LU 132:4.7). ¿En qué tipo de situación podría ser sabio arriesgarse a hacer tal desafío?
Jesús era cariñoso al bacer las cosas — aunque fueran pequeñas cosas — para todo tipo de gente [LU 132:4.4]. ¿Cómo podemos, sólo por la manera en que hacemos algo, impartir un pensamiento que ennoblezca espiritualmente? Cuando Ganid, habiendo notado que la mayoría de las personas con quienes se encontraban por casualidad se sentían atraídas por Jesús, preguntó qué podía hacer uno para ganar amigos, su maestro le dijo: «Interésate por tus semejantes; aprende a amarlos y aguarda la oportunidad de bacer algo por ellos, algo que estás seguro de que ellos quieren» [LU 130:7.2]. La salvación de la ceguera espiritual implica la toma de conciencia de la existencia de la familia universal —el descubrimiento de la realidad espiritual a través del servicio y la revelación de la bondad de los valores espirituales por me dio del ministerio (LU 101:6.11 ; cf. LU 191:5.3, LU 94:8.19, LU 94:4.10). A la dueña de la hostería griega le dijo: «Ministra tu hospitalidad como la que recibe a los hijos del Altísimo. Eleva los esfuerzos de tu quehacer diario a los altos niveles de un verdadero arte mediante la creciente comprensión de que ministras a Dios en las personas en las que él habita por su espiritu que ha descendido para residir dentro del corazón de los hombres, para transformar de esta manera la mente y conducir el alma de ellos al conocimiento del Padre del Paraíso y de todos estos dones otorgados por el espíritu divino» [LU 133:4.8]
Considere algunas de las cosas que hizo Jesús y extienda la lista recordando lo que ya ha hecho, e imaginando lo que podría hacer.
Devolver niños perdidos a sus padres (LU 132:6.1).
Visitar a los solitarios (como Jesús visitó a la mujer cuyo marido murió recientemente LU 132:6.2)
Dar limosna y ayudar a los pobres de otras maneras (LU 130:8.4)
Ayudar a los desempleados a hallar trabajo (LU 132:6.2).
Ayudar a los que van por el mal camino (p.ej. las prostitutas) a hallar una nueva vida (LU 133:2.5).
Intervenir para defender a alguien a quien están atacando (LU 132:4.8, LU 133:1.1 — LU 133:2.5). Estudie el ejemplo de la respuesta de Jesús al hombre que golpeaba a su esposa. Medite sobre su gentil y considerada manera de abordar la descripción de lo que el hombre estaba haciendo, así como su expresión de aprecio antes de preguntarle, ofreciéndole una mirada bondadosa, una sonrisa compasiva… y un discurso de despedida.
Hay excepciones. Jesús no intentó ministrar a un hombre que no tenía una mente normal (LU 130:8.4, 1468.9), ni al hombre que no tenía hambre de verdad espiritual (LU 132:7.2). Jesús no era sociable cuando su mente estaba repleta de cosas en las que meditar, p. ej., al final de la gira por Roma, en Antioquía, acercandose a Palestina (LU 133:8.2). Jesús no iba a los lugares de promiscuidad (LU 132:4.5, LU 133:8.1).
Esté listo para orar con y para la otra persona. En la amistad de Jesús con Gadiah, después de un largo discurso vespertino, los dos oraron juntos y el uno por el otro [LU 130:6.6]. Ejercicio: Tómese media hora para orar por alguien con quien tenga relación. Jesús pasaba noches enteras orando por los apóstoles — por término medio, se puede decir que por lo menos oraba media hora por cada apóstol.
Sonría. Jesús, el trabajador apacible y lleno de alegría [LU 136:0.1], enfatizó el proverbio «un corazón alegre hermosea el rostro y es una fiesta constante» [LU 149:5.2]. Cuando Jesús sonrió a un hombre, aquel hombre experimentó una capacidad aumentada para resolver sus diversos problemas [LU 171:7.6, eg. LU 127:1.2, 14701.2, LU 167:1.4, LU 171:6.2, LU 92:5.7]. El sonreír era algo que los demás podían aprender del Maestro. Jesús y Ganid, mientras estaban en Neápolis, recorrieron toda la ciudad, repartiendo buenos augurios y sonrisas a cientos de hombres, mujeres y niños [LU 156:2.8, LU 143:7.3]. ¿Qué actitud debía haber estado expresando en una sonrisa como aquella? Hay que mantener el sentido del humor (1736:5, 1616:5). ¿Qué verdades acerca de Dios, qué actitudes hacia los desafíos, y qué perspectivas del pasado, el presente y el futuro (LU 138:10.8, LU 48:3.9) fomentan el sentido del humor?
¿Le pediremos a la Maestra que nos ayude a ser mejores maestros?