© 2009 Olga López
© 2009 Asociación Urantia de España
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Para la Asociación Urantia de España, organizadora de este evento, ha sido un largo camino hasta la celebración de la conferencia internacional. Un camino de duro trabajo y de aprendizaje que comenzó como una idea en 2005, pasó a ser un proyecto en 2007 y hoy es ya un bello recuerdo.
Los lectores del libro sabemos que las casualidades no existen y, para demostrarlo, me gustaría contar brevemente cuáles fueron los acontecimientos que hicieron que nos embarcáramos en la organización de esta conferencia internacional.
La idea de organizar una conferencia internacional en España rondaba por nuestra mente en 2005. Por entonces estaba prevista la conferencia de Sydney (Australia) en 2006, y dos años después, en 2008, en México. Pensábamos que quizá la próxima podría ser en España. Justo después de la conferencia de Sydney, en el verano de 2006, supimos que la conferencia de México no se iba a celebrar. Aquella noticia fue como un aviso. Nos preguntamos, ¿por qué no nos ofrecemos nosotros para organizar la próxima conferencia?
Pero «alguien» tenía todavía que darnos un pequeño empujoncito. En agosto de 2006, aprovechando una de las reuniones de la junta directiva, nos planteamos ofrecernos para organizar la conferencia, pero no teníamos ni idea de cuál podría ser un buen sitio para acoger una conferencia de lectores del libro. España es un país muy turístico que recibe varios millones de visitas al año, así que hay alojamiento de todas clases y eso no iba a suponer un problema. Pero queríamos un sitio donde los lectores del libro se sintieran a gusto, y parecía que las grandes ciudades como Madrid y Barcelona no iban a ofrecer ese ambiente. Dimos varias vueltas al asunto y quedamos en investigar un poco, pero no llegamos a ninguna decisión en concreto.
En septiembre, aprovechando que pasaba las vacaciones de verano cerca, fui con mi familia a Málaga a visitar a unos cuantos amigos lectores. Allí, mientras disfrutábamos de la compañía de los amigos y de una buena comida típica malagueña, les conté la idea de organizar una conferencia internacional en España. Justo ese día conocí a una lectora que trabajaba en un hotel como responsable de la recepción. Como suele ser costumbre entre lectores que se conocen por primera vez, uno de los presentes preguntó a esa lectora cómo había encontrado el libro.
Entonces ella explicó que, un día, un joven taxista se presentó en la recepción del hotel donde ella trabajaba y le pidió que le enseñara el salón de reuniones. Ella así lo hizo y le preguntó por qué quería ver el salón, cuando era un lugar que no tenía nada de particular. El le contestó que le había llamado atención el nombre del salón, pues resulta que se refería a un libro que él consideraba muy importante en su vida. El salón se llamaba «salón Urantia».
Ella sintió curiosidad, buscó el libro y empezó a leerlo. Tanto le impresionó que le habló de él al director del hotel, con el que le unía una relación de amistad. Él le dijo entonces que también leía El Libro de Urantia y que como homenaje le había puesto el nombre Urantia al salón de reuniones.
Justo al escuchar esa parte de la historia, se encendió una bombilla en mi cabeza. Sin pensármelo dos veces, le pregunté a esa lectora cuántas personas podría albergar el hotel, y a qué distancia estaba el aeropuerto. Después de que respondiera a esas dos preguntas, nos quedamos todos en silencio… justo entonces me di cuenta de que, a pesar de que no nos habíamos ofrecido todavía para organizar la conferencia, habíamos encontrado el hotel que estábamos buscando.
Justo al año siguiente, en 2007, el Consejo de Representantes de la AUI decidió celebrar las conferencias internacionales cada tres años en lugar de dos, lo que implicaba que la próxima conferencia iba a ser en 2009.
Por nuestra parte, teníamos previsto celebrar la conferencia nacional de lectores españoles en un convento de Toledo el mes de mayo de 2007. A principios de febrero de ese año, cuando ya habíamos enviado las cartas y publicado los anuncios en Internet para avisar a los lectores españoles, recibimos una llamada del convento en la que se nos comunicaba que, sintiéndolo mucho, debían anular nuestra reserva por órdenes expresas del arzobispo de Toledo. Las razones del arzobispo eran que éramos una secta y que no podía permitir que utilizáramos recintos de la iglesia católica.
Nuestra situación era desesperada; teníamos que encontrar con urgencia un sitio donde celebrar la conferencia nacional. Así que pensamos: puesto que sabemos de un hotel en Málaga en el que el director es lector del libro, podemos pedirle ayuda y acoger la conferencia nacional allí, y así de paso comprobar si el hotel podría ser un buen sitio para celebrar la conferencia internacional.
Y así hicimos. Celebramos nuestra conferencia nacional en el salón Urantia y, ya al final, le hablamos al director del hotel sobre la posibilidad de celebrar la conferencia internacional en 2009. Él nos dijo que no había ningún problema y que decidiéramos la fecha. Teniendo en cuenta que estamos en el sur de España, que en verano la temperatura puede ser muy alta y los precios de los alojamientos son mucho más caros, pensamos que la primavera podía ser una buena estación para celebrar la conferencia. Así que elegimos la siguiente semana a Semana Santa como posible fecha de celebración.
Poco después, la asociación internacional abrió el plazo para que las asociaciones Urantia se ofrecieran a organizar la próxima conferencia internacional. Nos presentamos nosotros y la asociación canadiense. En verano de 2007, durante los días que se celebró la conferencia de la asociación Urantia de Estados Unidos, se decidió finalmente que seríamos nosotros los encargados de organizarla. Cuando recibí la notificación oficial, no pude evitar sentir una emoción muy intensa. Finalmente parecía que los acontecimientos nos habían llevado a que fuéramos nosotros los encargados de esta tarea, y a partir de entonces quedaba ponerse manos a la obra y organizar todo lo necesario.
Han sido casi dos años en los que la conferencia internacional ha llevado mucho trabajo. Han sido muchos los detalles que hemos tenido que tener en cuenta, muchas las gestiones que se han tenido que hacer, muchos los problemas que hemos tenido que solucionar. Pero damos por buenos todos estos esfuerzos, pues consideramos que esta conferencia ha servido a su propósito, que no es otro que el de reunir a lectores de todo el mundo para vivir una experiencia única de hermandad y para compartir nuestra pasión por las enseñanzas de El Libro de Urantia.
Por último, y para reafirmarme en que las casualidades no existen, quisiera compartir con vosotros un correo que llegó a la dirección de correo de la asociación, dos semanas antes de la celebración de la conferencia. Parece que de alguna manera se cierra un ciclo, que El Libro de Urantia estaba en deuda con Málaga.
Mi nombre es Denver Pearson. Actualmente vivo en Carolina del Norte (EEUU). Cuando supe que se celebraría una conferencia Urantia en Málaga (España), me sentí muy entusiasmado. No porque yo fuera a asistir, que me hubiera gustado mucho, sino porque mi primer Libro de Urantia fue el primer libro que estuvo en Málaga hace muchos años. Esta es mi historia.
Llegué a ser estudiante de El Libro de Urantia en 1970 y mi primer libro fue una segunda edición. Soy un guitarrista flamenco y a finales de 1981 me fui a Sevilla a estudiar guitarra, enseñar inglés y conocer a otros estudiantes de El Libro de Urantia. Ahí es donde me encontré con Antonio Moya y estudié el LU durante casi un año.
El lunes 13 de septiembre de 1982, me subí en Málaga a bordo de un avión DC10 que iba a llevarme de regreso a América. No dejé España ese día. El avión chocó durante el despegue. Estaba sentado en la sección de cola, donde 59 personas perdieron la vida. Yo también estuve a punto de perder la vida. Inhalé tanto humo que casi muero ese día. Estuve en el hospital una semana en Málaga y otra semana en Nueva York. Mi preciado Libro de Urantia se destruyó en el accidente. El primer libro en Málaga fue mi libro y ahora el recuerdo de ese libro espera a su conferencia.
Para todos los que asisten a esta conferencia, les envío saludos y amor fraternal.
En mi presentación de bienvenida, hice una exposición algo más resumida de cómo y por qué se eligió el hotel Vistamar como lugar de celebración de la conferencia. Muchos de los asistentes expresaron su asombro por cómo se sucedieron los acontecimientos. Algunos incluso me dijeron que conocían personalmente a Denver Pearson, pero que este no les había comentado nada de aquel accidente. Otros que le conocieron mientras estuvo en Sevilla se alegraron de que saliera vivo del accidente y que se encontrara bien. Pero para mí lo más increíble fue que, «casualmente», apareciera por el lugar de la conferencia un lector malagueño al que hacía ya unos años que habíamos perdido el rastro, tras haber asistido a un par de encuentros de lectores españoles. Como sabíamos que era taxista de profesión, le preguntamos si había sido él el que había preguntado por el salón Urantia y reconoció que había sido él, aunque no recordaba muchos detalles de cómo había sucedido todo.
¿Qué cierto es que los caminos del Señor son inescrutables! El nombre de un salón desencadenó una serie de acontecimientos que han llevado finalmente a la celebración de una conferencia internacional. En homenaje a aquel libro que se destruyó en el accidente de avión, todos los ojos del movimiento Urantia han estado fijos en Málaga durante cuatro días de abril.
Olga López
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