Acciones judiciales como finalizadores de dispensaciones. LU 20:3.1
Misiones magisteriales en las que se presentan como adultos del reino y actúan como maestros y guías. LU 20:4.1
Misiones de otorgamiento en las que nacen de mujer en una de las razas de un planeta y sirven como Cristo Miguel sirvió en Urantia en Su misión de otorgamiento.
c. Hijos Instructores Trinitarios: los Daynals LU 20:9.1
Maestros de la iluminación moral y el desarrollo espiritual de todas las personalidades espirituales.
Cuando los mundos evolutivos estén listos para iniciar una era espiritual de Luz y Vida, los Hijos Instructores de la Trinidad se ofrecen como voluntarios para este servicio.
Antecedentes y preparación para la misión de otorgamiento
a. En planetas típicos, la preparación de fondo consiste en:
Enseñanza del Príncipe Planetario y su personal
Los logros raciales, agrícolas, científicos, industriales y filosóficos de los Hijos Materiales.
Iluminación espiritual y liberación económica mundial resultantes de las misiones magisteriales.
b. En Urantia el trasfondo consistía en:
Rebelión del Príncipe Planetario y rebelión de Adán y Eva.
Retraso del planeta; «En un mundo de tipo medio, la dispensación postadámica es una época de grandes invenciones, de control de la energía y de desarrollo mecánico. Es la era en que aparecen las manufacturas multiformes y el control de las fuerzas naturales; es la edad de oro de la exploración y del sometimiento final del planeta. Una gran parte del progreso material de un mundo tiene lugar durante este período en que comienza el desarrollo de las ciencias físicas, precisamente la época que Urantia está experimentando ahora. Vuestro mundo lleva un retraso de una dispensación o más con respecto al programa planetario medio.» LU 52:3.6
No hemos tenido una misión magistral; «En los planetas normales y leales, esta época se abre con las razas mortales mezcladas y biológicamente sanas. No hay problemas de razas ni de color; todas las naciones y todas las razas son literalmente de una sola sangre. La fraternidad entre los hombres florece y las naciones aprenden a vivir en el mundo en paz y tranquilidad.». «Durante los tiempos finales de esta dispensación, la sociedad empieza a volver a formas de vida más simplificadas. La naturaleza compleja de una civilización en progreso sigue su curso, y los mortales aprenden a vivir de una manera más natural y eficaz». «El fin de esta era, en un mundo ideal, presencia la plenitud de un gran despertar religioso, una iluminación espiritual mundial». LU 52:4.1,8; Las enseñanzas de Jesús son realmente aplicables a un mundo mortal que ha recibido la formación preliminar de los Hijos preotorgados, con sus dispensaciones de ennoblecimiento del carácter y aumento cultural. Vuestro mundo está realmente desfasado en la procesión planetaria. Vuestro Maestro, cuando estuvo en la Tierra, advirtió a sus discípulos que su advenimiento no traería el habitual reinado de paz a Urantia. LU 52:5.8
c. Donaciones de Cristo Miguel. Las donaciones de Miguel ocurrieron con una diferencia de aproximadamente ciento cincuenta millones de años y abarcaron un período de aproximadamente mil millones de años.
Su primer autootorgamiento se realizó como Hijo Melquisedec. «Por consentimiento universal se ha convertido en el jefe de los Melquisedeks, habiéndose ganado nuestro amor y nuestra adoración con su sabiduría incomparable, su amor supremo y su magnífica devoción al deber. Él nos ha amado, nos ha comprendido y ha servido con nosotros, y seremos para siempre sus fieles y leales compañeros Melquisedeks, pues este desconocido en nuestro mundo se ha vuelto ahora, y para la eternidad, un ministro universal de naturaleza Melquisedek». LU 119:1.5
El segundo autootorgamiento se realizó como Hijo Lanonandek, actuando como Soberano del Sistema del rebelde sistema 11 de la constelación 37. «Durante más de diecisiete años del tiempo universal, este gobernante provisional extraño y desconocido administró los asuntos y juzgó sabiamente las dificultades de este sistema local confuso y desmoralizado. Ningún Soberano Sistémico fue nunca más ardientemente amado u honrado y respetado de manera más generalizada». LU 119:2.5
El tercer autootorgamiento se realizó como Hijo Material nombrado Príncipe Planetario en el planeta 217 del sistema 87, en la constelación 61, un mundo en cuarentena, secesión y rebelión. «Este Hijo Material de emergencia efectuó el arrepentimiento y la recuperación del Príncipe Planetario incumplidor y de todo su séquito, y presenció la restauración del planeta al servicio leal del gobierno del Paraíso, tal como se estableció en los universos locales». «Lamento no tener permiso para narrar la paciencia, la fortaleza y la habilidad con que este Hijo Material hizo frente a las difíciles situaciones de este confuso planeta. La recuperación de este mundo aislado es uno de los capítulos más hermosos y conmovedores en los anales de la salvación de todo Nebadon». LU 119:3.4-5
El cuarto otorgamiento se realizó como serafín supremo que sirvió como consejero docente en veintidós mundos diferentes.
El quinto otorgamiento se realizó como peregrino ascendente (Eventod) de origen mortal en Uversa.
El sexto autootorgamiento se realizó como mortal morontial en la constelación cinco. «Cuando Miguel regresó de esta donación morontial, fue evidente para todos nosotros que nuestro Creador se había vuelto uno de nuestros semejantes, que el Soberano del Universo era también el amigo y el ayudante compasivo incluso de las formas de inteligencias creadas más humildes de sus reinos». LU 119:6.4
El séptimo autootorgamiento se realizó como Jesús de Nazaret en Urantia. El anuncio de que Miguel había elegido Urantia como escenario de su autootorgamiento final se hizo poco después de la rebelión de Adán y Eva. «Urantia es el santuario sentimental de todo Nebadon, la esfera principal entre diez millones de mundos habitados, el hogar humano de Cristo Miguel, soberano de todo Nebadon, ministro Melquisedek para los reinos, salvador de un sistema, liberador adámico, compañero seráfico, asociado de los espíritus ascendentes, progresor morontial, Hijo del Hombre en la similitud de la carne mortal y Príncipe Planetario de Urantia. Vuestras escrituras dicen la verdad cuando afirman que este mismo Jesús ha prometido regresar{10} algún día al mundo de su donación final, al Mundo de la Cruz». LU 119:8.8
¶ Propósito y Principios del Séptimo Autootorgamiento de Cristo Miguel
El propósito de la encarnación del Hijo Creador es triple:
a. Revelar la Trinidad del Paraíso a las personalidades de su creación. En su séptimo don, Jesús dio una revelación insuperable del Padre Universal a la humanidad.
b. Presentar al Padre Celestial una representación ideal de la criatura y servir de inspiración a todas las personalidades de esa condición. Jesús en Urantia era el mortal perfecto e ideal del universo.
c. Para «permitir que tales Creadores se convirtieran en soberanos sabios, compasivos, justos y comprensivos». LU 119:0.4 «Se necesitaron casi mil millones de años del tiempo de Urantia para terminar la carrera donadora de Miguel y llevar a cabo el establecimiento definitivo de su autoridad suprema en el universo que él mismo había creado. Miguel nació como creador, fue educado como administrador, formado como dirigente, pero se le exigió que ganara su soberanía por experiencia». LU 119:8.2
Dado que la revelación espiritual es el factor fundamental para la realización de la hermandad en un planeta confuso y asolado como Urantia, Cristo Miguel aparentemente decidió usar Urantia para su donación final a fin de mostrar su divina preocupación por los planetas más pequeños y más bajos, y así ayudarnos poderosamente en nuestra rehabilitación. El hecho de que no estemos listos para apreciar plenamente su ministerio único probablemente también explica la aparición del Libro de Urantia.
A Jesús se le exigió que dependiera total e incondicionalmente del Padre Universal para recibir seguridad y guía en su carrera mortal.
Emanuel le aconsejó que terminara técnicamente la rebelión de Lucifer en el sistema de Satania. Esto lo lograría como Hijo del Hombre.
Se le aconsejó que actuara principalmente como maestro. «Te aconsejo que desempeñes principalmente el papel de instructor. Concede tu atención, en primer lugar, a la liberación y a la inspiración de la naturaleza espiritual del hombre. A continuación, ilumina el intelecto ensombrecido de los hombres, cura sus almas y libera sus mentes de los temores seculares. Y luego, de acuerdo con tu sabiduría humana, contribuye al bienestar físico y a la comodidad material de tus hermanos en la carne. Vive la vida religiosa ideal para inspirar y edificar a todo tu universo». LU 120:2.5
Debía evitar cualquier intromisión en la estructura económica y los compromisos políticos del planeta, y no interferir en modo alguno con la evolución progresiva normal de las razas de Urantia. No debía dejar descendencia ni escritura en el planeta y procurar evitar el establecimiento de un culto organizado.
Jesús decidió no utilizar ninguna de las personalidades celestiales del universo ni participar en un ministerio de milagros a menos que fuera evidente que ésta era la voluntad del Padre.
Decidió que, en su vida personal, se adheriría a las leyes naturales establecidas. Velaría por su seguridad humana con la debida diligencia, pero no recurriría a intervenciones sobrehumanas para protegerse.
Decidió ignorar en gran medida las esperanzas mesiánicas, las escrituras hebreas y las expectativas judías al formular su ministerio.
Decidió confiar en su Padre para que resolviera los detalles del procedimiento día a día; en todo se comprometió a someterse a la voluntad del Padre. «Los mortales de Urantia tienen conceptos variables de lo milagroso, pero para nosotros, que vivimos como ciudadanos del universo local, hay pocos milagros, y entre éstos, las donaciones encarnadas de los Hijos Paradisiacos son con mucho los más misteriosos. La aparición de un Hijo divino en vuestro mundo por un proceso aparentemente natural, nosotros la consideramos como un milagro —el funcionamiento de unas leyes universales que sobrepasan nuestra comprensión. Jesús de Nazaret era una persona milagrosa». LU 120:4.5
¶ Conceptos del Reino de los Cielos y la religión de Jesús
«El reino de los cielos consiste en estas tres cosas esenciales: primero, el reconocimiento del hecho de la soberanía de Dios; segundo, la creencia en la verdad de la filiación con Dios; y tercero, la fe en la eficacia del deseo supremo humano de hacer la voluntad de Dios —de ser semejante a Dios. Y he aquí la buena nueva del evangelio: por medio de la fe, cada mortal puede poseer todas estas cosas esenciales para la salvación.» LU 140:10.9
«El Maestro indicó claramente que el reino de los cielos debe empezar por el doble concepto de la verdad de la paternidad de Dios y el hecho correlativo de la fraternidad de los hombres.» LU 170:2.1 «Os exhorto a que recordéis siempre que vuestra misión entre los hombres consiste en proclamar el evangelio del reino —la realidad de la paternidad de Dios y la verdad de la filiación de los hombres. Proclamad la verdad total de la buena nueva, y no solamente una parte del evangelio salvador. Vuestro mensaje no ha cambiado debido a la experiencia de mi resurrección. La filiación con Dios, por la fe, sigue siendo la verdad salvadora del evangelio del reino. Debéis salir a predicar el amor de Dios{7} y el servicio a los hombres. Lo que el mundo más necesita saber es que los hombres son hijos de Dios, y que pueden comprender realmente por la fe esta verdad ennoblecedora, y experimentarla diariamente. Mi donación debería ayudar a todos los hombres a saber que son hijos de Dios, pero este conocimiento será insuficiente si no logran captar personalmente, por la fe, la verdad salvadora de que son los hijos espirituales vivientes del Padre eterno. El evangelio del reino{8} se ocupa del amor del Padre y del servicio a sus hijos en la Tierra.» LU 193:0.4
«El Maestro presentó cinco características cardinales del evangelio del reino:
a. La preeminencia del individuo.
b. La voluntad como factor determinante de la experiencia del hombre.
c. Comunión espiritual con Dios Padre.
d. La suprema satisfacción del servicio amoroso al hombre.
e. La trascendencia de lo espiritual sobre lo material en la personalidad humana.» LU 170:4.3
La última palabra de Jesús sobre el reino de los cielos es que se trata de una comunión arraigada en la experiencia personal con Dios y el prójimo: «El reino está dentro de ti». «En momentos diferentes y en circunstancias diversas, parece ser que Jesús había presentado numerosos conceptos del «reino» en sus enseñanzas públicas, pero a sus apóstoles siempre les enseñó que el reino abarcaba la experiencia personal del hombre en relación con sus semejantes en la Tierra y con el Padre en el cielo. Sus últimas palabras con respecto al reino siempre eran: «El reino está dentro de vosotros»». LU 170:1.9 «Jesús nunca se cansó de decirles que el reino de los cielos era su experiencia personal consistente en obtener las cualidades superiores de la vida espiritual; que esas realidades de la experiencia espiritual son transferidas progresivamente a unos niveles nuevos y superiores de certidumbre divina y de grandeza eterna». LU 170:2.14
El reino de los cielos es tanto una realidad presente como una esperanza futura. Aunque Jesús nunca dio una definición precisa y completa del reino, enumeró cinco fases de su manifestación.
a. La comunión espiritual personal con Dios Padre.
b. Los desarrollos sociales de una sociedad motivados por la moral superior y la ética avanzada resultantes del reino de Dios en los corazones de los hombres.
c. La realidad y el ministerio de la hermandad supramortal de seres espirituales invisibles, que está activa en la tierra y en el cielo.
d. El amanecer de un nuevo orden social, que vendrá con una mejor vida espiritual: la próxima era del hombre.
e. La plena realización planetaria del reino: la era espiritual de luz y vida. LU 170:4.1
Jesús estableció un camino nuevo y vivo, que libera al hombre del miedo animal y abre una nueva vida de libertad espiritual. Esta vida enriquecida incluye siete valiosas dotes:
a. La posesión de un nuevo coraje y un mayor poder espiritual. El evangelio del reino debía liberar al hombre e inspirarlo a tener esperanza en la vida eterna.
b. El evangelio trajo un mensaje de nueva confianza y verdadero consuelo para todos los hombres, incluso para los pobres.
c. Fue en sí mismo un nuevo estándar de valores morales, un nuevo criterio ético para medir la conducta humana. Retrató el ideal de un nuevo orden resultante de la sociedad humana.
d. Enseñó la preeminencia de lo espiritual sobre lo material; glorificó las realidades espirituales y exaltó los ideales sobrehumanos.
e. Este nuevo evangelio planteó el logro espiritual como la verdadera meta de la vida. La vida humana recibió una nueva dotación de valor moral y dignidad divina.
f. Jesús enseñó que las realidades eternas eran el resultado (la recompensa) del esfuerzo justo en la tierra. La estancia moral del hombre en la tierra adquirió nuevos significados al reconocer un destino noble.
g. El nuevo evangelio afirmó que la salvación humana es la revelación de un propósito divino de gran alcance que ha de cumplirse y realizarse en el destino futuro del servicio eterno de los hijos de Dios rescatados. LU 170:2.1
Dos cosas son esenciales para entrar en el reino: una fe sincera y un anhelo por la verdad. Jesús enseñó que, por la fe, el creyente entra en el reino ahora. En sus diversos discursos, enseñó que dos cosas son esenciales para la entrada al reino por fe:
a. Fe, sinceridad. Venir como un niño pequeño, recibir la filiación como un don; someterse a la voluntad del Padre sin cuestionarla y con plena confianza en su sabiduría; entrar en el reino libre de prejuicios y preconcepciones; ser receptivo y dócil como un niño sin malcriar.
b. Hambre de verdad. La sed de rectitud, un cambio de mentalidad, la adquisición del motivo para ser como Dios y encontrarlo. LU 170:2.18 «Las llaves del reino de los cielos son la sinceridad, más sinceridad y aún más sinceridad. Todos los hombres poseen estas llaves. Los hombres las utilizan —elevan su estado espiritual— mediante sus decisiones, más decisiones y aún más decisiones. La elección moral más elevada consiste en elegir el valor más elevado posible, y ésta siempre consiste —en cualquier esfera, y en todas ellas— en elegir hacer la voluntad de Dios. Si el hombre elige hacerla, es grande, aunque sea el ciudadano más humilde de Jerusem o incluso el mortal más insignificante de Urantia.» LU 39:4.14
Jesús dio a la humanidad un nuevo mandamiento: «Amaos los unos a los otros como yo os he amado». «Al daros este nuevo mandamiento, no pongo ninguna nueva carga sobre vuestra alma; os traigo más bien una nueva alegría y os doy la posibilidad de experimentar un nuevo placer, conociendo las delicias de dar el afecto de vuestro corazón a vuestros semejantes». LU 180:1.2
Os envío, no para que améis el alma de los hombres, sino más bien para que améis a los hombres. No debéis proclamar simplemente las alegrías del cielo, sino que debéis manifestar también en vuestra experiencia diaria estas realidades espirituales de la vida divina, puesto que gracias a la fe ya tenéis la vida eterna como un don de Dios. … Que la fe revele vuestra luz al mundo; que la revelación de la verdad abra los ojos cegados por la tradición; que vuestro servicio amoroso destruya eficazmente los prejuicios engendrados por la ignorancia. Acercándoos así a vuestros semejantes con una simpatía comprensiva y con una dedicación desinteresada, los conduciréis al conocimiento salvador del amor del Padre. Los judíos han ensalzado la bondad; los griegos han exaltado la belleza; los hindúes predican la devoción; los lejanos ascetas enseñan la veneración; los romanos exigen la lealtad; pero yo exijo la vida de mis discípulos, incluso una vida de servicio amoroso para vuestros hermanos en la carne. LU 191:5.3
Jesús enfatizó el crecimiento y desarrollo equilibrados de la personalidad. Enseñó a los hombres a integrar y dominar su ser integral. Deploró la estrecha tendencia del hombre a la especialización excesiva, señalando que incluso las virtudes, llevadas al extremo, pueden convertirse en vicios. Debemos usar la templanza, la constancia y el buen juicio para adaptarnos a las situaciones de la vida. «La educación debería ser una técnica para aprender (para descubrir) los mejores métodos de satisfacer nuestros impulsos naturales y hereditarios, y la felicidad es el resultado final de estas técnicas mejores de satisfacción emocional. La felicidad depende poco del entorno, aunque un ambiente agradable puede contribuir mucho a ella». LU 140:4.10
Incluso la educación laica podría ayudar a este gran renacimiento espiritual, si prestara más atención a la tarea de enseñar a los jóvenes cómo acometer la planificación de la vida y el desarrollo del carácter. La meta de toda educación debería consistir en fomentar y promover el objetivo supremo de la vida, el desarrollo de una personalidad majestuosa y bien equilibrada. Existe una gran necesidad de enseñar la disciplina moral en lugar de tantas satisfacciones egoístas. LU 195:10.17
«Un carácter fuerte no se deriva de no hacer el mal, sino de hacer el bien. El altruismo es la insignia de la grandeza humana. Los niveles más altos de autorrealización se alcanzan mediante la adoración y el servicio. La persona feliz y eficaz está motivada, no por el miedo a hacer el mal, sino por el amor a hacer el bien.» «Sin una meta que merezca la pena, la vida carece de objetivo y de provecho, lo que ocasiona mucha infelicidad. El discurso de Jesús en la ordenación de los doce constituye una filosofía magistral de la vida. Jesús exhortó a sus seguidores a que ejercitaran una fe experiencial. Les advirtió que no se limitaran a depender de un asentimiento intelectual, de la credulidad o de la autoridad establecida.» LU 140:4.6,9
En verdad, en verdad os digo: quien gobierna su propia vida es más grande que quien conquista una ciudad. El autodominio es la medida de la naturaleza moral del hombre y el indicador de su desarrollo espiritual. En el antiguo camino, intentáis suprimir, obedecer y conformaros a unas reglas de vida; en el nuevo camino, primero sois transformados por el Espíritu de la Verdad y, por ello, fortalecidos en vuestra alma interior mediante la constante renovación espiritual de vuestra mente; así estáis dotados con el poder de ejecutar, con certeza y alegría, la voluntad misericordiosa, aceptable y perfecta de Dios. … La nueva ley del espíritu os dota de la libertad del dominio de sí mismo, reemplazando la antigua ley del miedo, basada en la autoesclavitud y en el yugo de la abnegación. LU 143:2.4
Jesús es la lente espiritual a través de la cual los hombres pueden ver al Padre Universal. Él es el puente entre el hombre y Dios, y trajo al hombre la salvación definitiva. Las enseñanzas de Jesús constituyen la primera religión urantiana que abrazó tan plenamente una armonía de conocimiento, sabiduría, fe, verdad y amor, que proporcionó completa y simultáneamente tranquilidad temporal, certeza intelectual, iluminación moral, estabilidad filosófica, sensibilidad ética, conciencia de Dios y la certeza de la supervivencia personal. La fe de Jesús señaló el camino hacia la salvación definitiva de la humanidad, hacia el logro supremo del universo mortal, ya que preveía:
a. La salvación de las ataduras materiales en la realización personal de la filiación con Dios, que es espíritu.
b. Salvación de la esclavitud intelectual: el hombre conocerá la verdad y la verdad lo hará libre.
c. La salvación de la ceguera espiritual, la comprensión humana de la fraternidad de los seres mortales y la conciencia morontiana de la hermandad de todas las criaturas del universo; el servicio-descubrimiento de la realidad espiritual y el ministerio-revelación de la bondad de los valores espirituales.
d. La salvación de la incompletitud del yo mediante el logro de los niveles espirituales del universo y mediante la realización final de la armonía de Havona y la perfección del Paraíso.
e. Salvación de uno mismo, liberación de las limitaciones de la autoconciencia mediante el logro de los niveles cósmicos de la Mente Suprema y por la coordinación con los logros de todos los demás seres autoconscientes.
f. La salvación del tiempo, el logro de la vida eterna de progresión sin fin en el reconocimiento de Dios y en el servicio a Dios.
g. Salvación de lo finito, la unidad perfeccionada con la Deidad en y a través del Supremo, mediante la cual la criatura intenta el descubrimiento trascendental del Último en los niveles posfinalistas de lo absonito. LU 101:6.8
Las enseñanzas de Jesús disociaron la superstición, la magia, la mitología y el dogmatismo de la verdadera religión. «El origen mágico y mitológico de la religión natural no invalida la realidad y la verdad de las religiones revelatorias posteriores ni el evangelio salvador consumado de la religión de Jesús. La vida y las enseñanzas de Jesús despojaron finalmente a la religión de las supersticiones de la magia, de las ilusiones de la mitología y de la esclavitud del dogmatismo tradicional. Pero esta magia y esta mitología primitivas habían preparado muy eficazmente el camino para una religión posterior y superior mediante la suposición de la existencia y la realidad de los valores y los seres supermateriales». LU 103:9.4
Jesús enseñó repetidas veces a sus apóstoles que ninguna civilización puede sobrevivir mucho tiempo a la pérdida de las mejores cosas que posee su religión. Nunca se cansó de señalar a los doce el gran peligro que supone aceptar los símbolos y las ceremonias religiosos como sustitutos de la experiencia religiosa. Toda su vida terrestre estuvo firmemente consagrada a la misión de derretir las formas congeladas de la religión, para darles las libertades líquidas de una filiación iluminada. LU 155:3.8
Hasta que las razas se vuelvan sumamente inteligentes y más completamente civilizadas, seguirán existiendo muchas de esas ceremonias infantiles y supersticiosas que son tan características de las prácticas religiosas evolutivas de los pueblos primitivos y atrasados. Hasta que la raza humana no alcance el nivel de un reconocimiento más elevado y más general de las realidades de la experiencia espiritual, un gran número de hombres y mujeres continuarán mostrando su preferencia personal por esas religiones de autoridad que sólo requieren un asentimiento intelectual, en contraste con la religión del espíritu, que implica una participación activa de la mente y del alma en la aventura de la fe consistente en luchar con las realidades rigurosas de la experiencia humana progresiva. LU 155:5.8
Aunque la religión de autoridad puede conferir un sentimiento inmediato de seguridad estable, el precio que pagáis por esa satisfacción pasajera es la pérdida de vuestra independencia espiritual y de vuestra libertad religiosa. Como precio para entrar en el reino de los cielos, mi Padre no os exige que os forcéis a creer en cosas que son espiritualmente repugnantes, impías y falsas. No se os pide que ultrajéis vuestro propio sentido de la misericordia, de la justicia y de la verdad por medio de vuestro sometimiento a un sistema anticuado de formalidades y de ceremonias religiosas. La religión del espíritu os deja eternamente libres para seguir la verdad, dondequiera que os lleven las directrices del espíritu. ¿Y quién puede juzgar —quizás este espíritu tenga algo que comunicar a esta generación, que las otras generaciones han rehusado escuchar? LU 155:6.5
¡Vergüenza deberían sentir esos falsos educadores religiosos, que quisieran arrastrar a las almas hambrientas al oscuro y lejano pasado, para luego abandonarlas allí! Esas personas desgraciadas están condenadas así a asustarse de todo nuevo descubrimiento, y a sentirse desconcertadas con cada nueva revelación de la verdad. El profeta que dijo: «Aquel cuya mente descansa en Dios se mantendrá en una paz perfecta» no era un simple creyente intelectual en una teología autoritaria. Este ser humano, que conocía la verdad, había descubierto a Dios; no se limitaba a hablar de Dios. … Les aconsejo que abandonen la práctica de citar siempre a los profetas de antaño y alabar a los héroes de Israel, y que, en cambio, aspiren a convertirse en profetas vivientes del Altísimo y héroes espirituales del reino venidero. Honrar a los líderes del pasado que conocían a Dios puede que valga la pena, pero ¿por qué, al hacerlo, sacrifican la experiencia suprema de la existencia humana: encontrar a Dios por sí mismos y conocerlo en su propia alma? LU 155:6.6-7
El evangelio del reino ha sido distorsionado temporalmente por la teología paulina. «Las ideas e ideales de Jesús, encarnados en la enseñanza del evangelio del reino, casi no se materializaron a medida que sus seguidores distorsionaban progresivamente sus pronunciamientos. El concepto del reino que tenía el Maestro se vio notablemente modificado por dos grandes tendencias:
a. Los creyentes judíos persistían en considerarlo el Mesías. Creían que Jesús regresaría muy pronto para establecer el reino universal y prácticamente material.
b. «Los cristianos gentiles empezaron muy pronto a aceptar las doctrinas de Pablo, que condujeron cada vez más a la creencia general de que Jesús era el Redentor de los hijos de la iglesia, la nueva sucesora institucional del concepto primitivo de la fraternidad puramente espiritual del reino.» «La iglesia, como consecuencia social del reino, hubiera sido enteramente natural e incluso deseable. El mal de la iglesia no fue su existencia, sino más bien el hecho de que sustituyó casi por completo el concepto del reino presentado por Jesús. La iglesia institucionalizada de Pablo se convirtió prácticamente en el sustituto del reino de los cielos que Jesús había proclamado.» «Pero no lo dudéis, este mismo reino de los cielos que el Maestro enseñó que existe en el corazón de los creyentes, será proclamado aún a esta iglesia cristiana, así como a todas las demás religiones, razas y naciones de la Tierra —e incluso a cada individuo». LU 170:5.8
Tarde o temprano, surgirá otro Juan Bautista, aún más grande, que proclamará que «el reino de Dios se ha acercado», lo que significa un retorno al elevado concepto espiritual de Jesús, quien proclamó que el reino es la voluntad de su Padre celestial, dominante y trascendente en el corazón del creyente, y todo esto sin hacer referencia alguna ni a la iglesia visible en la tierra ni a la anticipada segunda venida de Cristo.
¶ Los resultados de la vida y las enseñanzas de Jesús
Cristo Miguel reina ahora como Maestro Miguel, el Soberano Universal de Nebadon. El Espíritu de la Verdad se ha derramado en nuestro planeta y todos los seres humanos normales reciben Ajustadores del Pensamiento.
La rebelión de Lucifer técnicamente ha terminado.
a. Lucifer está prisionero en el satélite número uno del grupo de esferas de transición del Padre en Jerusem. Satanás se encuentra ahora retenido sin reservas en los mundos prisión de Jerusem. Desde Pentecostés, Caligastia y Daligastia son serviles ante los Ajustadores del Pensamiento y el Espíritu de la Verdad. Han sido relativamente impotentes desde la época de Cristo.
b. Los primeros pasos para conocer el caso de la rebelión de Lucifer se han dado en los tribunales de Uversa.
La revelación que Jesús trajo a nuestro planeta, combinada con su Espíritu de la Verdad, ha liberado a la religión de sacerdocios, instituciones, formas y ceremonias especiales. Esta nueva liberación de poder espiritual ha puesto fin al dominio del puro poder físico. LU 194:3.10 El hombre ahora tiene el punto de apoyo espiritual para vencer el mal con el bien, vencer el odio con el amor y destruir el miedo con una fe viva.
El evangelio de Jesús ya ha traído un nuevo orden a la sociedad humana. La religión de Jesús es la influencia unificadora más poderosa que el mundo haya conocido jamás. LU 194:3.17
El poder de atracción espiritual de Cristo Miguel, combinado con el ministerio del Espíritu Santo y la guía de los Ajustadores del Pensamiento residentes, ha llevado a nuestro mundo al borde de uno de los mayores avances de nuestra historia. «Urantia se estremece actualmente al borde mismo de una de sus épocas más asombrosas y apasionantes de reajuste social, de reanimación moral y de iluminación espiritual». LU 195:9.2 «No os desaniméis; la evolución humana continúa avanzando, y la revelación de Dios al mundo, en Jesús y por Jesús, no fracasará». LU 196:3.33
El plan de esta nueva era en el reinado de Cristo Miguel se resume en las siguientes transformaciones personales y ajustes planetarios.
a. Fraternidad social. Debemos multiplicar los contactos sociales en el mundo, desarrollar un idioma común y fomentar el intercambio internacional de estudiantes, profesores, industriales y filósofos religiosos.
b. Intercambio intelectual. La comunicación y los viajes a nivel mundial deben brindar conocimiento directo de todas las razas y pueblos. Debe existir un libre intercambio de literatura y cultura entre todas las naciones.
c. Despertar ético. La intolerancia humana, el orgullo nacional y los celos raciales deben ser desenmascarados por una mayor conciencia ética, que conduce a la comprensión espiritual necesaria para unificar a la humanidad.
d. Sabiduría política. Solo la madurez emocional puede conducir al hombre al autocontrol y a las técnicas políticas esenciales para la eliminación de la guerra.
e. Perspicacia espiritual. La manera más rápida de comprender la hermandad humana es lograr la transformación espiritual de la humanidad actual. La hermandad se basa en el reconocimiento de la Paternidad de Dios. LU 52:6.2
La fe de Jesús nos enseña que la religión —la comunión con Dios— es la experiencia suprema del hombre. Unifica e integra toda la vida. «El gran desafío para el hombre moderno consiste en conseguir una mejor comunicación con el Monitor divino que reside en la mente humana. La aventura más grande del hombre en la carne consiste en el esfuerzo sano y bien equilibrado por elevar los límites de la conciencia de sí a través de los reinos imprecisos de la conciencia embrionaria del alma, en un esfuerzo sincero por alcanzar la zona fronteriza de la conciencia espiritual —el contacto con la presencia divina». LU 196:3.34