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Una chica judía encuentra a Jesús | Volumen 5, Número 1, 2003 (Verano) — Índice | Reflexiones sobre la revelación |
Glorioso Padre y Madre, fundidos en un solo ascendiente,
Quisiéramos ser fieles a tu naturaleza divina.
Que tu propio yo viva de nuevo en nosotros y a través de nosotros
Mediante el don y el otorgamiento de tu espíritu divino,
Reproduciéndote así imperfectamente en esta esfera
Como te muestras de manera perfecta y majestuosa en el cielo.
Danos día tras día tu dulce ministerio de fraternidad
Y condúcenos en todo momento por el sendero del servicio afectuoso.
Sé siempre e incansablemente paciente con nosotros
Como nosotros mostramos tu paciencia a nuestros hijos.
Danos la sabiduría divina que hace bien todas las cosas
Y el amor infinito que es bondadoso con todas las criaturas.
Otórganos tu paciencia y tu misericordia,
Para que nuestra caridad envuelva a los débiles del mundo.
Y cuando termine nuestra carrera, haz de ella un honor para tu nombre,
Un placer para tu buen espíritu, y una satisfacción para los que ayudan a nuestra alma.
Que el bien eterno de tus hijos mortales no sea el que nosotros anhelamos, afectuoso Padre nuestro, sino el que tú deseas.
Que así sea. LU 144:5.55-72
Una chica judía encuentra a Jesús | Volumen 5, Número 1, 2003 (Verano) — Índice | Reflexiones sobre la revelación |