© 1982 Meredith Sprunger
© 1998 Fellowship de El Libro de Urantia
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6/1/82
Cualquiera que haya experimentado una relación personal dinámica con Dios y se haya dedicado a las exigencias de esta relación debe hacer algo al respecto. La religión genuina siempre motiva la acción y transforma vidas. Jesús enfatiza que el servicio es el verdadero indicador de nuestra filiación con el Padre Universal. Los religiosos a menudo han eludido la exigente disciplina del ministerio espiritual al involucrarse en sustitutos religiosos como la teología, el cultivo de sectas, la administración organizacional y la contemplación mística. Las sectas y los grupos sectarios tienden a ser centrípetos e introspectivos; su enfoque y relaciones principales son con personas de adentro. Una religión o un religioso más maduro es abierto y extrovertido, y busca llevar el ministerio a toda la humanidad.
El servicio al prójimo puede adoptar muchas formas, y cada uno debe descubrir qué función o canal le resulta creativo. Podemos servir a Dios en todas las vocaciones de la sociedad y a través de todas las artes y ciencias. Jesús nos insta a buscar la guía y dirección del Padre para nuestras vidas. No todos estamos llamados al mismo ministerio. Sigan con valentía el ritmo de la música que escuchan; y así la sinfonía de servicio del Padre beneficiará a todas las personas.
Hay tres formas básicas de servicio en las que cada uno de nosotros está llamado a participar. Primero, debemos esforzarnos por vivir las verdades inspiradoras que se nos han dado. Esto es elemental. Segundo, debemos participar en diversos tipos de servicio material. Debemos ayudar a los necesitados, trabajar por la justicia social, económica y legal, y promover el bienestar humano. Finalmente, y más importante, estamos llamados a participar en un ministerio espiritual para las mentes y las almas de nuestros semejantes. Esta forma de compartir y proclamar la buena nueva ha logrado, históricamente, la mayor transformación de la vida humana de todas las formas de servicio. Y hoy existe una gran necesidad de reestructurar los fundamentos espirituales de la sociedad, junto con un creciente anhelo en el mundo por una mayor comprensión del universo y de Dios.
La verdad más reciente y grandiosa que el Maestro ha puesto en nuestras manos es la quinta revelación trascendental. Este acontecimiento trascendental ha abierto vastas posibilidades de ministerio. Cada uno de nosotros debería preguntarse: ¿cómo estamos materializando estas dinámicas posibilidades? ¿Qué frutos del espíritu demuestran que estamos haciendo algo creativo con esta visión ampliada de la verdad en nuestras vidas y en nuestro servicio? ¿Dónde hemos sembrado esta nueva semilla de verdad? ¿Estamos cultivando la tierra y plantando la semilla con cuidado, o simplemente estamos dejando que la naturaleza siga su curso y ocupándonos de otras cosas mientras el viento del tiempo esparce la semilla al azar?
Si bien ha habido muchos períodos evolutivos de avivamiento espiritual liderados por grandes líderes religiosos, las eras más significativas de despertar espiritual en nuestro mundo se iniciaron con la llegada de una revelación trascendental. Hoy en día, contamos con numerosos líderes religiosos carismáticos que reconocen la necesidad de una renovación espiritual en nuestra sociedad y que se esfuerzan al máximo para lograr dicha transformación espiritual en nuestra cultura. Sin embargo, el rejuvenecimiento espiritual de nuestro planeta requiere algo más que genio religioso y heroísmo humano.
La profundidad de nuestro dilema mundial y la decadencia de nuestros recursos espirituales se evidencian en la relativa impotencia de los líderes e instituciones religiosas de nuestros días. Debido a este agotamiento de nuestras reservas espirituales evolutivas, hemos recibido la quinta revelación trascendental. Ha llegado en la plenitud de los tiempos; pues solo una visión ampliada e integrada de la Realidad, junto con el poder de la fe de la nueva revelación, puede propiciar un renacimiento espiritual en nuestro mundo. La crisis de nuestra época desafía a todo estudiante serio de El libro de Urantia a dedicarse a algún tipo de ministerio de divulgación activo y sistemático.
Los campos más significativos para el ministerio espiritual, que tendrán un efecto duradero en nuestra cultura y civilización, son las instituciones religiosas de nuestra sociedad. Ninguna influencia espiritual ha hecho jamás una contribución duradera a nuestro mundo sin institucionalizarse. Si bien las organizaciones religiosas aumentan el potencial de maldad y de desorientación doctrinal, ninguna dinámica espiritual ha logrado consolidarse como un aspecto viable de la historia sin utilizar canales institucionales. Esto significa que las enseñanzas de El libro de Urantia deben fermentar las tradiciones religiosas del mundo o, de lo contrario, será necesario crear nuevas instituciones religiosas para cumplir este propósito.
En vista de estas realidades experienciales, resulta evidente que una de las vías de servicio más importantes en las que los estudiantes de El libro de Urantia pueden desenvolverse es dentro de las instituciones religiosas de la sociedad. La levadura espiritual siempre proviene del interior. Este es, obviamente, un proceso lento y difícil; pero no hay otra vía para el crecimiento espiritual. Quienes se sienten demasiado desconectados, desencantados o frustrados para servir activamente en las instituciones religiosas de la sociedad, en gran medida, se excluyen a sí mismos de uno de los instrumentos evolutivos más importantes para lograr un renacimiento espiritual en nuestro mundo.
Esto no significa que sea necesario ser miembro de una institución religiosa para contribuir al progreso espiritual. Tanto individuos como grupos religiosos no institucionalizados pueden realizar importantes contribuciones al crecimiento religioso. Sin embargo, estas contribuciones independientes deben eventualmente incorporarse a las instituciones religiosas para que sobrevivan. Si la quinta revelación trascendental ha de abrirse paso en nuestra cultura, primero debe influir en la vida de las personas; pero para que estas enseñanzas sobrevivan y se conviertan en una fuerza social en la civilización, estas personas deben dinamizar las religiones tradicionales de nuestro mundo o crear nuevas entidades que se conviertan en los canales a través de los cuales estas verdades iluminen a la humanidad.
Se espera que el movimiento Urantia avance en ambas direcciones. Si bien la Hermandad Urantia es una nueva organización religiosa, busca desempeñar un papel único como institución humana. No aspira a iniciar una nueva religión ni a convertirse en una entidad religiosa que ofrezca servicios pastorales, sacerdotales o de culto, como lo hacen las iglesias y sinagogas. La Hermandad funciona principalmente como una institución educativa-social con un propósito religioso. Como tal, podría contribuir con un importante ministerio ecuménico a todas las religiones del mundo. El objetivo de la Hermandad es la transformación espiritual de la humanidad mediante la influencia fermentativa de la quinta revelación trascendental (y el ministerio espiritual continuo y unificado de Dios) en todas las instituciones de nuestro mundo.
Con el tiempo, surgirán nuevos grupos religiosos que reconozcan El Libro de Urantia como el centro de su fe y práctica, y que proporcionarán todos los servicios pastorales, sociales, educativos y sacerdotales de las iglesias y sinagogas contemporáneas. Sin embargo, en general, estos nuevos grupos probablemente desempeñarán un papel significativo, aunque menor, en la evolución de la religión en nuestro planeta. Los principales acontecimientos del desarrollo religioso futuro probablemente tendrán lugar dentro de las tradiciones religiosas que han atendido las necesidades espirituales de la humanidad durante siglos. Por lo tanto, es de vital importancia que un número cada vez mayor de estudiantes de El Libro de Urantia asuma roles de liderazgo activo en las instituciones religiosas del mundo. Si preparamos el terreno sabiamente, con el tiempo surgirán miles de grupos de estudio dentro de estas comuniones históricas.
Cualquiera que sea el tipo de ministerio de extensión que elija, la calidad y la eficacia de ese servicio dependen, en gran medida, de cómo se realiza. La revelación divina y la experiencia humana nos han enseñado la importancia de los siguientes siete principios del ministerio.
1. Usa la sabiduría
Use la sabiduría y el equilibrio en todo su servicio. Evite los extremos, el exhibicionismo, la exageración y lo espectacular. Aprenda a distinguir entre el buen gusto artístico y lo teatral. Recuerde que el contacto personal es más efectivo que la comunicación masiva impersonal. Comprenda la sabiduría y la eficacia de los grupos pequeños. Estos grupos forman coaliciones y redes más abiertas y dinámicas que las burocracias jerárquicas y las sectas egoístas. Una red así es mucho mayor que la suma de sus partes. Tiene liderazgo múltiple, políticas pluralistas y su centro está en todas partes. Comience donde están las personas, no donde usted está. Comuníquese dentro de sus marcos de referencia y anticipe sus reacciones naturales. Combine el conocimiento más experto con los valores más elevados en todo su ministerio. Domine su mente a través del poder del espíritu. Sea fuerte en el espíritu; sepa que en enlace con Dios nada puede derrotar los propósitos espirituales de su vida. Sea valiente, pero actúe con discreción.
2. Deja que el amor cree
Deja que el amor cree la atmósfera de todas tus relaciones interpersonales. Recuerda que no puedes comunicarte eficazmente con los demás a menos que los aceptes positiva e incondicionalmente con todas sus imperfecciones. Esfuérzate por evitar que tus propios prejuicios y limitaciones interfieran o distorsionen tu servicio. Apoya, estimula y ayuda a las personas; no intentes coaccionarlas. Considera a todos tus semejantes como personas valiosas y esfuérzate por fortalecer su confianza y autoestima. Sé natural y genuino, y disfruta de su compañía. Sirve con amor, un corazón agradecido y la alegría del acto mismo. El ministerio es una actividad intrínseca de la mente creativa y el alma amorosa. La motivación extrínseca en el servicio compromete su valor espiritual. Servir a Dios, incluso con buenos propósitos extrínsecos, como construir tu grupo de estudio, sociedad o iglesia, o incluso para lograr un renacimiento espiritual, limita su valor espiritual y satisfacción personal. Ministra con la motivación intrínseca del amor, la gratitud y la alegría; y las repercusiones o resultados extrínsecos se resolverán en gran medida por sí solos. Servid en la apertura del amor creativo; pero no intentéis manipular a la gente.
3. Cultivar la apertura
Modera tus convicciones personales con objetividad filosófica. Sé siempre honesto y abierto. Cultiva la libertad de opinión y respeta el derecho de los demás a discrepar de tus convicciones más profundas. Honra el derecho divino de cada persona a la autodeterminación. Intenta establecer puntos en común, pero no discutas con la gente. Deja que tu entusiasmo por la verdad anime tus conversaciones, pero nunca menosprecies ni ofendas a los demás a sabiendas.
4. Cooperar con la evolución
Reconoce que la evolución es el principio fundamental de la vida. No esperes resultados inmediatos. Todo crecimiento es inconsciente y tiene un inicio en la semilla de mostaza. Las raíces de un nuevo árbol de la vida tardan décadas en penetrar las rocas de la tradición sobre las que se planta. Sé paciente, pero no te conviertas en víctima de una mentalidad temerosa de «no hacer nada» ni entierres tus talentos y tesoros en los pantanos del estancamiento o en los lodazales de las oscuridades de las sectas. Preocúpate por ministrar eficazmente, pero relativamente despreocupado por los resultados. Comprende que tu ministerio debe planificarse y conducirse en el contexto de la ley de la preparación. Ministra siempre en el punto de preparación evolutiva, pero no confundas esta preparación básica con las condiciones superficiales de la preparación psicológica y social. Todos los que tienen una visión profética saben que la evolución, el arado de la historia, eventualmente rompe la corteza de la resistencia individual y mueve los terrones del estancamiento social. Sé leal y persistente en tu servicio sin necesidad de ver resultados ni de ser honrado por el éxito. Es nuestro privilegio y responsabilidad ministrar; Los resultados están en manos de Dios Supremo. Cultiva en ti mismo la mente y la actitud del Supremo en todo. Las vicisitudes del tiempo no alteran los objetivos de la eternidad.
5. Vivir con lo común
Participa activamente en experiencias cotidianas y cotidianas. Crece, florece y da fruto en la tierra donde estás plantado. Si es posible, mantén tus antiguos lazos sociales y religiosos fuertes y sanos. Comparte con aceptación espiritual. Cuando seas un renacuajo, no vivas bajo la ilusión de ser una trucha o un águila. Solo la dedicación y la creatividad en el renacuajo te brindarán satisfacción interior y una sensación de plenitud. Estas actividades e identificaciones mundanas aportarán un sentido de proporción, autenticidad e integridad a tu ministerio. Olvida los fracasos del pasado y no te dejes obsesionar por anticipar el futuro. Vive el presente en constante comunión con el Padre y absorto en el momento existencial de la experiencia.
6. Desarrollar el sentido del humor
Cultiva un sentido del humor activo. El humor nos ayuda a mantener una perspectiva adecuada. Puedes llevar cargas del tamaño de un hombre o de una mujer cuando te liberas del peso del mundo. No te tomes demasiado en serio, aunque participes en una obra importante. No te preocupes por el prestigio ni el estatus. Esfuérzate por evitar la autocontemplación y cultiva el olvido de ti mismo. Las personalidades finitas pueden convertirse en figuras trágicas cuando pierden la perspectiva y no aprecian la comedia de la vida. Necesitamos reírnos de nosotros mismos y de las situaciones frustrantes, ridículas y absurdas que enfrentamos. Un espíritu alegre puede ser una gran ventaja para llevar las cargas, a veces pesadas, del ministerio.
7. Servir con alegría
Sobre todo, vive con alegría en tu corazón y encuentra gozo en tu ministerio. Perteneces al reino del Padre, que tiene un futuro eterno de aventuras y recompensas inimaginables. Nada puede impedir por mucho tiempo el cumplimiento de tus más fervientes esperanzas espirituales y tus sueños más preciados. Quienes experimentan esta fe en un destino eterno viven con un gozo incontenible incluso en medio de las dificultades materiales, los conflictos sociales y la aparente derrota personal. Al liberarte de la esclavitud de la tentación de las cosas, de la adoración o la crítica de los demás y de la importancia o la preocupación por ti mismo, experimentarás las alegrías liberadoras del servicio. También descubrirás que, al hacerlo, te liberas de la presión social egocéntrica del éxito o de mantener una reputación. Cuando tu voluntad está en armonía con la voluntad de Dios, la vida de servicio también trae una profunda paz interior. Esta significatividad y alegría de la adoración y el servicio trasciende las recompensas de todas las demás actividades humanas.
Vivimos en uno de los períodos de transición más importantes de la historia humana. Nuestra sociedad necesita desesperadamente una visión espiritual más amplia que guíe y estabilice la nueva era que lucha por nacer. El Libro de Urantia nos ha sido dado, proporcionando el punto de apoyo espiritual para impulsar a nuestro mundo hacia una nueva era de logros humanos. Nuestro Soberano Maestro nos habla como a Pedro: «Si me amas, apacienta mis ovejas».