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Convergencias y divergencias: las ondas gravitacionales | Luz y Vida — Núm. 43 — Marzo 2016 — Índice | Noticias de la Asociación Urantia de España |
Olga es lectora del libro desde 1996. Casada y con dos hijas, es ingeniera informática y licenciada en Filosofía. Reside en Vilanova i la Geltrú (Barcelona). Fue presidenta de la Asociación Urantia de España de 2004 a 2012. Actualmente es la directora de la UBIS (Escuela de El Libro de Urantia en Internet) para los cursos en español.
Desde pequeña, siempre he sentido el impulso irrefrenable de conocer la verdad de todo lo que me rodea. Para mí, una de las frases más poderosas que pronunció Jesús de Nazaret es: «Conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres». Así que siempre he sido una lectora ávida y he sentido curiosidad por todo lo que me rodea. He sido y soy una esponja obsesionada con el porqué de las cosas. En mi caso fue a través de la lectura de ciertos libros de Benítez; fue en «Sueños» donde leí por primera vez parte de las enseñanzas de Urantia, pero las novelas que me llevaron de manera decidida al libro fueron los «Caballos de Troya». Ahí fue donde sentí que tenía que ir a la fuente de todo aquello.
En cuanto al por qué creo que lo encontré… supongo que fue debido a esa necesidad de saber la verdad. Como también dijo el Maestro, «buscad y encontraréis». Y yo busqué y encontré en el momento justo de mi vida, en el que estaba preparada para llegar hasta el libro.
A pesar de que la lectura no era fácil, mi primera impresión fue la sensación de que había encontrado la respuesta a todas las preguntas que me había planteado. Todo me parecía enormemente coherente y armonioso, podía ver que había un gran plan detrás de cada descripción y de cada enseñanza.
No puedo señalar un punto de la lectura. Más bien fue que, a medida que avanzaba, encontraba más motivos para creer que aquello tenía que ser cierto.
Creo que aplicar las enseñanzas del libro a mi vida me está haciendo limar todas las asperezas de mi carácter. He aprendido a aceptar las cosas como vienen y a las personas como son. He aprendido a disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, y siempre afronto un nuevo día con ilusión. También he visto cuáles son las partes de mí que debo cambiar. Pero este es un trabajo que sigue en marcha. Aún me queda mucho por recorrer, pero tengo la guía infalible que me hará mejorar porque quiero hacerlo.
Creo que mi fe no ha cambiado pero sí se ha reforzado. Afortunadamente, nunca he tenido crisis de fe, y creo que nunca me ha abandonado desde que tengo uso de razón.
Al principio, hubo algunos puntos de la revelación que me costó aceptar. El primero y más importante fue el de la reencarnación, pues yo era una creyente convencida. El segundo fue el de la eugenesia; aquí mi educación católica influyó mucho. Debo admitir que podía aceptarlo intelectualmente, pero no emocionalmente. Pero, después de mucho meditar y de hablar con otras personas respecto a estos temas, he aceptado que el 100% del libro es verdadero y no hay absolutamente ninguna enseñanza que rechace.
Es difícil decir qué es lo que me ha impresionado más profundamente del libro… Si tuviera que decir lo que más, sería el increíble plan de ascensión que nos espera. La verdad es que no me entusiasmaba mucho la perspectiva de ir al cielo y no hacer nada más. Cuando leí en el libro que nos esperaba un larguísimo viaje lleno de experiencias y descubrimientos, sentí una ilusión tremenda y pensé que valía todas las penas y sinsabores que pudiera tener en este mundo. También me impresionó leer la vida de Jesús, y reforzó lo importante que es Jesús en mi vida como mi «Dios-hermano mayor-amigo».
Para mí, hacer la voluntad del Padre es seguir el dictado de mi interior, donde mi chispa divina me muestra el camino. Es dejar que los acontecimientos fluyan sin forzarlos. Es aceptar las cosas tal como vienen y reaccionar en consecuencia, sin pre-ocuparme por lo que pueda pasar o lo que pueda sufrir. Siempre, en todo dilema que se nos presenta en la vida, hay un camino que intuimos que es el correcto. Seguirlo es hacer la voluntad del Padre.
En ocasiones he sentido una alegría en mi interior o un desasosiego que no parecía proceder de mí. En otras ocasiones me han venido a la mente ideas que parecían surgir de la nada. Pero me parecería arriesgado afirmar que eran manifestaciones de mi Ajustador.
Intentarlo lo intento, aunque muchas veces me sorprendo en actitudes que no sé si el Maestro habría aprobado. Ahora intento escuchar más a las personas, no juzgarlas, no perder el control, ver a los demás como mis hermanos… Y, cuando me doy cuenta de que no lo he conseguido, la sensación de derrota es terrible. Pero siempre me recupero. ¡Es parte de la naturaleza humana!
Creo que el libro tiene mucho de desafiante. Obliga a la gente a replantearse sus creencias y convicciones más profundas, y eso puede dar mucho miedo. Hay que ser muy abierto de mente y tener la valentía de plantearse las propias creencias. Lo cómodo para muchos es apartarlo y decir que es un fraude. Lo valiente es leerlo y preguntarse si no será verdad lo que dice. Y si es verdad, plantearse qué hacer en consecuencia.
El Libro de Urantia es una revelación para toda la humanidad, pero no todo el mundo está preparado para leerlo. Esta no es la época en la que su conocimiento va a estar ampliamente extendido entre la población; eso ocurrirá en el futuro, y probablemente no lo veamos en el lapso de tiempo de nuestra vida aquí. Pero sí que hay personas, buscadores de la Verdad como nosotros, que están preparados para sus enseñanzas y deben servir de avanzadilla para impulsar a los demás. Hay mucha gente que está dormida y está esperando a que la despertemos. Creo que nuestro ejemplo viviente es importante, y también lo es el servicio a los demás y dar a conocer las enseñanzas a quien esté preparado para recibirlas. El éxito en la difusión del libro depende de que sepamos transmitirlo a otros, y el mejor argumento para los demás es vivir una vida acorde con sus enseñanzas.
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