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La Escuela de El Libro de Urantia en Internet | Luz y Vida — Núm. 42 — Diciembre 2015 — Índice | Cuestionario urantiano: Santiago Rodríguez |
Hasta ahora, los temas tratados en esta sección tenían que ver con hechos que presentaban convergencias o divergencias entre lo aceptado por una mayoría de especialistas sobre el conocimiento actual y esos mismos hechos descritos por el propio libro de Urantia.
Sabemos que no solo de hechos está conformada nuestra realidad; también ha de tener cabida tanto los significados como los valores, siendo estos al menos tan importantes que los propios hechos (si no más).
De alguna manera, tanto los significados como los valores se están poniendo a prueba estos últimos tiempos de una manera tormentosa. Distintos grupos sociales, distintos valores. Muchas de las desigualdades que existen se encontraban confinadas o circunscritas geográficamente, por lo que tenerlas en consideración era un buen ejercicio de autoconsciencia. Además, las divergencias relativas existentes entre zonas geográficas separadas hacían que las más lejanas pasaran casi inadvertidas, tanto para el individuo como para el grupo de otra zona distante.
En el siglo actual, hemos progresado mucho en la globalización y la convivencia entre culturas, la comunicación es más rápida y llega a más sitios. La convivencia entre individuos físicamente próximos de culturas diferentes hace más exigente y requiere de más flexibilidad del concepto de hermandad.
La facilidad en los movimientos de las personas y la existencia de las redes sociales hacen posible que las ideas e ideales viajen y se entremezclen con pocas trabas en cualquier parte del mundo.
Somos testigos de cómo ciertos grupos sociales con creciente poder económico parecen tratan de imponer unas «formas de convivencia» que muchos consideramos inaceptables, tanto por lo que son como por lo que representan. Son propias de situaciones muy antiguas en el proceso evolutivo de la civilización planetaria y deberían de estar ampliamente superadas.
Esto trae hasta la puerta de nuestra casa, de manera incuestionable, no solo que las desigualdades materiales, las desigualdades sociales y las diferencias evolutivas tanto personales como de grupo existan, sino que además estén muy acusadas a nivel planetario. Valores anacrónicos superados por muchos conviven puerta con puerta con valores más elevados.
La diferencia evolutiva entre individuos y entre grupos manifestada a través de las actitudes, de las acciones y de los ideales de los individuos, es patente, es muy grande y se encuentra por doquier.
Expresada la situación actual, tremendamente divergente en lo social y en lo cultural, quiero ahora llamar la atención sobre algunos aspectos desgranados de la lectura de El Libro de Urantia.
El primero de ellos es recordar que nuestro personal recorrido por Urantia nos permitirá llevarnos una sola cosa, y es la consecuencia que sobre nuestro carácter tenga la experiencia de haber utilizado los circuitos mentales y espirituales que están a nuestra disposición durante todo el recorrido por el gran universo LU 117:5.13, y ese recorrido ya lo hemos comenzado aquí en Urantia.
Para el hombre mortal, existir equivale a crecer LU 117:2.2. Si no hay crecimiento, hay muerte. Y hablamos de un crecimiento experiencial, es decir, sucesivos cambios de estado motivados por las decisiones llevadas a la acción, puesto que por «experiencia» debemos entender la acción que voluntariamente realizamos tras tomar una decisión. LU 117:5.13
Estamos llamados al servicio, al trabajo desinteresado por el bienestar de los propios compañeros terrenales, en particular por los seres dignos que están necesitados y en apuros.
Tenemos un reto, un mandato como individuos, y sabemos que la manifestación de la grandeza en un mundo como Urantia es la demostración del control de sí mismo. LU 28:6.20. Además, somos conscientes de que la cultura planetaria se elevará si se eleva la calidad de la mente. LU 50:6.4. Y hemos de estar muy atentos a los ideales, puesto que los ideales de una generación labran los canales del destino para la posteridad inmediata. LU 81:6.26
Al principio, la vida era una lucha por la existencia; hoy es una lucha por el nivel de vida, y en el futuro lo será por la calidad del pensamiento, la próxima meta terrestre de la existencia humana. LU 81:6.28
Como los valores no han de ser estáticos, hemos de promover aquellos cambios que conlleven crecimiento. Los significados se han de expandir y los valores se han de exaltar. LU 100:3.5
La imaginación creativa ha de producir resultados valiosos y esto será así si el escenario sobre el que actúa esa imaginación no está ocupado por prejuicios, odio, miedos, resentimientos, venganza y fanatismos. LU 111:4.9
Una vida humana dominada por el espíritu se manifiesta en el incremento en cantidad y calidad de los frutos del espíritu (381.7) 34:6.13, que modelan el carácter de la personalidad y logran un autocontrol agradable y ennoblecedor. LU 143:2.8.
Los frutos del espíritu, el servicio sincero y amoroso, son la palanca social que eleva a las razas que están en las tinieblas. LU 178:1.6. Los venenos mentales: miedo, cólera, envidia, celos, desconfianza, intolerancia, dificultan el progreso espiritual del alma evolutiva LU 110:1.5
Conocida nuestra realidad, y si en este mundo de grandes divergencias queremos converger hacia un crecimiento espiritual adecuado como individuos y como grupo, no nos queda más remedio que no solo tomar conciencia y decidir, sino que también hemos de hacer; hemos de hacer frente a las tremendas divergencias de desigualdad social y de valores y principios de los diferentes grupos sociales, grupos de extraordinaria violencia unos con el propio género humano, otros con el medio ambiente.
¿Cómo podemos armonizar el mandato divino de perfeccionamiento como individuos y como grupo, que nos impele a tratar de eliminar los venenos del espíritu y a progresar en sus frutos? ¿Cómo podemos converger en esa elevación de calidad mental en el mundo ante el hambre desesperante, la guerra y la miseria y ante los atroces atentados terroristas sobre seres humanos? ¿Qué hemos de pensar de ellos, de sentir por ellos, de pensar y sentir frente a sus actividades y actitudes? ¿Qué hemos de hacer como conocedores de la realidad urantiana?
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