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Sobre tolerar las opiniones de los demás | Volumen 8 - No. 6 — Índice | Más allá de los documentos de Urantia |
Tener los Documentos de Urantia, leerlos, comprender su mensaje y creer en sus verdades reveladoras impone enormes obligaciones a aquellos que son lo suficientemente afortunados (o lo suficientemente desafortunados, dependiendo de su punto de vista) de haber sido los destinatarios.
Uno de esos mensajes es que debemos amar a todos los hombres y mujeres como nuestros hermanos y hermanas en la familia terrenal de Dios. Ese conocimiento pone obligaciones sobre nuestros hombros pero ninguna sobre los de ellos. Sin embargo, las expectativas reales impuestas a los destinatarios de la revelación superan con creces las opiniones convencionales sobre el amor al prójimo. Se espera que seamos:
«Desde el punto de vista de una civilización que progresa, la filiación en el reino debería ayudaros a convertiros en los ciudadanos ideales de los reinos de este mundo, puesto que la fraternidad y el servicio son las piedras angulares del evangelio del reino». (LU 178:1.4)
«La llamada al amor del reino espiritual debería llegar a ser el destructor efectivo de la incitación al odio de los ciudadanos incrédulos y belicosos de los reinos terrestres». (LU 178:1.4)
«Pero esos hijos materialistas, que se hallan en las tinieblas, nunca sabrán nada de vuestra luz espiritual de la verdad a menos que os acerquéis mucho a ellos con ese servicio social desinteresado que es el resultado natural de producir los frutos del espíritu en la experiencia de la vida de cada creyente individual». (LU 178:1.4)
«Como hombres mortales y materiales, sois en verdad los ciudadanos de los reinos terrestres, y deberíais ser buenos ciudadanos, mucho mejores por haberos convertido en los hijos renacidos de espíritu del reino celestial». (LU 178:1.5)
«Como hijos iluminados por la fe y liberados por el espíritu del reino de los cielos, os enfrentáis con la doble responsabilidad del deber hacia los hombres y del deber hacia Dios, mientras que asumís voluntariamente una tercera obligación sagrada: el servicio a la fraternidad de los creyentes que conocen a Dios.» (LU 178:1.5)
Poco después de que se publicaran los Documentos, creció el concepto de que la función principal de los destinatarios era difundir El Libro de Urantia. Efectivamente esa tarea es la difusión de información sobre Dios y sobre Jesús. Pero alrededor de dos mil millones de personas en Urantia ya saben acerca del Dios que es amor y acerca de su hijo, Jesús, quien reveló la naturaleza amorosa de Dios. Se requiere algo más de nosotros.
«A quien más se necesita ahora es a Jesús. El mundo necesita ver a Jesús viviendo de nuevo en la Tierra en la experiencia de los mortales nacidos del espíritu que revelan el Maestro eficazmente a todos los hombres». (LU 195:10.1)
Todos debéis proclamar este evangelio de amor y de verdad mediante la vida que vivís en la carne. Os amaréis los unos a los otros con un afecto nuevo y sorprendente, tal como yo os he amado. Serviréis a la humanidad con una devoción nueva y extraordinaria, tal como yo os he servido. Cuando los hombres vean que los amáis así, y cuando observen el fervor con que los servís, percibirán que sois hermanos por la fe en el reino de los cielos, y seguirán al Espíritu de la Verdad que verán en vuestra vida, hasta que encuentren la salvación eterna. (LU 191:6.2)
La felicidad suprema de la vida es la convicción de que somos amados.
Víctor Hugo
La mejor parte de la vida de un buen hombre: sus pequeños, anónimos y olvidados actos de bondad y amor.
William Wordsworth
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