© 2013 Mike Wood
© 2013 Fundación Urantia
La opinión de una alumna de la UBIS | Volumen 7, Número 3, Sept. 2013 — Índice | La embajadora de El libro de Urantia, Irmeli Ivalo-Sjölie, visita Finlandia y los EEUU |
De Mike Wood, Fundación Urantia, Chicago (Illinois, EEUU)
Julio fue un mes ajetreado en la Fundación Urantia. Además de celebrarse la reunión habitual de julio de la Junta de Fideicomisarios, también se celebró una reunión de la junta directiva de la Escuela de El libro de Urantia en Internet justo antes de la reunión de los fideicomisarios. Pero entre estas dos reuniones hubo dos conferencias: una organizada por la Urantia Book Fellowship y otra por la Asociación Urantia de los Estados Unidos (UAUS), y ambas me dieron la oportunidad de montar un expositor para vender ejemplares de El libro de Urantia con descuentos (incluyendo todas las traducciones), así como algunas ayudas al estudio y cuadernos, tales como el Estudio del universo maestro.
Primero hubo un corto viaje a Northbrook (Illinois), donde la Fellowship celebraba su Sesión de Estudio de Verano en el Techny Towers Spiritual Retreat Center, una bella instalación gestionada por los Misioneros de la Palabra Divina. El tema de la conferencia fue: «Nuestro regalo a Dios Padre. El servicio al Supremo», y consistió en talleres durante el día y conferencias plenarias durante la tarde. El grupo de líderes destacados de los talleres era demasiado numeroso para nombrarlos a todos, pero incluyó presentaciones de Gard Jameson, Bobbie y Steve Dreier, Barbara Newson, David Kulieke y Barry Clark.
Quizá lo más destacado de este evento tan bien organizado fueron las sesiones plenarias de la tarde. Tamara Strumfeld, de la Fundación, arrancó la primera noche con una charla maravillosa y emotiva sobre vida práctica que aporta al Supremo. Incluyó sus pensamientos sobre crecimiento personal como resultado de sus experiencias como madre durante los últimos cuatro años. Después de su charla, la broma que circulaba entre el resto de conferenciantes fue: «¿cómo vamos a seguir después de esto?». El siguiente fue Seth Wood quien, en reconocimiento de la charla de Tamara, dijo que su principal trabajo era bajar el listón para Cristina Seaborn, que era la que le seguía la tarde siguiente. Seth fracasó en el empeño, pues dio una maravillosa charla con un estilo que recordaba algo a Bill Sadler Jr. y a Vern Grimsley. Engarzó citas inspiradoras sobre amarnos los unos a los otros, historias cómicas sobre ser un lector de segunda generación y anécdotas de su práctica legal en una charla inspiradora que si hizo algo fue subir el listón aún más. Pero Cristina estuvo a la altura la tarde siguiente, con su charla titulada «Cómo sirvo al Supremo», en la que trató sobre cómo deberíamos usar nuestros talentos para hacerlo lo mejor que podamos a fin de llegar al Supremo. Ella llamó momento supremo a esta experiencia. Como violinista consagrada y de talento y conferenciante emergente, compartió verdaderamente más de unos pocos momentos supremos con su público.
El último día, Gary Deinstadt continuó con el tema del fin de semana cuando mencionó que había conocido a alguien en el ascensor que no le conocía y que le hizo el comentario informal de que sentía pena por el pobre que tuviera que hablar el último. Pero Gary estuvo a la altura de la tarea con su charla informativa y amena. Gary, compositor musical ganador de un Emmy, es también un ministro interreligioso con un máster en Divinidad. Dio una charla sobre «El don del dominio» y fue un gran presentador final de la conferencia. Después de todo, el evento de este año fue otro de una larga serie de sesiones destacadas de estudio de verano.
Dos semanas después, después de las reuniones antes mencionadas, viajé a Leavenworth (Kansas) para la conferencia nacional de la UAUS que se celebraba en el St. Mary’s College. Esta bella universidad de 150 años de antigüedad está gestionada por las Hermanas de la Caridad. El aspecto trascendental de esta conferencia era el hecho de que la planearon y llevaron a cabo lectores jóvenes de menos de cuarenta años. Estos lectores jóvenes no solo presentaron una conferencia maravillosa, sino que también ganaron experiencia valiosa que les servirá a ellos y a la comunidad Urantia durante los próximos años. Un aspecto destacado de la conferencia, que fue quizá un poco diferente a conferencias anteriores, fue que se centró en el estudio. De las cinco sesiones principales del fin de semana, tres de ellas fueron de hecho grupos de estudio centrados en el tema de la conferencia, «Relaciones humanas y divinas».
El primero fue el estudio del Documento 110, «La relación de los Ajustadores con los mortales individuales», seguido el día siguiente por el estudio del Documento 99, «Los problemas sociales de la religión». Durante el último día, los grupos estudiaron varias secciones sobre la familia.
Otro aspecto de esta conferencia que vale la pena mencionar fue el entretenimiento, especialmente el programa del sábado noche que se celebró en una bella sala llamada Walnut Room. La noche comenzó con David Glass, que recitó dos sonetos originales llenos de devoción y que sirvieron como bendición o invocación para la noche. Después, Lee Armstrong hizo una lectura de 20 minutos de un relato corto de Robert Olen Butler, Todos los hombres que ella besa mueren. Fue tanto cómico como dramático, cosa que solo un profesional de la estatura y experiencia de Lee puede hacer. Lee nos llevó a la siguiente parte de la noche con una breve charla acerca de su mujer, Roselyn, que murió hace unos años después de una larga lucha contra el cáncer. Lee presentó a Tonia Baney y explicó que le había encargado a Tonia, una retratista mundialmente conocida (y exdirectora ejecutiva de la Fundación Urantia), que pintara un retrato de Roselyn. Nos giramos entonces para ver cómo se desvelaba el retrato que había sido cubierto y colocado directamente detrás del público. Es un retrato increíblemente bello que está más allá de mi capacidad para describirlo.
A continuación, Bob Solone, destacado pianista y cantante (y antiguo responsable del servicio a los lectores de la Fundación) tomó asiento ante el gran piano Steinway y tocó una maravillosa selección de música que capturó los oídos y los corazones de todos los asistentes. Incluso tocó un par de peticiones del público. Así que en una noche los organizadores de la conferencia cubrieron bastante bien todas las artes con poesía, prosa, pintura y música. Y todo este entretenimiento fue proporcionado por estudiantes veteranos de El libro de Urantia, que resultaron también estar consagrados en sus respectivos campos. Fue una noche que recordaré durante mucho tiempo.
A pesar de que soy el vendedor de libros de las conferencias, consigo escuchar a grandes conferenciantes, asistir a talleres destacados, participar en grupos de estudio de alta calidad y disfrutar de un entretenimiento maravilloso, a menudo con lectores de El libro de Urantia de todo el mundo. Asistir a conferencias de El libro de Urantia me parece que nos hace vislumbrar lo que debe ser vivir en la edad de luz y vida.
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