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Como lectores comprometidos con las enseñanzas del libro, queremos una guía que nos sirva para educar a los niños en las enseñanzas de la quinta revelación. Por desgracia, los niños no vienen con un manual de instrucciones bajo el brazo, así que tenemos que arreglárnoslas como podemos cuando traemos una nueva vida al mundo.
Aunque no hay documentos específicos sobre este particular, el libro contiene muchas perlas de sabiduría aquí y allí que nos pueden servir e inspirar. He aquí algunos ejemplos:
Cuando los niños tienen sus ideales, no se los quitéis; dejadlos crecer. Y mientras aprendéis a pensar como hombres, debéis también aprender a rezar como niños. LU 48:6.32 negrita añadida
Dad a cada niño que crece la oportunidad de desarrollar su propia experiencia religiosa; no le impongáis la experiencia ya hecha de un adulto. Recordad que progresar año a año a través de un régimen educativo establecido no implica necesariamente progreso intelectual y mucho menos crecimiento espiritual. Ampliar el vocabulario no significa desarrollar el carácter … LU 100:1.3 negrita añadida
A los niños solo les impresionan de forma permanente las lealtades de sus compañeros adultos; ni los preceptos, ni siquiera los ejemplos, les influyen de forma duradera. Las personas leales son personas que crecen, y el crecimiento es una realidad que impresiona e inspira. Vive lealmente hoy - crece - y mañana será otro día. Para un renacuajo la forma más rápida de llegar a ser rana es vivir lealmente cada momento como renacuajo. LU 100:1.4 negrita añadida
En esta ocasión, sin embargo, quiero centrarme en el ejemplo que Jesús nos dio como padre-hermano de su familia terrenal, y también en las enseñanzas que ofreció respecto a la educación de los niños y en cómo los consideraba.
Ya a los 11 años, Jesús se vio obligado a asumir las responsabilidades de hijo primogénito, uno o dos años antes de lo que era normal en aquellos tiempos en la cultura judía, tras el nacimiento de su hermano Judá.
Desde entonces no volvería a recuperar nunca más la actitud infantil de sus primeros años. Cuando enfermó su madre - justo antes de cumplir los once años - se vio obligado a asumir las responsabilidades de hijo primogénito, que recayeron sobre sus hombros uno o dos años antes de lo normal. LU 124:3.4
La relación que tenía con sus hermanos está muy bien expresada en este párrafo, que se refiere a cuando Jesús tenía 12 años: se llevaba bien o muy bien con todos, con las excepciones de José y sobre todo Judá:
A partir de entonces se llevó mejor con sus hermanos y hermanas. Tenía cada vez más tacto, se mostraba siempre compasivo y considerado por su bienestar y felicidad, y turo buenas relaciones con ellos hasta el comienzo de su ministerio público. En concreto, se llevó de maravilla con Santiago, Miriam y los dos más pequeños, Amós y Rut (aún no nacidos). Se llevó siempre bastante bien con Marta. Los disgustos que tuvo en casa surgieron de fricciones con José y sobre todo con Judá. LU 124:4.3
Como hijo primogénito, Jesús hizo reajustes en su familia, siempre desde el respeto y con la intención de mejorar la vida familiar:
Con el paso del tiempo Jesús contribuyó mucho a modificar las prácticas religiosas de su familia, como los rezos y otras costumbres. LU 124:4.8
Con el paso del tiempo Jesús contribuyó mucho a liberalizar y modificar las enseñanzas y las prácticas de la familia sobre la observancia del sabbat y otros muchos aspectos de la religión. LU 127:4.9
A pesar de no estar siempre de acuerdo con sus padres y con las costumbres de la época, Jesús siempre mantuvo una actitud de respeto y obediencia hacia sus padres.
[Jesús] nunca eludió la responsabilidad de hacer cada día los ajustes necesarios entre la lealtad a sus convicciones personales y el deber hacia su familia, y obtuvo la satisfacción de armonizar cada vez más sus convicciones personales y sus obligaciones familiares en un concepto magistral de solidaridad colectiva basada en la lealtad, la equidad, la tolerancia y el amor. LU 124:4.9
Hubo un suceso decisivo en la transformación de Jesús de hijo primogénito a cabeza de familia: la muerte en un accidente de su padre terrenal, José:
… se permitió que sucedieran en Urantia unos acontecimientos de orden natural que forzaron a este joven del destino a asumir tan pronto las responsabilidades pesadas, pero altamente educativas y disciplinarias, que acompañaban al hecho de convertirse en cabeza de una familia humana, de convertirse en padre de sus propios hermanos, de sostener y proteger a su madre, de funcionar como guardián del hogar de su padre, el único hogar que tuvo en este mundo. LU 126:2.2 negrita añadida
La experiencia de Jesús al sacar adelante a esta familia fue más amplia y prolongada que la que se concedió a su padre José, y estuvo a la altura del criterio que establecería más adelante para sí mismo: convertirse en un maestro y hermano mayor sabio, paciente, comprensivo y eficaz para esta familia — su familia — tan repentinamente golpeada por el dolor de esta pérdida inesperada. LU 124:5.6 negrita añadida
Como Hijo Creador, a Jesús le estaba prohibido tener hijos propios al otorgarse como mortal, así que tener que hacerse cargo de su familia terrenal fue la circunstancia perfecta para experimentar la paternidad.
A pesar de la importancia de su misión de otorgamiento, el bienestar de su familia fue siempre lo primero: no comenzó su vida pública hasta que su hermano Santiago se convirtió en el cabeza de familia y sus hermanos más mayores empezaron a casarse. Incluso llevó a sus hermanos varones a Jerusalén para la Pascua, aun cuando la situación económica no era buena. Jesús no mostró nunca ningún favoritismo en el trato con su familia. LU 128:1.15
A pesar de su juventud era un verdadero padre para su familia. Pasaba todas las horas posibles con los niños, y ellos lo amaban de corazón. LU 127:1.8 negrita añadida
En cuanto a la dinámica y el funcionamiento de la familia de Jesús, me gustaría destacar estos aspectos:
A comienzos de ese año [12 d.C.] Jesús ya había acabado de convencer a su madre de las ventajas de su método de educar a los niños: sustituir el antiguo sistema judío de prohibir hacer el mal por la orden positiva de hacer el bien. En su familia y durante toda su enseñanza pública, Jesús empleó invariablemente la forma de exhortación positiva. Solía decir siempre y en todas partes: «Haréis esto, debéis hacer aquello». No empleó nunca el modo negativo de enseñar derivado de los antiguos tabúes. Evitaba prohibir el mal para no enfatizarlo y en cambio ordenaba hacer el bien para exaltarlo. En su casa la hora de la oración era el momento de tratar todos los asuntos relacionados con el bienestar de la familia. LU 127:4.2 negrita añadida
Jesús empezó a imponer una sabia disciplina a sus hermanos desde muy pequeños, de modo que hubo que castigarlos pocas veces o ninguna para conseguir que obedecieran pronto y de buen grado. La única excepción fue Judá a quien Jesús no tuvo más remedio que castigar varias veces por incumplir las normas de la casa. En tres ocasiones en que se consideró conveniente castigar a Judá por sus transgresiones reconocidas y deliberadas de las reglas de conducta de la familia, su castigo lo decidieron los hijos mayores por unanimidad y el propio Judá lo aceptó antes de serle impuesto. LU 127:4.3 (1401.3) negrita añadida
Aunque Jesús era muy metódico y sistemático en todo lo que hacía, era flexible en sus interpretaciones y se adaptaba a cada persona a la hora de tomar decisiones administrativas, cosa que además de reconfortar a todos los niños despertaba en ellos una gran admiración por el espiritu de justicia con que actuaba siempre su hermano-padre. Nunca castigó arbitrariamente a sus hermanos. Esa justicia constante y esa consideración personal hicieron a Jesús muy querido por toda su familia. LU 127:4.4 negrita añadida
Santiago y Simón procuraban imitar los métodos de persuasión y no resistencia de Jesús para aplacar a sus belicosos y a veces iracundos compañeros de juego, y lo consiguieron bastantes veces. En cambio José y Judá solo se atenían a estas enseñanzas en casa y no dudaban en defenderse cuando eran atacados por sus camaradas; Judá tenía especial tendencia a contravenir el espíritu de estas enseñanzas. Pero la no resistencia no era una regla de la familia. Nadie era castigado por incumplir las enseñanzas personales. LU 127:4.5
Todos los niños en general y las niñas en especial contaban a Jesús sus problemas infantiles y confiaban en él como lo harían en un padre cariñoso. LU 127:4.6
Las chicas de las familias judías solían recibir poca educación, pero Jesús sostenía (y su madre estaba de acuerdo) que las chicas debían ir a la escuela igual que los chicos. Dado que la escuela de la sinagoga no las admitía, lo único que se podía hacer era montar una escuela en casa para ellas. LU 127:1.5 negrita añadida
… Esta decisión [la de que su hermano Simón trabajara como albañil, no como carpintero] fue fruto de varias reuniones de familia en las que se llegó a la conclusión de que todos los chicos no debían dedicarse a la carpintería sino más bien diversificar sus oficios para poder aspirar a contratos de construcción de edificios enteros. LU 128:2.2
Todos los que somos padres sabemos lo difícil que es la adolescencia de nuestros hijos, tanto para ellos como para nosotros. Jesús tampoco fue ajeno a esa problemática:
Por estos años los hermanos y las hermanas de Jesús se iban enfrentando a las dificultades y tribulaciones propias de los problemas y reajustes de la adolescencia. Con hermanos y hermanas de entre siete y dieciocho años, Jesús se encontró muy ocupado ayudándolos a adaptarse al nuevo despertar de sus vidas intelectuales y emocionales. Así fue afrontando los problemas de la adolescencia a medida que iban apareciendo en la vida de sus hermanos y hermanas menores. LU 128:2.1 negrita añadida
Además de las circunstancias que toda familia debe afrontar, la familia de Jesús tuvo que enfrentarse a situaciones realmente difíciles y dolorosas:
La tarde del sábado 3 de diciembre de ese año [12 d.C.], la muerte golpeó por segunda vez a esta familia de Nazaret. El pequeño Amós murió tras una semana de fiebre alta. María tuvo a su hijo primogénito como único sostén en su tristeza, y reconoció por fin que Jesús era el cabeza real de la familia en todos los sentidos. Y era un cabeza de familia verdaderamente admirable. LU 127:3.13, negrita añadida
[Palabras de Jesús a su madre:] «Madre María, la tristeza no nos lleva a ninguna parte; todos hacemos lo que podemos, y una sonrisa materna podría inspirarnos a hacer aún más. Día a día nos vemos fortalecidos en nuestra tarea por la esperanza de que vendrán tiempos mejores». Su optimismo tenaz y práctico era realmente contagioso; todos los niños vivían en una atmósfera de expectativa de tiempos mejores y de cosas mejores. Esta actitud valiente y esperanzada contribuyó poderosamente a desarrollar en ellos caracteres fuertes y nobles a pesar de lo deprimente de su pobreza.» LU 127:3.14 negrita añadida
Jesús también hizo referencia a la educación de los niños durante su ministerio público, y siempre tuvo ante ellos una actitud cariñosa que nos inspira a dirigirnos a ellos apreciando el valor de las primeras etapas del desarrollo de un ser humano:
Jesús dijo muchas cosas que ayudaron a Juan [Marcos] a comprender mejor a sus padres y a otros miembros de su familia. LU 177:2.1 (1921.5)
Eres el producto de una familia en la que los padres se tienen afecto sincero, por eso no has recibido un amor tan excesivo como para exaltar de forma perjudicial el concepto de tu propia importancia. Tampoco se ha visto distorsionada tu personalidad por las maniobras sin amor de unos padres enfrentados que rivalizan por ganarse la confianza y la lealtad del hijo. Tus padres han sabido darte el tipo de amor que genera una estimable confianza en uno mismo y fomenta sentimientos normales de seguridad. Además has sido afortunado porque tus padres, además de amarte, lo han hecho con sabiduría. Esta sabiduría les impidió darte la mayoría de los lujos y caprichos que la riqueza puede comprar. En vez de eso te mandaron a la escuela de la sinagoga con los demás chicos de tu barrio, y además te han permitido aprender a vivir en este mundo mediante tus propias experiencias … Los padres inteligentes como los tuyos procuran que sus hijos no tengan que herir el amor ni faltar a la lealtad para desarrollar su independencia y disfrutar de una libertad estimulante cuando llegan a tu edad. LU 177:2.2 negrita añadida
El amor, Juan, es la realidad suprema del universo cuando es otorgado por seres plenamente sabios, pero tal como se manifiesta en la experiencia de los padres mortales es un rasgo peligroso y a veces semiegoísta. Cuando te cases y tengas que educar a tus propios hijos asegúrate de que tu amor esté guiado por la inteligencia y asesorado por la sabiduría. LU 177:2.3 negrita añadida
Posees un carácter fuerte y equilibrado porque creciste en una familia en la que prevalecía el amor y reinaba la sabiduría. Una formación así en la niñez crea un tipo de lealtad que me garantiza que perseverarás en el camino que has iniciado. LU 177:2.4 negrita añadida
El Maestro siguió explicando a Juan que para formar sus primeros conceptos sobre todo lo intelectual, social, moral e incluso espiritual, un niño depende enteramente de sus padres y de la vida hogareña creada por ellos, puesto que la familia representa para el niño pequeño todo lo que puede conocer al principio de su vida sobre las relaciones tanto humanas como divinas. El niño ha de obtener sus primeras impresiones sobre el universo de los cuidados de su madre; depende por completo de su padre terrenal para hacerse sus primeras ideas sobre el Padre celestial. La vida mental y emocional de los primeros años, condicionada por las relaciones sociales y espirituales de la familia, determina si la vida posterior del niño será feliz o infeliz, fácil o difícil. Toda la vida de un ser humano en el más allá se verá enormemente influida por lo que suceda durante los primeros años de su existencia. LU 177:2.5 negrita añadida
Después de todo lo repasado anteriormente, estas citas ilustran muy bien cuáles podrían ser las conclusiones finales sobre cómo educar a los niños en la familia, de acuerdo con la religión de Jesús y el ejemplo que dio con su familia terrenal:
Creemos sinceramente que el evangelio de las enseñanzas de Jesús, fundamentado como está en la relación padre-hijo, no podrá tener aceptación mundial hasta el momento en que la vida en familia de los pueblos modernos civilizados contenga más amor y sabiduría. A pesar de que los padres del siglo veinte poseen muchos conocimientos y mayores verdades para mejorar y ennoblecer la vida hogareña, sigue siendo cierto que muy pocas familias modernas son tan buenas para educar a niños y niñas como la de Jesús en Galilea y la de Juan Marcos en Judea. Por otra parte, la aceptación del evangelio de Jesús traerá consigo una mejora inmediata de la vida en familia. El amor sabio de una familia y la entrega leal a la religión verdadera se potencian mutuamente. Una buena vida familiar realza la religión, y la religión auténtica glorifica siempre a la familia. LU 177:2.6 negrita añadida
Es cierto que muchas restricciones reprobables y otras rémoras paralizantes de aquellos antiguos hogares judíos han sido prácticamente eliminadas de muchos hogares modernos mejor regulados. Existe sin duda más libertad espontánea y mucha más independencia personal, pero esta libertad no está refrenada por el amor, motivada por la lealtad ni dirigida por la disciplina inteligente de la sabiduría. Cuando enseñamos al niño a rezar «Padre nuestro que estás en los cielos», recae sobre todos los padres terrenales la enorme responsabilidad de vivir y de organizar sus familias de forma que la palabra padre quede dignamente atesorada en la mente y el corazón de todos los niños que están creciendo. LU 177:2.7 negrita añadida
Todo esto nos debería llevar a plantearnos estas preguntas, que estoy segura que muchos de vosotros ya os habéis planteado:
Como cadena de transmisión de valores, la familia es una institución fundamental en la sociedad. ¡Cuidémosla!