© 2019 Simon Orsini
© 2019 Association Francophone des Lecteurs du Livre d'Urantia
A los niños sólo les impresiona de manera permanente la lealtad de sus compañeros adultos; los preceptos, e incluso el ejemplo, no les influye de manera duradera. Las personas leales son personas que crecen, y el crecimiento es una realidad que impresiona e inspira. Vivid lealmente hoy —creced— y mañana será otro día. La manera más rápida que tiene un renacuajo de convertirse en una rana consiste en vivir lealmente cada instante como un renacuajo. (LU 100:1.4)
El Libro de Urantia nos da con este ejemplo, la manera de vivir la vida en una experiencia personal, que debe crecer, en proporción a la creciente búsqueda de valores finales.
En algún momento de nuestras vidas tomamos conciencia de nosotros mismos. Luego buscamos comprender por qué estamos en la tierra y cuál es nuestro destino.
Lo que somos se puede descubrir en el tejido matemático escondido en el universo.
Si el pensamiento no evolucionara dentro de un marco universal, sólo podríamos desarrollar nuestras ideas y nuestras investigaciones dentro de un marco restringido.
En los seres humanos, la previsión siempre precede a la predicción.
Si un individuo no está abierto a una visión global, su clarividencia se reduce en consecuencia.
En nuestro diccionario la definición de la palabra personalidad no tiene el mismo significado que en el Libro de Urantia.
En la tierra, la personalidad es el conjunto de conductas, aptitudes, motivaciones cuya unidad permanente constituye la individualidad.
En el Libro de Urantia la personalidad es un regalo del Padre Universal. Aunque carece de identidad, puede unificar todo el sistema energético del ser humano.
Es único en el tiempo, en el espacio, en la Eternidad.
No puede haber copia de la personalidad. Ella es una súper yo. Permite al hombre coordinar sus ideas en su pensamiento dentro de un marco universal.
En la madurez del yo en desarrollo, el pasado y el futuro se reúnen para iluminar el verdadero significado del presente. A medida que el yo madura, se aleja cada vez más en el pasado en busca de experiencia, mientras que sus previsiones de sabiduría tratan de penetrar cada vez más profundamente en el futuro desconocido. Y a medida que el yo que concibe extiende su alcance cada vez más lejos tanto en el pasado como en el futuro, su juicio depende cada vez menos del presente pasajero. Las acciones y decisiones empiezan de esta manera a liberarse de las trabas del presente en movimiento, mientras que se comienza a aceptar los aspectos de importancia pasado-futura. (LU 118:1.5)
El pensamiento está enteramente sujeto a la voluntad, pero puede correr peligro cuando no se respetan las reglas, los valores.
Es la voluntad la que elige, la que decide, qué es bueno o malo, qué es positivo o negativo.
Muchas veces nos hacemos esta pregunta, ¿por qué sufrimos en determinados momentos?
Jesús nos da la siguiente respuesta: “El reino de mi Padre es el reino del espíritu”.
Debemos separar mentalmente las realidades espirituales de los problemas materiales, sociales, económicos de nuestro tiempo, y comprender que la libertad y el libre albedrío tienen consecuencias en un marco evolutivo.
El triunfo de la muerte en la cruz se resume en el comportamiento de Jesús hacia sus atacantes.
Hizo de la cruz un símbolo eterno de la victoria del amor sobre el odio, de la verdad sobre el mal, diciendo: “Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen”.
También dice “Yo soy el camino vivo”. Jesús es de hecho el camino viviente que lleva a los creyentes desde el nivel material de la autoconciencia al nivel espiritual de la conciencia de Dios.
El hombre crece conscientemente, mediante la fuerza y la persistencia de sus propias decisiones.
¿Cómo podemos concebir o valorar el tiempo de espera para incorporarnos al mundo de las casas? Para Jesús fueron tres días. Personalmente, el día de mi llegada me gustaría encontrarme con mi familia y mis amigos para no desorientarme demasiado y poder intercambiar mis impresiones con ellos.
Al observar las incesantes luchas de las criaturas por alcanzar la perfección, pienso que sus interminables esfuerzos denotan el espíritu de voluntad que las anima y las conduce a la plenitud espiritual. Si proclamamos las verdades del espíritu, el espíritu testificará en nuestros corazones que nuestro mensaje es auténtico. Si recibimos a Dios como Padre, entonces en verdad seremos parte de su universo, obtendremos la vida eterna.
Simón Orsini