© 2007 José Alberto Wonsover
© 2007 Asociación Urantia de España
Como criaturas nuevas renacidas del espíritu, se os enseña a creer y a regocijaros. En el reino del Padre, debéis convertiros en criaturas nuevas; las cosas viejas deben desaparecer; observad que os muestro cómo todas las cosas deben renovarse. LU 143:2.3
Todas las cosas deben renovarse;Y en la vida misma así es!.. Cada día y cada mañana es un nuevo día, con nuevas oportunidades y nuevos desafíos. No es el mismo día de ayer. Es uno completamente nuevo. Es más, cada segundo que pasa es completamente nuevo. Pero la monotonía es la causante de que «todo» lo veamos igual. Vamos a nuestros trabajos o a nuestros estudios y vemos como que nada cambia. Y lógicamente nada va a cambiar si nosotros no cambiamos primero. Debemos renovarnos, debemos ser nuevas criaturas. No es que «podríamos ser…» es que debemos ser.
Una mariposa antes de ser una mariposa es una oruga. Debe serlo. Porque así es la naturaleza. Ese es el proceso. Es así como debe ser. Cuando la oruga se vuelve mariposa es como si una nueva especie saliera, es como si algo nuevo naciera.
El Maestro siempre repartía buenas Nuevas, siempre eran Nuevas. Por ejemplo cuando se encontró con Nalda, la samaritana en el pozo de Jacob le dijo:
«Mujer, continúa tu camino; Dios te ha perdonado. De ahora en adelante vivirás una nueva vida. Has recibido el agua viva; una nueva alegría brotará dentro de tu alma, y te convertirás en una hija del Altísimo.» LU 143:5.9
¡Todo nuevo! ¡Una nueva vida y una nueva alegría! No la alegría normal que normalmente conocemos, no la vida normal que normalmente vivimos… ¡Una nueva vida y una nueva alegría!
Os amaréis los unos a los otros con un afecto nuevo y sorprendente, tal como yo os he amado. Serviréis a la humanidad con una devoción nueva y extraordinaria, tal como yo os he servido. LU 191:6.2
No es simplemente una sensación de algo nuevo y después seguir todo igual… ¡Es algo que de verdad es NUEVO! Ha nacido dentro de nosotros. Esa nueva vida y esa nueva alegría han nacido.
No hace falta pensar que todo es «igual». En realidad cuando naces de nuevo, cuando experimentas verdaderamente el AMOR del Padre, nada es igual. Ese paso es maravilloso pero a la vez al principio es difícil. Y es difícil porque presupone transformación del yo, para dar paso a tu «yo superior», a compartir tu vida con tu naturaleza más profunda, con tu Ajustador. A no simplemente hacer la voluntad de uno mismo sino hacer la voluntad de Dios. Es un paso difícil. La oruga debe transformarse para convertirse en mariposa.
La misma semilla de una planta debe morir para que pueda vivir en ella algo nuevo y hermoso. Pero como no sabemos qué va a pasar nos «aferramos» a lo que tenemos más «seguro».
Había una vez un escalador de montaña que se fue felizmente a escalar. El día era hermoso. Escaló, llegó a la cima y se disponía a bajar. Fue un día maravilloso, pero cuando el hombre estuvo a muy poco para descender totalmente de la montaña algo ocurrió. Una de las correas que lo sujetaba se deslizó quedando únicamente con una cuerda de seguridad.
El hombre tuvo miedo, pánico. En un segundo pensó y revivió toda su vida. Y en eso ora a Dios…
- Oh Dios, ayúdame porque sé que de esta no salgo. Por favor ayúdame.
En eso siente que Dios le habla casi susurrándole: «Corta la cuerda».
- ¿Cómo? ¿Cortar la cuerda? Jamás, imposible. ¡Quiero salvarme! ¿Y tú me dices que corte la cuerda? ¡Si es lo único que me queda!
«Haz lo que te digo y te irá bien, simplemente corta la cuerda».
El hombre indeciso decidió cortar la cuerda. Esto es una locura, pensó. Pero sabía que no podía retroceder porque era quizás aún más peligroso. Y no podía llamar a nadie porque creía que todos estaban a cientos de distancia. Así que decidió cortar la cuerda.
Se dice que al cabo de muy poco tiempo llegaron unos rescatadores y lo hallaron a escaso metro y medio del suelo. ¡Sólo quedó a metro y medio del suelo! ¡Tanto «susto» para quedar a metro y medio!
Muchas veces en nuestra vida pasa igual. Nos asustan los cambios y nos aferramos a lo que tenemos. Porque no sabemos si son cambios «buenos» o «malos». Entonces cortamos de raíz y preferimos no cambiar y seguir como estamos. Sabiendo que quizás es mucho mejor. Preferimos lo tradicional.
Nos «aferramos» a lo que tenemos. Es más seguro. Es más «confiable». Eso es lo que pensamos al principio. ¡A quien no le gusta la seguridad! Vivir lo tradicional es de lo más seguro que hay, porque sabes exactamente qué va a pasar el próximo año, y el próximo y el próximo y el próximo…
Es más «seguro» pero es más monótono. ¡Más aburrido!
Llega un tiempo en que las personas se aburren de lo mismo. Siempre lo mismo. Muchas veces ni siquiera un cambio. Y si por «casualidad» algo cambia, ves la cara de todos como si se hubieran despertado de un sueño. La reacción es inminente y es instantánea.
Por eso muchas veces los mismos matrimonios se aburren cuando se vuelve monótona la relación, uno no quiere estar a la par de la otra persona porque siempre es lo mismo. ¡Era más emocionante al principio! Cuando se estaban «empezando» a conocer. Pero muchas veces se vuelve monótona una relación y muchas veces con los resultados y las «estadísticas» que vemos en las noticias y en los periódicos. Pero cuando hay algo nuevo en la otra persona es más emocionante… ¡Más llena de Vida! Le da un nuevo giro a la relación.
Las aguas de un río nunca son igual. El río puede tener el mismo «nombre», pero lo importante es que el agua que fluye jamás es la misma. Por eso en los ríos hay más VIDA que en los estanques. En los estanques nada fluye. Pero en el río, a pesar que pareciera que es la misma agua, no lo es en realidad. Siempre fluye agua nueva.
En la religión es así. La misma religión que nos mostró el Maestro es una religión personal, pero sobre todo una religión de AMOR, de alegría, de gozo y de felicidad.
La religión de Jesús exige una experiencia viviente y espiritual. Otras religiones podrán consistir en creencias tradicionales, sentimientos emotivos, conciencias filosóficas, y todo eso junto, pero la enseñanza del Maestro implica alcanzar los niveles reales de progreso espiritual verdadero. LU 160:5.12
Cortar con lo «tradicional» es cortar con el pasado y dar la bienvenida a algo NUEVO y mejor. Es duro, un proceso arduo, porque la mente se «acostumbra» a lo tradicional. Y dar paso a algo nuevo es dar paso a algo desconocido. ¡Nos asusta! Por supuesto que sí. No conocemos lo que va a pasar. No conocemos que la oruga se transformará en una mariposa. Conocemos la oruga, pero no la mariposa.
Nos «acostumbramos» a lo que conocemos, nos «asusta» lo que no conocemos.
Y aún así, conocemos quizás el mejor de los ejemplos. Al principio nos cuesta aceptarlo, es verdad, pero conocemos a alguien que pasó por lo que nosotros pasamos… La vida del Maestro. Esto no significa «imitar» la vida que vivió el Maestro. Esto significa aceptar lo que él acepto y vivir nuestra propia vida de acuerdo a eso.
«Si queréis seguir mis pasos cuando os haya dejado, esforzaos seriamente por vivir de acuerdo con el espíritu de mis enseñanzas y el ideal de mi vida - hacer la voluntad de mi Padre. Haced esto, en lugar de intentar imitar mi vida sencilla en la carne tal como me he visto obligado a vivirla, necesariamente, en este mundo.» LU 181:1.3
Incluso imitar una vida exactamente como la vivió el Maestro se vuelve algo tradicional y monótono. Cada uno vive su vida diferente. Jamás un cristal de nieve es siempre el mismo, nunca hay dos que sean idénticos. Incluso cada persona es diferente, jamás hay dos huellas digitales que sean exactamente iguales. Todo siempre es algo nuevo. No podemos vivir la vida del Maestro porque él la vivió a su manera. Pero sí podemos vivir nuestra vida con sus mismos principios y sus mismos ideales. Esos ideales nos ayudarán y nos confortarán siempre.