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Convergencias y divergencias: ¿Cuánto se tarda en llegar al Paraíso? | Luz y Vida — Núm. 36 — Marzo 2014 — Índice | Noticias de la Asociación Urantia de España |
Juan Ismael Gracia Josa es secretario de la Asociación Urantia España desde el año 2012. Nacido en 1971, este aragonés está afincado en Tortosa (Tarragona) desde 1995. Tras una variada y diversa experiencia laboral, desde 2007 regenta una tienda/almacén dedicada a la distribución de pinturas de decoración tanto para profesionales como para el público en general. Está casado y es padre de dos niñas. Comenzó a leer El Libro de Urantia el 1 de enero de 2009.
Como a muchos otros, los «Caballos de Troya» de Benítez me ayudaron a desarrollar la suficiente curiosidad en mí para buscar en serio al Padre universal y a Jesús de Nazaret. La manera de hablar y hacer, la cercanía y humanidad de ese «nuevo» Jesús me cautivó, pero necesitaba saber más. Era como si estuviese entrando por una especie de «puerta» pero que no acababa de cruzar. Hasta que un día, en otro de los libros de Benítez, «La rebelión de Lucifer», en la página final de agradecimientos se mencionaban los «manuscritos Urantia». Me empecé a interesar por ellos e indagué a través de Internet. Finalmente lo busqué en una librería y lo compré.
Creo que lo encontré porque era el momento adecuado para mí y porque lo necesitaba realmente. Un tiempo antes seguramente lo hubiese desdeñado. EI Padre es muy sabio y administra los «tempos» perfectamente
Lo pase mal en el Prólogo, porque me abrumó. Pensaba que lo que allí contaba era demasiado denso y que no estaba preparado para él porque mi formación académica no es demasiado extensa. Pero «algo» dentro de mí me decía que siguiese adelante y eso hice. Conforme fui avanzando en la lectura, me fui encontrando cada vez más cómodo y poco a poco comencé a entender muchos de los conceptos que al principio me desbordaban. La idea o mensaje general es fácilmente comprensible para cualquiera. Más adelante, fui asimilando mejor los conceptos más complicados a base de releer y reflexionar con más profundidad, y también en gran parte gracias a la ayuda y opiniones de mis compañeros del grupo de estudio de Vilanova. Las conversaciones en esos grupos son enriquecedoras.
Pasado el tiempo, creo sinceramente que si mi sed de verdad y conocimiento no hubiese sido tan fuerte y sincera me hubiese sido imposible digerirlo. Sin unas mínimas dosis de curiosidad, valentía, sinceridad y honestidad, o como se quiera definir esta especie de cóctel, es complicado enfrentarte a esta Revelación, porque enseguida comprendes que has estado equivocado desde siempre en muchas cosas de las que considerabas como fundamentales en tu vida. Casi desde el principio te das cuenta de que este libro te va a cambiar profundamente, comprendes que ya no serás nunca el mismo que lo comenzó a leer.
La primera lectura me aportó una visión general de la realidad totalmente novedosa, fascinante y tan coherente que me satisfizo profundamente. Supe que por fin había encontrado respuestas bien argumentadas y coherentes a casi todas aquellas preguntas acumuladas durante años en mi interior. Por fin comenzaba a entender a ese Dios-Padre del que me habían hablado desde pequeñito pero que no llegaba a creer. Por fin comenzaba a comprender a nuestro querido Jesús. Por fin comenzaba a percatarme del significado de la Vida y del sentido de la realidad, del porqué de las cosas. Por fin había encontrado una «dirección concreta» y debía seguirla hasta donde me llevara… y en eso estamos.
Recuerdo que los cinco primeros documentos de la primera parte, los que hablan de Dios, su naturaleza y su relación con la creación de cosas y seres, me dejaron fascinado y sin duda me llegaron hasta lo más profundo. Recuerdo que en algún punto de estos capítulos se detallaba el Plan de Dios, el Plan de perfección progresivo. Cuando capté la inmensidad de lo que allí se me explicaba, recuerdo que me empezó a recorrer como una especie de energía desde los pies a la cabeza, fue como un arrebato de alegría que no puedes contener, es como si tu cuerpo no pudiese «sujetar» lo que parece que quiere salir de ti, y entonces me puse a llorar de alegría como un chiquillo. Había encontrado en aquel libro la respuesta más coherente que nunca había sentido acerca de mi principal inquietud desde niño: ¿por qué? ¿Qué sentido tiene todo? ¿Para qué estoy aquí?
Ese fue el momento en que acepté como verdadero este libro. El resto del libro lo único que hizo fue corroborar aquella certeza.
Básicamente soy el mismo de siempre. Sigo siendo un manojo de nervios pero mucho más calmado. Creo que todo el enfoque filosófico de esta obra me ha proporcionado nuevas herramientas que me ayudan a enfrentar la vida de forma más pausada pero más efectiva. Este conocimiento me ha aportado una seguridad y una confianza de la que antes carecía. Y sobre todo me ha aportado la paciencia necesaria e imprescindible para este gran «viaje» que justo ahora inicio.
Ahora comprendo la importancia de vivir una vida y mi vida, de aprovechar este tiempo y hacerlo no solo lo mejor posible sino también lo más correcto posible. Ahora me interesan más los momentos, las relaciones, la calidad. Antes prestaba demasiado interés a muchas cosas que realmente no eran tan importantes. De todas maneras quien mejor opinión puede dar sobre si he sufrido cambios o no es mi mujer. Ella no es lectora del LU pero siempre me dice: «Ismael… jtú sigue!». Supongo que es una buena señal.
Opino muy sinceramente que lo más importante de todo con respecto a mi vida anterior no es que haya sufrido o no cambios, que sin duda los ha habido, sino que el LU me ha hecho consciente de su nobleza. Me he quitado de encima esa carga de culpabilidad por el mero hecho de ser un mortal que las antiguas religiones impusieron a miles de generaciones y que está tan arraigada en el inconsciente colectivo aunque no seas demasiado religioso. Me he liberado de muchas ataduras que me oprimían y de muchos miedos, y ese alivio hace que aumenten mis ganas de «volar» más alto todavía, todo lo alto que sea capaz de llegar pero poco a poco, sin prisa pero sin pausa. Hay un dicho que me encanta que dice: «la vida se ha de vivir con los pies en el suelo pero con la mirada en las estrellas».
¡Y tanto! Antes solo creía en mí y en mis capacidades. Ahora sigo teniendo fe en mí, pero tengo mucha más en Dios y en su sabiduría, en su justicia y en su bondad; sobre todo en su carácter amoroso. Comenzar a entender un poco ese Amor me ha hecho más humilde y más agradecido, y desde esa humildad y gratitud es de donde nace mi fe en el Padre Universal. Y puedo constatar que, aunque la vida me sigue dando «bofetadas» de vez en cuando, mi fe en Dios es férrea y aumenta con el tiempo. He comprendido que no estoy solo, él siempre esta «ahi» y me lo demuestra día a día. Eso es reconfortante y me aporta una seguridad tremenda.
Dejando aparte los fallos de traducción de la edición del 93, que eran garrafales y creaban malentendidos, lo que más me costó aceptar en un primer momento fue el tema de la eugenesia. Tuve que leerlo varias veces en profundidad para comprenderlo mejor. Finalmente sentí alivio porque a primera vista parecía algo demasiado duro dentro de un mensaje general de amor.
Este episodio me enseñó que, cuando lees el LU, debes dejar todas las ideas preconcebidas fuera. Debes leerlo con objetividad, mente abierta y espíritu crítico porque si no lo puedes malinterpretar. Del mismo modo, no se puede picotear párrafos sueltos porque es muy contraproducente.
Creo que el terremoto interior que se produce en nosotros cuando se lee el LU no es instantáneo ni estandarizado. Depende totalmente de lo «cargada» que esté nuestra «mochila». Por eso comprendo que muchos lectores chocan de frente con algunos conceptos expuestos en el libro, pero si su hambre de verdad es sincera, poco a poco se van «reordenando» interiormente. A veces por si solos, a veces con ayuda de compañeros. Por supuesto, las influencias espirituales internas también hacen su parte de trabajo para que eso sea así.
Han sido muchas. Como he comentado antes, la descripción de Dios y su naturaleza junto con su plan de perfección es lo que caló profundamente en mí al principio. Pero luego otros muchos aspectos me han impresionado también. Por ejemplo, saber con detalle quién era Jesús en realidad. La explicación sobre el trabajo de los Hijos Creadores y sus otorgamientos es espectacular. Es reconfortante saber que en el universo hasta un ser divino se debe ganar su autoridad trabajando como el que más, siendo capaz incluso de vivir una vida mortal con todas las consecuencias que acarrea y sin utilizar su poder. Y también, por supuesto, toda la información sobre el Ajustador del Pensamiento y el alma, que para mí es muy especial. Es el fondo de la cuestión de la vida mortal.
Primero debemos intentar comprender cuál es esa voluntad: «Sed perfectos como yo soy perfecto». Yo creo que el Padre desea que vivamos plenamente y sin miedos. Para mí, hacer su voluntad es VIVIR con todo lo que conlleva. A veces pienso: si estuviera Dios en mi lugar con mis capacidades, mi época, mi ámbito, ¿qué haría él? He llegado a la conclusión de que seguramente lo que haría sería aprovechar al máximo esa vida porque no se repetirá nunca más. Aprovecharla no en el sentido de una simple búsqueda de la felicidad, sino en el sentido de sentir, hacer, decir, pensar, etc., todo lo que dé tiempo y sobre todo de la manera más correcta posible siguiendo esa línea de perfección expresada por él. Aprovechar la vida al máximo, aprovechando lo máximo que ella te ofrezca y aprovechando a la vez lo máximo de todas las capacidades de que uno dispone mientras intenta mitigar/controlar sus «impurezas». Para mí, esa es ahora mismo la voluntad del Padre en relación con un ser mortal; esta es mi manera de interpretarla.
Por eso es tan importante buscar a Dios, porque cuanto más sabes de él más te gusta y más deseas parecerte a él. Y ese deseo es lo que creo yo que es la fuerza principal que transforma al hombre creando nuevos hábitos y formas de pensar más elevadas que dan como lugar mejor adaptación y mejor progreso. Pero claro, eso necesita sus tiempos, y por eso el Padre en su sabiduría nos dio TODO el tiempo del mundo para tener tiempo de perfeccionarnos… si queremos, claro.
De todas maneras, no nos debemos agobiar por la dificultad de ese camino universal de perfeccionamiento. Dios sabe de esa dificultad y por eso no se interesa tanto por nuestros resultados sino por nuestra intención y dedicación. A él le «mola» mucho la honestidadi.
La respuesta es Sí, pero es algo tan íntimo, personal y profundo que no sirven ni existen las palabras para explicarlo. Si algo he aprendido del LU es que la experiencia espiritual de cada ser es totalmente original y personal. Por tanto, la mía solo la puedo entender y vivir en profundidad yo mismo. Por eso no puedo contar nada más al respecto.
Si, de hecho continuamente lo intento en cualquier faceta de mi vida. Su enseñanza era básicamente amar y servir con la seguridad y confianza de saberse hijo de un universo de bien y de un Dios-Padre de Amor. Resultado: muchas «bofetadas»… pero curiosamente, aunque a veces son muy dolorosas, en vez de hundirme tienen el efecto contrario, me animan a seguir. La satisfacción personal de saber que lo que haces es bueno, verdadero y bello es superior a la decepción que acompaña a esas «bofetadas». De todas formas, y como nos pasa a todos, tengo días y momentos muy buenos pero también tengo días y momentos muy malos… aunque siempre intento encontrar el equilibrio. Existe una espiral de desconfianza hacia el prójimo muy generalizada en la sociedad, tanto que es complicado ayudar a quien no se deja ayudar, que paradójicamente es quien más lo necesita normalmente y menos ayuda pide. También, cuando te comportas o hablas con «espíritu urantiano», la gente te mira como un bicho raro. A veces consigues llegar a algunas personas y despertar quizás su curiosidad, pero la mayoría no entienden que esa espiral de desconfianza (de miedo en definitiva) solo se puede apaciguar precisamente confiando y abriendo el corazón y la mente.
Actitudes amorosas, palabras cordiales, afecto, ayuda, sinceridad, honestidad, humildad verdadera, paciencia, esperanza, etc., son las herramientas de que disponemos para cambiar esas inercias destructivas derivadas del miedo. El Maestro se hartó de decirlo una y otra vez durante su vida. Sus enseñanzas están imbuidas de todo ese mensaje.
Lo bueno de todo esto es que las enseñanzas del Maestro son conocidas por todo el mundo (aunque no sean tan detalladas y amplias como en el LU) y son fáciles de desarrollar y entender, pero la mayoría de la gente les da la espalda y eso es una lástima, porque el mundo las necesita. Encima existe una hipocresía espiritual tremenda que «empapa» a la sociedad deshumanizándola y que es la verdadera culpable de la desafección generacional hacia la religiosidad.
Por eso, si gracias al LU Jesús y la Verdad entran definitivamente en ti, debemos ser consecuentes y honestos. A pesar de las bofetadas que nos hemos de llevar sin parar en un mundo tan complicado como el actual, debemos seguir y vivir inspirados en su mensaje. El pequeño grano que seamos capaces de sembrar cada uno durante nuestra vida es importante, para nosotros por supuesto, pero también para todo el trigal.
«Hacer es mejor que no hacer, si no se pueden hacer cosas grandes las haremos pequeñas pero las haremos», decía Vicente Ferrer. «No debéis aprender tanto a no hacer el mal… lo que tenéis que aprender a hacer mejor es a hacer el bien», decía el Maestro. Siempre intento tener presentes estas dos frases.
No creo que ese sea el motivo por lo que la gente no se decida a leerlo. Precisamente a la mayoría de la gente lo que le gusta mucho es la magia y el misterio. El motivo real es que no todo el mundo está preparado porque no ha llegado su «momento». Si hay algún misterio es cómo se abre camino este libro para llegar a quien tiene que llegar. No hablo de llegar a ningún «elegido» ni nada así, hablo de llegar a quien de verdad lo necesita.
Lo que sí me parece digamos un poco misterioso es que ninguna religión organizada haya atacado seriamente y oficialmente a esta revelación, teniendo en cuenta que el LU desenmascara, aunque siempre desde el respeto, sus defectos y carencias.
Solo recalcar que somos muy afortunados por haber recibido este regalo y que debemos aprovecharlo al máximo. Es una fuente de conocimiento en la que reside un potencial enorme capaz de transformar el mundo entero. A veces me pregunto si los lectores somos realmente conscientes de ello.
«La verdad os hará libres», dijo el Maestro. Y, como en todo lo que dijo… tenía razón.
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