© 2000 Neal Waldrop III
© 2000 Asociación Urantia Internacional (IUA)
La importancia de la adoración y la oración | Journal — Diciembre 2000 — Índice | Revelación Urantia como fuente para el crecimiento espiritual |
Neal Waldrop
Ginebra, Suiza
Presentado en la Junta del Grupo de Trabajo del Proyecto Mateo, Octubre del 2000, Chicago, Estados Unidos de Norteamérica
Nadie pondría combustible para cohetes comprimido dentro del horno de hierro de una fina máquina de vapor de un tren minero pesadamente cargado, para luego disparar la temperatura de su calentador y darle un impulso incontrolable, a menos que esperara que en la primera curva aguda —diseñada para un paso más pausado— la máquina y todos los vagones de carga cayeran en cascada por un precipicio y se despedazaran en el piso de granito del abismo, explotando en miles de fragmentos imposibles de ser reensamblados jamás.
No, nadie haría eso. Aún así algunos lectores de la quinta revelación de época, muy envueltos en la tradición judeo-cristiana, parecen inclinados a querer inyectar nuevos ideales a los patrones organizacionales y formas sociales que evolucionaron a lo largo de los dos últimos milenios — como si un modesto reempaquetado nos permitiera promover y aspirar a las incomparablemente más extensas y completas enseñanzas que nosotros, y nuestros herederos y sucesores, deberemos de absorber, integrar y vivir.
No, eso no funcionará tampoco. Por un largo período, los lectores de la revelación deben fundamentalmente inventar nuevos enfoques y métodos de aproximación. Debemos integrar estas innovaciones y profundo entendimiento con la totalidad de la experiencia humana, cerrando dos de las grietas que han fragmentado a la sociedad a lo largo de los últimos siglos — contienda crónica y abusiva entre ciencia y religión, y las aún más venenosas disputas entre las varias religiones tradicionales y los numerosos componentes de la cultura contemporánea.
El esfuerzo que describo aquí requiere de un paso preliminar dirigido a ayudar a nuestro planeta a regresar a la senda normal de crecimiento y evolución de acuerdo a los planes del Padre. Desde este punto de vista, el trabajo puede ser entendido como un esfuerzo por compensar y vencer los resultados de largo alcance de la rebelión de Caligastia y la falta adánica.
Así como los regímenes del Príncipe Planetario y el de Adán y Eva, la campaña que necesitamos lanzar debe dar fe de una perspectiva espiritual que integre y unifique todos los aspectos de la vida humana. Nosotros y nuestros sucesores debemos buscar crear las condiciones que permitan la siguiente visita de un Hijo Paradisiaco, y los elementos de todo este esfuerzo que estén asociados con la religión no deben dominar o dejar de considerar otros elementos por separado. (En orden de explorar este punto, quizá desees re-leer el capítulo 52: «Las épocas planetarias de los mortales».)
No obstante, los retos que enfrentamos están pesadamente influenciados por el rol y posición previa de la religión en la civilización humana. Debido a que las tercera y cuarta revelaciones de época se confinaron mayormente a los aspectos religiosos, los lectores de El libro de Urantia tienden a pensar acerca de sí mismos como religionistas. Muchas actividades de la Asociación Urantia Internacional (AUI) y de «The Fellowship» tienen rasgos religiosos o cuasi-religiosos, aunque ciertamente existen otros elementos. En cualquier caso, observadores de todo el mundo se inclinarían a identificar a ambas organizaciones como asociaciones religiosas o como asociaciones fraternales de religionistas.
Sea como sea, los lectores de la revelación no podemos honrar los ideales e intención de los reveladores si nos confinamos a nosotros mismos a la observancia religiosa. Tampoco podemos expresar adecuadamente nuestra gratitud y regocijo si limitamos nuestra respuesta a la apreciación interior. Dada nuestra conciencia de que los seres humanos del tercer milenio no responderán a las trompetas de la Edad Media [Comisión de medianos, LU 195:6.10 ], debemos de hecho hacer algo — no sólo meditar o contemplar.
Cuando respondemos a aspectos de las enseñanzas que son espirituales o religiosos, quizás podemos — con justicia— ser considerados «religionistas», a pesar de que El libro de Urantia es una revelación y no una religión. Pero si encontramos formas apropiadas de responder a aspectos de interés y dimensiones culturales, sociales, económicas y políticas de la vida en Urantia, está lejos de ser claro qué etiqueta tenemos que usar.
Las enseñanzas de los reveladores son espirituales, mentales y culturales, no sólo espirituales. Dirigen el anhelo de crecimiento y progreso del individuo y el grupo, no sólo el ansia de ser «salvos». Unifican la experiencia de cada ser humano y de toda la civilización; no dan lugar a la aparición de dogmas intelectuales, códigos morales y rituales sagrados. El impacto neto de las enseñanzas es la nueva alianza: Dios Padre y Dios Madre tienen un plan para cada uno de nosotros y para todos los habitantes del planeta entero.
No me estoy relevando del deber de fomentar una búsqueda personal de valores religiosos, ni de otras formas de trabajo espiritual de la Fundación Urantia, la AUI, y la Fellowship. Nuestro horizonte completo no es de ninguna manera un laberinto estático. Por el contrario, debemos emprender esfuerzos adicionales, aceptando y cumpliendo de forma completa nuestras enteras responsabilidades como herederos de la revelación.
Mientras diseñamos estos nuevos enfoques y les damos forma, tenemos que considerar si las mismas organizaciones pueden operar efectivamente en dos o más vías paralelas — con individuos diferentes y métodos notablemente diferentes— o si sería más sabio hacer algo completamente nuevo que pudiera parecerse más a una «no-organización». Un factor clave a considerar será cómo nosotros, como individuos, podemos unirnos a otros en la sociedad quienes tienen aspiraciones y metas similares.
Si como individuos persiguiéramos y aspiráramos a la vida espiritual desde una perspectiva separatista, y si como resultado de ello continuáramos tratando los impulsos espirituales como una esfera cerrada, aislada, que todo lo sabe y se distancia y distingue a sí misma de la sociedad manteniéndose al menos en parcial oposición a ella, tal actitud nuestra tendería a reforzar y perpetuar el penetrante punto de vista de «secular» vs. «sagrado».
En términos de las enseñanzas recomendadas por los autores de la quinta revelación de época, tales defectos adquiridos o heredados serían justamente descritos como un fracaso en combinar e integrar nuestras visiones de Dios Trascendente y Dios Inmanente. Por lo que debemos siempre tener en mente que en el Padre vivimos y nos movemos y tenemos nuestro ser — tal como dos diferentes autores nos lo informan (LU 1:5.16; LU 2:1.11; LU 105:2.11)
Otro veredicto revelador sería enfatizar que estaríamos fallando en dar la debida atención y cooperación a los planes y programas del Ser Supremo, Dios Madre. Porque es también nuestro gran privilegio el contribuir al crecimiento evolucionario del Ser Supremo, quien es la personificación realy el epitome personal de toda evolución, progresión y espiritualización [LU 117:3.4] y cuya naturaleza divina evolutiva se está volviendo una representación fiel de la experiencia inigualada de todas las criaturas y todos los creadores en el gran universo [LU 117:1.6] — como un Mensajero Poderoso nos dice. Pero dos documentos antes de esto, el mismo Mensajero Poderoso llama nuestra atención hacia una diferencia crucial: Con Dios Padre, la filiación es la relación más importante. Con Dios Supremo, el logro es el prerrequisito del estado: es necesario hacer algo, así como ser alguien [LU 115:0.1]
Las innovaciones de la mente y el espíritu son viajes de descubrimiento que inevitablemente involucran riesgos y peligros. Individuos imaginativos con suficiente impulso y determinación para ir hacia delante — a pesar de la demasiado evidente falta de fe de otros (y frecuentemente encubierto desdén)— pueden también ser percibidos con suficiente celo como para ser tachados de zelotas. Ellos asimismo pueden fallar en captar las capacidades y verdaderos anhelos interiores de sus contemporáneos, prolongando imprudentemente los esfuerzos por promover ideales inasequibles más allá de lo que sería el momento ideal para la instalación de faros radiantes en lo más alto de cada pico y colina conquistados. Indudablemente se requiere entusiasmo, pero balance y juicio son cruciales.
Obviamente los reveladores estaban bien conscientes de que los levantamientos actualmente ocurriendo en nuestro planeta son tanto inevitables como necesarios. Nosotros, nuestros hijos y nuestros nietos — y en la práctica sus hijos y nietos— debemos hacer lo mejor por participar constructivamente, en parte creando a partir de los ideales y entendimiento que los autores de El libro de Urantia han dibujado con energía y dramatismo. En el capítulo titulado «Los problemas sociales de la religión», un Melquisedec de Nebadon nos advierte:
Las invenciones mecánicas y la diseminación del conocimiento están modificando la civilización; son imperativos ciertos cambios sociales y adaptaciones económicas si se ha de evitar el desastre cultural. Este nuevo orden social que se aproxima no se establecerá complacidamente hasta por un milenio. La raza humana debe reconciliarse con un proceso de cambios, adaptaciones y readaptaciones. La humanidad está en marcha hacia un nuevo destino planetario no revelado. [LU 99:1.1]
No debemos servir solo al grupo de lectores de El libro de Urantia, sino a toda la humanidad. Debemos fomentar métodos múltiples e interconectados, de forma similar a como el régimen del Príncipe Planetario concibió el entero espectro de vida y conducta humana (ver la explicación de un Melquisedec en las páginas 745-750).
Mientras nos encontremos por estos medios cumpliendo con nuestras responsabilidades para con los reveladores —o más correctamente, nuestros deberes para con el gobierno espiritual de los Hijos del Padre y en nombre de Dios la Madre, el Ser Supremo, la suma y síntesis de perfección finita emergente— enérgicamente debemos resistir la tentación de construir elaboradas desviaciones intelectuales que dejarían de lado y evadirían el llamado para ser perfectos así como el Padre es perfecto, y para amar a otros así como el Padre nos ama. Incluso la tarea de construir una nueva y atrayente filosofía de vida habrá de ser inevitablemente activa, interactiva, experimental y evolucionaria — no una excusa para imaginería de sillas de honor, ni el producto de teorización abstracta basada en símbolos, paradigmas y relaciones conceptuales.
Un Melquisedec nos dice que el Príncipe Planetario y su personal arribaron en Urantia hace alrededor de quinientos mil años, lo cuál coincidió con la aparición de las seis razas de color, es decir de las razas sangik (…). [LU 66:0.2]. Con su arribo comenzó la presencia visible de representantes físicos del gobierno del universo en Urantia—una práctica normal que la muerte de Adán y Eva interrumpió. Mucho antes de que eso sucediera, tres cuartos de sus hijos inmediatos fueron transportados a Edentia, donde quedaron bajo el cuidado y control de los Altísimos (como Solonia nos lo dice en el capítulo LU 75:6.3).
En la página LU 55:7.3, un Mensajero Poderoso afirma: hace mucho tiempo que en Jerusem se supone que… un bijo e bija del Adán y Eva de Urantia, presentemente en Edentia como pupilos de los Altísimos de Norlatiadec acompañaran a Maquiventa Melquisedec cuando ocupe el asiento de Soberano Planetario en el templo morotial durante la primera etapa de luz y vida. Parecería razonable especular que estos hijo e hija de Adán y Eva regresaran a Urantia mucho antes que eso, pero esta conclusión nuestra es más una pregunta que una respuesta. (Si construimos una especulación sobre una conjetura — no atribuida a alguien— que está circulando por Jerusem, lo más que podemos pretender es plausibilidad y coherencia).
Por otro lado, tenemos todo derecho a confiar en que los representantes del gobierno del universo eventualmente reestablecerán una presencia visible en Urantia. Parte de nuestra tarea es comenzar los preparativos para ello —tal y como Van y Amadon pasaron muchos milenios preparando las cosas para el arribo de Adán y Eva. Y aunque nuestra orden del día será diferente de las metas que ellos persiguieron, algunos fracasos crónicos aún están pendientes de ser superados.
En LU 52:4.1, un Mensajero Poderoso declara que en los planetas leales y normales, la era «después del Hijo Magisterial» se inaugura con las razas mortales mezcladas y biologicamente vigorosas. No hay problemas de raza ni de color; literalmente todas las naciones y las razas son de una sola sangre. Florece la hermandad entre los hombres, y las naciones están aprendiendo a vivir en la tierra en paz y tranquilidad.
Más adelante nos dice: las razas pronto efectúan su liberación económica. El trabajo diario necesario para mantener la propia independencia será representado por dos horas y media de vuestro tiempo [LU 52:4.5]
Este Mensajero Poderoso declara después que en los mundos normales el Hijo autootorgador _no aparece en la carne hasta que las razas hayan ascendido a los niveles más altos de desarrollo intelectual y logro ético [LU 52:5.1] Ésta es una edad que se caracteriza por la búsqueda mundial de cultura moraly verdad espiritual. La pasión de los mortales de esta dispensación es la penetración de la realidad cósmica y la comunión con la realidad espiritual. LU 52:5.3
Durante esta era se solucionan virtualmente los problemas de enfermedad y delincuencia. La reproducción selectiva ha eliminado en gran parte la degeneración. La enfermedad ha sido prácticamente dominada a través de las altas calidades resistentes de las razas adánicas y por la aplicación inteligente y mundial de los descubrimientos de las ciencias físicas de las edades precedentes. La duración promedio de la vida, durante este período, llega bien por encima del equivalente de trescientos años del tiempo de Urantia. LU 52:5.9
Ciertamente tenemos trabajo por hacer, pero hay poderosas e irresistibles razones para tener confianza y convicción. Por ejemplo:
Avec toutes ces références à l’esprit, je crois que nous devrions faire tout ce qui est en notre pouvoir pour collaborer avec le gouvernement séraphique planétaire relativement à son programme d’amélioration du pool génétique de l’espèce humaine.
Con todo esto firmemente en mente, creo que deberíamos unir nuestras manos con el gobierno seráfico planetario, haciendo todo lo que podamos por cooperar con sus planes para elevar a la raza humana.
¿No lo creéis? Y de ser así, ¿qué vais a hacer al respecto?
Permítanme ser totalmente cándido. Al presentar a vosotros esta pregunta —resaltándola y enfatizándolaestoy trazando una línea en la arena. Habiéndolo hecho, también estoy invitando a que — al menos algunos de vosotros— os atreváis a cruzar esta línea conmigo.
Por favor permitidme revisar quienes se ofrecen.
En marzo de 1999, al final de un largo día dedicado a asuntos financieros y organizacionales, me levanté y leí el artículo II de la Declaración de fideicomiso creando la Fundación Urantia. Entonces señalé que durante los primeros cincuenta años de la Fundación, nuestros esfuerzos mutuos y conjuntos se habían enfocado casi enteramente en los objetos concordantes identificados en la Declaración de fideicomiso: «preservar inviolado el texto perpetuamente» y «diseminar los principios, enseñanzas y doctrinas de El libro de Urantia». Luego pregunté: ¿no es ya momento de comenzar a dedicar la atención adecuada al principal objeto de la Fundación —buscar implementar las enseñanzas de los reveladores en nuestras propias vidas y en el mundo como un todo?
En octubre de 1999, al final de otro largo día dedicado a asuntos organizacionales y financieros, distribuí copias de «Ideales y propósitos», un documento que exploraba estas preguntas con profundidad.
En marzo del 2000 durante la celebración del 50 aniversario de la Fundación, hablé más de las complejidades y dilemas que enfrentaremos cuando busquemos implementar la revelación en nuestras vidas y en el mundo como un todo. En parte, predije que todos y cada uno de los habitantes de Urantia, actuando por su propia voluntad, por convicción personal y compromiso individual, eventualmente se enlistarán en la cruzada planetaria para borrar los últimos rastros de la traición de Caligastia — pero ello será en una etapa mucho más avanzada, ya sea en esta misma era extendida o en otra por venir. Mientras tanto, dije, nosotros y los demás quienes —como afirman los reveladores— intentan y buscan implementar sus ideales pueden muy bien estar persiguiendo sendas que parecen agonizantemente lentas y tortuosas.
Hoy he regresado a estas mismas preguntas una vez más, pero en esta ocasión he buscado retratarlas desde la perspectiva opuesta. Aunque muchas de mis observaciones han sido conceptuales y más bien superficiales, quizá contribuirán a un entendimiento mejorado de los retos y necesidades de civilización y sociedad en nuestro planeta Urantia. Por encima de todo, es mi esperanza que estos comentarios brinden al menos algo de entendimiento profundo — aunque intermitente— en relación con algunos de los métodos y planes de Dios Padre y Dios Madre de cara a estos retos y necesidades.
Esto, por supuesto, nos trae de vuelta a la misma provocativa pregunta: ¿Qué es exactamente lo que necesitamos hacer?. Sí, esta pregunta es mi tesis implícita —o si lo prefieren, la tarea de todos nosotros. He hablado repetidamente y he hecho todo lo que me es posible para pulir y clarificar mi pregunta. Hemos alcanzado el final, y al menos algunos de nosotros debemos empezar a hacer la tarea.
Tan sólo tengo una brumosa vista de hacia donde nos llevará todo esto, pero eso hace el reto incluso más intrigante. Después de todo, nosotros y todos nuestros hermanos y hermanas en nuestro planeta Urantia eventualmente habremos de aprender una lección enseñada por un grupo de serafines planetarios a quienes un Melquisedec llama «Los espíritus de la confianza»:
En las edades planetarias más avanzadas estos serafines enaltecen la apreciación humana de la verdad de que la incertidumbre es el secreto para la continuidad contenta. Ayudan a los filósofos mortales a darse cuenta de que, aún cuando la ignorancia es esencial para el éxito, sería un error colosal para la criatura conocer el futuro. Aumentan el gusto del hombre por la dulzura de la incertidumbre, por el romanticismo y el encanto de un futuro indefinido y desconocido. [LU 39:5.9]
Sí, el pasado de Urantia muestra una aptitud para equivocaciones colosales, pero esta misma ceguera del pasado nos provee de una buena cantidad de ignorancia — jel ingrediente que el Melquisedec considera esencial para el éxito!
También encuentro interesante que este Melquisedec en particular aprueba el romance y el encanto, otra empresa en donde la ignorancia es frecuentemente esencial. Y esa ironía, esa paradoja, me lleva directamente a uno de mis pasajes favoritos:
Yo soy un Mensajero Poderoso, y es posible que interese a los urantianos saber que el compañero y asociado de mi experiencia mortal también triunfó en la gran prueba y que, aunque muchas veces y durante prolongados periodos estuvimos separados durante el larguísimo ascenso hacia el interior en dirección a Havona, fuimos abrazados en el mismo grupo de setecientos mil, y transcurrimos el tiempo que pasamos en Vicegerington en asociación estrecha y amante. Finalmente fuimos comisionados y asignados juntos a Uversa de Orvontón, y frecuentemente se nos envía juntos para la ejecución de asignaciones que requieren el servicio de dos Mensajeros. [LU 22:2.6]
Me doy cuenta de que la tarea de encargo que he descrito puede finalmente ser dejada incompleta e inconclusa. De ser así, eso la hará un reproche para nosotros —y quizás un reto incluso más estimulante para aquellos que nos sigan y nos sucedan.
Sin embargo nuestras propias asociaciones activas aquí y ahora pueden continuar en alto, y eso también tiene considerable romance y encanto. O , al menos, así me parece el día de hoy.
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