© 1977 Kaye y William Cooper
© 1977 The Urantia Book Fellowship (anteriormente Urantia Brotherhood)
El objetivo difícil de alcanzar del hombre a lo largo de su historia ha sido aprender el arte de vivir. A lo largo de los siglos, los hombres han sentido que debía existir alguna técnica secreta para controlar las circunstancias a fin de poder vivir una vida ideal. Sólo relativamente raramente se ha descubierto que el arte de vivir no reside en el control de factores externos sino en la orientación personal básica hacia las prioridades espirituales y una perspectiva universal.
Reordenar nuestras vidas en torno a prioridades espirituales coloca a las personas más que a las cosas como lo más importante. Nos ocupamos de la obra de nuestro Padre cuando nos relacionamos genuinamente con otras personalidades. Dar prioridad a las personas lleva naturalmente a pasar tiempo con nuestras familias, nuestros amigos, otras personas (especialmente aquellas que necesitan ayuda) y con personas espirituales, en meditación, oración y adoración.
Centrar nuestras vidas en torno a prioridades espirituales aún puede resultar en una distorsión de la vida ideal si no logramos alcanzar una perspectiva universal: unidad. Viajamos desde las regiones exteriores del gran universo donde lo material, lo intelectual y lo espiritual parecen estar más separados, pero nuestra dirección de viaje es hacia Dios y la unidad. Necesitamos experimentar que la verdad, la belleza y la bondad son todos aspectos de Dios. La creación material muestra su belleza. La inteligencia reconoce e interrelaciona granos de su verdad. El espíritu expresa su bondad. Vivir nuestra vida mortal exige equilibrar lo material, lo intelectual y lo espiritual. Tenemos una oportunidad única de lidiar con el rompecabezas del crecimiento equilibrado y descubrir cómo podemos unificar los tres en nuestro propio ser, así como nuestro Padre unifica toda la materia, la mente y el espíritu en sí mismo.
En nuestra búsqueda del arte de vivir, podemos descubrir, para nuestra sorpresa, que si organizamos nuestras vidas en torno a prioridades espirituales, mantenemos una perspectiva universal y luego continuamos con nuestros asuntos, nuestras vidas expresarán inherentemente su más alto arte y dignidad.
— Kaye y Bill Cooper