© 2007 Luis Coll
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Hay unos datos interesantes aportados en el campo de la astronomía por Johannes Kepler (1604), Mark Kidger y por antiguas observaciones chinas y coreanas.
En particular, es muy interesante el artículo de la revista «Espacio» publicado el mes de enero de 2007 (número 25, páginas 52 y 53) y las comparaciones, referencias y fechas, pues se acercan mucho a las que se describen en El Libro de Urantia.
«María estuvo inquieta durante toda la noche de manera que ninguno de los dos durmió. Al amanecer los dolores del parto empezaron claramente a mediodía. EL 21 DE AGOSTO DEL ANO 7 a. de J.C con la ayuda y la asistencia generosa de unas viajeras como ella, María dio a luz a un niño varón. Jesús de Nazaret había nacido en el mundo» (LU 122:8.1 Las mayúsculas y el subrayado son míos)
En la revista «Espacio», en el número citado anteriormente, dice: «Para concretar la fecha aún más, podemos fijarnos en una referencia aparentemente banal en los versículos 7 y 8 del capítulo segundo de ese mismo texto. ‘Había pastores en la misma región que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su rebaño’. (Lucas 2:7 y 8). Si la referencia es real, es altamente improbable que los pastores y sus rebaños pasaran las noches a la intemperie en diciembre, ya que es un mes bastante duro en Israel, con lluvias y heladas.»
El tiempo sólo mejora a partir de mediados de marzo y aguanta así hasta mayo, por lo que ya tenemos una horquilla de tiempo bastante exacta.
«Estos hombres sabios no vieron ninguna estrella que los guiara hasta Belén. La hermosa leyenda de la estrella de Belén se originó de la siguiente manera: Jesus había nacido el 21 de agosto del año 7 a. de J.C. El 29 de mayo del mismo año 7 tuvo lugar una extraordinaria conjunción de Júpiter y Saturno en la constelación de Piscis. Es un hecho astronómico notable que se prodijeran conjunciones similares el 29 de septiembre y el 5 de diciembre del mismo año. Basándose en estos acontecimientos extraordinarios pero totalmente naturales, los seguidores bien intencionados de las generaciones siguientes construyeron la atractiva leyenda de la estrella de Belén…» (LU 122:8.7 El subrayado es mío).
En la revista «Espacio» Mark Kidger, astrónomo y uno de los mayores expertos en la estrella de Belén, cree que las observaciones chinas «son bastante fidedignas.» La coincidencia de la fecha de las observaciones china y coreana con la del nacimiento de Jesús es muy llamativa. Mark Kidger piensa que la conjunción triple y el amasamiento planetario en el 7 y 6 a. de J.C puso a los magos bajo aviso y, dada la confianza que se tenía entonces en la astrología, no sería de extrañar que interpretaran la conjunción y posterior amasamiento de Júpiter, rey de los planetas, con Saturno, rey de la vejez o la sabiduría en la constelación de Piscis. Este artículo se hace interesante en referencia al acercamiento de las fechas y acontecimientos descritos en El Libro de Urantia, y las conclusiones y estudios de Mark Kidger. Los magos eran sacerdotes y astrónomos, o al menos observadores del cielo, e interpretaron esas conjunciones con los acontecimientos que estaban ocurriendo. Y esta supuesta «estrella de Belén» daría a entender estas extraordinarias conjunciones que ocurrieron en esas fechas.