© 2010 Ralph Zehr
Una recopilación de Ralph Zehr
Cuando el reino haya llegado a su plena madurez, estad seguros de que el Padre que está en los cielos no dejará de visitaros con una revelación ampliada de la verdad y con una demostración realzada de la rectitud, tal como ya ha otorgado a este mundo a aquel que se convirtió en el príncipe de las tinieblas, y luego a Adán, que fue seguido por Melquisedek, y en nuestros días, al Hijo del Hombre. Mi Padre continuará así manifestando su misericordia y mostrando su amor, incluso a este mundo oscuro y malvado. Después de que mi Padre me haya investido con todo el poder y la autoridad, yo también continuaré siguiendo vuestra suerte y guiándoos en los asuntos del reino mediante la presencia de mi espíritu, que pronto será derramado sobre todo el género humano. (LU 176:2.3)
EN LA MENTE de los mortales de Urantia —éste es el nombre de vuestro mundo— existe una gran confusión en cuanto al significado de palabras tales como Dios, divinidad y deidad. Los seres humanos se sienten aún más confundidos e inseguros con respecto a las relaciones entre las personalidades divinas designadas con estos numerosos apelativos. Debido a esta pobreza conceptual acompañada de tanta confusión de ideas, se me ha encargado formular esta exposición preliminar para explicar los significados que deberán atribuirse a ciertos símbolos verbales que se van a utilizar más adelante en estos documentos, que el cuerpo de reveladores de la verdad, de Orvonton, ha sido autorizado a traducir al idioma inglés de Urantia.
En nuestro esfuerzo por aumentar la conciencia cósmica y elevar la percepción espiritual, nos resulta extremadamente difícil presentar unos conceptos más amplios y una verdad avanzada cuando estamos limitados por la utilización del lenguaje restringido de un planeta. Pero las instrucciones que hemos recibido nos recomiendan que realicemos todos los esfuerzos posibles para transmitir nuestros significados utilizando los símbolos verbales de la lengua inglesa. Se nos ha ordenado que sólo introduzcamos términos nuevos cuando el concepto a describir no encuentre en inglés ninguna terminología que se pueda emplear para expresar ese nuevo concepto, ya sea parcialmente o incluso distorsionando más o menos su significado.
Con la esperanza de facilitar la comprensión y de impedir la confusión de cualquier mortal que pueda leer detenidamente estos documentos, estimamos oportuno presentar en esta exposición inicial un resumen de los significados que deberán atribuirse a las numerosas palabras inglesas que se van a emplear para designar a la Deidad y a ciertos conceptos asociados de las cosas, los significados y los valores de la realidad universal.
Pero para poder formular este Prólogo de definiciones y limitaciones de terminología, es necesario indicar de antemano cómo se van a utilizar estas palabras en los documentos posteriores. Por consiguiente, este Prólogo no es una exposición completa en sí mismo; sólo es una guía de definiciones, diseñada para ayudar a aquellas personas que lean los documentos adjuntos, que tratan de la Deidad y del universo de universos, y que han sido formulados por una comisión de Orvonton enviada a Urantia con esta finalidad. (LU 0:0.1-4)
Las revelaciones planetarias sucesivas de la verdad divina contienen invariablemente los conceptos más elevados que existen sobre los valores espirituales, como una parte de la coordinación nueva y mejor del conocimiento planetario. En consecuencia, para poder presentar a Dios y a sus asociados del universo, hemos seleccionado como base de estos documentos más de mil conceptos humanos que representan el conocimiento planetario más elevado y avanzado sobre los valores espirituales y los significados universales. Cuando estos conceptos humanos, recopilados entre los mortales del pasado y del presente que conocen a Dios, sean inadecuados para describir la verdad tal como se nos ha ordenado que la revelemos, los completaremos sin vacilar recurriendo para ello a nuestro propio conocimiento superior sobre la realidad y la divinidad de las Deidades del Paraíso y del universo trascendente donde residen. (LU 0:12.12)
Estos treinta y un documentos que describen la naturaleza de la Deidad, la realidad del Paraíso, la organización y el funcionamiento del universo central y de los superuniversos, las personalidades del gran universo y el elevado destino de los mortales evolutivos, fueron patrocinados, formulados y traducidos al inglés por una elevada comisión compuesta por veinticuatro administradores de Orvonton que actúan de acuerdo con un mandato promulgado por los Ancianos de los Días de Uversa, ordenando que hiciéramos esto en Urantia, planeta 606 de Satania, en Norlatiadek de Nebadon, en el año 1934 d. de J.C. (LU 31:10.22)
Este grupo de documentos (Parte IV, La vida y las enseñanzas de Jesús, 77 artículos) fue patrocinado por una comisión de doce intermedios de Urantia que actuaba bajo la supervisión de un Melquisedek director de la revelación.
La base de esta narración fue suministrada por un intermedio secundario que en otro tiempo estuvo asignado a la custodia superhumana del Apóstol Andrés. Índice LU 4:1-2
[Agradecimientos: Para llevar a cabo mi misión de reexponer las enseñanzas de Jesús de Nazaret y contar de nuevo sus acciones, he utilizado ampliamente todas las fuentes de archivos y de informaciones planetarias.] (LU 121:8.12)
[Presentado por un Consejero Divino, miembro de un grupo de personalidades celestiales designadas por los Ancianos de los Días de Uversa, sede del séptimo superuniverso, para supervisar aquellas partes de la revelación que sigue a continuación y que están relacionadas con los asuntos que sobrepasan las fronteras del universo local de Nebadon. Estoy encargado de patrocinar aquellos documentos que describen la naturaleza y los atributos de Dios, porque represento la fuente de información más elevada que se encuentra disponible para tal fin en cualquier mundo habitado. He servido como Consejero Divino en cada uno de los siete superuniversos y he residido durante mucho tiempo en el centro paradisiaco de todas las cosas. He disfrutado muchas veces del placer supremo de permanecer en la presencia personal inmediata del Padre Universal. Describo la realidad y la verdad de la naturaleza y de los atributos del Padre con una autoridad indiscutible; sé de lo que hablo.] (LU 1:7.9)
La revelación es evolutiva pero siempre progresiva. A lo largo de las épocas de la historia de un mundo, las revelaciones de la religión son cada vez más extensas y sucesivamente más instructivas. La misión de la revelación consiste en clasificar y censurar las religiones sucesivas de la evolución. Pero si la revelación ha de engrandecer y elevar las religiones de la evolución, entonces estas visitas divinas deben presentar unas enseñanzas que no estén demasiado alejadas de las ideas y reacciones de la época en que son presentadas. Por eso la revelación debe mantenerse siempre en contacto con la evolución, y lo hace de hecho. La religión revelada ha de estar siempre limitada por la capacidad del hombre para recibirla. (LU 92:4.1)
Soy plenamente consciente de que no tengo a mi disposición ningún idioma adecuado para explicar claramente a la mente mortal cómo estos problemas del universo se nos presentan a nosotros. Pero no debéis desanimaros; todas estas cosas no están totalmente claras ni siquiera para las altas personalidades que pertenecen a mi grupo de seres paradisiacos. Tened siempre presente que estas profundas verdades relacionadas con la Deidad se clarificarán cada vez más a medida que vuestra mente se espiritualice progresivamente durante las épocas sucesivas de la larga ascensión de los mortales hacia el Paraíso. (LU 1:7.8)
Los documentos de Urantia. Los documentos, de los cuales éste mismo forma parte, constituyen la presentación más reciente de la verdad a los mortales de Urantia. Estos documentos difieren de todas las revelaciones anteriores, ya que no son el trabajo de una sola personalidad del universo, sino una presentación compuesta realizada por numerosos seres. Pero ninguna revelación puede ser nunca completa hasta que no se alcanza al Padre Universal. Todos los demás ministerios celestiales no son más que parciales, transitorios y prácticamente adaptados a las condiciones locales en el tiempo y el espacio. Aunque una confesión como ésta quizás pueda reducir la fuerza y la autoridad inmediatas de todas las revelaciones, ha llegado la hora en que es conveniente hacer estas sinceras declaraciones incluso a riesgo de debilitar la influencia y la autoridad futuras de esta obra, que es la revelación más reciente de la verdad para las razas mortales de Urantia. (LU 92:4.9)
La revelación es una técnica que permite ahorrar grandes períodos de tiempo en el trabajo necesario de clasificar y separar los errores de la evolución de las verdades conseguidas por medio del espíritu. (LU 101:5.1)
La naturaleza de Dios puede ser estudiada en una revelación de ideas supremas, el carácter divino puede ser contemplado como una descripción de ideales celestiales, pero de todas las revelaciones de la naturaleza divina, la más instructiva y la más espiritualmente edificante ha de buscarse en la comprensión de la vida religiosa de Jesús de Nazaret, tanto antes como después de haber alcanzado la plena conciencia de su divinidad. (LU 2:0.2)
… En un universo de universos tan extenso, siempre existe el gran peligro de sucumbir al error de un punto de vista circunscrito, al mal inherente a una concepción fragmentaria de la realidad y de la divinidad.
Por ejemplo: la mente humana anhelaría normalmente acercarse a la filosofía cósmica descrita en estas revelaciones procediendo de lo simple y de lo finito a lo complejo y a lo infinito, de los orígenes humanos a los destinos divinos. Pero este camino no conduce a la sabiduría espiritual. Este procedimiento es el camino más fácil para llegar a cierta forma de conocimiento genético, que en el mejor de los casos sólo puede revelar el origen del hombre, pero que revela poco o nada sobre su destino divino.
…
Cuando la mente humana sigue la técnica filosófica de partir desde lo inferior para acercarse a lo superior, ya sea en biología o en teología, siempre corre el peligro de cometer cuatro errores de razonamiento:
- Puede dejar totalmente de percibir la meta evolutiva final y completa de la realización personal o del destino cósmico.
- Puede cometer el error filosófico supremo simplificando con exceso la realidad cósmica evolutiva (experiencial), lo que conduce a deformar los hechos, a desnaturalizar la verdad y a hacerse una idea falsa de los destinos.
- El estudio de la causalidad es la lectura atenta de la historia. Pero el conocimiento de cómo un ser se vuelve lo que es no proporciona necesariamente una comprensión inteligente del estado actual ni del verdadero carácter de ese ser.
- La historia por sí sola no consigue revelar adecuadamente el desarrollo futuro —el destino. Los orígenes finitos son útiles, pero sólo las causas divinas revelan los efectos finales. Los fines eternos no se manifiestan en los comienzos temporales. El presente sólo se puede interpretar verdaderamente a la luz de su correlación con el pasado y el futuro.
Por eso, a causa de éstas y de otras razones, la técnica que empleamos para acercarnos al hombre y a sus problemas planetarios es la de embarcarnos en el viaje por el tiempo y el espacio partiendo desde la infinita, eterna y divina Fuente y Centro Paradisiaca de toda realidad con personalidad y de toda existencia cósmica. (LU 19:1.4-12)
La verdad es viviente; el Espíritu de la Verdad siempre está conduciendo a los hijos de la luz a unos nuevos dominios de realidad espiritual y de servicio divino. La verdad no se os da para que la cristalicéis en unas formas establecidas, seguras y veneradas. Vuestra revelación de la verdad debe ser tan realzada al pasar por vuestra experiencia personal, que ha de descubrir una nueva belleza y unos beneficios espirituales reales a todos aquellos que contemplan vuestros frutos espirituales, viéndose inducidos en consecuencia a glorificar al Padre que está en los cielos. Únicamente aquellos fieles servidores que crecen así en el conocimiento de la verdad, y que gracias a ello desarrollan la capacidad de apreciar divinamente las realidades espirituales, pueden esperar «compartir plenamente la alegría de su Señor». Es triste ver a las generaciones sucesivas de seguidores declarados de Jesús, decir a propósito de su administración de la verdad divina: «Maestro, he aquí la verdad que nos confiaste hace cien o mil años. No hemos perdido nada; hemos conservado fielmente todo lo que nos diste; no hemos permitido que se haga ningún cambio en lo que nos enseñaste; aquí está la verdad que nos diste». Pero este pretexto relativo a la indolencia espiritual no justificará, en presencia del Maestro, al administrador estéril de la verdad. El Maestro de la verdad os exigirá una rendición de cuentas de acuerdo con la verdad que os ha sido confiada.
En el mundo siguiente se os pedirá que deis cuenta de vuestros dones y de vuestras gestiones en este mundo. Que vuestros talentos inherentes sean pocos o muchos, será necesario enfrentarse a una rendición de cuentas justa y misericordiosa. Si los dones sólo se utilizan con fines egoístas y no se presta ninguna atención al deber superior de obtener una producción creciente de los frutos del espíritu, tal como éstos se manifiestan en el servicio a los hombres y en la adoración a Dios en constante expansión, esos administradores egoístas deben aceptar las consecuencias de su elección deliberada.
Cuánto se parece este servidor infiel provisto de un solo talento a todos los mortales egoístas, en el sentido de que acusó directamente a su señor de su propia pereza. Cuando un hombre se enfrenta con sus propios fracasos, ¡cuánta tendencia tiene a inculpar a los demás, con mucha frecuencia a quienes menos se lo merecen!
Aquella noche, cuando se retiraban para descansar, Jesús les dijo: «Habéis recibido gratuitamente; por eso deberíais dar gratuitamente la verdad del cielo, y al darla, esta verdad se multiplicará y mostrará la luz creciente de la gracia salvadora a medida que la prodiguéis». (LU 176:3.7-10)
Los tiempos están maduros para presenciar la resurrección simbólica del Jesús humano, saliendo de la tumba de las tradiciones teológicas y de los dogmas religiosos de diecinueve siglos. Jesús de Nazaret ya no debe ser sacrificado, ni siquiera por el espléndido concepto del Cristo glorificado. ¡Qué servicio trascendente prestaría la presente revelación si, a través de ella, el Hijo del Hombre fuera rescatado de la tumba de la teología tradicional, y fuera presentado como el Jesús vivo a la iglesia que lleva su nombre y a todas las demás religiones! La hermandad cristiana de creyentes no dudará seguramente en reajustar su fe y sus costumbres de vida para poder «seguir» al Maestro en la manifestación de su vida real de devoción religiosa a la tarea de hacer la voluntad de su Padre, y de consagración al servicio desinteresado de los hombres. ¿Temen los cristianos declarados que se ponga al descubierto a una hermandad autosuficiente y no consagrada, que tiene respetabilidad social y una inadaptación económica egoísta? ¿Teme el cristianismo institucional que la autoridad eclesiástica tradicional esté posiblemente en peligro, o incluso sea derrocada, si el Jesús de Galilea es reinstalado en la mente y el alma de los hombres mortales como el ideal de la vida religiosa personal? En verdad, los reajustes sociales, las transformaciones económicas, los rejuvenecimientos morales y las revisiones religiosas de la civilización cristiana serían drásticas y revolucionarias si la religión viviente de Jesús sustituyera repentinamente a la religión teológica acerca de Jesús. (LU 196:1.2)
Se proporcionan notas entre paréntesis para aclaración.
Nota: Se han agregado títulos en negrita para facilitar la organización conceptual.
Estudio obtenido de: