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Dios sí, Dios no | Luz y Vida — Núm. 38 — Diciembre 2014 — Índice | Cuestionario urantiano: Eduardo Altuzarra |
La luz, el calor, la electricidad, el magnetismo, la química, la energía y la materia son — en su origen, su naturaleza y su destino - una sola y misma cosa, junto con otras realidades materiales aún no descubiertas en Urantia. LU 42:4.1
También hay una gran convergencia en cuanto a que el universo material que podemos observar tuvo ciertamente un comienzo en el tiempo. Aunque bien es cierto que las consideraciones del momento en que esto ocurrió distan bastante de converger, y en este artículo no entraremos en ello.
La comunidad científica actual tiende a considerar como bastante preciso el instante «cero», el momento en que todo comenzó, como un suceso acaecido hace unos 13.700 millones de años. No toda la comunidad científica da por cierto el fenómeno del Big Bang y lo que ello conlleva, pero también hemos de ser justos y decir que se han encontrado más pruebas experimentales que avalan esta teoría.
Las teorías alternativas hoy por hoy tienen más dificultades en cuanto a describir la realidad observada. También es cierto que, en la actualidad, la teoría del Big Bang no da explicación a todo lo observado.
Quiero insistir en la idea de que el Big Bang es un modelo físico-matemático que trata de explicar la aparición y la evolución posterior del universo físico que conocemos, y tiene que ser coherente con las observaciones que estén a nuestro alcance, por lo que es comprensible que no se considere ni finalizado ni definitivo. Aunque repito, a pesar de todo se trata del modelo que más encaja con las observaciones.
El matiz que quiero destacar en esta ocasión no es el momento en el que todo comienza sino el cómo y cuándo aparecen en el escenario de la realidad objetiva la energía-materia.
Para la ciencia, este momento «cero» es el instante en el que apareció toda la materia y energía que existe actualmente en el universo. Igualmente se especula que es el momento en el que comienza la existencia del mismo espacio (el «contenedor» de todo lo que existe), y también comienza la existencia del «tiempo» como realidad física.
Después de este instante inicial, todo lo que acontece en el cosmos no es sino un enorme baile de primero sólo energía y luego materia y energía, donde se produce además una infinidad de transacciones que alternativa y parcialmente transmutan la una en la otra.
Materia y energía evolucionan de diversa manera hasta que, en nuestros días, configuran el cosmos tal y como lo conocemos y observamos.
Desde el punto de vista de El Libro de Urantia, esto parece no ser así. Hay un matiz muy interesante que tener en cuenta.
De una cuidadosa lectura a LU 29:5.5-7, podemos encontrar la descripción del proceso siguiente:
Una de las tareas que llevan a cabo los Organizadores de la Fuerza Maestros es transmutar, transformar la «fuerza primordial» (de la que nos dicen que no es sensible a la gravedad del Paraíso, puesto que aún forma parte del dominio del Absoluto Incalificado) en «energía poderosa o primaria» que ya está sometida a la atracción de la gravedad del Paraíso. Es decir, hay una transición de algo que está en estado potencial y se convierte en algo actual o «real»; también nos revelan que esta fase, esta etapa de la energía que ha dejado de ser potencial, aún no es reactiva a la gravedad local o lineal, recordemos que esta gravedad lineal es la que nosotros, nuestra ciencia, conoce y mide como «gravedad». Por lo que para nosotros aún es posiblemente indetectable físicamente.
Una vez realizada esta transmutación, entran inmediatamente en acción los «organizadores de la fuerza asociados» y la transforman ahora en «energía de la etapa secundaria» o energía-gravedad.
Es a partir de esta última transformación cuando esta materia-energía se hace sensible a la gravedad lineal, lo que la haría susceptible a nuestros instrumentos de medida y observación, por lo que es ahora cuando interpreto que son equivalentes a la materia-energía que conoce nuestra ciencia.
Lo que resulta realmente divergente del concepto actual de la ciencia es que el fenómeno de la aparición de la materia-energía observable para nosotros no se da (no se dio) en un momento dado, en el denominado momento «cero», en el que todo apareció, sino que es algo que se ha venido dando en el tiempo, la aparición (la materialización de la energía —y la materia como algo más denso que la energía—) es un fenómeno que a la luz de la revelación posiblemente no haya concluido aún, puesto que forma parte de la preparación del escenario físico del universo local de cada Miguel. Este proceso se ha dado paulatinamente en el tiempo y posiblemente no está finalizado.
Esta situación presentaría un renovado planteamiento en las consideraciones cosmológicas. Tengamos en cuenta que uno de los intereses de la comunidad científica es establecer cuál va a ser el rumbo que siga nuestro universo, y este rumbo depende en gran medida de la cantidad de materia-energía que exista contenida en él; se han hecho muchos esfuerzos para tratar de estimarla, puesto que en función de su valor podrán establecer el futuro físico del cosmos: o bien una expansión indefinida si no hay suficiente materia, o bien una contracción posterior si la cantidad de materia sobrepasa cierto valor.
Pero la ciencia actual no contempla, entre otras cosas, el hecho revelado de que la aparición de materia-energía es un proceso no concluido. Por lo que las especulaciones sobre el destino del universo desde un punto de vista científico, que aún no son definitivas, tendrían que revisarse.
El principal problema podría estar en la necesidad de la ciencia de encontrar pruebas de que este proceso de creación de materia-energía no es algo del pasado remoto.
Dios sí, Dios no | Luz y Vida — Núm. 38 — Diciembre 2014 — Índice | Cuestionario urantiano: Eduardo Altuzarra |