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Convergencias y divergencias: La adolescencia de la humanidad - el principio antrópico | Luz y Vida — Núm. 39 — Marzo 2015 — Índice | Noticias de la Asociación Urantia de España |
Mariano vive en Torrejón de Ardoz (Madrid). Tiene 54 años, está casado y tiene tres hijas. Trabaja en una empresa de transporte ferroviario madrileño, donde ejerce como instructor de formación desde los 24 años. Empezó a leer El Libro de Urantia hacia el año 2000, y le enganchó rápidamente. En 2004 organizó el grupo de estudio de Madrid. Poco tiempo después, comprometido en dar a conocer El Libro de Urantia, escribió la novela Los Círculos de la Verdad (en español e inglés). Después de asistir al Simposio de Liderazgo de Chicago en 2011, se le nombró Responsable para los grupos de estudio de la Asociación Urantia de España. Desde el año 2013 lleva moderando, junto a otros miembros de la Junta de la AUE, el Grupo de Estudio Virtual en español en las tardes dominicales.
Como muchos otros lectores, fue a través de un libro de J.J. Benitez, concretamente El Testamento de San Juan, donde hace un agradecimiento a la Fundación Urantia. Eso fue suficiente para ponerme en marcha. Para mí, esto fue debido a la guía de mi Ajustador, en respuesta a una demanda de más conocimiento verdadero y sincero por mi parte.
Que estaba ante algo muy importante, auténtico y excepcional. Como para entonces ya había leído algún Caballo de Troya, y sabía de la similitud en la figura del Maestro que le asignaba Benítez, le di mucho valor y credibilidad antes de empezar a leerlo, pero siempre con reservas.
Como he dicho, mi nivel de credibilidad era muy alto, pero si tengo que destacar algo que me «atrapó» es el hecho de la chispa divina o Ajustador del Pensamiento que todos llevamos en nuestra mente. También la propuesta sobre la religión personal me desarmó de toda incredulidad posible.
Esa es una pregunta difícil de responder. Creo que los cambios, al menos en mi caso, son muy sutiles; a veces tienes la sensación de retroceder, otras de que vas por buen camino. Por otro lado mi andadura en la búsqueda de la Verdad se remonta a una década, al menos, antes de conocer El Libro de Urantia. Ya entonces me consagré a hacer la voluntad divina. Este es el camino al que todo hijo nacido del Espíritu se debe consagrar. Ahí es nada.
La fe ya la tenía, pero se ha visto reforzada y sobre todo «bañada» de conocimiento verdadero; se ha aclarado todo mucho más, lo cual te refuerza la confianza en Dios y en su Obra.
No. Más que aceptar, lo que me cuesta es entender. Aparte de la comprensión, siempre difícil, de determinados conceptos, hay algunos temas que nos cuestan entender por nuestra pobre visión material de la vida, una visión parcial, relativa y sesgada de la Realidad.
Son muchas las cosas que me han impresionado de la 5ª revelación. Por destacar un par de ellas: la personalidad del Maestro en su vida en la Tierra, llena de comprensión y misericordia para con todos. También la carrera ascendente de los seres humanos, lo larga y apasionante que se nos muestra, repleta de mundos y de seres de todo tipo.
Creo que es un trabajo totalmente personal, de introspección, de observación continua de nuestros pensamientos y sobre todo de nuestros actos. La voluntad del Padre hay que descubrirla por uno mismo, aunque tenemos muchas «pistas» sobre ella, y después tener la fuerza de voluntad de llevarla a cabo, siendo esto último aun más difícil.
Como bien dice el libro, es como si pensáramos nosotros mismos, no es una voz que nos susurra al oído, por lo cual, y en el estado espiritual en el que creo que me encuentro, no puedo distinguir cuándo soy yo y cuándo es Él. Pero de una cosa sí estoy seguro: que está presente en mí y que, sobre todo en momentos de meditación, inspirados por la belleza de la naturaleza, le siento más cerca.
Creo que hacer la voluntad del Padre y poner en práctica las enseñanzas del Maestro es lo mismo. Algo que suele funcionar en la resolución de problemas o diversas situaciones donde tenemos que tomar decisiones, es pensar: Qué haría el Maestro en esta situación. Viniendo a nuestra mente y corazón su personalidad, quizá tomemos la decisión más acorde a la voluntad divina.
El problema no está en el libro, sino en la poca inquietud de búsqueda de la Verdad en la que vivimos, la falta de compromiso de uno mismo con Dios. Tiene que producirse un «despertar de la consciencia» en el individuo, para que se vea atraído, primero a buscar y luego a aceptar. Muchos buscan, pero en terrenos poco o nada fértiles. En cualquier caso, cada uno elige su camino y puede ser el mejor, el más apropiado para él en ese momento. Lo digo por experiencia.
Que es un maravilloso regalo de nuestros Hermanos mayores. A ellos y a mi Ajustador, que me ha llevado providencialmente a conocerlo y disfrutarlo, sin prisas, pero sin pausa, desde el prólogo hasta la cuarta parte, les estoy eternamente agradecido.
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