© 1977 Peter y Eileen Laurence
© 1977 The Urantia Book Fellowship (anteriormente Urantia Brotherhood)
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Cuando aparece por primera vez una nueva idea, puede parecer simple y sin forma, principalmente porque aún no hemos empezado a darnos cuenta de sus múltiples facetas. Una mayor exposición a veces revela una profusión compleja y aparentemente no relacionada de elementos inherentes a este concepto originalmente simple. Lo que al principio era una totalidad vaga y amorfa adquiere la apariencia de caos y confusión. Finalmente, la observación de ciertos patrones y el aumento de la comprensión ponen de relieve los factores unificadores que entretejen estos diversos elementos en un solo tejido.
Una de las funciones de la investigación es buscar patrones o regularidades en un universo desconocido. La validez de un patrón, una vez observado, puede ser probada por su «previsibilidad», es decir, la capacidad de describir fenómenos no observados a partir de aquellos que sí se perciben. Muchos de nosotros encontramos, sin embargo, que los patrones que están al alcance de nuestros sentidos limitados no nos permiten proyectar una imagen clara del reino espiritual. Por lo tanto, sin revelación, esta dimensión permanecería prácticamente inexplorada.
A través de la revelación se nos asegura que «…el universo siempre obedece totalmente a las leyes y es infaliblemente digno de confianza.» (LU 156:2.4) Esta afirmación se aplica tanto a las realidades espirituales como a las propiedades físicas más familiares del universo. «Existen leyes tan ciertas y confiables en el mundo espiritual como las que se obtienen en los reinos materiales,» (LU 44:5.4) Incluso la dualidad entre estos dos mundos es limitada; «… si bien en la aplicación práctica las leyes de la naturaleza funcionan en los reinos aparentemente dobles de lo físico y de lo espiritual, pero en realidad estos reinos son uno solo. La Fuente-Centro Primera es la causa original de todas las materializaciones, y es al mismo tiempo el Padre primero y final de todos los espíritus.» (LU 42:11.1)
La Deidad es unidad, y cuanto más se acercan nuestras concepciones y comprensiones a la Deidad, más claros se vuelven los hilos que conectan las diversas e incomprensibles imágenes que constituyen nuestra exposición temprana al mosaico espiritual total. Los destellos iniciales forman un rompecabezas tentador que sólo puede resolverse a la luz de una realidad unificada. «Pero el mecanismo divino del universo de universos es demasiado perfecto como para que los métodos científicos de la mente finita del hombre puedan discernir siquiera una huella de la dominación de la mente infinita.» (LU 42:11.2) Para comprender verdaderamente los patrones de realidad debemos llegar a ser conocedores de Dios, y esa meta se encuentra en el extremo distante de una larga ascensión. La previsibilidad, como la sabiduría, es la recompensa creciente de un eterno carcelero.
— Peter y Eileen Laurence
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