© 2015 De Santiago Rodríguez
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[Nota de la redacción: debido a la extensión de este artículo, lo que aparece aqui es un resumen. Podéis leer el artículo completo en la sección «Trabajos», «primera parte»: http://urantia.es/node/46.]
El Libro de Urantia ya establece que la realidad está sustentada en tres divisiones que, aunque existen irremediablemente interconectadas, se nos permite estudiarlas por separado. Y son los contenidos del reino material los que vamos a abordar en esta presentación. El conocimiento de nuestra realidad forma parte de nuestro propio proceso evolutivo. Como seres humanos que buscamos la perfección, el estudio de la realidad física es una magnífica oportunidad para incrementar el desarrollo y bienestar de la humanidad, y de esta manera colaborar en el proceso de establecimiento en luz y vida de nuestro propio planeta.
Aunque a primera vista parezca que la visión científica es muy compleja (y lo es), la visión de El Libro de Urantia es extraordinariamente más compleja que lo que nos transmite el conocimiento científico en este momento. Esta complejidad adicional que aporta la revelación nos sitúa en un escenario de estudio casi infinito, y en estos momentos los seres humanos apenas nos estamos asomando a la realidad y estamos empezando a comprender parcialmente algunos de sus aspectos. Por ello, comenzaremos con lo que la ciencia acepta en su gran mayoría actualmente, pero sin perder de vista que no son opiniones unánimes ni definitivas.
La ciencia actual admite que la realidad material (energético-material) a nivel microscópico está formada por un escenario cósmico (el espacio) que es tridimensional a efectos macroscópicos al menos, pero posiblemente dotado de dimensiones adicionales de dimensiones muy reducidas o con características especiales, de manera que estas dimensiones adicionales sólo serían apreciables a escala muy pequeña, a escala de las partículas elementales.
En este escenario el tiempo fluye, de manera que hay una secuencia de acontecimientos causales marcados con un comienzo y destinados hacia un fin, es decir, existe una dirección o flecha del tiempo que nos impele del pasado hacia el futuro y no a la inversa.
La teoría más aceptada a principios de 2015 es que el universo está formado por unidades energético-materiales, que no deja de ser la evolución del panorama más simple que fue postulado hacia la primera mitad del siglo XX en el que se conocían sólo unas pocas de las partículas materiales: electrón, protón, neutrón, neutrino… Así hemos llegado a nuestros días, en los que los físicos teóricos pueden recomponer el universo observable con solo unas pocas partículas elementales (es decir, de las que no se tiene evidencia de que estén formadas por otras) con sus correspondientes antipartículas.
Esta es la situación que describe el «Modelo Estándar». Es el modelo más aceptado, aunque no es el único, y la realidad que conocemos este modelo la reconstruye con 4 partículas elementales y 4 fuerzas fundamentales. Aunque la propia teoría predice alguna partícula más que se han encontrado experimentalmente. Lo vemos en el siguiente cuadro:
La situación es tal que tenemos un entramado espaciotemporal y tenemos unas partículas. Con este conjunto de partículas y sus posibles combinaciones, se pueden construir el resto de las partículas que se conocen en el universo. El electrón sería una partícula elemental, pero el protón o el neutrón (los otros constituyentes del átomo) estarían formados por una combinación de 3 quarks.
Ahora que ya conocemos los constituyentes íntimos de la materia, ¿ya hemos terminado? Evidentemente no, hay más cosas que tenemos que considerar.
¿Cómo se relacionan las diferentes partículas? ¿Qué tipo de información se intercambian? Los físicos dicen que actualmente todas las interacciones que conocemos en la naturaleza se pueden explicar teniendo en cuenta 4 fuerzas fundamentales. Dicho de otra manera: las partículas y el espacio que las rodea están sometidos a actividades entre ellos, de manera que cualquier actividad entre partículas se puede explicar con la existencia de 4 tipos de fuerzas diferentes.
En esta imagen, podemos ver los esquemas de esas 4 fuerzas y sobre qué actúan, así como el alcancen que tienen y su intensidad relativa. Dos de ellas tienen un alcance infinito, y las otras dos están confinadas, sólo actúan a distancias muy pequeñas. También podemos observar que las intensidades son muy dispares (el Sol tiene una masa de 1030kg). En la última columna vemos la partícula relacionada con cada una de las fuerzas mencionadas.
Tenemos que añadir a este cóctel que el espacio aparece impregnado por campos, porque allí donde hay una masa se genera un campo gravitatorio, donde hay una carga eléctrica se genera un campo electromagnético, y parece ser que hay otro campo que permea todo el espacio que sería el campo de Higgs, de manera que la interacción de las diferentes partículas con él es lo que determinaría la masa de esas partículas. Este campo interacciona con la materia intercambiando una partícula también: el famoso Bosón de Higgs. Que parece que podría haberse encontrado. Así, lo añadimos a los ladrillos que componen el conocimiento de nuestra realidad. Aún faltaría introducir en este esquema una partícula propuesta pero aún no encontrada que sería el gravitón. Se especula y se conoce al menos alguna de las características que debería mostrar, pero aún no se tienen evidencias físicas de su existencia.
Es bastante posible que lo que llamamos materia-energía no sea más que la punta del iceberg. Es decir, todo ello no representaría más del 4% de lo que existe en el universo. Un 22% correspondería a una materia que suponemos que debe de existir para que la materia que podemos observar se comporte como lo hace (y se ha llamado materia oscura), y además hay un 74% de lo que se denomina energía oscura (tampoco se sabe lo que es) pero que debería de existir si queremos explicar por qué el espacio se está expandiendo de manera acelerada hoy en día. Luego estamos en una situación en la que conocemos muy poco de lo que existe, y de lo poco que conocemos tampoco lo sabemos todo… aún así, no perdamos de vista que la tecnología nos ha hecho reinventarnos como especie comunicadora.
Una vez conocido «de qué está hecho lo que conocemos», nos podríamos preguntar si esto que conocemos ha sido así siempre. ¿Cómo se formó la materia?
La situación actual, en la que se constata que estamos en un universo en expansión, pone en marcha un estudio hacia atrás en el tiempo, un estudio que implica una inevitable contracción del propio espacio. La ciencia lanza hipótesis contemplando diferentes escenarios, como podrían ser una contracción/expansión cíclica o bien una contracción hasta un tiempo o momento «0». Cada escenario genera una serie de consecuencias que hoy deberían de ser observables, y la mayoría de los datos observados apuntan y son coherentes con una contracción hasta un momento «0». Es la teoría del Big Bang.
Ahora, podríamos recrear la manera bajo el punto de vista científico en el que se forma la materia a partir de la energía. Esta teoría del Big Bang es coherente con el escenario siguiente: hubo un momento «0», momento en el que todo lo que existe (espacio-tiempo incluidos) estaba contenido en un volumen minúsculo. Por consiguiente, la presión y la temperatura existentes eran realmente inimaginables. A partir de ese momento, y en un intervalo infinitesimal de tiempo, el universo se expandió y se crearon las partículas elementales, las fuerzas que se ejercen sobre ellas y las propiedades del universo.
La situación actual es tal que el modelo estándar del que hemos hablado da cuenta de una manera muy satisfactoria de todas las partículas y las interacciones entre ellas, combinando la mecánica cuántica con la teoría de la relatividad especial (la que elimina la posibilidad de establecer un espacio y un tiempo absoluto en el universo). Sin embargo, este modelo no explica por qué el mundo subatómico es como es, por qué por ejemplo la masa del electrón es mucho menor que la del Bosón de Higgs, O por qué hay 3 clases de leptones y no dos ó 15 .
Con el fin de tratar de dar cuenta de estos porqués, se trabaja en modelos teóricos que expliquen por qué el modelo estándar es como es y que nos permitan entender a nivel más profundo la realidad física. El problema actual es que todos los modelos que tratan de abordar esta nueva física necesitan postular nuevas partículas, que podrían tener masas enormes y por ello aún no se han revelado en los aceleradores. La existencia de esas nuevas partículas implica que deberían interactuar con las existentes de alguna manera, y estas nuevas interacciones solo quedarían explicadas si podemos recurrir a la «supersimetría» (SUSY), una idea básica desarrollada por los físicos teóricos en los años 70 que no se corresponde con ninguna teoría en concreto, sino como un marco general en el que formular los modelos del universo.
Si finalmente la supersimetría no se establece, habrá que buscar alternativas de momento mucho más especulativas que la misma supersimetría, pero cualquiera de ellas implicaría maneras de pensar en física y en cosmología radicalmente diferentes.
Ya hay puntos de vista alternativos como candidatos:
Se espera que, en los próximos años, los aceleradores de partículas orienten a los físicos teóricos sobre qué escenarios ha elegido la realidad para componerse.
La visión de la realidad desde la perspectiva de El Libro de Urantia es mucho más compleja y presenta escenarios que interactúan entre ellos y están más allá de la comprensión científica actual. No entraremos en el estudio de los diferentes niveles de realidad y sus relaciones, sino que nos conformaremos con el inmediato nivel físico material de las creaciones del tiempo y del espacio.
En cuanto al tiempo y al espacio, El Libro de Urantia los define de una manera muy cercana a nuestra forma de pensar: «…el tiempo es una sucesión de instantes, mientras que el espacio es un sistema de puntos asociados…» LU 118:3.1. Las cosas están en el espacio y el espacio está contenido en las cosas LU 118:3.6. De manera que todas las formas de la realidad ocupan espacio en los niveles materiales, pero las formas espirituales ni lo ocupan ni lo desplazan ni lo contienen.
Sin embargo, introduce la idea de que hay un supertiempo y un espacio transcendido LU 0:7.1; LU 118:2.4; LU 0:9.2; LU 0:2.17, de los que la ciencia no tiene constancia, salvo que pudieran resultar a tener en cuenta como una posible evolución y aceptación experimental de modelos teóricos como la teoría de cuerdas, que pasaría por asumir que el espacio y el tiempo no tienen 4 dimensiones sino 10 ó 11 , aunque estas teorías postulan que estas dimensiones adicionales estarían enrolladas sobre sí mismas y no tendrían relevancia en el mundo macroscópico sino sólo en el microscópico.
El Libro de Urantia establece que existen 7 dimensiones en el universo en el nivel morontial de la existencia. LU 130:7.7. La creación física en su conjunto no es infinita: en un momento dado está limitada, aunque nos parezca sin confines. LU 12:0.2. El espacio debe de existir desde siempre, puesto que Havona está en el espacio.
El espacio rodea, envuelve el universo maestro, luego parece haber espacio sin contenido material LU 12:1.16. De una manera análoga a antes de la aparición en el escenario físico, antes de los 7 superuniversos, posiblemente solo existía Havona y una porción de espacio vacío de materia.
Del Paraíso surge energía para abastecer y cubrir todas las necesidades de los mundos del espacio- tiempo y de Havona. Los diferentes seres pueden manipularla para hacerla útil y práctica en cada uno de los niveles de la realidad. Todo lo que temporalmente no se ha dedicado a construir la realidad retorna al Paraíso, de donde vuelve a surgir renovada para poder volver a ser útil, aparentemente en ciclos eternos.
Mi impresión general es que lo que nuestra ciencia denomina materia-energía forma parte de una fracción de las 21 fases de la energía que manipulan habitualmente los Directores del Poder Universal y sus asociados.
Las creaciones del tiempo y del espacio, que se ubican dentro del nivel finito de realidad, coexisten de alguna manera con los niveles absonito y absoluto. Podría ser que estos dos niveles de realidad sean puramente espirituales y no dispongan de espacio-tiempo para sus actividades. Sin embargo, esta posibilidad es algo que cuesta de admitir, y más teniendo en cuenta que hasta el Paraíso es material (LU 11:0.1).
Pero el nivel morontial sí que está en nuestro marco espaciotemporal y también dispone de la materia y energía que nosotros podemos aprovechar, así como posiblemente otras fases de energía y materia diferente de la que nosotros aún no sabemos nada a nivel científico, entre otras cosas porque parece estar limitada a los mundos arquitectónicos. LU 48:1.3
El Libro de Urantia postula que existe una carga espacial de energía. El espacio está impregnado de esta carga homogénea de energía que no está diferenciada, es esencialmente la misma en todo el universo. Esta energía evoluciona por la actividad de los seres que la hacen transmutarse, como las distintas órdenes de los Organizadores de la Fuerza y, cuando ya se ha transformado en Gravita, reacciona a la presencia y actividades de los Directores del Poder Universal. La energía se ha organizado, se ha concentrado en distintas masas de dimensiones y pesos establecidos. Es decir, reacciona a la gravedad lineal de una manera precisa.
La creación de cada universo establece una nueva carga de materia que influye y es influida por la gravedad circundante. Por ello se necesita un reajuste constante y continuado hasta que el universo se establece. LU 3:4.2 La creación y organización de un universo están siempre controlados por los Creadores. Siempre se desarrolla acorde a las leyes gravitatorias de la fuerza de la energía y de la materia LU 15:4.1
Los propios reveladores comprenden perfectamente la evolución y las transmutaciones que se dan desde la etapa ultimatónica en adelante, pero no de la fuerza que es la ascendencia cósmica de los ultimatones. LU 15:4.1 La materia física hace su aparición como preludio a la inauguración de un universo, y es debida a las manipulaciones de los directores del poder y de sus asociados, sobre una energía que es sensible a la gravedad después de haber sido transmutada por los organizadores paradisíacos de la fuerza, que han transmutado la potencia espacial en fuerza primordial LU 15:4.2
Los organizadores paradisíacos de la fuerza originan la nebulosas, iniciando a su alrededor enormes ciclones de fuerza que acaban desencadenando la aparición de las unidades ultimatónicas de la materia universal.
La aparición de la masa, se da como reacciones a los organizadores paradisíacos de la fuerza, una pequeña porción aparece por los Directores del Poder Universal (como la construcción de las esferas arquitectónicas), y una cantidad variable se forma en el espacio abierto. LU 15:5.1
A pesar de todas las transformaciones que ocurren, a pesar de que las nebulosas se dispersen los soles se consuman y los planetas puedan perecer, los universos no se agotan. LU 15:8.10
Los Hijos Creadores materializan la materia visible a partir de la energía preexistente (reactiva a la gravedad lineal) que ha sido preparada previamente por los Directores del Poder. Hasta que no ha habido una suficiente materialización de masa que permita a los circuitos y los sistemas mantenerse en equilibrio gravitatorio mutuo, los Hijos Creadores no pueden abandonar la esfera capital de su universo local. LU 32:2.5
Hay un trasiego constante entre materia y energía, y así se mantiene el equilibrio universal entre ambas. La gravedad tiende a convertir la energía en materia. La materia organizada tiende a desintegrarse bajo ciertas condiciones que se dan en estrellas muy calientes y en las proximidades de los cuerpos fríos de materia condensada muy cargados de energía (¿agujeros negros?) De las colisiones entre gigantes muertos del espacio, hay una transformación de materia en energía LU 15:8.5
Los dos fenómenos se observan y se deja que actúen para mantener el equilibrio necesario, pero los Directores del Poder tienen la capacidad de condensar y detener o de dilatar y liberar cantidades variables de energía LU 15:8.4 A pesar de su conocimiento, cuanto más se alejan sus observaciones del Paraíso hacia el espacio exterior, más difícil les resulta realizar los cálculos y predecir resultados y comportamientos, que los reveladores atribuyen a las actividades y presencias de los Absolutos y de las Deidades experienciales.
El Libro de Urantia aboga por la naturaleza corpuscular de la luz, y la observación como fenómeno ondulatorio no es debida a su naturaleza en sí misma sino a la interacción de esas partículas con las acciones de otras energías que impregnan todo el espacio. Aunque a efectos prácticos indican que esto es lo que sucede. LU 41:5.7
Los átomos y los electrones están sometidos a la gravedad. Los ultimatones no están sometidos a la gravedad local, a la interacción de la atracción material, pero obedecen plenamente a la gravedad absoluta o gravedad del Paraiso, a la dirección, al recorrido del círculo universal y eterno del universo de universos. La energía ultimatónica no obedece a la atracción gravitatoria lineal o directa de las masas materiales cercanas o lejanas, pero siempre gira fielmente en el circuito de la gran elipse de la extensa creación. LU 41:9.2
La luz, el calor, la electricidad, el magnetismo, la química, la energía y la materia son en su origen, su naturaleza y su destino - una sola y misma cosa, junto con otras realidades materiales aún no descubiertas en Urantia. LU 42:4.1
¿La revelación y la ciencia han de ser rivales? ¿No pueden crecer juntas? ¿Hemos de elegir creer en una o en la otra?
El aumento de científicos creyentes no hará otra ciencia, pero sí avanzarán en nuevas perspectivas si se atreven a considerar el universo no como un accidente sino como un escenario lleno de intención y de sabiduría.